Título: Magician in the
moonlight
Autora: Riz Aino
Pareja:
MarkMin (Mark + JaeMin) (NCT)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, detective conan, romance, drama, fluff
Número de palabras:
1.140 palabras
Resumen:
la gema conocida como “el beso del hada” ha sido puesta como cebo para poder
atrapar al ladrón más famoso de los últimos tiempos y Mark es su guardián.
Aclaraciones:
esta historia está medio inspirada en un caso del manga Detective Conan, en
concreto en el arco de los capítulos 1.018–1021. No es exactamente igual, no
obstante.
Notas: historia
escrita para el cumpleaños de Cristina, que yo sé que a ella NCT ni le va ni le
viene, pero como Detective Conan sí
que le encanta y Mark y JaeMin hicieron los honores de disfrazarse como Kaito Kid y Conan, yo me tomé la licencia de escribir esto.
Comentario de autora:
revisé el manga de arriba abajo y me leí absolutamente todos los arcos en los
que aparecía Kaito Kid en Detective Conan para buscar algún caso
en el que basarme y ninguno me venía bien y lloré mucho, pero al final me
decidí por el más reciente. Espero que te guste.
Magician
in
the
moonlight
—El beso del hada es una joya completamente
increíble, ¿no crees?
MinHyung dejó de observar la piedra preciosa
que se encontraba en un pedestal, dentro de un bloque de hielo que medía en
torno a dos metros y en el centro de una pequeña habitación creada con varias
placas de cristal y climatizada para que el hielo del interior que guardaba la
joya no se derritiera, y observó al hombre que le había hecho aquel comentario.
Lee SooMan, un coleccionista de obras de arte, joyas y cualquier cosa que
pudiera exponer en el museo de su fundación había adquirido aquella pieza por
una gran suma de dinero y estaba decidido a cazar al ladrón llamado Kaito Kid
usándola como cebo para ello —tal y como ya había hecho en algunas otras
ocasiones anteriormente, fallando de forma estrepitosa y perdiendo sus
adquisiciones—. Para que finalmente no perdiera la gran inversión que había
hecho en aquella última piedra preciosa en la que se había dejado una
barbaridad de dinero, estaba MinHyung allí.
—Es una joya —murmuró el chico—. Su
propósito es ser preciosa.
Dejando al hombre con la
contestación en la boca, MinHyung se alejó de aquel lugar y observó la sala del
museo en la que había ordenado colocar aquel dispositivo para atrapar al ladrón
y apuntó en su mente todas las entradas y salidas que había en aquel lugar y
por las que Kaito Kid podría entrar y salir sin ser visto… aunque lo más
probable era que el ladrón ya se encontrara en aquel lugar, disfrazado de
alguno de las personas que se encontraban en el lugar, tanto los guardias de
seguridad que Lee SooMan había contratado como entre las personas de confianza
que habían ido hasta allí para contemplar la escena que estaba próxima a
producirse, aquel era el estilo de aquel ladrón. MinHyung observó a las
personas que se encontraban allí y no pudo evitar sonreír momentos después al
reconocerlo entre los guardias de seguridad, a JaeMin… al ladrón de la luz de
la luna.
Si Lee SooMan supiera que ellos dos
se conocían, supiera la estrecha relación que ambos mantenían, dejaría de
contratar al detective adolescente Lee MinHyung para tratar de atrapar a aquel
ladrón… pero por la reputación de ambos, era mejor que aquello no se supiera.
JaeMin le dedicó una sonrisa
encantadora al darse cuenta de la mirada de MinHyung y después le guiño un ojo,
indicándole de aquella forma que iba a pasar a la acción en un segundo. El
detective le dedicó un pequeño asentimiento de cabeza y después dio varios
pasos atrás, alejándose de la ruta que el otro chico iba a utilizar como vía de
entrada y escape para coger aquella joya que le había sido arrebatada a una
familia que la había pasado de generación y generación como una reliquia de sus
ancestros que atraía a la buena suerte. MinHyung había estado al tanto de
aquello y había decidido ayudar solo por aquella vez al robo, porque había
hecho un trato con JaeMin y éste devolvería la piedra preciosa a la familia a
la que le había sido arrebatada.
Apenas había terminado de dar el par
de pasos cuando las luces repentinamente se apagaron y se desató el caos en el
lugar, un caos provocado por las voces del señor Lee SooMan y de los guardias
de seguridad creando un perímetro para que el ladrón no se escapara de aquella
habitación con la joya. El apagón no duró más de un minuto y cuando la luz
volvió al lugar, el bloque de hielo se hallaba intacto y la joya había
desaparecido, al igual que Kaito Kid. El comprador de la joya montó en cólera y
ordenó a todos los guardias que fueran en busca del ladrón antes de que saliera
del museo, yéndose justo detrás de ellos para tratar él mismo de encontrarlo.
MinHyung no pudo evitar sonreír
porque el ladrón no había salido siquiera de la sala, seguía allí mismo, a la
vista de todos, pero a la vez oculto, dentro de la pequeña capa de aire frío
condensado al fondo de la habitación en la que la piedra preciosa estaba,
tapado por la densidad de aquella capa y usando su traje blanco como camuflaje
en el suelo de baldosas blancas. Si tan solo los demás se hubieran entretenido
un poco más en observar el lugar que guardaba la joya, se habrían dado cuenta
de su presencia allí, pero no se habían parado a ello, solo se habían
preocupado de que la joya no se encontraba en el lugar y, a simple vista, Kaito
Kid tampoco.
El detective adolescente se adentró
en la cámara lentamente, observando a su alrededor para que no hubiera nadie
allí que pudiera verlo hablando con el ladrón. No obstante, cuando llegó hasta
él y quiso comenzar a hablar con JaeMin, una mano repentinamente lo agarró de
la ropa y tiró de él hacia abajo, haciendo que cayera sobre el pecho del
ladrón, quien le dedicó una de aquellas encantadoras sonrisas que MinHyung
adoraba antes de darle un corto beso en los labios.
—Voy a entregarla a la familia a la
que pertenece —murmuró JaeMin, todavía contra sus labios—. Entretenlos hasta
que salga de aquí.
—Lo haré —susurró MinHyung,
devolviendo el beso.
MinHyung se levantó del suelo y dejó
que el ladrón se escabullera del lugar sabiendo que más tarde se encontrarían y
comenzó a hacer el paripé con aquel que lo había contratado, tratando de
llevarlos por pistas falsas para hacer tiempo y que éste pudiera escapar sin
ningún problema del museo, con la joya llamada el beso del hada en sus manos.
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