Título:
The High Priest
Autora:
Riz Aino
Pareja:
MarkRen (Mark + RenJun) (NCT)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, historical
fantasy, romance, drama
Número de palabras:
1.904 palabras
Resumen:
todo es
extraño y diferente para MinHyung desde que RenJun, fue ascendido a Sumo
Sacerdote y él fue asignado a protegerlo.
Aclaraciones: historia inspirada en
la “relación” de Yangcha y Tanya de la serie Arthdal Chronicles, en la que
Yangcha es un asesino que tiene prohibido hablar, pero Tanya, la suma
sacerdotisa, puede oír sus pensamientos.
Notas: escrita para
Keu, que ganó uno de mis juegos de twitter hace milenios, lo siento mucho por
no haberte escrito esto antes.
Comentario de autora:
me enganché muchísimo a la serie y, sobre todo, me maravilló la relación de
estos dos personajes de odio/amor y yo tenía que escribir algo sobre ello
porque es genial. Espero que os guste.
The
High Priest
“¿Qué
está haciendo?”
no pudo evitar pensar MinHyung mientras observaba fijamente al chico que daba
vueltas de un lado a otro de la habitación, resoplando y murmurando cosas en un
tono de voz tan bajo que no llegaba a entender nada.
Todavía
no se acostumbraba a la nueva asignación que le habían hecho, todavía se sentía
un poco fuera de lugar en aquel espacio extraño y la compañía tampoco era
especialmente alentadora, un muchacho que tampoco se acostumbraba a aquel nuevo
lugar, alejado de todos y todo lo que había conocido nunca y rodeado de
extraños que deseaban su muerte —incluidos entre
ellos la persona que le había ordenado estar lo más cerca posible de él—. No
obstante, MinHyung había pensado que el joven trataría de adaptarse a la nueva
situación de otra forma, no arreglando la nueva habitación que se le había
asignado, que hacía las veces de oficina del Sumo Sacerdote y su propio
dormitorio, más allá del par de biombos que se encontraban separando ambas
estancias, la personal y la pública.
Era un chico interesante. MinHyung ya había
pensado eso en alguna que otra ocasión desde que lo había conocido
prácticamente un año atrás, cuando había capturado a su tribu, matado a todos
aquellos que habían tratado de luchar contra él. El chico que ahora se
encontraba ante él, vestido con ropa vaporosa y delicada, su pelo lleno de
flores frescas y recogido, había vivido durante todo aquel tiempo como un
esclavo, lleno de suciedad y de golpes, algunos de los golpes propiciados por
el mismo MinHyung. No se arrepentía de ello, jamás lo haría. Le habían ordenado
que lo hiciera y él jamás había cuestionado o desobedecido una orden; su
primera orden había sido capturar a aquella tribu y la había acatado… su actual
orden era proteger y vigilar al nuevo Sumo Sacerdote hasta que nuevas órdenes
fueran dadas y cumpliría aquello que le habían ordenado.
Echaba de menos el bullicio de sus compañeros,
pero el silencio de aquel templo tampoco le era molesto, de hecho, era
agradable y combinaba a la perfección con el silencio que le había sido
impuesto, aquella prohibición de hablar que él había cumplido a rajatabla
durante todo el tiempo que había estado entrenando para ser el arma de doble
filo que ahora era. La compañía del Sumo Sacerdote era extraña —mucho más
porque el tiempo que habían pasado anteriormente no había sido especialmente
bueno y no debía de traerle buenos recuerdos— pero era más agradable de lo que
MinHyung había pensado que sería en un primer momento.
—Desde que llegué a estas tierras muchos
me dicen que soy extraño —dijo el joven, girándose hacia él, esbozando una
media sonrisa en su rostro—, pocos han dicho que sea agradable, más bien, me
desean muerto.
“¿Puedes oír mis pensamientos?”
no pudo evitar pensar MinHyung tras escuchar al chico responder a lo que había
estado dando vueltas en su mente.
—No todos, es algo que va y viene
—replicó el chico, encogiéndose de hombros y sentándose en uno de los cojines
que se encontraban en una zona del suelo del amplio lugar—. Tampoco escucho a
todas las personas, pero por alguna razón tus pensamientos resuenan bastante… supongo
que es porque no te puedes expresar verbalmente.
“¿Cómo?”
—Ni yo lo sé —respondió el chico—, pero
es agradable saber que tú no quieres matarme… al menos por ahora.
MinHyung estuvo tentado a replicarle al chico que se
encontraba ante él, de apariencia delicada y frágil, pero que había sido más
fuerte y valiente que muchos de los guerreros que había conocido a lo largo de
su vida; no obstante, antes de poder hacerlo, un ruido extraño resonó en el
lugar y todo su cuerpo se puso alerta. Aquella mañana no debían tener visita,
aquella mañana nadie debía de molestarlos en aquel lugar y, si alguien hubiera
ido a avisarlos de alguna noticia nueva, los sonidos de sus pasos resonando en
el pasillo lo habrían alertado mucho antes. Aquello no había sucedido.
—¿Qué pasa? —cuestionó el muchacho.
MinHyung
se colocó el dedo índice sobre la máscara que cubría la mitad inferior de su
rostro, pidiéndole silencio. El joven se tapó la boca con una de sus manos y no
emitió ni un solo sonido después de aquello, haciendo que el silencio se
extendiera en la habitación como lo había estado hasta hacía solo unos
momentos. En aquel silencio absoluto, el oído entrenado de MinHyung escuchó
otro sonido que no debía de estar ahí, algo de metal, un arma, ropa moverse,
pasos resonar en el eco del pasillo excavado en la piedra de aquella montaña
hueca que acogía el gran templo. Alguien estaba fuera, alguien que no tenía muy
buenas intenciones contra la otra persona que se encontraba en aquel lugar
junto a él.
“¿Puedes
escuchar sus pensamientos?” preguntó en su mente, dirigiendo aquella
pregunta hacia el Sumo Sacerdote y girándose hacia él para verlo mover la
cabeza de forma negativa “escóndete” le pidió.
Con
el máximo cuidado y sigilo, el joven se levantó del suelo y comenzó a recorrer
la habitación, para esconderse en algún lugar recóndito y no ser descubierto,
mientras MinHyung sacaba sus armas y se disponía a confrontar la persona que se
encontrara tras la puerta. Su espada de bronce en su mano derecha, su cadena
preparada para atacar desde lejos certeramente a su oponente en su brazo
izquierdo. La puerta se abrió rápidamente en ese momento y, por ella, entraron
dos personas ataviadas con túnicas blancas y capuchas, las hojas de sus espadas
curvas, indicando que se trataban de un clan de asesinos especializados bajo el
mando del clan al que le había sido arrebatado el poder espiritual apenas una
semana atrás.
MinHyung
se movió rápidamente para tratar de detener a ambos, lanzando su cadena negra
contra ellos, moviéndola hábilmente para acertar a sus objetivos, arrebatándole
una espada a uno de sus atacantes y lanzándola después contra una de las
paredes laterales de la estancia, clavándola con fuerza en la piedra. Ambos
asesinos se detuvieron ante él, agachándose levemente en una postura defensiva
mientras MinHyung siseaba tras la máscara que cubría su boca. Su misión en
aquel momento era defender a RenJun y, si era necesario, daría su vida para
completar aquella misión.
Con
aquello en mente, avanzó rápidamente y se lanzó contra sus enemigos, blandiendo
su espada, atacando primero a aquel que se encontraba en su derecha, esquivando
todos y cada uno de sus ataques y usando su arma para encontrar un hueco en la
defensa férrea del asesino. Enfocado en este enemigo, apenas apreció un
movimiento en su visión periférica del otro asesino, pero se percató a tiempo
de que éste pudiera avanzar, lanzando su cadena contra sus pies, enredándola en
estos y haciéndolo caer al suelo, esquivando justo después un ataque de aquel
contra el que luchaba, agachándose y describiendo un arco con su espada,
hundiéndola en la carne del abdomen de su enemigo, provocando que la sangre
saltara sobre él. El asesino cayó al suelo y él fue hacia aquel que había caído
enredado en su cadena, cayendo sobre él antes de que tuviera tiempo de hacer
nada, clavando su espada en su pecho.
Tras
aquello se giró hacia la puerta y se asomó al pasillo, encontrándolo totalmente
vacío. No había más enemigos en aquel lugar, pero eso no significaba que
pudiera llegar más en cualquier momento. MinHyung volvió a entrar en la estancia,
cerrando la puerta a sus espaldas y corriendo en busca del otro joven. No
estaban a salvo en aquel lugar, debían de salir de aquella habitación y buscar
una forma de salir de los terrenos del templo, donde no estaban a salvo. Halló
al chico tras una cortina, su silueta inconfundible era visible al contra luz
de la ventana.
MinHyung
se acercó a él para agarrarlo y sacarlo de allí, sin embargo, en el momento en
el que retiró la cortina, vio por el rabillo del ojo como el enemigo al que
había dado por muerto porque había abierto su abdomen, apareció tras él, su
espada dirigiéndose hacia el Sumo Sacerdote. Con su cadena enredada en los pies
del otro asesino y su espada en la mano derecha, demasiado lejos para blandirla
y llegar a tiempo para parar el ataque, MinHyung simplemente interpuso su mano
entre la espada y RenJun, sintiendo cómo la hoja de esta se hundía en su carne
y apretando sus dientes con fuerza y moviéndose rápidamente, girando sobre si
mismo, bloqueando la espada del otro en su mano para que no pudiera retirarla,
clavando la hoja de su arma en el hueco entre el cuello y el hombro de éste, la
sangre manchando su rostro al hacerlo. Inmediatamente después, su enemigo cayó
al suelo, su espada con él, dejando de estar atrapada en su mano. MinHyung
reprimió las ganas de gritar apretando sus dientes de nuevo y girándose hacia
el otro, quien lo miraba con miedo en sus ojos.
“Tenemos
que irnos, aquí no estás a salvo” dijo, proyectando sus pensamientos lo más
fuerte que pudo.
—Tu
mano… —murmuró en respuesta el otro, llevando sus manos hasta ella para
acunarla como si fuera algo precioso. El corazón de MinHyung hizo algo extraño
dentro de su pecho y, rápidamente retiró su mano del alcance de éste.
“Tenemos
que irnos” volvió a pensar “más tarde habrá tiempo para preocuparme por
mi mano, ahora mismo tengo que sacarte de aquí”.
El
nuevo Sumo Sacerdote lo miró con ojos preocupados durante unos momentos, pero
después asintió. MinHyung echó a andar entonces, sabiendo que era seguido por
el otro hacia la puerta principal de aquel cuarto, teniendo muy claro que iban
a tener muchos menos enemigos tomando aquella ruta de salida que si tomaba la
de la puerta secreta, una puerta secreta conocida por el anterior Sumo
Sacerdote, quien había enviado a aquellos asesinos. El lugar estaba lleno de
enemigos, pero si se mezclaban con las sombras, no tendrían ningún problema en
salir del templo y buscar refugio en el palacio, en la capital, que se
encontraba tan solo a un par de kilómetros de allí. Solo en ese momento, cuando
RenJun estuviera a salvo, volvería a estar tranquilo.
Notas finales:
—Sí,
MinHyung es Mark, uso su nombre coreano porque no me pegaba usar “Mark” en una
historia que está ambientada en una especie de tiempo histórico entre la edad
del bronce y la del hierro.
—Y
sí, estaba tan enganchada a esta serie que tuve la necesidad de escribir esto y
nadie me iba a detener (?)
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