jueves, 24 de febrero de 2022

[One Shot] The Favorite {JohnDo}

Título: The Favorite

Autora: Riz Aino

Pareja: JohnDo (Johnny + DoYoung) (NCT)

Clasificación: NC–17

Géneros: AU, mafia, romance, smut, pwp

Número de palabras: 2.602 palabras

Resumen: DongYoung es el favorito de Johnny.

Advertencias: juegos de azar en un casino y relaciones sexuales explícitas.

Notas: la idea nació de mi incapacidad de estarme quieta a hacer portadas cuando una foto mínimamente sensual o bonita se aparece ante mí.

Comentario de autora: quería hacer algo de NCT porque llevaba tiempo sin escribir de ellos y se me antojó muchísimo hacer este fic. Espero que os guste.

 


           —Sopla los dados, guapo y dame suerte —dijo Johnny, acercándole su mano derecha cerrada, en la que tenía los dados rojos con los que estaban jugando aquella partida—. Necesito un diez.

 

            DongYoung inclinó su rostro hacia la mano grande que le tendía y sopló levemente sobre ella tal y como había estado haciendo toda la noche, sentado sobre los muslos de Johnny, su cintura siendo sujetada por su mano izquierda con fuerza y, sobre todo, posesión. Éste le dedicó una sonrisa pícara una vez sopló y abrió su mano, dejando caer suavemente los dados sobre el tapete de color verde de la mesa. DongYoung giró su cabeza hacia la mesa, el corazón latiéndole a mil por hora, expectante por el resultado que pudiera salir. Si salía un diez, Johnny ganaría la partida y una suma bastante grande de dinero, pero si salía cualquier otro número en los dados, quien se llevaría el dinero sería el tipo que se encontraba a su lado, Nakamoto, uno de sus clientes en Japón. Contuvo su respiración cuando los dedos empezaron a girar más lentamente, hasta que éstos marcaron un seis y un cuatro. DongYoung no pudo esconder su agitación y alegría y dio un pequeño salto en las piernas de Johnny, provocando que éste riera bajo él, DongYoung notando la vibración de su cuerpo en el suyo.

 

            —Has ganado al final, Johnny Suh —dijo Nakamoto, levantándose de su asiento, tendiéndole la mano.

            —Esta noche he tenido la suerte de mi lado —respondió, estrechando aquella mano.

 

            Después de aquello, le dio un toquecito a su cintura y DongYoung supo inmediatamente qué era lo que debía de hacer. Se levantó de sus piernas y se alejó lentamente, tratando de pasar desapercibido en la sala de aquel casino, pegándose a una de sus paredes. Johnny se levantó y comenzó a hablar con los clientes que esa noche habían acudido a su casino clandestino para tratar algunos temas importantes y jugar un poco. Apostar grandes sumas de dinero para divertirse un rato y confraternizar para que los negocios fueran bien y que no cayeran en manos de las mafias rivales. Primero jugaban, liberaban así sus tensiones y después se reunían en otra de las salas del casino, para hablar de los negocios, beber algo de alcohol, fumar mucho tabaco y dejar tratos sellados. DongYoung sabía cómo iba todo aquello y sabía cuál era su papel en todo ese tinglado, simplemente debía pasar la noche allí, sentado sobre las piernas de Johnny hasta que acabaran de jugar, tratando de darle suerte soplando sus dados, algo que a veces funcionaba y otras no, hasta que el juego terminaba y después se tenía que esconder en las sombras de la sala y esperar a que todo el mundo se hubiera ido, esperar a que Johnny volviera a por él para ir hasta su casa, donde se acostaban juntos hasta el amanecer. DongYoung era el favorito de Johnny y aquellas eran algunas de sus obligaciones como tal.

 

            Johnny se giró hacia él durante un solo segundo, dedicándole una sonrisa pícara, antes de dirigirse hacia sus invitados de la noche y guiarlos hacia las puertas dobles que daban a la siguiente sala a la que iban a pasar. Una vez las puertas se cerraron tras ellos, lo único que quedaba era esperar.

 

~

 

            Las despedidas no se hicieron demasiado largas una vez todos salieron de la habitación en la que habían mantenido aquella reunión informal tras el juego, algunos apretones de manos, confirmaciones de que lo que habían hablado se haría realidad, de una forma bastante críptica y poco más. En apenas unos momentos, solo los hombres de Johnny quedaban en aquel casino clandestino que regentaba aquella familia mafiosa afincada al sur del río Han, pero éste también se despidió de ellos, dejando que se fueran del lugar.

 

            —No os preocupéis por nada —les dijo Johnny, sentándose en el mismo sitio en el que había estado antes, cuando había estado jugando horas antes—. Voy a quedarme un rato con DongYoung para probar si sigue teniendo suerte esta noche.

 

            Sus hombres asintieron y, uno tras otro, fueron saliendo del casino para dejarlos completamente solos. DongYoung seguía en su puesto cerca de la pared, donde había estado desde que el juego había terminado, esperando a que Johnny volviera a por él, sintiéndose un poco intrigado porque era la primera vez que ambos se quedaban en el casino después de una de aquellas reuniones. No sabía qué era lo que podía tener éste en mente, pero cuando las puertas se cerraron después de que todos se fueran del lugar, Johnny le dedicó una sonrisa pícara y le indicó con un movimiento de su mano que fuera hasta él. Solo por aquella sonrisa, DongYoung supo que lo que debía haber pensado hacer no podía ser muy decente y todo su cuerpo lo anticipó.

 

            —No he dejado de pensar en ti y en todo lo que quiero hacerte hoy en toda la noche —comentó cuando llegó a su lado, agarrándolo por las caderas y guiándolo hasta la mesa—. Porque quiero hacerte sentir muy bien.

 

            DongYoung acabó subiéndose a la mesa, tal y como Johnny le indicó, sentándose con las piernas abiertas para que el cuerpo del mayor estuviera entre ellas, no apartando su mirada de él, esperando más instrucciones, pero éste no le dijo nada más por el momento, solo le devolvió la mirada. El chico se moría de curiosidad por lo que quería hacer con él esa noche y también sentía excitación porque las palabras que le había dedicado un momento antes habían provocado que todo su cuerpo fuera recorrido de arriba abajo por un escalofrío de placer anticipatorio, porque el sexo con Johnny siempre era increíble, pero si había estado pensando en ello, estaba seguro de que iba a ser todavía más increíble. No obstante, aunque se moría de curiosidad por saberlo, DongYoung no dijo nada, no dijo nada hasta que Johnny no habló de nuevo, rompiendo el silencio de la sala en la que se encontraban, haciéndole una pregunta.

 

            —¿Quieres que te fume como a uno de mis cigarrillos?

            —Sí.

 

            Su respuesta fue casi un jadeo más que una respuesta y en los labios de Johnny apareció una sonrisa pícara de nuevo, indicándole a DongYoung que estaba totalmente encantado con la contestación que le acababa de dar.

 

            —Abre más las piernas —le dijo y DongYoung obedeció, colocando sus pies en el reposabrazos de la silla en la que el mayor estaba sentado para poder abrirlas lo máximo que podía con los pantalones ajustados que llevaba aquella noche—. Perfecto.

 

            Johnny se movió un poco hacia delante, para poder colocarse bien ante su entrepierna, llevando sus manos grandes hasta esta para abrir la cremallera de sus pantalones y desabrocharle el botón. DongYoung no pudo evitar apoyar sus manos en el tapete verde de la mesa cuando los dedos del mayor rozaron su miembro, tratando de sujetarse de aquella forma porque su cuerpo siempre estaba demasiado sensible ante el toque de Johnny. Johnny tocó su miembro levemente a través de la tela de sus calzoncillos, sin apartar la vista de los ojos de DongYoung, observando todas y cada una de sus reacciones, como solía hacer cuando se acostaban. DongYoung trataba de aguantarle la mirada, mientras se mordía el labio inferior para tratar de no dejar escapar sus gemidos, no al menos tan pronto, porque si empezaba con solo aquellos roces, cuando Johnny se lo fumara tal y como le había dicho que haría, ya no le iba a quedar más voz porque los labios del mayor eran una pura fantasía. No habían sido muchas las veces en las que Johnny se había ofrecido a hacerle aquello, normalmente era DongYoung quien le daba placer con su boca, pero en las escasas ocasiones en las que lo había hecho, lo había dejado temblando de placer.

 

            Johnny sacó su miembro de sus calzoncillos cuando este estaba ya algo duro por sus toques y acercó su rostro más a su entrepierna soplando contra su miembro, provocando que un escalofrío recorriera su columna vertebral de arriba abajo y que DongYoung no pudiera evitar mover sus caderas para sentarse más al filo de la mesa, mucho más cerca, porque necesitaba ya que se metiera su miembro en su boca. Johnny rio ante aquella impaciencia, pero atendió a su demanda, al contrario de lo que solía pasar, porque normalmente era DongYoung el que atendía a absolutamente todas sus demandas. Solo unos momentos después, su lengua encontraba su miembro y comenzaba a lamerlo, haciendo que DongYoung arqueara su columna vertebral y se reclinara sobre sus codos en la mesa, por el latigazo de repentino placer.

 

            —Ahhh… Johnny… ahhhh —no pudo evitar gemir.

 

            Una sonrisa apareció en los labios de Johnny y DongYoung la notó contra la sensible piel de su miembro, pero la sonrisa duró tan solo unos instantes, como una caricia fantasma, porque al momento, la boca de Johnny engulló su miembro y comenzó a fumárselo tal y como lo hacia con sus cigarrillos, lento, saboreándolo por completo, dejándolo totalmente seco. Sus gemidos no se dejaron de escuchar a partir de aquel momento en la habitación porque DongYoung no podía contenerlos. La boca de Johnny era una fantasía, sus labios apretando su miembro, su lengua recorriendo su extensión, lento, muy lento, demasiado lento, pero no dejando de hacerlo sentir en el paraíso desde el minuto cero. El fuego comenzó a acumularse en su entrepierna y antes de que pudiera hacer nada por avisar al mayor, DongYoung acabó por correrse en aquella maravillosa boca que en solo unos minutos lo había llevado al orgasmo.

 

            La debilidad se apoderó repentinamente de su cuerpo y sus codos no pudieron sujetarlo más, así que, DongYoung acabó recostado sobre el tapete mientras temblores de placer recorrían todo su cuerpo desde la cabeza hasta los pies, jadeando, tratando de recuperar la respiración y con la mirada perdida en el techo de la sala, en la enorme lámpara que había en éste.

 

            —Eres demasiado erótico… —murmuró Johnny.

 

            Todavía perdido en las sensaciones del orgasmo, DongYoung no se había dado cuenta de que el mayor se había levantado de la silla y se había inclinado sobre él, para observarlo, hasta que no le dijo aquellas palabras y el chico lo único que pudo hacer para contestarle a aquello fue dedicarle una sonrisa totalmente satisfecha, viendo cómo ésta provocaba una reacción en el otro. Sus ojos brillaron llenos de deseo, de deseo por él, la lujuria en su máxima expresión y DongYoung contuvo el aliento porque no sabía qué era lo que podía esperar. Cuando los ojos de Johnny brillaban de aquella forma, lo único que significaba era que iba a disfrutar, pero nunca sabía de la forma en la que lo iba a hacer.

 

            —Te voy a follar sobre esta mesa como nunca te ha follado nadie —le dijo, sus palabras sonando casi como una amenaza que le erizó la piel por la promesa a buen sexo.

 

            Johnny se inclinó sobre su cuerpo, apoyando su mano derecha en la mesa, al lado de su cabeza, para apoyar el peso de su cuerpo y buscó sus labios con los suyos, dándole un beso con lengua que dejó a DongYoung extasiado, notando su propio sabor en su boca, quedándose sin respiración después de unos momentos por la insistente lengua del mayor queriendo adentrarse hasta lo más profundo. Ni siquiera se dio cuenta de que Johnny le bajó los pantalones hasta dejárselos en los tobillos, ni que se había bajado él los suyos propios hasta que no notó su miembro, pulsante, rozando contra su trasero. El beso se detuvo durante unos momentos, ambos recuperando el aire después de aquel contacto que los había dejado sin aliento y, cuando lo retomaron, éste se hizo mucho más salvaje y mucho más necesitado, sus labios, sus lenguas y sus dientes entrando en contacto, besando, lamiendo mordiendo al otro mientras sus entrepiernas se frotaban.

 

            Los dedos Johnny buscaron su boca, pidiéndole sin palabras que se los lamiera y DongYoung lo hizo, humedeciéndolos bien, cubriéndolos con su saliva hasta que Johnny los sacó de su boca y los llevó hacia su trasero. Acostumbrado al lubricante y a la forma fácil en la que se deslizaba todo en su interior gracias a aquel líquido viscoso, la intrusión de sus largos dedos solo ayudados por su excitación y la saliva le fue incómoda en un primer momento, pero en el instante en el que los dedos de Johnny encontraron aquel punto en su interior, la incomodidad pasó a un segundo plano porque lo único que podía sentir era placer en todo su sistema nervioso. DongYoung comenzó a jadear levemente, mientras Johnny siguió penetrándolo con sus dedos, dando una y otra vez contra su próstata hasta que finalmente creó el espacio suficiente para su miembro.

 

            Y DongYoung pensó que cuando sacó sus dedos de su trasero, Johnny le pediría que lamiera su miembro de la misma forma que había hecho con sus dedos unos momentos antes; sin embargo, el chico notó la punta del miembro del mayor contra su ano, húmeda por el presemen y supo al instante que se iba a adentrar en él sin más ceremonias. Relajó su cuerpo todo lo que pudo mientras Johnny comenzaba a internarse lentamente en su cuerpo, tratando de no pensar en nada y simplemente sintiendo, enfocándose en sentir cómo su miembro se abría paso en su interior hasta que al final estuvo totalmente dentro. A Johnny se le escapó un gemido grave, gutural y DongYoung supo a la perfección que éste había sido porque sus paredes lo estaban apretando más que nunca, sin necesidad de que éste se lo dijera; no obstante, Johnny se lo confirmó un momento después.

 

            —Creo que voy a correrme ya si me sigues apretando así —jadeó.

 

            DongYoung alargó sus brazos para tomar su rostro y acercarlo al suyo, queriendo besar sus labios de nuevo, provocando que su miembro se moviera dentro de su cuerpo, pulsando contra su próstata, haciéndolos a ambos gemir en el beso. Se quedaron paralizados durante unos instantes, pero una vez Johnny se repuso de aquella oleada de placer en su cuerpo, se comenzó a mover rápidamente, saliendo y entrando casi con locura buscando el mayor placer para ambos. ninguno dejó de gemir contra la boca del otro mientras sus caderas chocaban por las fuertes embestidas de Johnny hasta que el orgasmo les sobrevino, primero a DongYoung y después a Johnny, que se dejó caer sobre su cuerpo, respirando entrecortadamente, todavía pulsando en su interior y prolongando ambos su placer de aquella forma. Ninguno dijo nada en aquel momento, simplemente enfocados en recuperarse, pero DongYoung supo perfectamente que aquello no había acabado allí y que lo que habían hecho solo era la antesala de una noche increíble en el casino que no sabía si podría llegar a olvidar nunca

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Mientras estuve escribiendo la mayor parte de este fic estuve escuchando estas canciones tan variadas y ya que hice la lista en twitter, pensé que era buena idea dejárosla.

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