lunes, 7 de febrero de 2022

[One Shot] Instinct (part two) {KyuJung}

Título: Instinct (part two)

Autora: Riz Aino

Parejas: KyuJung (KB + YooJung) y leve JunRie (Rie + JunJi) (OnlyOneOf)

Clasificación: NC–17

Géneros: AU, police, romance, drama, action, smut

Numero de palabras: 9.941 palabras

Resumen: TaeYeob llega a la unidad de crímenes en un momento bastante delicado en el que los nervios están demasiado a flor de piel. El trabajo es en lo único en lo que se puede permitir pensar, pero no puede evitar pensar también en KyuBin, el jefe de su unidad.

Advertencias: representaciones gráficas de violencia y escenas de crímenes, muertes de personajes secundarios, además de relaciones sexuales explícitas y lenguaje vulgar… vamos, completito.

Notas: historia escrita para todas aquellas personas que me han ayudado a montar la historia perfectamente para que no hubiera ni un solo agujero. Muchas gracias porque sin vosotras no lo habría conseguido.

Comentario de autora: básicamente esta historia nació de una escena que había pensado ya de antes y a la que le agregué una trama completa a las 4 de la madrugada. Espero que os guste.

 


            KyuBin llegó a la comisaría el lunes y entró a ella sintiendo una especie de nervios carcomiéndolo desde el interior. No se había sentido de esa manera en mucho tiempo y sabía perfectamente que se debía a que ese día debía de encarar a TaeYeob. El recuerdo de lo que habían hecho el viernes de madrugada en su casa todavía era demasiado vívido a pesar de todo el alcohol que había tomado y estaba seguro de que no iba a poder olvidar nada de lo que había sucedido esa noche entre ellos a pesar de que tratara de intentarlo. No sabía cómo encarar a TaeYeob. No sabía qué era lo que le iba a decir. No sabía qué excusa podía darle para lo que había pasado porque esa noche simplemente había hecho lo que su cuerpo y su mente le habían gritado, a pesar de que iba a haber consecuencias en su vida laboral. Y la primera consecuencia fue que al llegar a la mesa en la que se encontraba su equipo, se quedó completamente estático, sin poder avanzar más al ver que TaeYeob ya estaba allí, hablando con WookJin animadamente sobre algo.

 

            —¡Hyung! —lo llamó WookJin al verlo allí y lo saludó con la mano.

 

            KyuBin tuvo que forzarse a salir de su trance y caminar hacia la mesa, a pesar de que sentía la mirada de TaeYeob clavada en él en todo momento. Sentía como su corazón se le iba a salir del pecho por el nerviosismo en ese instante y se regañó a sí mismo por aquello porque no debía de sentirse de esa forma. Se habían acostado, sí, y ahora todo podría volverse un poco caótico en el trabajo, pero tenían cosas más importantes en las que pensar.

 

            —Inspector —le dijo TaeYeob cuando llegó hasta ellos—. Tenemos que hablar… sobre el caso… —se levantó de su silla y comenzó a caminar.

 

            KyuBin miró a WookJin y éste se encogió de hombros, así que, tuvo que seguir a TaeYeob por la comisaría. El otro lo llevó hasta una sala vacía, la que por lo general habían estado utilizando la semana anterior para tratar de sacar en claro cosas sobre el caso. TaeYeob mantuvo la puerta abierta para él y en cuanto KyuBin entró al lugar, la cerró tras ellos. Le quiso preguntar en ese momento qué era lo que quería hablar con él, si había pensado en alguna cosa ese fin de semana que se les hubiera podido escapar durante la investigación que habían estado realizando, pero antes de poder decir nada, los labios de TaeYeob se estrellaron contra los suyos en un beso inesperado y demandante. Los brazos del menor se engancharon a su cuello y tiraron de KyuBin hacia él y lo único que pudo hacer fue responder al beso y pegarse mucho mas al cuerpo de TaeYeob, rodeando su cintura, abriendo su boca, besando con su lengua y sintiendo cómo su propio cuerpo reaccionaba ante el beso encantado.

 

            Cuando sintió que se estaba abandonando por completo al beso, que todo se estaba yendo un poco de las manos y que iban a comenzar a hacer algo más que besarse, unos golpes en la puerta lo hicieron entrar en razón y separarse rápidamente de TaeYeob, alejándose de él antes de que la puerta se abriera. Por el quicio de ésta entró SungHo, con un portátil y un par de dispositivos electrónicos en su mano y con una expresión extraña en su rostro que KyuBin no supo leer del todo.

 

            —Espero no molestar —dijo—, pero esto es muy importante.

            —No molestas —contestó KyuBin—. Pasa.

            —He conseguido sacar todos los datos del móvil y reestablecerlos —dijo, entrando a la sala y dejando el portátil en la mesa—. Ha sido complicado porque el móvil estaba en muy mal estado, pero lo he conseguido y tenéis que ver lo que había en él.

 

            KyuBin asintió y le indicó que podía enseñarles lo que había encontrado. El ordenador se encendió y los tres se colocaron para poder ver bien la pantalla mientras SungHo iba contando lo que había hecho para arreglar el teléfono y enseñando el contenido de las carpetas de fotos y vídeos que había en este. La mayoría eran fotos de la propietaria, la chica que habían encontrado muerta el día que TaeYeob había llegado para ayudar con la investigación, selfies, fotos con sus amigas, sus mascotas, paisajes, comida o memes de internet. No parecía haber realmente nada relevante en ellas, como no lo había habido en las carpetas abiertas de la tarjeta de memoria, pero SungHo también había conseguido entrar en la carpeta con contraseña y cuando abrió el contenido de ésta ante ambos, se quedaron boquiabiertos. La carpeta estaba llena de fotos de la víctima, desnuda, algunos vídeos también en los que se la podía ver masturbándose o manteniendo relaciones sexuales con su amiga y algunas fotos de ambas también desnudas. En algunas no se veían sus rostros, solo sus cuerpos desnudos y otras habían sido recortadas como si se hubieran subido a alguna red social.

 

            —¿Tienes acceso a las cuentas de las aplicaciones que tenía instaladas en su teléfono móvil? —le preguntó TaeYeob a SungHo—. Estoy seguro de que las fotos recortadas han sido subidas a alguna red social para después pedir dinero por las originales.

 

            SungHo asintió y comenzó a navegar por uno de los dispositivos que se había llevado, mostrando en la pantalla del ordenador las aplicaciones del móvil y entrando a ellas. No tardaron en dar con su cuenta secundaria en instagram, en la que subía las fotos recortadas y donde después recibía muchas peticiones para enviar las fotos originales. Tras breves intercambios en sus conversaciones y un pago, las enviaba. Había muchos mensajes, demasiados, muchas cuentas y las tendrían que investigar todas porque aquello era otro punto de vista desde el cual podían enfocar la investigación. Un punto de vista en el que no habían pensado antes porque no habían tenido ninguna prueba que los llevara hasta allí, ya que los móviles de las víctimas siempre desaparecían. Aquello cambiaba bastante las cosas.

 

            —Deberíamos tratar de encontrar quiénes están detrás de los perfiles que accedían a las fotos de las víctimas —comentó, llamando la atención de SungHo y TaYeob—. También habría que encontrar el perfil JungEun y averiguar si las demás víctimas tenían algún tipo de conexión con esto porque de ser así, las cosas cambiarían bastante —ambos asintieron—. SungHo, ¿puedes encargarte de esto? —le preguntó—. Sé que no es exactamente tu campo y que ni siquiera estás en la unidad de delitos informáticos, pero creo que es más seguro para la investigación que estos datos no salgan de aquí. Cuantas menos personas lo sepan por ahora, mejor.

            —Lo haré, hyung —respondió SungHo.

 

            SungHo después recogió las cosas que había llevado y salió de la sala, dejándolos de nuevo solos en ella, con el ambiente un poco enrarecido. KyuBin trató de que aquello no fuera así porque tenían mucho que hacer y tenían que enfocarse en ello y no en nada más.

 

            —¿Crees que puedes ayudarlo con esa parte de la investigación? —le preguntó al chico.

            —Claro —respondió.

            —Bien…

 

            KyuBin quiso añadir algo más, pero se mordió el labio inferior, inseguro sobre hacer la pregunta porque el chico ante él también había sido un amigo de una víctima, la primera de ellas, la que lo había desencadenado todo y probablemente debía tener información sobre ella que quizás no había dado en la anterior investigación por querer preservar el honor o vida privada de su amiga.

 

            —¿Hay algo más que me quieras preguntar, inspector? —le dijo entonces TaeYeob, sacándolo de sus pensamientos. KyuBin al final decidió que debía hacerlo, que debía preguntarle para tener algún dato más en la investigación.

            —No estaba seguro de hacerte la pregunta o no —comenzó—, pero es importante, aunque pueda ser un poco violenta —TaeYeob asintió, dándole a entender que podía seguir—. ¿Sabes si Yoona hacía algo similar? Eras su mejor amigo y probablemente cosas como esta te la podría haber contado… los delitos relacionados con las redes sociales no estaban tan extendidos hace diez años.

            —Nunca me dijo nada sobre que subiera nudes a las redes —respondió éste—. Si lo hubiera hecho probablemente habríamos sido ambos los que las subiríamos, como KaHei y JungEun porque solíamos hacerlo absolutamente todo juntos, éramos inseparables —le explicó.

            —Gracias.

 

            TaeYeob asintió y después se giró hacia la puerta para salir de la sala. No obstante, antes de hacerlo, se giró de nuevo hacia él como si quisiera decirle algo más, pero pareció pensárselo mejor y simplemente salió del lugar sin añadir nada más. KyuBin se quedó un buen rato más en el lugar, tratando de calmarse por todo lo que había sucedido allí… el intenso beso que TaeYeob le había dado nada más entrar, algo que seguía haciendo que todo su cuerpo estuviera en una nube, y el nuevo enfoque de la investigación.

 

~

 

            —No sabía que investigar este tipo de cosas era tan increíblemente lento y tedioso —no pudo evitar quejarse TaeYeob, después de llevar dos días mirando transferencias de dinero entre las víctimas y los usuarios a los que les enviaban las fotos—. Quiero tirarme por una ventana, pero la comisaría solo tiene planta baja y lo único que haría sería rasguñarme las rodillas o arañarme las palmas de las manos.

            —Yo tampoco sabía que sería tan horrible —replicó SungHo—. Entiendo que KyuBin hyung no quiera que haya filtraciones y que no se fíe de nadie porque el caso ha pasado por demasiadas manos en estos años y nadie ha hecho realmente mucho por investigarlo bien… pero esto es demasiado para nosotros dos solos y su ayuda ocasional —el otro policía suspiró profundamente y miró a TaeYeob—. ¿Crees que lo puedas convencer para que al menos JiSung y WookJin nos echen una mano?

            —¿Yo? —cuestionó.

            —¿Quién si no? —preguntó de vuelta SungHo—. Creo que si se lo pides tú es más probable que acepte.

            —¿Por qué? —no pudo evitar decir, sintiéndose un poco nervioso.

 

            El día que se había lanzado sobre KyuBin y lo había besado por un impulso que no había podido contener había sido el mismo día que SungHo había entrado repentinamente a la sala en la que se encontraban besándose y quizás éste había visto algo que lo había hecho sospechar sobre algo. Sus labios hinchados y rojos por el beso, sus respiraciones jadeantes, o la forma nerviosa en la que se encontraban… pero SungHo solo se encogió de hombros antes de contestar:

 

            —Eres más mono que yo y a KyuBin hyung le gustan las cosas monas, aunque parezca que te pueda asesinar con un simple empujón —y añadió—: además, yo ya no puedo ir por la vida flirteando con otros hombres, el otro día JunHyung me pidió salir.

 

            TaeYeob tuvo dos sentimientos contradictorios en su interior. El primero acerca de la información que acababa de recibir sobre que a KyuBin le gustaban las cosas monas, su corazón latiendo rápidamente dentro de su pecho por ello; el segundo sobre la información de que el forense y él al final habían comenzado a salir juntos, un sentimiento que le hizo poner los ojos en blanco porque no quería saber nada de las relaciones de sus compañeros —aunque a WookJin le encantaría saberlo, así que le pasaría la información—.

 

            —Voy a tratar de hablar con él —le dijo al final—, pero no porque soy mono, sino porque necesito despejarme un rato, no aguanto más estar mirando la pantalla del ordenador y tratando de encontrar información sobre estos tíos asquerosos y babosos que solo quieren aprovecharse de niñas jóvenes.

 

            TaeYeob salió de la sala en la que estaban trabajando muchas más horas de las que en realidad les tocaba, haciendo enlaces entre las cuentas que habían hablado con KaHei y con JungEun por Instagram —porque habían encontrado también la cuenta de JungEun entre las personas a las que KaHei seguía— y las transferencias de dinero, buscando a esos usuarios fuera de las redes y también buscando a aquellos que habían sido groseros con ellas o que las habían tratado de chantajear o amenazar de alguna manera. Aquello lo había cansado mucho y TaeYeob necesitaba un poco de descanso y, sobre todo, muchas más manos que ayudaran en ello. Las palabras que le había dicho SungHo momentos antes sobre que a KyuBin le gustaban las cosas monas no paraban de repetirse en su mente y no podía dejar de pensar en ello mientras caminaba por la comisaría, buscando al inspector. No se habían dirigido la palabra en los últimos días más que para hablar de cómo estaba avanzando la investigación, KyuBin se encontraba por lo general en la calle, hablando con las personas más cercanas a las anteriores víctimas, tratando de averiguar si alguna más subía nudes a internet y si recibía dinero por ello o no, y él había estado encerrado con SungHo en una de las salas con todo lo que podían encontrar a través de internet así que no habían tenido muchas más oportunidades para nada realmente. Y TaeYeob estaba un poco ansioso por ello.

 

            El chico sabía a la perfección que lo más importante en esos momentos era la investigación y tratar de encontrar muchas más pruebas para así poder hacer un perfil más preciso del asesino y encontrarlo para acabar con aquella pesadilla de una vez por todas, para que no hubiera más muertes. No obstante, lo único que quería hacer cuando estaba con él era besarlo como si nada más existiera a su alrededor y como si nada más importara. KyuBin le había parecido atractivo desde el primer momento en el que lo había visto, pero después de que se acostaran, no podía dejar de pensar en él y en lo mucho que quería que aquello se volviera a repetir entre ellos… y KyuBin parecía receptivo a aquello también, al menos lo había estado cuando lo había besado días atrás, pero era algo de lo que tenían que hablar y, sobre todo, era algo que no podía ponerse en medio de su trabajo.

 

            Tan perdido estaba en sus propios pensamientos que no se dio cuenta de que había alguien justo delante de él hasta que no se chocó con la persona y TaeYeob se disculpó antes siquiera de ver quién era el policía con el que había tropezado.

 

            —Lo siento mucho —dijo y al ver a quien tenía delante, hizo una pequeña reverencia—. No miraba por donde iba, inspector Jeong.

            —No te preocupes, oficial Lee —le dijo el hombre—. Seguro que tienes un montón de cosas en la cabeza.

 

            TaeYeob asintió a aquello y se despidió de él antes de seguir su camino. Aquel día KyuBin había avisado que estaría en la comisaría, interrogando a un par de los hombres que habían encontrado detrás de los nombres de usuarios que les habían dejado comentarios de naturaleza cuestionable o amenazas a las víctimas, así que, debía de encontrarse allí, en la sala de interrogatorios. No sabía si molestaba yendo al lugar, pero él también estaba trabajando en la misma investigación, así que, supuso que no molestaría demasiado y simplemente llamó a la puerta, entrando cuando KyuBin le dio paso. En la sala solo estaba él delante de un montón de papeles, releyéndolos, mientras escuchaba algo con los auriculares. Ya debía de haber acabado con los interrogatorios.

 

            —¿Ha sucedido algo? ¿Habéis encontrado algo nuevo? —le preguntó a TaeYeob en cuanto lo vio, quitándose los auriculares de las orejas. Él negó con la cabeza.

            —No hemos encontrado nada —contestó—. Es demasiado tedioso y no damos abasto solo los dos —TaeYeob suspiró profundamente—. Necesitamos ayuda con esto, hyung, JiSung y WookJin como mínimo y el equipo que se ocupa de los delitos en la red sería de gran ayuda porque están acostumbrados a este trabajo y seguro que lo hacen todo mucho más rápido —KyuBin pareció tensarse y TaeYeob imaginó que había sido porque lo había llamado hyung en lugar de inspector, pero intentó no pensar en ello y siguió—. ¿Alguno de los que has interrogado podría ser quien estamos buscando?

            —No lo creo —respondió KyuBin—. Tienen cuartadas sólidas para los asesinatos y ninguna relación con las víctimas —TaeYeob asintió. Iba a ser muy difícil encontrar un sospechoso que hubiera hablado con ambas víctimas y tratar de buscar pruebas sobre si las demás también subían nudes a las redes—. Creo que tienes razón y que esto nos viene un poco grande… le pediré al comisario Park que me deje utilizar más recursos y que me preste la ayuda, aunque sea solo por un par de horas al día, de la unidad de delitos informáticos.

            —Eres el mejor.

 

            No pudo evitar hacer aquel comentario y el cuerpo de KyuBin se tensó inmediatamente al escucharlo decir aquello. TaeYeob cerró sus ojos y apretó sus labios en una fina línea, su cerebro diciéndole que se callara porque tenían que hablar de lo que había sucedido entre ellos antes de soltar cosas así. No habían tenido tiempo para hablarlo para hablarlo y TaeYeob tampoco había encontrado el momento perfecto para decirle que pensaba que era un tío atractivo y que lo que habían hecho aquella noche no había estado mal y le gustaría conocerlo más fuera del horario de trabajo.

 

            —Voy a volver al trabajo antes de que SungHo me asesine por dejarlo solo —dijo, girándose para salir de la sala de interrogatorios, pero antes de poder hacerlo, la voz de KyuBin lo detuvo.

            —Tenemos una conversación pendiente —fue lo que dijo—. Para cuando tengamos un poco de tiempo y no estemos tan saturados con la investigación.

 

            A TaeYeob lo había pillado desprevenido aquello, pero asintió porque la expresión en el rostro de KyuBin era seria, pero no en un sentido malo. No sabía qué era exactamente lo que podía esperar de la conversación y se sintió un poco ansioso por ello porque ya sin saber que KyuBin quería hablar con él sobre lo que había pasado entre ellos no había podido dejar de pensar en él, ahora que éste le había dicho aquello, imaginaba que no podría dejar de hacerlo nunca.

 

~

 

            —Durante las últimas semanas hemos estado trabajando todos muy duro para encontrar más evidencias sobre los asesinatos en serie que se han venido sucediendo en los últimos años y hemos encontrado una nueva pista con la que estoy seguro que acabaremos pillando al culpable —anunció KyuBin, ante la prensa que se había congregado ante las puertas de la comisaría aquel día. No le gustaba hablar con los periodistas, pero TaeYeob había pensado que, ya que habían llamado la atención de los medios por el ajetreo que había habido en la comisaría y el ir y venir de sospechosos, era un buen movimiento hacer un breve anuncio sobre los avances del caso para provocar otro error por parte del asesino y poder atraparlo antes de que pudiera hacer más daño—. Hemos concluido que el perfil del asesino es un hombre en una franja de edad entre los 40 y 50 con un buen manejo de las tecnologías y redes sociales, cuyos objetivos son chicas jóvenes y adolescentes y su motivación para matarlas puede ser una especie de castigo por disfrutar de su sexualidad en las redes —KyuBin inspiró hondo para terminar su pequeño discurso—. Por el momento no tenemos un sospechoso claro para los asesinatos, pero estamos cerrando el cerco, cuando haya más detalles sobre el caso, volveremos a convocar a la prensa. Muchas gracias.

 

            KyuBin hizo una pequeña reverencia y después se alejó de los periodistas a pesar de que éstos querían hacerle un montón de preguntas, entrando de nuevo a la comisaría y dirigiéndose directamente hasta donde se encontraba trabajando su unidad —o al menos él creía que estarían trabajando, pero los encontró viendo la televisión, donde se había formado una especie de debate en un programa tras su intervención—.

 

            Hyung, sales muy guapo en la tele —le dijo WookJin—. Estoy seguro de que ahora mismo hay un montón de chicas en todo el país babeando por ti.

            —¿No se suponía que estabais trabajando? —cuestionó en respuesta.

 

            WookJin, JiSung, SungHo y algunos de los policías de la unidad de delitos en las redes volvieron a su trabajo inmediatamente, pero TaeYeob no lo hizo, mirándolo fijamente como si quisiera decirle algo. Sin saber qué podía ser, le hizo un gesto al otro para que lo siguiera y caminó hacia una de las salas de la comisaría, siendo consciente de que TaeYeob lo seguía muy de cerca. Cuando entró en la sala, sujetó la puerta abierta para que éste entrara tras él y en el momento en el que lo hizo, la cerró, recostándose sobre ésta y cruzándose de brazos.

 

            —¿Querías decirme algo? —le preguntó.

            —Sí, quería decirte algo —respondió.

 

            KyuBin le quiso preguntar sobre qué se trataba, pero los labios de éste se estrellaron contra los suyos en ese momento, provocando que su pregunta acabase muriendo en su boca, siendo acallada por el beso de TaeYeob, un beso que KyuBin no pudo evitar responder casi de inmediato, sintiendo cómo su cuerpo se iba destensando poco a poco mientras se besaban. Había acumulado mucha tensión en las últimas semanas, todos los interrogatorios que había tenido que hacer, todas las cosas que había tenido que contrastar, pasando muchas más horas en la comisaría y fuera de ella de las que realmente le tocaban porque quería encontrar lo más rápido posible al asesino, todas sus preocupaciones, todo se fue diluyendo en el beso de TaeYeob y cuando se separó de él, KyuBin se dio cuenta de que lo había dejado sin aire.

 

            —Sé que me dijiste que lo hablaríamos cuando no tuviéramos tanta carga de trabajo —comentó TaeYeob—, pero no puedo terminar de concentrarme del todo porque solo puedo pensar en ti.

 

            KyuBin tragó saliva. No se había esperado que TaeYeob le dijera aquello, pero se sintió increíblemente feliz al escuchar que no había dejado de pensar en él porque él mismo tampoco había podido dejar de pensar en TaeYeob. Tenían demasiadas cosas que hacer y no podían perder el tiempo en sus sentimientos porque su trabajo era lo más importante en esos momentos, pero, aun así, no habían podido dejar de pensar el uno en el otro. KyuBin no había dejado de pensar en esa noche en la que se habían acostado juntos ni en cómo TaeYeob lo había besado después, en una sala como la que se encontraba, ni en cómo la mirada de éste lo seguía allá donde iba o su forma de dirigirse a él había cambiado de tal y como le había pedido entre las sábanas.

 

            —TaeYeob… —murmuró, pero TaeYeob lo cortó antes de que dijera nada más.

            —El otro día vi a SungHo y JunHyung al salir de aquí, acaramelados y me dieron un poco de envidia —le dijo—, entonces empecé a pensar que estaría bien si lo intentáramos, al menos, aunque en el trabajo nos mantuviéramos lejos, poder pasar tiempo juntos y conocernos y ver si algo podría… funcionar.

 

            El discurso de TaeYeob fue perdiendo fuerza conforme se fue acercando al final, pero KyuBin no pudo evitar que una sonrisa se formara en su rostro por sus palabras. Realmente no era el mejor momento para comenzar a dar los primeros pasos en algo más porque la investigación debía de ser lo más importante en esos momentos para ambos, pero para poder enfocarse del todo en ella, era también importante aclarar lo que pasaba entre ellos, lo que ambos querían y lo que harían, para no desviar su atención hacia el otro cuando ésta debía de estar puesta en el trabajo y en lo que tenían que hacer. Besos robados a escondidas en la comisaría cuando no podían aguantarse las ganas de estar cerca del otro no era la mejor opción en esos momentos.

 

            —Tienes razón —le contestó—. Quería hablar contigo sobre esto hace unas semanas, pero… no he encontrado la ocasión para hacerlo, así que, me alegro que lo hayas dicho y estoy de acuerdo en ver si esto puede funcionar —los ojos de TaeYeob brillaron como si estuvieran plagados de estrellas en ese momento y KyuBin le dedicó una pequeña sonrisa—. Podemos quedar este fin de semana para… comenzar a intentarlo.

            —Me parece perfecto —respondió TaeYeob.

 

            Y aquella vez fue él quien se acercó al otro para dejar un corto beso sobre sus labios, separándose rápidamente ante el sonido de unos golpes en la puerta.

 

            —Inspector Shin —dijo el inspector Jeong, entrando por la puerta unos segundos después—. Mis chicos han encontrado las cuentas en las redes de otras tres de las víctimas y ahora mismo están investigando a los perfiles de aquellos que les enviaron dinero por las fotos.

            —Gracias, inspector Jeong —respondió, realmente agradecido porque el equipo de delitos en las redes estaba haciendo una enorme labor y, además, dándoles nuevas pistas en muy poco tiempo—. Es increíble saber que por fin esta investigación está dando sus frutos y estamos un paso más cerca de encontrar al asesino.

 

            El hombre asintió y después se retiró, cerrando la puerta y volviendo a dejarlos solos en la sala, aunque esta vez ninguno se lanzó sobre el cuerpo del otro para besarlo. El lugar se quedó en silencio y KyuBin pudo ver que TaeYeob estaba pensando, dándole vueltas a algo. Con la confirmación de que aún más de las víctimas estaban en las redes sociales, vendiendo fotos de sus cuerpos desnudos, aquello se convertía en la pista clave. TaeYeob ya había pensado en las anteriores semanas que podría tratarse de una especie de “castigo” por “vender” sus cuerpos, la forma en la que la parte interior de los muslos de las chicas, cerca de la ingle, siempre tenían cortes, podía ser la evidencia de que el asesino quisiera dejarles esas marcas como si quisiera que cayera sobre ellas algún tipo de vergüenza por lo que habían estado haciendo a pesar de que en realidad no era nada por lo que debieran de avergonzarse. KyuBin tenía que intentar entender el razonamiento que había llevado al asesino a hacer las cosas como las hacía, pero había mucho que se le escapaba todavía.

 

            —¿Crees que en casa de Yoona pueda quedar alguna prueba de si ella también tenía alguna cuenta en la que subía sus fotos a las redes, recibiera dinero por ello o no lo hiciera? —preguntó entonces TaeYeob, sacándolo de sus pensamientos.

            —Han pasado muchos años —respondió—, pero tú la conocías mejor que nadie, quizás tuviera algún escondite secreto que la policía no pudo encontrar cuando registró la casa de sus padres.

            —La casa de su familia está vacía ahora… pero creo que no pierdo nada por intentarlo —murmuró—. Llamaré a su madre para pedirle permiso para poder entrar e iré en esta semana.

 

~

 

            Aquel día habían terminado tarde en la comisaría, interrogando a un sospechoso que había amenazado a una de las víctimas en sus mensajes privados porque ésta se había negado a enviarle fotos. Había sido un día duro, pero TaeYeob no quería dejar más el ir a la casa de Yoona para ver si encontraba alguna pista más que se hubiera pasado por alto. Sabía porque había ido a visitar a la familia algunos años atrás, que sus padres lo habían dejado todo tal y como estaba, que no habían desmantelado la habitación ni tocado nada de ésta, solo entrando a ella de vez en cuando para limpiar el polvo que se acumulaba. Había recibido una respuesta afirmativa de la madre de Yoona y días atrás le había mandado las llaves de la casa para que pudiera entrar a ella, ya que hacía años que se habían mudado de la ciudad, como su propia familia, pero no había tenido realmente tiempo para poder ir hasta el lugar. Ese día era ya tarde también y estaba agotado, lo único que quería volver a casa, ducharse, meterse en la cama y dormir sin tener que preocuparse por el despertador porque al día siguiente tenía el día libre, pero quería hacer aquello antes de que pasara más tiempo.

 

            Por eso, cuando salió de la comisaria esa noche, tomó un camino distinto al que solía tomar cuando se dirigía a su casa. Aquella ciudad no era especialmente grande, por lo que, a pesar de que la casa en la que su amiga había crecido, estaba un poco más lejos que la suya propia, TaeYeob decidió caminar porque de esa forma también podía pensar y aclararse un poco las ideas, después de pasarse prácticamente todo el día en el trabajo con su mente solo fija en una cosa. Los paseos le venían bien para relajarse un poco y para recargar un poco las pilas y, en esos momentos, necesitaba las dos cosas bastante porque habían sido unas semanas demasiado estresantes con el caso y, sobre todo, frustrantes porque a pesar de estar avanzando, su avance era demasiado lento y no conseguían encontrar a muchos de los hombres que les mandaban mensajes a las víctimas, bien porque las cuentas habían sido borradas o bien porque no había tras ellas absolutamente ninguna información personal. Estaban recorriendo el camino correcto y sabía perfectamente que, antes o después, ya fuera porque el asesino tratara de matar de nuevo y lo encontraran antes de que lo hiciera o porque al saber que la policía había encontrado uno de los motivos de sus crímenes por las noticias, se acabara delatando de alguna forma por la presión que aquello lo hiciera sentir, TaeYeob sabía que no podían tardar en encontrarlo de una vez por todas y detenerlo para que pagara por todos los crímenes que había cometido.

 

            Hacía más de diez años del asesinato de Yoona y TaeYeob había imaginado muchísimas veces en su mente que arrestaba al culpable y sentía que por fin se había hecho justicia porque ni ella, ni ninguna de las otras chicas, merecían aquel final. Había trabajado mucho durante todo aquel tiempo para poder estar donde se encontraba, en el equipo que llevaba la investigación de los asesinatos y por fin estaba a punto de cumplir la promesa que se había hecho a él mismo de atrapar a aquel que se había llevado a su mejor amiga de su lado. Estar en aquel equipo había sido un golpe de suerte porque si YongSoo no hubiera sido atacado él no habría sido llamado para ocupar su puesto ya que, a pesar de que había estado investigando por su cuenta los casos de asesinato con los datos a los que había podido acceder y hacía un buen trabajo con todos los casos en los que trabajaba, siempre le habían dicho que, al haber estado implicado en el primer caso, era muy difícil que lo enviaran allí. Se alegraba que el comisario Park hubiera decidido que aquello no importaba para moverlo a la unidad que llevaba la investigación, aunque no pudiera tragar a aquel hombre. Se alegraba porque por fin había podido trabajar y ayudar donde siempre había querido y se alegraba por haber conocido de aquella forma a KyuBin.

 

            KyuBin, aquel inspector tan completamente increíble que había llamado su atención desde el primer momento en el que lo había visto y con el que había quedado ese fin de semana para tratar de intentar conocerse fuera del trabajo y formar algo más entre ellos después de la pequeña aventura que habían tenido borrachos de la que ninguno se arrepentía. Había pensado mucho en él en las últimas semanas, a pesar de que el caso había absorbido la mayor parte de su tiempo no había podido dejar de pensar en él y solo había podido centrarse de nuevo cuando finalmente habían hablado sobre lo que querían y sobre lo que podían hacer.

 

            TaeYeob salió abruptamente de sus pensamientos cuando escuchó cerca de donde se encontraba un forcejeo. Inmediatamente detuvo sus pasos y dejó de respirar, cerrando sus ojos y simplemente enfocándose en el sonido para tratar de ubicar de dónde procedía. Unos segundos más tarde volvió a escuchar lo mismo que había escuchado anteriormente, como un forcejeo, a su izquierda, así que, abrió sus ojos inmediatamente y se dirigió hacia allí con rapidez. El barrio por el que estaba pasando en aquellos momentos estaba bastante empobrecido y desolado, apenas habitado, y por la zona solía haber muchos robos, trapicheos con drogas y alguna pelea entre borrachos. El chico no sabía qué era lo que se podía encontrar exactamente, pero algo como aquello era lo que esperaba. Sin embargo, lo que se encontró fue algo muy diferente. En una calle estrecha entre dos casas se encontraba una furgoneta vieja, en marcha, y un par de figuras luchaban, una tratando de deshacerse del agarre que la otra ejercía, intentando que entrara por todos los medios en el vehículo.

 

            —¡Alto! ¡Policía! —gritó en el silencio de la noche.

 

            Las dos figuras dejaron de forcejear durante un momento y la persona que estaba siendo secuestrada aprovechó ese instante en el que el otro parecía haberse quedado paralizado por su aparición para tratar de zafarse de su agarre. Mientras TaeYeob corrió hacia el fondo de aquella calle estrecha para llegar ellos, éste pareció zafarse por un momento de su captor, pero antes de que pudiera alejarse un solo paso de él, el secuestrador le dio un golpe en la cabeza con algún objeto que había sacado de su bolsillo y el otro se desplomó sobre el suelo. Para cuando TaeYeob llegó hasta el lado del chico que estaba sobre el pavimento, el secuestrador ya había salido corriendo, montándose en la furgoneta y desapareciendo sin que él pudiera hacer absolutamente nada por detenerlo, ni siquiera memorizar la matrícula del vehículo porque éste la tenía tapada. Se agachó sobre el chico que estaba sangrando en el suelo y, en ese mismo momento, se dio cuenta de que era una persona que conocía.

 

            —SungHo —murmuró, llamándolo, intentando que el otro policía no perdiera la conciencia—. SungHo, no me dejes, ¿vale? Todo está bien —le aseguró, aunque la herida de su cabeza sangraba abundantemente—. Voy a llamar a emergencias, no pasa nada, ya mismo estarán aquí.

 

            Sacó rápidamente su teléfono móvil de su bolsillo y marcó el número de emergencias, pendiente de que SungHo no terminara de perder la consciencia y contando la situación, dando su número de placa y pidiendo una ambulancia para la localización en la que se encontraba. Cuando obtuvo la respuesta afirmativa de que iban de camino, colgó y pulsó sobre el contacto de KyuBin para llamarlo, pero solo se pudo llevar el teléfono a la oreja y escuchar el primer tono de llamada antes de sentir un fuerte golpe en la base de su cabeza y que todo se volviera completamente negro.

 

~

 

            Cuando el médico que había estado cosiendo la herida de la cabeza de SungHo les dijo que el chico estaba fuera de peligro y que solo necesitaba un poco de descanso para que se le pasara el efecto de la anestesia, todos respiraron tranquilos en el pasillo del hospital. JunHyung acabó derrumbándose sobre el suelo, temblando, como si las piernas no pudieran sujetar su cuerpo más. WookJin y YongSoo —que ya se encontraba muchísimo mejor, aunque todavía no le había sido dada el alta— se agacharon junto a él y lo abrazaron con fuerza, KyuBin le puso una mano en el hombro para tratar de consolar al forense, aunque él mismo no encontraba consuelo en aquellos momentos tampoco. Se había relajado un poco porque SungHo estaba bien, pero todo su cuerpo estaba en completa tensión porque TaeYeob estaba todavía en paradero desconocido. La última cosa que había hecho antes de que se le perdiera la pista había sido llamar a emergencias para enviar una ambulancia al lugar y después había intentado contactar con él, pero a pesar de que KyuBin había contestado a la llamada prácticamente al instante, al otro lado lo único que había escuchado había sido el silencio. La comisaría había sido contactada inmediatamente después por emergencias para que se desplazaran al lugar de los hechos y se habían encontrado a SungHo medio inconsciente en el suelo, empapado en sangre y el móvil de TaeYeob, pero sin rastro de éste por ningún lado. KyuBin lo había buscado por los alrededores durante varias horas y había llamado a sus compañeros de tráfico para que trataran de encontrar alguna pista, pero después había acabado yendo al hospital para ver cómo se encontraba SungHo y para preguntarle si recordaba algo, pero aquello iba a ir para largo.

 

            Hyung —le dijo JiSung, sacándolo de sus pensamientos—. Seguro que encontraremos pronto a TaeYeob, no te preocupes.

 

            KyuBin asintió a sus palabras y esbozó una pequeña sonrisa, aunque la preocupación que sentía por TaeYeob no era algo que pudiera controlar. Había desaparecido, había sido secuestrado por aquel que había intentado secuestrar a SungHo y no sabía por lo que podía estar pasando en aquellos momentos. Ni siquiera sabía por qué había acabado en aquella situación, por qué habían intentado secuestrar a SungHo en primer lugar y quién era la persona que se encontraba detrás se aquello. KyuBin tenia demasiadas preguntas sin respuesta y tenía que esperar hasta que SungHo se despertara de la anestesia y se encontrara un poco mejor para poder hacerle las preguntas pertinentes. Solo horas más tarde, por fin los dejaron pasar a la habitación, donde SungHo los esperaba sentado sobre la cama con una sonrisa triste en su rostro, JunHyung corriendo para abrazarlo con mucha fuerza y tratando de asegurarse de que se encontraba bien.

 

            —¿Recuerdas algo? —preguntó KyuBin cuando todo se calmó un poco.

            —No mucho —fue lo que respondió SungHo—. Iba a visitar a mi abuela, que vive en el barrio, cuando de repente la furgoneta se paró delante de mí y un hombre encapuchado salió —el chico suspiró profundamente—. Recuerdo que forcejeamos y TaeYeob vino, entonces todo se vuelve un poco borroso, imagino que, por el golpe, solo tengo fragmentos… pero TaeYeob se llevó también un golpe antes de que el hombre se lo llevara.

            —¿Tienes alguna idea de quién era? —SungHo negó.

            —Llevaba una capucha y solo se le veían los ojos, la calle tampoco estaba especialmente iluminada y no habló conmigo —le dijo.

            —Junto con el teléfono de TaeYeob hallaron una llave inglesa con sangre y la estaban analizando en busca de huellas —comentó en ese momento WookJin, que había sido el primero de los presentes en llegar a la escena—. Probablemente llevara guantes, pero si no los llevaba por alguna casualidad, tendríamos al culpable.

            —También has pedido que busquen en las cámaras la furgoneta que TaeYeob describió para encontrarlos —dijo JiSung—. Estoy seguro que habrá noticias pronto.

 

            KyuBin suspiró y comenzó a pasear por la habitación. Los recuerdos de SungHo no habían sido de mucha ayuda, solo habían servido para confirmar que TaeYeob había sido secuestrado por aquel hombre, pero no tenían nada más y todo aquello lo desesperaba. No le gustaba estar a ciegas. No le gustaba no saber lo que estaba pasando con TaeYeob y no podía entender por qué había sucedido todo aquello.

 

            —¿Has recibido alguna amenaza últimamente, hyung? —le preguntó WookJin a SungHo—. ¿Alguna persona de tu entorno o de internet?

            —No —respondió él—. Al menos no me han amenazado directamente.

            —¿Quién iba a amenazar a SungHo? —preguntó JunHyung—. No hay persona más amable y encantadora que él en este mundo. Es simplemente el hombre perfecto.

            —Te lo agradezco, JunHyung —murmuró él, esbozando una sonrisa—, pero yo también tengo mis defectos.

            —¿Y si… —comenzó YongSoo, llamando la atención de todos los que se encontraban en la habitación—, ¿y si se trata del asesino en serie?

            —¿Por qué piensas eso? —le preguntó KyuBin, interesado en la teoría que se acababa de formar en su cabeza, después de todo, él siempre había sido la cabeza pensante de su equipo hasta que había llegado TaeYeob como su reemplazo.

            —Es solo… algo que acabo de pensar, no me hagáis mucho caso… —dijo—, pero el culpable lleva cometiendo errores desde que lo sorprendimos WookJin y yo en aquella nave y puede que ahora que estabais cerrando el cerco, entrara en pánico y decidiera que, antes de que lo cogieran, quería hacerle daño a la policía matando a alguien que lleva la investigación.

            —Pero nuestros nombres no han trascendido al público —comentó JiSung—, además, en caso de que lo hubiera hecho, solo estarían nuestros nombres, los del equipo que investiga el caso, el de KyuBin hyung, el mío, el de TaeYeob y el de WookJin, SungHo no es oficialmente parte del equipo.

            —O podría estar siguiendo los pasos de la policía en la investigación para estar seguro de que no encontraban su rastro en las cuentas de las víctimas y SungHo hyung se estuviera acercando a él —dijo WookJin—. Puede que el asesino sea alguien que maneja bien este tipo de cosas.

            —Si es posible, incluso puede que borrara todo su contacto con las chicas o contactara con ellas de alguna otra forma, no por las redes —añadió JiSung—. Realmente no hemos encontrado ningún nexo común entre todas ellas aparte de su sexo, una edad similar y que subían nudes a las redes, podría haber otras cosas que solo supiera el asesino.

            —¿Estáis hablando de que podría ser un hacker? —preguntó JunHyung—. ¿Y que podría tener acceso a la investigación y haber decidido atacar a alguien y que la policía se tuviera que enfocar en otro caso para así retrasar su captura?

            —No lo sé… —murmuró YongSoo—. Realmente no sé lo que pensar porque hay demasiadas posibilidades para todo esto y es solo… es solo una idea… no me toméis en serio, de verdad, ni siquiera estoy al tanto de todo lo que habéis encontrado en las últimas semanas.

 

            KyuBin abrió la boca para contestarle que, aunque pudiera ser una teoría descabellada, todas las ideas eran bienvenidas porque no tenían nada sobre quien había secuestrado a TaeYeob, pero antes de que pudiera decirlo, su móvil comenzó a sonar y rápidamente lo cogió de su bolsillo y descolgó la llamada al ver que se trataba de uno de sus amigos de tráfico.

 

            —¿Habéis encontrado algo? —preguntó inmediatamente.

            —Creemos que hemos dado con la furgoneta —respondió la voz de su amigo al otro lado de la línea—. Ha sido difícil de rastrear porque por la zona no hay cámaras, pero hemos buscado en todas las salidas al barrio y hemos dado con una furgoneta blanca sin matrícula, así que estamos siguiendo su pista por las cámaras de tráfico y las de la ciudad —le dijo—. Está siendo un poco caótico porque no hay muchas cámaras, pero estamos en ello.

            —En cuanto sepáis cuál ha sido el destino final mándame la ubicación —le pidió.

            —Serás el primero en saberlo, hyung.

 

            Cuando la llamada se cortó, KyuBin respiro profundamente, sintiendo como un poco de la tensión que se había acumulado en su cuerpo lo terminaba abandonando y se relajaba algo más. Estaban cerca de encontrar a TaeYeob y lo encontrarían sí o sí antes de que le sucediera nada malo.

 

~

 

            —Por fin has despertado.

 

            Aquello fue lo primero que TaeYeob escuchó, con un poco de neblina en su cabeza y un dolor punzante en la base de ésta. Sus ojos todavía no se habían abierto del todo y no podía enfocar siquiera. Se sentía como si una apisonadora le hubiera pasado por encima y trató de llevar su mano izquierda hasta la base de su cabeza, pero no pudo moverla más que unos pocos centímetros antes de sentir un tirón en su muñeca. TaeYeob abrió los ojos de golpe en ese momento y miró sus manos, dándose cuenta de que tenía unas esposas puestas y que, además, las esposas estaban enganchadas a unos tubos en la pared a su espalda. Podía mover sus piernas porque estas no estaban retenidas, pero no podía ponerse del todo de pie porque las esposas estaban aseguradas a la parte baja de los tubos y los anclajes que los mantenían unidos a la pared se lo impedían. Los tubos eran de algún material fuerte, hierro, cobre, no lo sabía, estaban pintados de azul, pero eran sólidos y los tornillos de los anclajes eran fuertes, por más que tiró de sus manos, lo único que consiguió fue hacerse daño en las muñecas.

 

            —No puedes escapar —dijo la misma voz que había hablado antes y el policía movió su cabeza, en busca de aquella voz, encontrándose con un hombre ante él, sentado en el borde de la piscina pequeña en la que TaeYeob estaba atado—. Me he asegurado bien de que las esposas estuvieran en el sitio más fuerte de todo el complejo, tendrías que cortarte las manos para poder hacerlo.

 

            La voz del hombre estaba distorsionada por la capucha que vestía, detrás de la tela, pero TaeYeob sintió que había escuchado aquella voz antes. No sabía ubicarla, pero, de alguna forma, le era conocida.

 

            —¿Quién eres? —le preguntó, intentando sonar lo más calmado posible, a pesar de que su corazón estaba latiendo rápidamente dentro de su pecho, golpeando contra sus costillas—. ¿Qué quieres de mí?

            —Unas preguntas muy directas, oficial Lee TaeYeob, se nota que tienes experiencia en interrogatorios —contestó el hombre, casi riéndose—. Te lo voy a poner fácil porque de todas formas vas a morir esta noche —dijo, levantándose del borde de la piscina y caminando sobre éste en dirección a TaeYeob, el chico lo siguió con la mirada hasta que no pudo hacerlo más porque se colocó a su espalda—. Yo soy aquel que llevas tanto tiempo buscando, aquel que mató a tu queridísima amiga.

 

            TaeYeob sintió cómo la furia crecía en su cuerpo y se le desbordaba por todas partes al escuchar aquello. Intentó volver a zafarse de las esposas que lo mantenían sujeto, pero no consiguió absolutamente nada más que un dolor punzante y que la sangre comenzara a resbalar, caliente, desde sus muñecas por su brazo. Habían pasado más de diez años desde que había encontrado el cuerpo de Yoona y había pasado todo ese tiempo queriendo cazar al desalmado que le había hecho aquello, pero ahora que lo tenía allí, que había aparecido ante él, no podía hacer absolutamente nada porque tenía los movimientos de su cuerpo restringidos por aquellas esposas. TaeYeob apretó sus dientes. Tenía que haber alguna forma para él de escapar, seguro que podía conseguirlo, si sacaba los tubos de los anclajes de la pared, aunque utilizara toda su fuerza en ello. Nunca se había caracterizado por ser demasiado fuerte y había pasado los exámenes físicos para el cuerpo con más fuerza de voluntad que otra cosa, pero si echaba mano de la rabia y la adrenalina que corría por sus venas, quizás podía hacerlo.

 

            —Mírate, tratando de escapar a pesar de que no puedes hacerlo —dijo el asesino y TaeYeob quiso replicarle algo, pero en ese momento escuchó que algo chirriaba y de una boca que había en la pared frente a él, comenzó a manar el agua, cayendo al fondo de la piscina—. Este no es para nada el método que tenía pensado para matar a tu amigo, quería hacerle algo nuevo, algo increíble, una obra de arte, pero me interrumpiste en el peor momento —el cuerpo de éste volvió a aparecer, caminando sobre el borde de la piscina—. Pero tu aparición me dio la oportunidad de hacer algo diferente que creo que vas a disfrutar… morir con los pulmones llenos de agua, asfixiado, debe ser algo terrible y sufrirás bastante.

            —¿Por qué haces esto? —preguntó TaeYeob, sintiendo cómo el agua comenzaba a mojar sus pies.

            —¿Matarte a ti? ¿O a esas putas? —respondió el otro con una pregunta, provocando que TaeYeob apretara sus dientes y le dedicara una mirada de odio infinito—. Eran todas unas putas, subiendo sus fotos desnudas a internet, grabando vídeos en los que se masturbaban, seduciendo a hombres como si fueran sirenas, atrayéndolos a las rocas para que sus barcos se hundieran… pidiéndoles dinero, aprovechándose de ellos… todas tuvieron un merecido final —respondió.

            —Tú no eres quién para decidir eso —replicó TaeYeob—. ¡No estaban haciendo nada malo!

            —Eran todas unas putas —repitió el asesino—. Unas putas que hacían cosas inmorales y sacaban dinero con ello… tu querida amiga, la peor de todas ellas —dijo—. Me abrió las puertas de su casa incluso, cuando no había nadie en ella para que hiciera con ella lo que quisiera… y lo hice.

            —Estás enfermo —soltó.

            —Oh no, no, no —respondió el otro—. Eres tú quien está enfermo… tú y todos tus nuevos amigos en la comisaría… estáis enfermos, liándoos entre vosotros. No hay nada que odie más que a las putas, pero vosotros los gays, también sois una lacra para la sociedad.

 

            TaeYeob estuvo a punto de que un “¿qué?” saliera de sus labios, pero se calló, cerrando sus labios antes de que lo hiciera. Nadie en el lugar sabía que era gay, nadie aparte de KyuBin, que se había acostado con él, porque mientras había vivido en la ciudad, antes de mudarse, no había tenido claro cuál era su sexualidad, no había pensado, de hecho, que no pudieran gustarle los hombres hasta que SeungYoun no había aparecido ante él en la academia. A no ser que los hubiera estado vigilando y los hubiera visto no podía saberlo, no al menos lo suyo con KyuBin, porque SungHo y JunHyung se habían pasado flirteando un tiempo y, en las últimas semanas, habían estado saliendo por la ciudad, esperando el uno por el otro para volver a casa juntos y bastante acaramelados, pero él y KyuBin no habían mostrado en público absolutamente nada más que el beso que se habían dado delante de su casa aquella noche en la que se habían acostado.

 

            —¿Quién eres?

 

            La risa del otro fue lo único que pudo escuchar en ese momento, una carcajada que le heló la sangre.

 

            —Lo siento, oficial Lee TaeYeob —le dijo—, pero vas a morir sin saberlo.

            —No pienso morir —replicó—. No voy a morir hasta que no estés entre rejas.

            —Pues no te queda mucho tiempo —respondió, señalándole el agua.

 

            TaeYeob forcejeó de nuevo con las esposas, el agua sobre su pecho ahora. La piscina no era grande, tampoco era especialmente profunda, por lo que, el caño de agua que no paraba de caer la había ido llenando mientras mantenían aquella conversación y TaeYeob no le había prestado especialmente atención a pesar de que había estado mojando su cuerpo y subiendo cada vez más. No le quedaban más que unos minutos para poder salir de allí antes de que el agua terminara de llenar la piscina y su cabeza acabara bajo ella, sin poder respirar. Pero no podía acabar de aquella forma. Tenía que salir de la piscina, fuera como fuera porque no podía dejar que el otro se saliera con la suya. Debían de estar buscándolo, estaba seguro de ello. Le había dado tiempo a llamar a emergencias, dar la ubicación en la que se encontraba SungHo y dar indicaciones sobre la furgoneta. Había llamado a KyuBin también y sabía que éste no iba a dejar aquello estar y que lo iba a buscar, removiendo cielo y tierra si hacía falta. Ninguno de sus compañeros lo iban a dejar tirado, pero en aquellos momentos estaba solo y tenía que hacer algo para escapar de allí, por lo que, agarró con fuerza los tubos a los que estaban las esposas cerradas y tiró de ellos empleando toda su fuerza en ello, pero la posición de sus manos no era la mejor y no pudo hacer nada.

 

            —Cuando antes aprendas que tu destino está bajo el agua, mejor.

 

            TaeYeob dejó de forcejear y cerró sus ojos, tratando de enfocarse en esa voz. Aunque estaba distorsionada por la tela que le tapaba la boca, sabía que la debía de haber escuchado en algún lugar. Tenía que ser alguien con quien había hablado en algún momento, alguien que conociera, alguien a quien hubiera escuchado de alguna forma, porque si no, no le sonaría su voz. ¿Sería alguien a quien KyuBin había interrogado? ¿Algún vecino de la ciudad con el que había cruzado algunas palabras a su vuelta? Pero por más que intentó buscar el origen de aquella voz no encontró al dueño y cuando trató de hablar de nuevo, de preguntarle algo para que hablara de nuevo, TaeYeob tragó agua. El chico escupió y tosió. El agua ya le llegaba al cuello y trató de alzarse un poco y poner su cabeza en horizontal, mirando al techo del lugar, para tener unos momentos más sin ahogarse bajo el agua.

 

            El asesino rio, pero su risa fue cortada rápidamente y TaeYeob dejó de mirar al techo para volver a enfocarse en él, viendo cómo éste tenía sus ojos fijos en algún punto más allá de TaeYeob. Alguien debía haber ido, alguien debía de haberlos encontrado. Vio cómo sacaba una pistola de su espalda y TaeYeob trató de avisar a quien había ido al lugar, pero al abrir la boca volvió a tragar agua y lo siguiente que supo fue que había comenzado a disparar, huyendo, para petándose en algún lugar desde el cual no era un blanco fácil. TaeYeob trató de mantenerse a flote, trató de que el agua no le cubriera la boca ni la nariz de nuevo, pero unos momentos después, no pudo hacerlo durante más tiempo, el agua sobrepasándolo. Cogió aire una última vez antes de que el agua lo cubriera por completo y trató de no desesperar, trató de aguantar lo máximo posible sin tragar agua porque no podía morir allí, no cuando finalmente lo habían encontrado, no cuando estaban a punto de cazar al asesino… pero el aire fue agotándose dentro de sus pulmones poco a poco y todo acabo volviéndose negro a su alrededor.

 

~

 

            KyuBin se encontraba mirando por la ventana de la habitación del hospital cuando escuchó unos sonidos a su espalda y se giró rápidamente, viendo cómo TaeYeob abría los ojos y tosía. En apenas un par de zancadas cubrió la distancia que los separaba y se sentó a su lado, en la silla en la que había estado todo el tiempo desde que había acabado todo el papeleo que había tenido que hacer en comisaría. Era la primera vez que TaeYeob despertaba después de todo lo que había pasado y parecía perdido, sin poder enfocar su mirada y tosía, como si todavía sintiera el agua en sus pulmones, pero había despertado por fin, y eso era lo único que importaba. Los médicos le habían dicho que lo había salvado justo a tiempo, porque si hubiera estado un minuto más bajo el agua, sin recibir oxígeno y sus pulmones llenándose de agua, las secuelas habrían sido graves si algún día llegaba a despertar, pero que estaba fuera de peligro y solo necesitaba recuperarse. KyuBin había llorado en aquel momento, aunque nunca se lo contaría a nadie. Había llorado de alivio porque había pasado demasiado miedo cuando lo había sacado inerte del agua, después de las horas que había pasado esa noche buscándolo tras su desaparición.

 

            —KyuBin hyung… —murmuró TaeYeob, tosiendo después de haber dicho su nombre.

            —Estoy aquí —fue lo único que pudo decir, tomándolo de la mano con cuidado para no rozar las vendas que le cubrían las maltrechas muñecas y no hacerle daño.

            —Hyung… el… asesino…

            —No hables —le dijo y el chico lo miró fijamente a los ojos, pidiéndole explicaciones—. Está en comisaría, entre rejas —explicó—. Al final tuvimos que reducirlo con disparos, pero tratamos de que ninguno diera en un punto vital —TaeYeob asintió, moviendo su cabeza lentamente.

            —¿Quién…? —preguntó.

 

            KyuBin se mordió los labios antes de contestar. Había sido una sorpresa para todos descubrir quien se encontraba debajo del pasa montañas que le cubría la cabeza, pero al final, todo había encajado, la forma en la que no habían podido encontrar su rastro en las cuentas de las chicas, la forma en la que nunca habían podido encontrar pistas sobre él. Había sido siempre cuidadoso porque sabía los métodos de investigación de la policía, había hecho todo lo posible para no ser nunca captado por las cámaras, huyendo de ellas, siempre había estado al tanto de las últimas novedades e incluso había ayudado en la investigación —o al menos había pretendido ayudar—. Había estado demasiado años tomándoles el pelo, comportándose como una persona normal a pesar de que era un psicópata. Lo había confesado todo cuando lo habían interrogado y les había dado todo lo que le habían pedido, incluso diciéndoles el lugar exacto en el que guardaba los móviles y otros aparatos tecnológicos que había cogido de las víctimas, las pruebas que había destruido a lo largo de los años y todo porque sabía que colaborando le caerían muchos menos años de cárcel. KyuBin odiaba que en algún momento hubiera pensado que era un buen policía porque era el ser más despreciable que se había encontrado en su vida.

 

            —El ex inspector Jeong —contestó al final, provocando que TaeYeob abriera los ojos como platos—. Pero no te preocupes por nada ahora mismo —añadió—, ya lo tenemos y no lo vamos a dejar escapar sin una sentencia para que se pase el resto de sus días en la cárcel.

            —Yo… —murmuró TaeYeob—. Su voz… su voz me… sonaba… —tuvo que toser—, pero… yo…

            —No nos lo esperábamos ninguno —dijo KyuBin—. No nos habríamos dado cuenta si no hubiera tratado de secuestraros.

            —SungHo…

            —Está bien —respondió—. Lo encontramos a tiempo y está en la habitación del al lado, recuperándose —TaeYeob asintió—. Ahora descansa, yo me quedaré aquí hasta que me echen porque se haya acabado el horario de visitas —le dijo, inclinándose sobre él y dejando un beso corto en su frente.

 

            TaeYeob esbozó una sonrisa y murmuró un pequeño “gracias” cerrando de nuevo sus ojos para volver a descansar. KyuBin respiró profundamente, aliviado porque el chico estaba bien y todo había acabado por fin, la pesadilla del secuestro y, sobre todo, habían acabado cogiendo al asesino en serie que había tenido a aquella ciudad viviendo con miedo durante la última década. Lo único que quedaba en esos momentos era esperar que todo terminara saliendo bien y que TaeYeob terminara de recuperarse para poder intentar tener algo juntos, aunque su instinto le decía que lo suyo iba a ir bien.

 

 

 

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