Título: Light my fire and watch me burn
Autora:
Riz Aino
Pareja:
JunMill (JunJi + Mill) (OnlyOneOf)
Clasificación:
NC–17
Géneros:
AU, college, smut, pwp
Número de palabras:
4.284 palabras
Resumen:
desde el momento en el que JunHyung se cruzó en su vida, YongSoo no puede dejar
de pensar en que quiere hacer con él cosas que escandalizarían al mayor.
Advertencias:
relaciones sexuales explícitas.
Notas: la historia
ha sufrido varios cambios desde que la planee como parte de la colección, desde
la pareja hasta parte del plot, porque cuanto más pensaba en ella, más
me apetecía hacer otra cosa diferente.
Comentario de autora:
es la primera de las historias de esta colección que tiene los povs de los dos
protagonistas porque era realmente necesario entender los dos lados de la
historia. Espero que os guste.
Light my fire and watch me
burn
—Admítelo —dijo WookJin—. Quieres empotrártelo como a un
mueble del Ikea.
—Aunque te parezca increíble, no quiero empotrarme a cada
tío bueno que se me cruza por delante —replicó YongSoo—. Algunas veces quiero
que ellos me empotren —su amigo rio ante aquella aclaración.
—¿Y con este qué quieres hacer? —le preguntó.
—Este quiero que me empotre.
La carcajada que WookJin dio resonó en toda la cafetería
de la facultad y muchos de los estudiantes que se encontraban allí se giraron
para mirarlos. YongSoo tendría que estar acostumbrado a aquellos ataques de
risa que a su amigo le daban y a que su risa fuera fuerte y estridente y
llamara la atención de todo el mundo a su alrededor, pero todavía no se
acostumbraba del todo a ser el centro de atención por ello y simplemente trató
de esconderse detrás de sus manos, intentando hacer que él no estaba allí hasta
que WookJin dejó de reírse como si estuviera poseído y lo miró seriamente,
haciéndole una pregunta que sabía que le iba a hacer desde el primer momento en
el que había sacado el tema, cuando lo había visto no quitarle el ojo de encima
a JunHyung cuando éste había pasado por su lado.
—¿Y qué vas a hacer para que se acueste contigo? —le
preguntó—. Porque es un tío guapísimo, pero parece que no tiene interés en
nadie, ni chicos ni chicas.
—Subestimas mis artes —murmuró YongSoo en respuesta,
sacando su lengua y lamiendo sus labios en un gesto sugerente y pecaminoso que
hizo que su mejor amigo se volviera a reír de él—. Sé que contigo no funcionan
porque eres gilipollas, pero a mí me van bastante bien.
—Si tú lo dices…
YongSoo suspiró profundamente y puso los ojos en blanco,
a pesar de que lo que más quería hacer en esos momentos era saltarle al cuello
a WookJin y estrangularlo por ser así de irritante, pero conociéndolo podía ser
que eso de estrangularlo lo pusiera caliente y no quería tener que cargar con
aquello sobre su consciencia, bastantes cosas extrañas había descubierto ya a
lo largo de los años y bastantes cosas le había contado WookJin de experiencias
sexuales como para saber que no merecía la pena la satisfacción momentánea de
descargar su ira sobre él si había una mínima posibilidad de que aquello
trajera otra cosa peor. Había ocasiones en las que no sabía ni por qué seguía
siendo su amigo porque era insufrible, gilipollas y, sobre todo, le gustaban
demasiadas cosas raras en la cama. Inspiró hondo un par de veces más y poco a
poco se fue calmando, así que, decidió dejar de prestarle atención a WookJin y
seguir comiéndose su almuerzo porque tenía clases después y porque, además, él ya
tenía planeado exactamente cómo iba a hacer que Kim JunHyung se acostara con él
y lo empotrase como si fuera un mueble del Ikea.
Kim JunHyung. El tío más guapo de toda la facultad, con
el que además compartía algunas de sus clases y con el que hablaba de vez en
cuando porque tenían que hacer trabajos en común y siempre los hacían juntos.
JunHyung, el único tío en toda la facultad que siempre le había interesado pero
que nunca se había mostrado receptivo a lo que él quería, no porque lo odiara,
sino porque simplemente parecía no estar interesado en mantener una relación,
ya fuera de amistad o sentimental con alguien. Siempre frío con todo el mundo
que trataba de acercarse a él, manteniendo sus distancias con todo el mundo,
incluso con YongSoo mismo, a pesar de que parecía tolerar su presencia. A
YongSoo le había atraído que era guapo, muy guapo, increíblemente guapo, quizás
el tío más guapo con el que se había cruzado en su vida, pero lo que lo había
hecho perder la cabeza en tan solo unos pocos meses había sido esa distancia y
esa frialdad. De alguna forma, quería conseguir encenderlo, provocar un fuego
en su interior, crear una llama tan fuerte que fuera muy difícil de extinguir y
que el otro lo follase como nunca lo había follado nadie porque estaba completamente
seguro de que debajo de aquel chico frío, distante, tímido, había una bestia
que solo tenía que ser desatada, una bestia que a veces se dejaba ver a través
de sus ojos oscuros cuando lo miraba.
—¿Qué has pensado hacerle al pobre chico, por cierto? —le
preguntó WookJin, sacándolo de sus pensamientos.
No obstante, YongSoo no le contestó, simplemente le
dedicó una sonrisa, que lo decía todo sin decir nada.
~
—No te importa que lo hagamos entonces en mi habitación,
¿verdad? —JunHyung salió de sus pensamientos al escuchar aquella pregunta
porque no había estado prestando atención a nada más que a la pantalla de su
ordenador y parpadeó, confuso—. Preguntaba si no te importa que terminemos el
trabajo en mi habitación en la residencia —repitió YongSoo—. Van a cerrar la
biblioteca y nos queda muy poco, me da pereza tener que quedar otro día para
terminar lo poco que nos queda.
—Oh. Sí, claro —le respondió.
—Vamos entonces.
YongSoo comenzó a recoger sus cosas y él hizo lo mismo,
guardando todo el progreso que no había guardado en los últimos minutos para
que no se le perdiera nada y simplemente suspendiendo la sesión del portátil
porque de todas formas lo iba a encender en unos minutos, cuando llegaran a la
habitación del chico. JunHyung se quedó parado un momento mientras guardaba el
ordenador en su mochila al darse cuenta de que iba a ir a la habitación de
YongSoo y que era lo suficientemente tarde como para que cuando acabaran ya no
hubiera ni metro ni autobuses y probablemente el chico le diría que podía
quedarse a dormir en su habitación y todo lo que podía conllevar aquello para
él. No lo había pensado cuando le había respondido que sí a su pregunta, ni
siquiera había caído en eso en el momento y JunHyung quiso huir porque no sabía
cómo podría comportarse, cómo podría contenerse, si tuviera que dormir en la
misma habitación que YongSoo. Porque desde el principio, desde el mismo primer
momento en el que YongSoo se había sentado a su lado en clase y le había
hablado, se había sentido atraído por él.
A JunHyung nunca se le habían dado bien las relaciones
personales, no tenía muchos amigos, de hecho, solo tenía un amigo, y siempre
huía del resto de personas porque no sabía cómo comportarse, qué decir y qué
esperar de los demás, algo que lo había hecho ganarse una reputación como
persona fría y, sobre todo, como borde, por responder con monosílabos o por
negarse a todas las invitaciones a comer, a salir o a beber. Con YongSoo era
diferente, no obstante, porque con él no se podía negar, daba igual lo que le
pidiera, siempre se lo daba, a pesar de tratar de seguir mostrándose
desinteresado en él, y creía que el chico se había dado cuenta de aquello.
Creía que se había dado cuenta de que se sentía atraído por él, de la misma
forma que JunHyung había sabido desde el primer momento que YongSoo tenía
interés en él. Su mirada brillaba llena de deseo cada vez que lo miraba y
JunHyung tenía que buscar su paz interior para aguantarse las ganas de saltarle
encima, por lo que, ahora que lo pensaba, ir a su habitación era una muy mala
idea.
—¿Sucede algo? —le preguntó YongSoo en ese momento,
haciendo que volviera a la realidad.
—No… no… solo… —murmuró en respuesta y trató de decirle
que estaba cansado y que lo mejor era que quedaran otro día en la biblioteca,
pero los ojos oscuros de YongSoo lo hicieron perder el hilo de lo que iba a
decir y solo dijo—: no estoy seguro de haber guardado el documento, espero que
sí.
YongSoo rio y le dijo que no se preocupase, animándolo a
seguirlo y, aunque sabía perfectamente que si lo hacía probablemente no habría
forma de volver atrás… porque estaba seguro de que el chico tenía en mente otra
cosa que no era precisamente terminar aquel trabajo. No obstante, JunHyung
acabó de guardar sus cosas en la mochila y siguió a YongSoo, saliendo del
edificio de la biblioteca y encaminándose hacia la residencia en la que el
menor viví, que estaba tan solo a unos quince minutos del campus, por lo que,
apenas tardaron en llegar, después de caminar en un silencio agradable, pero
que también había puesto un poco nervioso a JunHyung porque el otro chico
siempre solía llenar los silencios que había entre ambos.
—Esta es mi habitación —YongSoo volvió a hablar para
decir aquello cuando abrió la puerta y lo hizo pasar al interior—. Puedes dejar
las zapatillas aquí con las mías, con tranquilidad, no hace falta que tengas
prisa por entrar, quizás tenga que recoger cosas.
JunHyung asintió a aquello y el chico salió disparado,
incluso dejando sus zapatillas mal colocadas en la entrada, probablemente
porque tendría cosas por medio por la habitación y quería adecentarla un poco.
JunHyung hizo lo que le había pedido y se quitó las zapatillas con tranquilidad
y después colocó bien las de YongSoo antes de pasar del todo a la habitación,
encontrándose entonces con el chico cerrando el armario, un poco falto de aire
y despeinado. Tuvo que apretar los dientes con fuerza y respirar hondo un par
de veces para calmar lo que había comenzado a aparecer en su interior al ver al
chico de aquella forma. Agradeció que solo hubiera encendido la luz del
escritorio y que ésta no diera tanta luz a la habitación en general, porque
seguro que, si estuviera encendida la luz del techo, el chico habría visto cómo
lo miraba, con ganas de saltarle encima, unas ganas que cada día le costaba más
contener. No le gustaba sentirse de aquella manera porque no sabía cómo
manejarlo, nunca se había sentido de esa forma con nadie, no sabía qué hacer y,
sobre todo, no quería hacer nada para no hacerse daño a sí mismo. Siempre le
había ido mejor no relacionándose con la gente, dejando que su vida siguiera su
curso sin verse afectada por relaciones con nadie, ni de amistad, ni de nada más
y quería seguir de aquella forma, por mucho que sintiera que el cualquier
momento, la poca cordura que le quedaba cuando estaba con YongSoo se iría a la
mierda y acabaría comiéndose al chico entero.
—Puedes sentarte en la cama —le dijo el chico entonces, sacándolo
de sus pensamientos—. Mi silla es la cosa más incómoda del mundo.
Señaló la silla de madera con un cojín que había frente
al escritorio y JunHyung pudo imaginarse que sí, que era bastante incómoda, por
lo que asintió y acabó sentándose sobre la cama, en el borde de esta, dejando
su mochila en el suelo y dispuesto a sacar su portátil para hacer lo antes
posible lo poco que le quedaba de trabajo y así no pasar más tiempo del
estrictamente necesario en el lugar. No obstante, apenas se había sentado
cuando YongSoo se había dejado caer en el suelo a su lado y había llevado sus
manos directamente hasta su entrepierna, desabrochando sus vaqueros antes de
que JunHyung se diera cuenta de lo que hacía.
—YongSoo… —llamó, sorprendido—. ¿Qué haces?
—Sé que tú también quieres esto, JunHyung —le dijo—. Déjame
hacerte sentir bien.
—No… yo…
JunHyung trató de protestar, pero sus palabras murieron
en su boca cuando los dedos fríos del chico tocaron su miembro todavía por
encima de la tela de sus calzoncillos, provocando que un escalofrío recorriera
todo su cuerpo de arriba abajo. YongSoo pareció notar el escalofrío, porque
sonrió de una forma pícara y después simplemente sacó su miembro de sus
calzoncillos. JunHyung dejó escapar un sonido ahogado desde el fondo de su
garganta cuando el chico envolvió su miembro con su mano fría y comenzó a
tocarlo, masajeando también sus testículos, haciendo que la sangre se fuera
acumulando allí. No pudo decir que sí, tampoco pudo decir que no, no pudo hacer
absolutamente nada más que dejarse llevar porque las manos pequeñas y frías de YongSoo
estaban haciendo maravillas con su pene y su mente había desconectado de su
cuerpo. Sabía que no estaba bien, que lo que YongSoo estaba haciendo iba en
contra de cómo se había estado comportando hasta el momento, pero no podía
hacer otra cosa porque, después de todo, algo como aquello era lo que más había
querido.
Y YongSoo no se detuvo allí, YongSoo no solo tocó su
miembro con sus manos, cuando éste creció y se endureció, completamente sensible
y, a punto de estallar, el chico decidió metérselo en su boca, del tirón,
tragándoselo entero, envolviéndolo con el calor húmedo de su boca, sus labios y
su lengua ejerciendo una presión exquisita y provocando que JunHyung ni
siquiera tardase más que unos pocos minutos en correrse, demasiado extasiado
como para hacer otra cosa, demasiado invadido por el placer como para aguantar
más. Y se corrió en su boca sin que el chico hiciera nada por apartarse, quedándose
completamente desecho sobre la cama, sin poder hacer nada más que sentir los
últimos coletazos del orgasmo en su cuerpo, su visión algo desenfocada.
—YongSoo… —jadeó—. YongSoo yo…
Quiso disculparse por haberse corrido sin avisar, más que
nada, quiso darle una explicación a por qué no lo había parado antes de que
siguiera adelante a pesar de que no sabía siquiera qué era lo que iba a decir,
pero antes de que pudiera esbozar algo más que su nombre, el chico finalmente
dejó que su miembro cayera de entre sus labios, deshinchándose lentamente
abriendo su boca y paladeando su semen, mirándolo a los ojos con una expresión
pícara en su rosto, volviendo completamente loco a JunHyung porque el chico acababa
de comenzar una llama en su interior que no iba a tardar en quemarlos a los
dos. Sin decir absolutamente nada, simplemente dejándose llevar por la
situación, JunHyung se inclinó hacia delante, cogiendo a YongSoo del cuello
para que no se escapara y después le metió la lengua hasta la campanilla,
queriendo saber cómo sabía la boca de YongSoo, cómo sabía él mismo con la saliva
del chico, recibiendo una reacción entusiasta por parte de éste que lo hizo
perder aún más la poca cordura que le quedaba.
~
—JunHyung… JunHyung… JunHyung… —jadeó YongSoo, tratando
de separarse de sus labios, pero cada vez que lo conseguía, el otro volvía a
besarlo. Estaba sin aire, completamente sin aire, necesitaba respirar, pero la
lengua de JunHyung, salvaje, queriendo lamerle todos los rincones de su boca,
no lo dejaba y ya no podía más. Al final acabó separándose de él y poniendo sus
manos en su pecho, jadeando, buscando aire desesperadamente—. Necesito…
respirar… —murmuró, tratando de aplacar de aquella forma la intensidad de
JunHyung—. Quiero seguir besándote, pero… necesito aire…
JunHyung lo miró fijamente, con un fuego salvaje ardiendo
en su mirada, pero asintió a lo que le había dicho y se separó del todo de él, volviéndose
a enderezar en su cama. YongSoo aprovechó para inspirar hondo y para limpiarse
con sus manos los restos de semen y de saliva que había en su barbilla antes de
levantarse del suelo y sentarse junto a JunHyung en la cama. Cuando había
planeado aquello, no se había llegado a imaginar en ningún momento que el otro
fuera a reaccionar de una forma tan intensa a todo. Sabía que si lo tentaba lo
suficiente acabaría cayendo en sus redes y que quizás habría tenido que
convencerlo para que lo dejara tocarlo, pero ni siquiera había tenido que hacerlo,
simplemente lo había tocado y había hecho que el chico perdiera la cabeza por
él —aunque estaba seguro que lo que había hecho que perdiera la cabeza del todo
había sido su maestría con su lengua y su boca—. No había tenido que convencerlo
de nada porque JunHyung se había entregado por completo y cuando lo había hecho
llegar al orgasmo lo que había provocado había sido que éste se desinhibiera
del todo y se abandonara del todo a sus deseos. YongSoo quería que JunHyung se
lo comiera entero y JunHyung parecía querer lo mismo exactamente, por la forma
en la que no le quitaba la vista de encima.
—JunHyung… —murmuró—. Quiero hacerlo… —el chico volvió a
mirarlo fijamente durante unos momentos antes de decir que sí con un movimiento
de su cabeza—. Quiero que… quiero que me folles… duro…
—Te voy a follar como nunca nadie te ha follado —fue lo
que respondió JunHyung.
YongSoo abrió su boca, sorprendido, sin poder creerse lo
que acababa de escuchar porque, a pesar de que sabía que JunHyung lo había
deseado desde el primer momento, no sabía que el chico tímido y frío con todo
el mundo pudiera decir algo así. La sorpresa, no obstante, le duró poco porque
el chico se inclinó sobre él de nuevo y buscó sus labios con ansia, aprovechando
que su boca estaba abierta para meterle de nuevo la lengua en ella, un beso
intenso en el que se agarró a su cuerpo sin poder remediarlo cuando JunHyung se
inclinó cada vez más y más sobre él, llevándolo hacia atrás para que acabara
tumbado de espaldas sobre el colchón. Los labios de JunHyung eran demandantes y
él casi no podía seguirle el ritmo, demasiado intoxicado con éstos, con la
forma en la que el otro parecía querer meterse debajo de su piel desde el
primer instante. Había subestimado del todo las ganas que le tenía, jamás se había
imaginado que JunHyung quisiera tanto aquello como lo quería él y que buscara
más y más de él, besando, lamiendo, mordiendo, dentro y fuera de su boca, dejándolo
sin aire de nuevo en tan solo unos pocos segundos.
Cuando JunHyung dejó sus labios, YongSoo abrió su boca
para respirar, pero antes de poder hacerlo del todo, JunHyung mordió su cuello
y un gemido ahogado salió desde el fondo de su garganta sin que pudiera
evitarlo. Aquello pareció encender aún más al chico, porque después de su
gemido JunHyung se dedicó en cuerpo y alma a besarlo por todas partes, su
cuello y toda la piel que tenía accesible, hasta que su camiseta le comenzó a
estorbar y acabó metiendo sus manos precipitadamente dentro de ésta, tocando su
cuerpo y tratando de sacar la prenda. YongSoo se alzó del colchón lo suficiente
como y levantó sus brazos sobre su cabeza para que ésta pudiera salir, ayudando
de aquella forma a JunHyung, que estaba totalmente acelerado —y YongSoo tampoco
pensaba pararlo porque él estaba cada vez más excitado, los besos de JunHyung
haciendo que su piel quemara por allí por donde pasaban—. Una vez la camiseta estuvo
fuera, se inclinó de nuevo sobre su cuerpo para seguir besando allí donde no
había podido hacerlo antes, arrancando jadeos y leves gemidos de la boca de YongSoo,
que no podía detenerlos, a pesar de que quizás no debería estar haciendo ruido
porque estaban en la residencia y había gente en las habitaciones contiguas,
pero no podía, no podía hacer nada por detenerlos, no podía parar, no cuando
los labios de JunHyung estaban haciendo maravillas por todo su cuerpo. Pero no
solo sus labios se detuvieron en él, haciéndolo sentir bien, sus manos también
lo comenzaron a tocar por todas partes, fuertes, decididas, sin miedo. YongSoo
le había pedido que lo follara duro y JunHyung estaba haciendo lo que le había
dicho que haría.
Pronto toda la ropa comenzó a sobrar por el calor y por
la efusividad de JunHyung. YongSoo se sentía a punto de estallar a pesar de que
su miembro ni siquiera había sido tocado directamente, así que, cuando el otro
lo rozó al quitarle los calzoncillos, tuvo que usar toda su fuerza de voluntad
en aguantar un poco más y no correrse en ese momento. Estaba demasiado sensible
y casi al borde del orgasmo y no iba a necesitar mucho para correrse, pero
necesitaba durar al menos hasta que JunHyung se la metiera para disfrutar al
máximo de su miembro, aquel que ya había saboreado en su boca, pero que necesitaba
tener en el otro agujero de su cuerpo. Por eso, no pudo evitar apremiar a
JunHyung a que fuera aún más rápido.
—JunHyung… ya… no podré… aguantar mucho…
Una sonrisa pícara apareció en su rostro y, antes de que
YongSoo le pudiera decir dónde se encontraban el lubricante y los condones,
JunHyung ya había envuelto su miembro con su mano, haciéndolo gemir fuerte,
agudo porque no se lo había esperado. Sus piernas se encogieron, su cuerpo se
tensó y se acabó agarrando fuertemente a las sábanas porque el orgasmo le
sobrevino mucho antes de lo que pensó que llegaría, corriéndose en la mano de
JunHyung cuando éste apenas había comenzado a tocarlo, jadeando, sintiendo cómo
todo su cuerpo se contraía y relajaba, todo su sistema nervioso recorrido por
una oleada intensa de placer.
—JunHyung… —dijo, en tono de protesta, todavía jadeando.
—¿Dónde tienes el lubricante y los condones? —le preguntó
el aludido, como si no acabara de dejarlo lleno de marcas violetas ni lo
hubiera hecho llegar al orgasmo unos segundos antes.
—Eres increíble —murmuró, poniéndolos ojos en blanco y
tratando de incorporarse un poco, apoyándose sobre sus codos, a pesar de que no
sabía si se sostendría—. En el primer cajón del escritorio —le señaló.
JunHyung asintió y se levantó de la cama, yendo hasta su
escritorio y abriendo el cajón que le había dicho, sacando el bote medio vacío
de lubricante y un par de condones, dejándolos sobre la cama después para
desnudarse él. YongSoo se había imaginado en muchas ocasiones cómo sería el
cuerpo de JunHyung, pero lo que se había imaginado no le hacía justicia ninguna
a la realidad porque ante él se encontraba un dios reencarnado, era imposible
que alguien tuviera un cuerpo tan increíble como el suyo. Sus abdominales
estaban imposiblemente definidos, sus piernas torneadas y los músculos de sus
brazos no eran especialmente grandes, pero eran también mucho más grandes de lo
que YongSoo podría jamás aspirar a tener los suyos por muchas horas que pasase
en el gimnasio. Era un cuerpo completamente increíble, un cuerpo que quería
tocar y hacerlo suyo, pero JunHyung no dejó que lo hiciera, volviendo a la cama
y metiéndose entre sus piernas, alzándoselas por encima de sus hombros y
echándose lubricante en sus dedos para comenzar a penetrarlo con ellos,
provocando que YongSoo se derritiera por completo porque no había hecho más que
correrse unos momentos antes y todavía estaba demasiado sensible.
Leves gemidos volvieron a inundar el aire de la
habitación y parecía que éstos hacían que JunHyung sintiera más confianza en lo
que hacía y fuera un poco más rápido, un poco más brusco, introduciendo sus
dedos en su interior, sacándolos, una y otra vez, rozando de vez en cuando con
su próstata, haciendo hueco en él y calentándolo hasta el infinito. YongSoo se
acababa de correr y eso hacía que todas las sensaciones se magnificaran y que
su miembro apenas tardase nada en volver a estar erecto, rozando contra la
parte baja de su estómago mientras JunHyung lo penetraba con sus dedos una y
otra vez hasta que finalmente sacó sus dedos y se puso el condón para entrar
dentro de él.
—Ahh… —jadeó—. Estrecho.
Pero, a pesar de hacer ese comentario, JunHyung no dejó
de penetrarlo fuertemente, abriéndose paso en él como si nada gracias a que había
usado mucho lubricante. Sus jadeos y gemidos se mezclaron y el somier comenzó a
sonar por los movimientos fuertes y bruscos, pero a YongSoo no le pudo dar más
igual que todo el mundo alrededor se enterase que estaba teniendo sexo porque
estaba siendo completamente increíble y lo único que necesitaba era más y más y
más de JunHyung. Cuando se corrió de nuevo, sobre su estómago, porque JunHyung
no había parado de rozar contra su próstata, se retorció sobre la cama y trató
de escapar de la sobreestimulación porque JunHyung siguió penetrándolo hasta
que acabó corriéndose él también, dejándolo completamente laxo sobre el
colchón, su cuerpo tratando de recuperarse del tren de sensaciones que acababa
de tener en los últimos segundos porque habían sido demasiadas, una detrás de
otra y todas a la vez. Estaba exhausto y JunHyung, que se dejó caer a su lado,
sobre la cama, también lo estaba, su respiración caliente chocando contra su
hombro, acelerada.
Aquello había estado bien. Muy bien. Realmente bien. Había
merecido la pena hacerle esa pequeña encerrona a JunHyung para hacerlo sacar
todo lo que llevaba dentro porque lo había dejado increíblemente satisfecho y
desecho. Realmente había sido mucho mejor de lo que jamás había imaginado y
esperaba que después de aquella vez, vinieran muchísimas más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario