lunes, 14 de marzo de 2022

[One Shot] I want you on top of me like cherry {DongWoong}

Título: I want you on top of me like cherry

Autora: Riz Aino

Pareja: DongWoong (Jeon Woong + Kim DongHyun) (AB6IX)

Clasificación: NC–17

Géneros: AU, high school, romance, smut, pwp

Número de palabras: 2.813 palabras

Resumen: DongHyun quiere demostrarle a Woong que él también lo quiere de una manera que sabe perfectamente que le va a encantar al otro.

Advertencias: relaciones sexuales explícitas entre “menores” (no son menores en la realidad, pero en el fic son gente de instituto, de ahí las comillas).

Notas: esta historia ha sido escrita para celebrar el Día Blanco, un día en el que aquellos que han recibido cosas en San Valentín, demuestran su agradecimiento.

Comentario de autora: tenía esta historia planeada (la parte del smut) desde el comeback de Cherry, pero no me animé a escribirla hasta que no le añadí la intro y organicé un poco mis ideas. Espero que os guste.




 

            —Woong… —murmuró DongHyun, llamando la atención de su amigo, que se encontraba hablando animadamente con la gente de su clase. Éste se giró hacia él y le dedicó una sonrisa encantadora.

            —Dime, DongHyun —le dijo.

            —Mmmm… ¿podríamos hablar en privado un momento? —le preguntó.

 

            DongHyun se sentía muy nervioso y había tenido que conjurar todo el coraje del mundo para hacer aquello. Sentía que su corazón se le iba a salir de su pecho y lo único que quería era huir, correr en la dirección contraria en la que Woong se encontraba y no parar hasta estar lo más lejos posible del otro.

 

            —Claro —contestó a su petición—. Chicos, vuelvo en un momento —les dijo a sus amigos, levantándose de su pupitre—. ¿Vamos?

 

            Una sonrisa encantadora apareció en el rostro de Woong y DongHyun sintió que realmente se le salía el corazón del pecho, pero trató de calmarse y después echó a andar, con el otro chico siguiéndolo, a través de los pasillos del instituto. Las manos le sudaban, su cabeza no paraba de ir a toda velocidad queriendo decir todas y cada una de las cosas que había pensado durante el último mes y a la vez tratando de calmarse porque si no se calmaba todo iba a salir muy mal. Había conseguido moverse al menos, salir de su clase e ir hasta la de Woong, siendo aquel año el primero en el que estaban separados, había conseguido también reunir el valor que le había costado acercarse al chico para hacerle aquella pregunta… algo que, en otra ocasión, en otras circunstancias, habría hecho de forma normal y mecánica, pero no aquel día y no después de lo que había descubierto un mes atrás. Porque el 14 de febrero DongHyun había llegado a clase antes de lo que era normal y había visto cómo Woong dejaba en su taquilla algo, no había podido moverse hasta que el otro había desaparecido y, cuando había recogido lo que le había dejado su amigo, lo que se había encontrado había sido con una pequeña confesión de amor, chocolate y una baraja de cartas con cerezas. DongHyun siempre había sentido cosas por su amigo, pero nunca las había sentido tan fuerte como a raíz de aquel momento en el que se dio cuenta de que sus sentimientos eran correspondidos. Desde ese día, había planeado cuidadosamente lo que iba a hacer para demostrarle sus sentimientos a Woong y, aunque estaba demasiado nervioso por aquello, no quería que los nervios lo traicionaran. Había esperado hasta el 14 de marzo, hasta el Día Blanco, para demostrarle que correspondía sus sentimientos, los que Woong le había mostrado en San Valentín y ahora que el día había llegado, tenía que hacerlo bien.

 

            —¿Qué querías decirme? —le preguntó Woong cuando llegaron a las escaleras de incendios del instituto, donde no había nadie en esos momentos.

            —Woong… —murmuró DongHyun, tragando saliva porque la boca se le acababa de quedar seca y subiéndose las gafas por el puente de la nariz—. Quería… quería decirte que… tú también me gustas… mucho… y que… quiero tener una cita contigo…

 

            Antes de que Woong pudiera responder nada, DongHyun sacó de su bolsillo unas entradas que había comprado días atrás a una pista de patinaje sobre ruedas, junto con una pequeña tableta de chocolate en la que había una carta en la que había volcado todos sus sentimientos y se la tendió a su amigo, cerrando sus ojos, nervioso, sintiendo cómo el corazón casi se le salía por la boca de lo rápido que latía dentro de su pecho. Woong no dijo nada durante unos segundos y durante ese tiempo DongHyun casi estuvo a punto de tener un ataque, pero cuando las manos de su amigo tomaron las cosas que el chico le había tendido, abrió sus ojos y lo miró, encontrándose con una sonrisa cálida y llena de cariño que provocó que su corazón se parase de golpe durante unos momentos.

 

            —Creía que había sido demasiado sutil con la carta y con los regalos y que no te habías dado cuenta de que era yo —comentó Woong, cogiendo con una de sus manos los regalos que le había hecho y tomando con la otra la mano de DongHyun, entrelazando sus dedos—, pero estabas esperando al Día Blanco para hacerlo todo más romántico —DongHyun asintió. Quiso contestarle, pero las palabras todavía no le salían, a pesar de que sus nervios se estaban calmando poco a poco y ya no estaba a punto de darle un ataque allí mismo—. Me gustaría mucho tener una cita contigo —le dijo—. Y también me gustaría mucho salir contigo.

 

            DongHyun sonrió, feliz y Woong aprovechó para acercarse y darle un beso corto en sus labios, antes de separarse de él y guardar todos sus regalos, diciéndole que debían de volver a clase antes de que se acabara el descanso y DongHyun lo siguió, todavía con sus manos unidas, a través de los pasillos del instituto, con su cabeza en una nube durante el resto del día porque todo había salido perfecto y Woong era su novio.

 

🍒

 

            DongHyun había estado nervioso por la cita del sábado siguiente, pero cuando el día llegó y se encontraron en la pista de patinaje sobre ruedas, supo que no tenía por qué estarlo. Woong y él habían sido amigos durante varios años y, aunque su relación hubiera cambiado de ser amigos a ser novios, las cosas entre ellos no habían cambiado demasiado. En el instituto habían estado como siempre, bromeando, jugando, encontrándose en los descansos entre clase y haciendo el idiota, como siempre lo habían hecho, con la diferencia que ahora se tomaban de las manos o se daban besos cortos de vez en cuando, en los momentos en los que nadie los veía, cuando estaban solos o incluso tentando a su suerte en lugares en los que alguien podría pasar y pillarlos. Nada había cambiado, pero a la vez había cambiado todo, y era extraño y confuso, pero cómodo y natural… y su cita fue de esa manera también.

 

            Habían ido juntos a mil y un sitios diferentes a lo largo de su amistad y, de hecho, habían ido a aquella misma pista el año anterior, en verano, un lugar que a ambos les había encantado, por eso DongHyun lo había elegido como el lugar para su primera cita. Y la realidad es que su cita no difirió demasiado de la vez anterior, siendo la diferencia más acusada que mientras trataban de patinar, cogidos de las manos para no caerse al suelo, entre juegos y resbalones, a veces se besaban, aprovechando el anonimato del lugar, sus ropas de calle y el hecho de que ambos llevaban lentillas en lugar de las habituales gafas que les cubrían medio rostro.

 

            DongHyun se lo pasó en grande y por la sonrisa de Woong, que no abandonó su rostro en ningún momento, el chico estaba seguro de que éste también se lo había pasado genial, por eso, no quiso que su cita terminara ahí y cuando el tiempo se les acabó en la pista, se acercó a su chico mientras se quitaban los patines que habían alquilado y le susurró al oído:

 

            —¿Quieres venir a mi casa? Mis padres no están.

 

🍒

 

            En esa época, las cerezas no estaban de temporada, eran caras y no sabían tan bien como lo hacían un par de meses más tarde, pero de camino a casa, DongHyun no había podido evitar parar en un supermercado y comprar unas cerezas porque a Woong se le habían ido los ojos detrás de la fruta y, en aquellos momentos, mientras ambos disfrutaban de las cerezas, encerrados en su cuarto después de cenar un par de paquetes de ramen, se alegraba de haber comprado aquellas cerezas porque cuando Woong se las comía, ponía una cara de placer absoluto. DongHyun no iba a negar que en muchas ocasiones había pensado hacer un montón de cosas con su amigo, muchísimo antes de saber que sus sentimientos eran correspondidos, tras verlo comer cerezas. Siempre había habido algo en él que se había despertado ante aquella simple visión y, en esos momentos, ese algo, despertaba con demasiada fuerza.

 

            Cuando DongHyun se tocaba, pensaba en Woong, pensaba en su rostro cuando comía cerezas, pero su imaginación, sus recuerdos, nunca eran tan vívidos como lo era la realidad y, ahora, que tenía la verdadera oportunidad de hacer algo de verdad con él, DongHyun tenía muchísimas ganas de aprovecharla. Le había propuesto a Woong que fueran a su casa, sabiendo perfectamente que ese día no había nadie en casa porque sus padres habían ido a pasar el fin de semana a casa de sus abuelos, por lo tanto, no los iban a molestar y, si los molestaban porque hubiera pasado algo y hubieran vuelto a la ciudad antes de hora, DongHyun había cerrado la puerta de su habitación para darles algunos minutos más por si tenían que vestirse corriendo o recoger las cosas. Woong había accedido a ir a su casa sabiendo que iban a estar solos y sus ojos habían brillado de una forma que DongHyun nunca había visto antes y eso lo había hecho sentir muchas esperanzas de que quizás algo podría pasar entre ellos… pero la forma en la que se estaba comiendo las cerezas hacía que DongHyun no quisiera otra cosa más que ver aquella expresión mientras él lo tocaba, mientras él lo besaba, mientras él lo hacía morirse de placer. Probablemente sería torpe, inexperto, y cometería demasiados errores porque aquella sería su primera vez, pero DongHyun estaba dispuesto a compartirla con Woong y, sobre todo, estaba dispuesto a que éste gimiera su nombre con la misma expresión con la que se comía las dichosas cerezas.

 

            Sin poder aguantarse, gateó sobre el suelo hasta que la distancia ente ambos quedó en nada y, antes de que Woong pudiera meterse otra cereza en la boca, atrapó sus labios con los suyos, encontrando inmediatamente la respuesta del chico a su beso, que movió su boca contra la suya y dejó que DongHyun le metiera la lengua, volviendo el beso húmedo y descontrolado.

 

 

            —Wow… —murmuró Woong contra sus labios cuando se separaron lo justo para poder respirar—. No me esperaba esta intensidad para nada…    

            —Es que… me estás tentando mientras te comes las cerezas —respondió él, sin poder evitar decirle la verdad, alcanzando su boca de nuevo para darle otro beso—. Necesitaba hacerlo…

            —Me alegra que te sintieras tentado —comentó Woong, devolviéndole el beso y dándole otro más, buscando su lengua, chupándola, dejándolo sin aire de nuevo—. Porque te estaba tentando.

            —Te odio —murmuró DongHyun.

            —Eso es mentira… me quieres —replicó su chico, profundizando aún más el beso entre ambos.

 

🍒

 

            Su cama era pequeña, pero nunca antes le había importado demasiado… al menos hasta aquel momento, mientras maniobraba con Woong, entre besos, entre risas y con demasiados nervios, tratando de desnudarse el uno al otro. Realmente en aquellos momentos tampoco le importaba demasiado que la cama fuera enana, porque de aquella forma podría estar mucho más pegado a Woong que nunca, pero ya se había dado varios codazos contra la pared y sabía a la perfección que le iban a salir unos moratones bastante grandes, además del dolor intenso, pero corto que sentía cada vez que se pegaba. No obstante, cada vez que escuchaba la leve risa de Woong cuando se daba contra la pared, hacía que se le olvidara todo y que se enfocara en el chico ante él, a quien había visto en muchas ocasiones con poca ropa, pero con quien nunca había estado en aquella situación nunca antes. Y el chico bajo él estaba colorado de pies a cabeza, su cuerpo ardía y apenas podía respirar correctamente… DongHyun estaba de la misma manera, además de excitado y necesitado, nervioso, porque era su primera vez y no sabía si estaba haciendo las cosas bien o no. tocaba y besaba por instinto y aquello que hacía que a Woong se le cortara la respiración o jadeara, lo volvía a hacer, tentativo, tratando de hacerlo experimentar placer.

 

            DongHyun había visto porno, como cualquier adolescente de dieciocho años, lo había visto y siempre había querido intentar hacerle una felación a alguien, siempre lo había querido intentar con Woong, de hecho, y ahora que tenía su oportunidad, no la quería desaprovechar, así que, en el momento en el que le quitó los calzoncillos al otro y vio su miembro comenzando a ponerse duro contra su estómago, no pudo evitar inclinar su cabeza y buscarlo con su boca. Besándolo primero, lamiéndolo después, arrancando gemidos profundos e intensos de los labios de Woong. DongHyun volvió a hacerlo, una y otra vez, sin querer apartar sus ojos del rostro lleno de placer del otro, sus expresiones eran exquisitas, mucho mejores que aquellas que aparecían en éste cuando se comía las cerezas y DongHyun no pudo evitar sentirse orgulloso porque aquello lo estaba haciendo él, lo estaba provocando él. Era más de lo que había esperado conseguir con su inexperiencia, pero estaba realmente encantado con lo que había conseguido y trató de seguir un poco más, trató de hacer algo más, queriendo meterse el miembro de Woong en su boca, colmándolo de placer, pero su chico no lo dejó llegar más lejos.

 

            —Para… ahhh… para… —le pidió y DongHyun le hizo caso, alejándose de él, nervioso por si había hecho algo que Woong no quisiera—. Dios… tienes una boca increíble, pero quiero correrme de otra forma… no quiero hacerlo en tu boca la primera vez… —todo el nerviosismo de DongHyun salió de su cuerpo en ese momento y no pudo evitar sonreír porque a Woong le había gustado lo que le había hecho, lo había disfrutado y solo lo había detenido porque quería hacerlo de otra forma—. Quiero que los dos disfrutemos ahora…

 

            Woong le pidió entonces que ocupara su posición, que se pusiera sobre la cama, tumbado de espaldas y le quitó los calzoncillos. Su miembro estaba muy duro, no lo había tocado más que cuando había estado rozándose contra la entrepierna de Woong antes, mientras se besaban, demasiado acelerados y calientes como para quedarse quietos. Sintió vergüenza y excitación cuando su chico se sentó sobre él, con sus rodillas a cada lado de sus caderas y, sobre todo, sintió que iba a estallar en el momento en el que sus miembros se rozaron, ahora ya sin nada de por medio, solo éstos, calientes, duros, rozándose el uno con el otro. Si a DongHyun le había encantado tener a Woong bajo él, haciéndolo gemir, en aquellos momentos estaba realmente enamorado de la forma en la que el chico se movía sobre él, con sus manos sobre su pecho para sujetarse, meneando sus caderas, aplicando fuerza y presión en sus miembros con cada movimiento. Era una visión espectacular. Su flequillo pegándosele a la frente por el sudor, sus ojos velados por el placer, su cuerpo temblando con cada roce de sus miembros… era lo más erótico y precioso que DongHyun había visto nunca y no tardó en llegar al clímax bajo él, Woong corriéndose prácticamente después, ambos manchando sus estómagos de semen.

 

            Aquel orgasmo fue el más increíble que DongHyun había tenido en toda su vida. Intenso, tan intenso que demasiadas oleadas de placer recorrieron su sistema nervioso de arriba abajo hasta que su cuerpo se quedó completamente laxo mientras trataba de recuperar la respiración. Woong acabó dejándose caer sobre su cuerpo, cansado, derrotado, su cabeza descansando sobre su pecho, también sin aire y temblando todavía por el orgasmo, abrazándose a él como si fuera lo único que lo mantuviera a flote. Aquello era mucho más de lo que DongHyun había imaginado que sería y no podía creerse que lo acabara de experimentar junto a Woong, pero en aquellos momentos era la persona más feliz del mundo, incluso pegajoso de sudor, incluso manchado de semen, porque estaba junto a Woong y porque junto a él se había sentido increíble.

 

 

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