Título: Love is Madness
Autora:
Riz Aino
Pareja:
KyuSungJung (KB + Love + YooJung) (OnlyOneOf)
Clasificación:
NC–17
Géneros:
AU, romance, humor, smut, pwp
Número de palabras:
5.850 palabras
Resumen:
JiSung y TaeYeob son los novios de KyuBin, pero entre ellos no se terminan de
llevar bien… o eso es lo que cree KyuBin y por eso los deja solos para que
arreglen sus diferencias.
Advertencias:
relación poliamorosa, relaciones sexuales explícitas y un trío.
Notas: tenía esta
historia pensada desde hacía EONES y con eones me refiero a que la tenía
apuntada desde al menos dos años, pero nunca me puse a ello y ya era una
necesidad hacerla.
Comentario de autora: los tríos nunca han sido lo mío, pero de vez en
cuando me apetece ponerme a ello y tratar de escribir algo, cada vez sale mejor.
Espero que os guste.
Love is Madness
—Sé que quizás es un poco difícil —había comenzado KyuBin—,
pero me gustaría que hiciéramos entre todos un esfuerzo para que esto saliera
bien y que todos estuviéramos bien —después de aquello los había mirado y un
profundo suspiro se había escapado de sus labios—. Os voy a dejar solos unas
horas para que habléis y tratéis de arreglar todas vuestras diferencias.
Y tras decir eso, se había ido de su apartamento y los
había dejado solos allí a ambos, a JiSung y a él, como si esperase que por
estar solos fueran a arreglar todo lo que se traían entre manos. Su relación a
tres bandas había comenzado varios meses atrás, TaeYeob siempre le había dicho
a KyuBin que tenían libertad para hacer lo que quisieran, para estar con quien
quisieran y ser felices de esa forma, sin estar atados y ambos lo había llevado
bastante bien. TaeYeob buscaba de vez en cuando a JunHyung para acostarse con
él y KyuBin pasaba algunas noches junto a JiSung. Nada había sido malo ni raro,
pero entonces KyuBin les había propuesto a ambos tener una relación seria a
tres bandas y, quizás los dos habían sido unos idiotas rematados al decirle que
sí, pero en ese momento, TaeYeob había sentido que quizás podría funcionar y
los otros dos parecían haber sentido lo mismo. No obstante, desde casi el
primer día, había habido un poco de mal rollo entre él y JiSung que TaeYeob
todavía no podía comprender. No estaba celoso de él porque tenían exactamente
lo mismo, a KyuBin para ellos, en exclusiva, pero había algo que no terminaba
de encajar y, al final, KyuBin parecía haber decidido cortar por lo sano para
que la situación no empeorara.
—¿Quieres que nos acostemos? —preguntó JiSung entonces,
sacándolo de sus pensamientos.
—¿Qué cojones, Park JiSung? —replicó.
—A ver, KyuBin quiere que confraternicemos —dijo el otro—.
¿Cuál es la mejor forma de confraternizar? Tener sexo —TaeYeob no pudo evitar
poner los ojos en blanco ante aquello—. Además, KyuBin siempre me dice que eres
super estrecho y que se derrite dentro de ti, así que quiero probar si de
verdad eres tan increíble como cuenta.
—¿Te has dado un golpe en la cabeza? —no pudo evitar
cuestionarle—. O sea… es que no lo entiendo si no.
—No me he dado ningún golpe en la cabeza —respondió el
mayor—. Solo que… de verdad quiero que todo esto funcione y sé que no hay buenas
vibras por lo que sea entre nosotros y eso está estresando a KyuBin… y lo
último que quiero es que esté estresado en esta relación.
TaeYeob asintió. Él también estaba bastante estresado
porque no llegaba a entender el motivo por el cual no terminaban de casar ellos
dos y no le gustaba que KyuBin se sintiera mal por ello, por lo que, estaba
claro que algo tenían que hacer para solucionarlo. KyuBin les había dado aquel
día algunas horas solos para que trataran de arreglar lo que fuera que hiciera
que entre ellos no hubiera buen feeling y la verdad era que la
proposición que le había hecho JiSung no era tan descabellada porque sabía
perfectamente que lo que no se arreglara con una buena ración de sexo, era
porque no se podía arreglar. Y él también tenía curiosidad. Curiosidad por
saber qué era lo que tenía JiSung para hacer que KyuBin se volviera loco cuando
estaba con él y dejara su papel de activo en sus relaciones para que JiSung
hiciera lo que quisiera con él porque cuando estaban juntos era TaeYeob el que
adoptaba aquel rol. No obstante, no estaba seguro de si aquella solución sería
la mejor porque al final, no lo hablarían ni tratarían de llegar a un acuerdo
mutuo, simplemente se acostarían juntos y de ahí podía salir cualquier cosa.
Podían seguir con aquella aura extraña a su alrededor cada vez que estuvieran
juntos, podían comenzar a tirarse de los pelos porque podrían empezar a odiarse
después de aquello o podría salir increíblemente bien y tras acostarse juntos
solucionarse como por arte de magia absolutamente todo. Pensar que la última
opción sería la que pasaría al final sería bastante optimista e insensato por
su parte… pero él también quería acostarse con JiSung.
—Podemos… mmmm… intentarlo —acabó diciendo—. Porque
tampoco quiero que KyuBin esté mal por nuestra culpa y quiero poner de mi parte
para solucionarlo —JiSung esbozó una sonrisa amplia al escucharlo decir aquello
y TaeYeob se vio en la obligación de añadir—: podemos acostarnos y luego hablar
de qué es lo que nos hace no estar cómodos del todo juntos, imagino que después
del sexo estaremos un poco más sueltos y más receptivos a hablar de cualquier
cosa.
—Me parece perfecto —dijo, levantándose del sofá—. Vamos
a la cama, que la última vez que me acosté con KyuBin en este sofá, acabó dándome
un tirón en la pierna y no quiero volver a pasar otra vez por eso —TaeYeob dejó
escapar una carcajada porque no se había esperado aquello y le había hecho
mucha gracia—. No te rías, en serio, tengo muy malos recuerdos de esa vez.
—Vale, vale —murmuró, levantándose—. Está bien. Vamos a
la cama.
Simplemente siguió al mayor hasta la habitación y cerró
la puerta tras él cuando sintió el cuerpo de JiSung pegarse al suyo y dio un
salto, sorprendido, porque no se había esperado la cercanía. Era guapo, muy
guapo, de una forma diferente a como lo era él, sus rasgos siendo mucho más
dulces y, quizás, un poco femeninos, los de JiSung siendo un poco más fuertes,
su mandíbula marcada, sus intensos ojos oscuros, su sonrisa pícara siempre en
su rostro. Eran muy diferentes, pero KyuBin había visto algo en ambos que lo
había hecho enamorarse perdidamente de los dos y TaeYeob podía intuir que parte
de lo que había provocado que se enamorara de JiSung debían de haber sido
aquellos ojos que lo miraban intensamente, como si quisiera meterse dentro de
su alma, brillando con un infinito deseo salvaje.
—¿Puedo besarte? —preguntó JiSung, sacándolo de sus
pensamientos.
—No —respondió sin siquiera pensarlo.
—Una lástima —el mayor chasqueó la lengua, apartándose de
él—. Soy un maestro usando la lengua.
—Siempre puedes usarla en otras partes de mi cuerpo.
—Me gusta como piensas —replicó JiSung, su sonrisa pícara
volviéndose divertida durante un instante antes de regresar—. Voy a hacer que
te corras solo con mi lengua.
—Quiero ver cómo lo intentas —lo retó TaeYeob.
—No juegues con fuego, conejito, te puedes quemar.
TaeYeob quiso protestar ante aquel mote que había usado
para llamarlo, pero su protesta murió en sus labios porque JiSung se dejó caer
de rodillas sobre el suelo, ante él, y le desabrochó los pantalones,
bajándoselos del tirón hasta sus tobillos, llevando inmediatamente su boca
hasta su entrepierna, mordiendo solo con sus labios su miembro flácido y sus
testículos, todavía sobre sus calzoncillos, ejerciendo una presión leve pero
firme que hizo que se tambaleara, primero por la sorpresa de aquella acción,
segundo porque una pequeña oleada de placer había recorrido su cuerpo de arriba
abajo. TaeYeob se tuvo que morder el labio inferior para que ningún sonido
saliera de su boca en esos momentos y simplemente pegó su espalda contra la
puerta de la habitación para dejarse caer contra ésta mientras JiSung le bajaba
los calzoncillos y empezaba a lamer, tal y como le había dicho que haría, su
miembro.
Con sus manos en sus caderas, agarrándose a TaeYeob y
solo con su lengua y su boca, JiSung consiguió que poco a poco se le comenzara
a poner dura, de forma inevitable porque era verdad lo que le había dicho, era
increíble con su lengua y TaeYeob comenzaba a sentir todo su cuerpo a flor de
piel. Cuando estuvo completamente erecto y JiSung se metió su miembro en su
boca por completo, lamiéndolo y usando sus labios para ejercer una exquisita
presión, TaeYeob no pudo evitar que el primer gemido saliera de sus labios, un
gemido salido desde lo más profundo de su garganta, algo que pareció encantar
al mayor porque siguió haciéndolo, siguió adentrando su miembro en aquella boca
suya húmeda, caliente y perfecta, lamiendo, a veces rozándolo con sus dientes
mientras movía su cabeza hacia delante y hacia atrás, tragándoselo por completo
hasta que finalmente acabó corriéndose y, solo entonces, se alejó de él,
dejando que su semen cayera sobre él y un poco sobre el suelo de la habitación,
pareciendo completamente satisfecho con su trabajo. TaeYeob, al menos, estaba
satisfecho. El orgasmo le había sobrevenido de golpe, un fuego demasiado
ardiente acumulándose rápidamente en su interior y terminando por salir antes
siquiera de que el chico lo pudiera procesar. Se había corrido mientras
diferentes temblores recorrían su cuerpo, sus rodillas debilitándose y
teniéndose que agarrar a la puerta con sus manos, arañando la madera para no
caer al suelo sin remedio. Había sido un orgasmo rápido e intenso, demasiado
intenso.
—¿Te ha gustado? —preguntó JiSung y él no tuvo fuerzas
para hablar, así que, simplemente asintió—. Te voy a hacer sentir mejor en unos
momentos.
JiSung se levantó del suelo y mientras TaeYeob seguía
recuperándose del orgasmo, fue a por un par de pañuelos desechables para
limpiarse la cara y la ropa del semen que le había caído encima, para después
limpiar el suelo también, tirando los pañuelos a la papelera, agachándose de
nuevo junto a TaeYeob para lamer su miembro una última vez, limpiándolo de
cualquier rastro de lo que acababa de pasar, haciendo que el chico no pudiera
evitar temblar de nuevo por el placer porque su miembro, ahora ya flácido de
nuevo, estaba todavía sensible por acabar de correrse.
—Vamos a la cama —fue lo único que JiSung dijo cuando se levantó,
tendiéndole la mano para que lo siguiera.
Y TaeYeob no se lo pensó ni un solo segundo cuando le dio
un par de patadas a sus pantalones y calzoncillos, que estaban en sus tobillos,
para quitárselos de encima antes de tomar la mano que JiSung le había tendido y
seguirlo hasta la cama, donde esperaba seguir sintiéndose increíble y donde iba
a hacer que JiSung gimiera como nunca lo había hecho en respuesta a la forma en
la que lo había dejado a él. Quizás… quizás pudieran llevarse bien después de todo.
~
Fue TaeYeob el que tomó la iniciativa una vez llegaron a
la cama, con un brillo intenso y salvaje en sus ojos castaños. Sus manos
comenzaron a tironear del filo de su camiseta y la alzó, quitándosela
rápidamente por la cabeza, rozando con las yemas de sus dedos su torso. Al
contrario de cómo KyuBin solía tocarlo, agarrándolo con fuerza, con firmeza,
hundiendo sus dedos en su carne, reclamándolo como propio, el toque de TaeYeob
era delicado, casi fantasmal, apenas lo sentía, pero hacía que toda su piel
reaccionara y el vello se le pusiera de punta. Era muy diferente, pero le
gustaba, como le gustaba que sus ojos también estuvieran fijos en su cuerpo, en
sus reacciones, para saber donde debía de tocar, los lugares exactos en los que
obtenía mejores reacciones… y JiSung se abandonó totalmente a ello porque no
quería hacer otra cosa más que sentir y saber cómo era acostarse con Lee
TaeYeob. De hecho, había propuesto aquella pequeña gran locura por ese motivo,
porque KyuBin siempre había hablado maravillas de TaeYeob en la cama y no
quería perder esa oportunidad, su gran oportunidad para comprobarlo, además de
tratar de arreglar lo que fuera que no funcionaba entre ellos porque el sexo
siempre era la mejor forma de dejar a un lado todas las diferencias.
—¿Te importa que te muerda? —le preguntó TaeYeob en ese
momento, sacándolo de sus pensamientos—. ¿Qué te marque? —añadió.
—No me importa.
Una sonrisa pícara apareció en el rostro de TaeYeob antes
de inclinarse hacia delante, mordiendo, besando, succionando su pecho, cerca de
su pezón, arrancándole un leve jadeo. Le tendría que haber dolido un poco, pero
solo había sentido un placer intenso y había entendido el motivo por el cual
KyuBin siempre tenía el cuerpo lleno de chupetones, él también lo querría llevar
así si era así como se sentía. JiSung acabó siendo empujado levemente por
TaeYeob y se dejó caer sobre el colchón, de espaldas, mientras el menor se
subía sobre su cuerpo, colocando sus piernas a cada lado de sus caderas,
sentándose justo sobre su entrepierna, con todavía la sudadera gris amplia que
le quedaba demasiado grande sobre su cuerpo, pero con su mitad inferior
completamente desnuda, rozándose contra él, moviendo sus caderas hacia delante
y hacia atrás, con sus manos sobre su pecho, sujetándose, cerrando sus ojos y
mordiéndose el labio inferior mientras se rozaba contra él. Era una visión
demasiado erótica que encendió a JiSung hasta niveles insospechados, toda la
sangre de sus venas concentrándose irremediablemente en su entrepierna, su miembro
creciendo por el roce de su cremallera con los movimientos de TaeYeob también.
Cuando el chico se dio por satisfecho con aquella pequeña
actividad, se inclinó sobre él y comenzó a morder por todo su pecho, hincando
sus dientes en su carne primero, lamiendo después para aliviar el mínimo dolor
que le causaba, besándolo por último, repitiendo aquella acción por todas
partes, su pecho, sus clavículas, su cuello, su torso, arriba, abajo, en todas
partes, de la misma forma que sus manos no paraba quitas, casi como el aleteo
de un colibrí, rápidas, nunca en el mismo lugar, siempre tocando, aunque el
roce fuera demasiado rápido, demasiado suave como para que lo notara, pero
JiSung lo notaba, lo sentía demasiado, su piel volviéndose cada vez más
sensible y caliente debido a la boca y a las manos de TaeYeob sobre ella.
El menor comenzó a descender por su cuerpo hasta llegar a
la cinturilla de su pantalón, donde tuvo que detenerse y alzarse para poder
desabrocharle el botón y la cremallera, comenzando a tirar de éste hacia abajo.
JiSung alzó sus caderas para ayudarlo con el movimiento TaeYeob acabó por
sacárselos por sus piernas, luchando un poco con su pie izquierdo porque se le
había quedado enganchado allí, pero volviendo inmediatamente hacia arriba,
tocando sus piernas con sus dedos, para después quitarle los calzoncillos y
dejarlo desnudo por completo ante él, con su miembro medio erecto, rozando
contra la parte baja de su estómago. TaeYeob hizo el amago de quitarse la
sudadera, pero antes de que pudiera hacerlo, JiSung llevó sus manos hasta sus
muñecas para detenerlo, provocando que el chico lo mirara interrogante, con su
ceja derecha alzada.
—Déjatela puesta —le dijo en respuesta a aquella pregunta
que no había sido formulada—. Me gusta cómo te queda puesta… quiero follarte
con ella puesta.
—¿En serio? —cuestiono TaeYeob. JiSung asintió—. Vale.
El chico bajó los brazos y después se levantó de su
cuerpo, caminando por la habitación, contoneando su trasero hasta el armario de
KyuBin, en el que tenía guardado en el cajón de los calcetines, botes de
lubricantes de diferentes colores y sabores, lo mismo que condones, de un par
de tamaños y de varios sabores también. JiSung se alzó en la cama, sentándose
en ella y esperando a que el chico volviera con él, no pudiendo evitar fijarse
en su cuerpo, tragando saliva cuando sus ojos se quedaron fijos en su trasero,
sus caderas estrechas, sus nalgas redondas en las que tenía infinitas ganas de
hundir sus dedos, quizás darle incluso algún azote si TaeYeob lo dejaba, simple
y llanamente porque quería probar cómo se sentiría, cómo éstas vibrarían por el
suave golpe de su palma, contra ella. También quería internarse profundamente
en él, para saber qué era lo que tenía que hacía a KyuBin volverse loco y
estaba completamente seguro de que el chico quería saber qué era lo que se
sentía al hacerlo con él porque sabía a la perfección que KyuBin había debido
de hablarle de cómo intercambiaba roles estando con él y por qué lo hacía
exactamente cuando lo que más le gustaba era ser activo.
—Ponte a cuatro patas para mí —le dijo a TaeYeob cuando
llegó de nuevo hasta la cama, tendiéndole un bote a medio usar de lubricante y
un condón, dejando un par más en la mesita de noche junto a la cama.
—No pienso ponerme en una posición de sumisión contigo —le
replicó éste—. Da gracias que voy a dejar que me la metas en lugar de hacerlo
yo.
JiSung no pudo evitar que se le escapara una risa al
escuchar aquello, pero asintió a sus deseos y simplemente dejó que el chico se
tumbara sobre la cama, con sus piernas abiertas, una almohada en la parte baja
de su espalda y una expresión totalmente embaucadora en su rostro, demasiado
erótico con sus mejillas encendidas y aquella sudadera gris enorme que casi
tapaba su miembro, levemente erecto ahora, pero que cuando lo había estado
lamiendo había estado totalmente sonrojado y brillante por su saliva y el pre
semen saliendo por su punta. Le gustaría volver a dejarlo temblando con su
lengua, pero sentía que no podía aguantar mucho más, por lo que simplemente
abrió el bote de lubricante y se dedicó a crear espacio para su miembro entre
sus piernas. Se echó un poco de lubricante y se embadurnó los dedos, comenzando
a tantear el ano del chico, arrancando algunos jadeos de sus labios, hasta que
se decidió a introducir uno, sintiendo la succión en éste y el calor del
interior de TaeYeob. Podía notar que era estrecho, pero con el suficiente
cuidado y la suficiente preparación, no le costaría demasiado dejarlo
completamente listo para él. Cuando sintió que solo un dedo no era suficiente
para el chico porque éste comenzaba a mover sus caderas, en busca de más, echó
más lubricante e introdujo el segundo, notando un poco más de presión sobre sus
dedos, pero que poco a poco se iba aflojando. Solo un poco más y podría
internarse en él sin ningún problema. Aquel simple pensamiento hizo que su
miembro diera un tirón, excitado, queriendo demasiado aquello, por lo que
JiSung se apresuró un poco más, sabiendo que no le hacía ningún daño a TaeYeob,
echando aún más lubricante para penetrarlo con mayor facilidad hasta que rozó
con sus dedos la próstata del chico y éste lanzó un gemido al candente aire de
la habitación, más fuerte e intenso que los que había escuchado antes salir de
sus labios. Aquella fue la última gota que llenó el vaso de deseo de JiSung y
ya no pudo soportarlo más. Tenía que internarse en él de inmediato.
Sacó sus dedos del cuerpo de TaeYeob e inmediatamente
abrió el envoltorio del condón, sacándolo con un poco de dificultad debido a
que tenía los dedos pringosos por el lubricante, pero poniéndoselo
inmediatamente en su miembro que, en los últimos minutos, mientras se imaginaba
que la presión que el chico ejercía a sus dedos, la ejercía sobre su miembro, había
crecido de forma considerable hasta estar completamente listo. Volvió a echar
un poco más de lubricante sobre su erección y en la entrada de TaeYeob antes de
agarrarse con su mano derecha a sus caderas, guiando con su mano izquierda su
miembro dentro de su cuerpo, internándose lentamente en él, notando el calor y
la presión que había sentido antes en sus dedos y prácticamente derritiéndose
nada más entrar en él, gimiendo por el maldito placer que estaba
experimentando.
—Joder… joder… joder TaeYeob…
A sus palabras, TaeYeob lo único que hizo fue sonreírle
de una forma pícara, su rostro formando una expresión completamente erótica que
lo encendió totalmente. Dios… si seguía viendo esa cara mientras lo apretaba en
su interior de una forma tan deliciosa con cada embestida, no iba a durar nada.
Y sabía que TaeYeob le había dicho que no quería estar en una posición de
sumisión con él, pero era la única forma para no correrse allí mismo,
inmediatamente, y quedar como un gilipollas ante él. Aprovechó que tenía más
fuerza que el menor y que éste estaba completamente desecho sobre el colchón
para cogerlo por la cintura y girar su cuerpo, sin siquiera sacar su miembro de
su interior del todo, haciendo que se quedara de rodillas, con su trasero
levantado hacia él, comenzando a embestirlo una y otra vez, casi con locura,
con la banda sonora de los gemidos de TaeYeob porque no paraba de rozar contra
su próstata en sus oídos, calentándolo al máximo.
~
KyuBin había pasado las últimas horas haciendo algunas
compras, algo de ropa que necesitaba y también se había llegado al supermercado
a por comida porque esa noche esperaba hacer algo rico para los tres. Había
dejado el tiempo pasar para que JiSung y TaeYeob hablaran y trataran de ver qué
era lo que no terminaba de encajar entre ellos para que todo estuviera bien
entre los tres si querían seguir con aquella relación y esperaba que lo
hubieran arreglado porque sabía que, aunque eran un par de idiotas, también
eran racionales y sabían que debían de arreglarlo. Por eso, cuando volvió a
casa, esperaba encontrarlos tranquilamente en el salón, hablando y riendo o
haciendo el tonto porque a ambos les encantaba hacer vídeos estúpidos para tiktok;
no obstante, cuando salió de la cocina tras dejar la comida en la nevera, se
dio cuenta de que en el salón no había absolutamente nadie y aquello lo extrañó
de sobremanera porque no sabía qué había pasado para que no estuvieran allí.
Sacó su teléfono móvil para ver si tenía algún mensaje que le pudiera aclarar
dónde estaban, pero al dejar las bolsas de la ropa que había comprado sobre el
sofá, se dio cuenta de que sus teléfonos seguían allí, por lo que, ellos no
debían de estar demasiado lejos.
Todas sus dudas y preguntas sobre el paradero de ambos se
vieron resueltas cuando escuchó un gemido leve, agudo, procedente de la
habitación, que tenía la puerta cerrada, a pesar de que él la había dejado
abierta antes de irse. Sin poder creérselo, avanzó con cuidado hasta la
habitación, abriendo la puerta lentamente, tratando de que ésta no chirriase y
delatara su presencia en el lugar, asomando primero su cabeza por ella, dándose
cuenta de que en la parte de abajo de la puerta estaban enganchados los
vaqueros blancos de TaeYeob, junto con sus calzoncillos. Cuando alzó su cabeza,
la escena que se encontró en su cama fue una que realmente no se había
esperado, pero que lo puso a cien en apenas un segundo, porque TaeYeob y JiSung
estaban teniendo sexo sobre su cama, el menor de los dos tumbado sobre el
colchón, con sus manos agarrando la almohada con fuerza y todavía con aquella
sudadera gris que le había cogido aquella mañana puesta, mientras era penetrado
una y otra vez por JiSung, que se aferraba a sus caderas con todo su cuerpo
lleno de chupetones que se habían vuelto de un color morado intenso, resaltando
sobre su piel blanca.
KyuBin se quedó en la puerta, sin saber qué hacer, sin
saber qué decir. Simplemente con la boca abierta, observando aquella excitante
escena que se desarrollaba ante sus ojos como si fuera un sueño febril. Ni en
sus mayores fantasías se había imaginado que algo como aquello podría pasar
entre ambos, pero estaba completamente deleitado con ello y caliente, demasiado
caliente. Sintió cómo toda la sangre de su cuerpo viajaba hasta su entrepierna,
de golpe, y cómo se quedaba sin aire, simplemente con esa escena, teniendo que
inspirar hondo para que el aire volviera a llenar sus pulmones… aunque quizás
no tendría que haber hecho aquello porque al inspirar hondo, las dos personas
que se encontraban sobre su cama, se giraron hacia él, quedándose completamente
congelados al verlo allí, como si hubieran sido pillados haciendo algo que no
debían de estar haciendo, pero para KyuBin, aquella era la mejor cosa que
podría haberles pillado haciendo.
—Veo que habéis arreglado todas vuestras diferencias y
que os lo estáis pasando muy bien sin mí —comentó, en tono jocoso, tratando de
relajar un poco el ambiente, que se había vuelto tenso desde que lo habían descubierto
allí—. Me parece perfecto, no os voy a engañar, podéis continuar, dejadme que
os vea.
Pero al contrario de lo que les había pedido, TaeYeob se
alejó de JiSung, soltando un jadeo grave, desde lo más profundo de su garganta
cuando el miembro del otro salió de su cuerpo, tambaleándose después al bajarse
de la cama y caminar hacia él, sus piernas apenas sosteniéndolo, lanzándose
contra su cuerpo para que KyuBin lo sujetara con fuerza entre sus brazos. Tenía
el rostro completamente rojo, probablemente del calor de la habitación, del
calor de su cuerpo por la excitación y de la sudadera que era bastante gorda.
—Hyung —murmuró contra su pecho—. No quiero que te quedes
mirando solo…
—Lee TaeYeob —llamó JiSung desde la cama—. No te puedes
ir y dejarme así —protestó.
—KyuBin hyung también tiene que disfrutar ya que está
aquí —le replicó, girándose hacia él y sacándole la lengua.
—No… yo estoy perfectamente
viéndoos primero… —dijo, tratando de no acabar repentinamente metido en
aquello, pero TaeYeob hizo caso omiso a sus palabras, llevando su mano izquierda
hasta su entrepierna, metiéndola dentro de sus pantalones directamente y
notando su miembro semi erecto—. TaeYeob… —no pudo evitar jadear.
—Hyung… estás duro… —murmuró el chico.
—Ven que te ayudemos con ese problemilla —dijo JiSung
desde la cama.
Tanto los ojos de JiSung como los de TaeYeob ardían de
deseo y podía notar en el ambiente el calor, el olor a sexo, las ganas que
ambos tenían de hacerlo sentir bien… y, al final, KyuBin no pudo negarse.
Asintió levemente con su cabeza y TaeYeob sacó la mano de sus pantalones para
volver a la cama junto a JiSung y KyuBin lo siguió sin ninguna reserva,
sacándose la ropa en el camino, primero la camisa que se había puesto para
salir y sus pantalones vaqueros después, dejándolos caer por sus piernas y dándoles
un par de patadas para terminar de quitárselos antes de bajarse los
calzoncillos y subirse a la cama con ellos. estaba excitado por haberlos visto
teniendo sexo nada más entrar a la habitación, pero en esos momentos estaba
todavía más excitado porque ni en sus más salvajes fantasías se había imaginado
que pudieran hacer un trío juntos, más que nada porque JiSung y TaeYeob no
habían terminado de hacer migas desde el primer momento, así que, aquello,
había sido algo que había desechado y había tomado por imposible, pero ahora
que se encontraba allí, a punto de hacer un trío con las dos personas que más
quería en el mundo, no podía evitar sentirse como si estuviera a punto de
estallar.
Y fue JiSung el que alargó la mano hacia su miembro y lo
envolvió, tocándolo levemente, haciendo que su mano resbalara porque tenia
lubricante en ella, seguramente porque había estado preparando a TaeYeob antes
de entrar en él, y KyuBin no pudo evitar gemir levemente porque la sensación
era siempre increíble, cuando alguien lo masturbaba, una mano ajena a la suya
tocando su cuerpo y haciéndolo sentir increíblemente bien, sobre todo, cuando
esa mano sabía perfectamente lo que hacía porque lo conocía, sabía cuáles eran
sus puntos débiles, dónde se encontraban y qué era lo que más le gustaba en cada
momento. Pero aquello no quedó solo allí, porque TaeYeob se unió a ellos y
comenzó a besar su cuello, a lamerlo, a morderlo, dejando pequeñas marcas una detrás
de otra sobre su piel, haciéndolo jadear de puro placer porque el chico sabía
hacer maravillas con aquella boca y sus chupetones siempre eran los más
increíbles, los que más placer daban y los que más lo calentaban. KyuBin se
dejó hacer, sintiéndose maravillado por todas las sensaciones, dejándose llevar
por el calor y por el placer, pero también queriendo dar algo a cambio de lo
que estaba recibiendo, buscando con su mano derecha el miembro de JiSung para
tocarlo de la misma forma que el chico estaba haciendo con el suyo, aunque por
encima del condón que estaba usando, su mano izquierda buscando el trasero de
TaeYeob, hundiendo sus dedos inmediatamente en su cuerpo sin ninguna oposición
por parte de sus músculos, buscando su próstata con ellos, encontrándola al
instante por la práctica que tenía con el chico, provocando que TaeYeob gimiera
contra su piel antes de darle un mordisco fuerte por el placer que le acababa de
dar. KyuBin no pudo evitar sonreír ante aquello, pero su sonrisa fue
inmediatamente atrapada por los labios de JiSung, demandantes, su lengua
metiéndosele hasta el fondo de la garganta cuando KyuBin abrió la boca para
responder aquel intenso beso. Ni siquiera pasaron mucho tiempo de aquella
forma, tocándose los unos a los otros, buscando darse placer infinito, cuando
KyuBin sintió la imperiosa necesidad de hacer algo más porque sentía que estaba
a punto de correrse y necesitaba más, mucho más.
—Condón —murmuró cuando JiSung dejó sus labios unos
momentos para dejarlo respirar—. Alargadme un condón porque no puedo más.
Fue TaeYeob el que se alejó de su cuerpo para coger un
condón que se encontraba sobre la mesita de noche y quien lo abrió y lo sacó de
su envoltorio, poniéndoselo inmediatamente sobre su erección, envolviéndola con
su mano y ajustándoselo. Los tres se recolocaron sobre la cama en ese momento y
KyuBin cogió el tubo de lubricante medio vacío que estaba enredado en las
sábanas para echarse un poco sobre el condón y lubricar de nuevo a TaeYeob, hundiendo
sus dedos en su interior, durante unos momentos, escuchándolo jadear de nuevo,
con sus ojos castaños brillando con un deseo mal contenido que le decía que
necesitaba mucho más que sus dedos y que, además, lo necesitaba ya.
—¿Crees que podrás con los dos? —le preguntó al chico,
retirando de su frente el flequillo que se le había quedado pegado a ella por
el sudor. Tras él, una sonrisa pícara apareció en el rostro de JiSung,
pareciendo encantado con la proposición—. ¿A la vez?
—Nunca lo he tratado —respondió TaeYeob—, pero quiero hacerlo.
—Si te duele mucho, paramos inmediatamente —murmuró
JiSung, acercándose al cuerpo de TaeYeob, abrazándolo por la cintura y
ayudándolo a colocarse en una mejor postura.
—Sí… vale… —murmuró el chico.
KyuBin sabía que aquella iba a ser una experiencia
completamente única, pero no tenía ni idea de lo mucho que lo iba a ser, lo
increíble que se iba a sentir y lo excitado y caliente que se iba a poner hasta
que no se introdujo en el cuerpo del menor lentamente y JiSung lo siguió, su
miembro rozándose enteramente contra el suyo, apretándolo contra las aún más
apretadas y tirantes paredes de TaeYeob, que jadeó, sin aire, dejando caer su
cabeza hacia atrás, contra el hombro de JiSung, hundiendo sus dedos en los de
KyuBin, sus uñas rasguñando su piel. Los dos se detuvieron de inmediato,
esperando por si TaeYeob se quejaba y les pedía que dejaran de hacer aquello,
KyuBin sintiendo contra su miembro cómo palpitaba el de JiSung y cómo las
paredes del recto de TaeYeob los envolvían a ambos de una forma completamente
deliciosa. TaeYeob, no obstante, no se quejó, simplemente necesitó unos
momentos, respirando hondo y profundamente para relajar su cuerpo por completo.
—Podéis seguir —les pidió, su voz jadeante, teñida de
placer.
No lo tuvo que repetir dos veces. Con inmenso cuidado, pero
a la vez con demasiadas ganas como para poder contenerse más, comenzaron a
moverse, ambos, dentro y fuera de él, a destiempo, de una forma en la que sus
miembros se rozaban el uno con el otro, resbalando dentro del interior de TaeYeob
una y otra vez, embistiendo con lentitud, jadeando y gimiendo los tres, sin que
ninguno pudiera evitarlo porque las sensaciones eran completamente increíbles, aunque
extrañas, sin ser nada similares a lo que seguramente habían experimentado
nunca antes ninguno. Una completa locura de placer desenfrenado que no pudieron
contener por mucho tiempo. KyuBin no supo quién o cómo cambió el ritmo, pero
poco a poco comenzó a volverse mucho más rápido, hasta que finalmente ya no pudieron
coordinarse más, el placer ebullendo en ellos hasta que estalló de un momento
para otro y los tres se corrieron, uno tras otro, sin poder evitarlo, el
orgasmo recorriendo todo su cuerpo como una corriente eléctrica de absoluto
placer, dejándolo completamente seco y agotado, con TaeYeob sobre él, temblando
sobre su cuerpo, su miembro atrapado entre ellos, terminando de soltar todo su
semen, manchando su estómago y la sudadera que todavía llevaba puesta, JiSung
jadeando tras él, apoyando su cabeza en la nuca del menor, su respiración
sonando completamente rota. Aquello había sido demasiado intenso y excitante.
Tardaron un poco en volver en sí mismos, JiSung y él
finalmente saliendo del cuerpo de TaeYeob y el chico desembarazándose de ellos
y quitándose por fin la sudadera, sudando profusamente, su cuerpo brillando por
éste y se tumbó sobre la cama, todavía respirando entrecortadamente, precioso,
con su cara completamente roja. KyuBin se encargó de los condones, haciéndoles
un nudo y levantándose de la cama para echarlos en la papelera que había en el
baño de la habitación, echándose un poco de agua del lavabo y quitándose de
aquella forma el semen de TaeYeob de su estómago, llevándose un rollo de papel
higiénico del baño hasta la habitación cuando volvió, por si necesitaban
limpiarse un poco, como él, encontrándose a TaeYeob y JiSung enroscados en las
sábanas, hablando bajito.
—¿Está entonces bien todo?
Aquello era lo que le estaba preguntando JiSung, una
pregunta a la que TaeYeob contestó con un pequeño sí, apenas audible, que
probablemente hizo a KyuBin demasiado feliz. No sabía cómo habían comenzado con
aquello, lo que los había motivado a acostarse juntos, pero se alegraba que
fuera lo que fuera lo que lo hubiera hecho, había acabado por hacer que todo
recelo o diferencia que había habido entre ambos desde que habían decidido
llevar una relación a tres bandas se hubiera disipado gracias a aquello y que a
partir de ese momento pudieran estar los tres juntos, sin reservas, en aquella
locura en la que KyuBin se sentía completamente cómodo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario