martes, 29 de marzo de 2022

[One Shot] Dirty little secrets: Love is Madness {KyuSungJung}

Título: Love is Madness

Autora: Riz Aino

Pareja: KyuSungJung (KB + Love + YooJung) (OnlyOneOf)

Clasificación: NC–17

Géneros: AU, romance, humor, smut, pwp

Número de palabras: 5.850 palabras

Resumen: JiSung y TaeYeob son los novios de KyuBin, pero entre ellos no se terminan de llevar bien… o eso es lo que cree KyuBin y por eso los deja solos para que arreglen sus diferencias.

Advertencias: relación poliamorosa, relaciones sexuales explícitas y un trío.

Notas: tenía esta historia pensada desde hacía EONES y con eones me refiero a que la tenía apuntada desde al menos dos años, pero nunca me puse a ello y ya era una necesidad hacerla.

Comentario de autora: los tríos nunca han sido lo mío, pero de vez en cuando me apetece ponerme a ello y tratar de escribir algo, cada vez sale mejor. Espero que os guste.

 

Love is Madness

 

            —Sé que quizás es un poco difícil —había comenzado KyuBin—, pero me gustaría que hiciéramos entre todos un esfuerzo para que esto saliera bien y que todos estuviéramos bien —después de aquello los había mirado y un profundo suspiro se había escapado de sus labios—. Os voy a dejar solos unas horas para que habléis y tratéis de arreglar todas vuestras diferencias.

 

            Y tras decir eso, se había ido de su apartamento y los había dejado solos allí a ambos, a JiSung y a él, como si esperase que por estar solos fueran a arreglar todo lo que se traían entre manos. Su relación a tres bandas había comenzado varios meses atrás, TaeYeob siempre le había dicho a KyuBin que tenían libertad para hacer lo que quisieran, para estar con quien quisieran y ser felices de esa forma, sin estar atados y ambos lo había llevado bastante bien. TaeYeob buscaba de vez en cuando a JunHyung para acostarse con él y KyuBin pasaba algunas noches junto a JiSung. Nada había sido malo ni raro, pero entonces KyuBin les había propuesto a ambos tener una relación seria a tres bandas y, quizás los dos habían sido unos idiotas rematados al decirle que sí, pero en ese momento, TaeYeob había sentido que quizás podría funcionar y los otros dos parecían haber sentido lo mismo. No obstante, desde casi el primer día, había habido un poco de mal rollo entre él y JiSung que TaeYeob todavía no podía comprender. No estaba celoso de él porque tenían exactamente lo mismo, a KyuBin para ellos, en exclusiva, pero había algo que no terminaba de encajar y, al final, KyuBin parecía haber decidido cortar por lo sano para que la situación no empeorara.

 

            —¿Quieres que nos acostemos? —preguntó JiSung entonces, sacándolo de sus pensamientos.

            —¿Qué cojones, Park JiSung? —replicó.

            —A ver, KyuBin quiere que confraternicemos —dijo el otro—. ¿Cuál es la mejor forma de confraternizar? Tener sexo —TaeYeob no pudo evitar poner los ojos en blanco ante aquello—. Además, KyuBin siempre me dice que eres super estrecho y que se derrite dentro de ti, así que quiero probar si de verdad eres tan increíble como cuenta.

            —¿Te has dado un golpe en la cabeza? —no pudo evitar cuestionarle—. O sea… es que no lo entiendo si no.

            —No me he dado ningún golpe en la cabeza —respondió el mayor—. Solo que… de verdad quiero que todo esto funcione y sé que no hay buenas vibras por lo que sea entre nosotros y eso está estresando a KyuBin… y lo último que quiero es que esté estresado en esta relación.

 

            TaeYeob asintió. Él también estaba bastante estresado porque no llegaba a entender el motivo por el cual no terminaban de casar ellos dos y no le gustaba que KyuBin se sintiera mal por ello, por lo que, estaba claro que algo tenían que hacer para solucionarlo. KyuBin les había dado aquel día algunas horas solos para que trataran de arreglar lo que fuera que hiciera que entre ellos no hubiera buen feeling y la verdad era que la proposición que le había hecho JiSung no era tan descabellada porque sabía perfectamente que lo que no se arreglara con una buena ración de sexo, era porque no se podía arreglar. Y él también tenía curiosidad. Curiosidad por saber qué era lo que tenía JiSung para hacer que KyuBin se volviera loco cuando estaba con él y dejara su papel de activo en sus relaciones para que JiSung hiciera lo que quisiera con él porque cuando estaban juntos era TaeYeob el que adoptaba aquel rol. No obstante, no estaba seguro de si aquella solución sería la mejor porque al final, no lo hablarían ni tratarían de llegar a un acuerdo mutuo, simplemente se acostarían juntos y de ahí podía salir cualquier cosa. Podían seguir con aquella aura extraña a su alrededor cada vez que estuvieran juntos, podían comenzar a tirarse de los pelos porque podrían empezar a odiarse después de aquello o podría salir increíblemente bien y tras acostarse juntos solucionarse como por arte de magia absolutamente todo. Pensar que la última opción sería la que pasaría al final sería bastante optimista e insensato por su parte… pero él también quería acostarse con JiSung.

 

            —Podemos… mmmm… intentarlo —acabó diciendo—. Porque tampoco quiero que KyuBin esté mal por nuestra culpa y quiero poner de mi parte para solucionarlo —JiSung esbozó una sonrisa amplia al escucharlo decir aquello y TaeYeob se vio en la obligación de añadir—: podemos acostarnos y luego hablar de qué es lo que nos hace no estar cómodos del todo juntos, imagino que después del sexo estaremos un poco más sueltos y más receptivos a hablar de cualquier cosa.

            —Me parece perfecto —dijo, levantándose del sofá—. Vamos a la cama, que la última vez que me acosté con KyuBin en este sofá, acabó dándome un tirón en la pierna y no quiero volver a pasar otra vez por eso —TaeYeob dejó escapar una carcajada porque no se había esperado aquello y le había hecho mucha gracia—. No te rías, en serio, tengo muy malos recuerdos de esa vez.

            —Vale, vale —murmuró, levantándose—. Está bien. Vamos a la cama.

 

            Simplemente siguió al mayor hasta la habitación y cerró la puerta tras él cuando sintió el cuerpo de JiSung pegarse al suyo y dio un salto, sorprendido, porque no se había esperado la cercanía. Era guapo, muy guapo, de una forma diferente a como lo era él, sus rasgos siendo mucho más dulces y, quizás, un poco femeninos, los de JiSung siendo un poco más fuertes, su mandíbula marcada, sus intensos ojos oscuros, su sonrisa pícara siempre en su rostro. Eran muy diferentes, pero KyuBin había visto algo en ambos que lo había hecho enamorarse perdidamente de los dos y TaeYeob podía intuir que parte de lo que había provocado que se enamorara de JiSung debían de haber sido aquellos ojos que lo miraban intensamente, como si quisiera meterse dentro de su alma, brillando con un infinito deseo salvaje.

 

            —¿Puedo besarte? —preguntó JiSung, sacándolo de sus pensamientos.

            —No —respondió sin siquiera pensarlo.

            —Una lástima —el mayor chasqueó la lengua, apartándose de él—. Soy un maestro usando la lengua.

            —Siempre puedes usarla en otras partes de mi cuerpo.

            —Me gusta como piensas —replicó JiSung, su sonrisa pícara volviéndose divertida durante un instante antes de regresar—. Voy a hacer que te corras solo con mi lengua.

            —Quiero ver cómo lo intentas —lo retó TaeYeob.

            —No juegues con fuego, conejito, te puedes quemar.

 

            TaeYeob quiso protestar ante aquel mote que había usado para llamarlo, pero su protesta murió en sus labios porque JiSung se dejó caer de rodillas sobre el suelo, ante él, y le desabrochó los pantalones, bajándoselos del tirón hasta sus tobillos, llevando inmediatamente su boca hasta su entrepierna, mordiendo solo con sus labios su miembro flácido y sus testículos, todavía sobre sus calzoncillos, ejerciendo una presión leve pero firme que hizo que se tambaleara, primero por la sorpresa de aquella acción, segundo porque una pequeña oleada de placer había recorrido su cuerpo de arriba abajo. TaeYeob se tuvo que morder el labio inferior para que ningún sonido saliera de su boca en esos momentos y simplemente pegó su espalda contra la puerta de la habitación para dejarse caer contra ésta mientras JiSung le bajaba los calzoncillos y empezaba a lamer, tal y como le había dicho que haría, su miembro.

 

            Con sus manos en sus caderas, agarrándose a TaeYeob y solo con su lengua y su boca, JiSung consiguió que poco a poco se le comenzara a poner dura, de forma inevitable porque era verdad lo que le había dicho, era increíble con su lengua y TaeYeob comenzaba a sentir todo su cuerpo a flor de piel. Cuando estuvo completamente erecto y JiSung se metió su miembro en su boca por completo, lamiéndolo y usando sus labios para ejercer una exquisita presión, TaeYeob no pudo evitar que el primer gemido saliera de sus labios, un gemido salido desde lo más profundo de su garganta, algo que pareció encantar al mayor porque siguió haciéndolo, siguió adentrando su miembro en aquella boca suya húmeda, caliente y perfecta, lamiendo, a veces rozándolo con sus dientes mientras movía su cabeza hacia delante y hacia atrás, tragándoselo por completo hasta que finalmente acabó corriéndose y, solo entonces, se alejó de él, dejando que su semen cayera sobre él y un poco sobre el suelo de la habitación, pareciendo completamente satisfecho con su trabajo. TaeYeob, al menos, estaba satisfecho. El orgasmo le había sobrevenido de golpe, un fuego demasiado ardiente acumulándose rápidamente en su interior y terminando por salir antes siquiera de que el chico lo pudiera procesar. Se había corrido mientras diferentes temblores recorrían su cuerpo, sus rodillas debilitándose y teniéndose que agarrar a la puerta con sus manos, arañando la madera para no caer al suelo sin remedio. Había sido un orgasmo rápido e intenso, demasiado intenso.

 

            —¿Te ha gustado? —preguntó JiSung y él no tuvo fuerzas para hablar, así que, simplemente asintió—. Te voy a hacer sentir mejor en unos momentos.

 

            JiSung se levantó del suelo y mientras TaeYeob seguía recuperándose del orgasmo, fue a por un par de pañuelos desechables para limpiarse la cara y la ropa del semen que le había caído encima, para después limpiar el suelo también, tirando los pañuelos a la papelera, agachándose de nuevo junto a TaeYeob para lamer su miembro una última vez, limpiándolo de cualquier rastro de lo que acababa de pasar, haciendo que el chico no pudiera evitar temblar de nuevo por el placer porque su miembro, ahora ya flácido de nuevo, estaba todavía sensible por acabar de correrse.

 

            —Vamos a la cama —fue lo único que JiSung dijo cuando se levantó, tendiéndole la mano para que lo siguiera.

 

            Y TaeYeob no se lo pensó ni un solo segundo cuando le dio un par de patadas a sus pantalones y calzoncillos, que estaban en sus tobillos, para quitárselos de encima antes de tomar la mano que JiSung le había tendido y seguirlo hasta la cama, donde esperaba seguir sintiéndose increíble y donde iba a hacer que JiSung gimiera como nunca lo había hecho en respuesta a la forma en la que lo había dejado a él. Quizás… quizás pudieran llevarse bien después de todo.

 

~

 

            Fue TaeYeob el que tomó la iniciativa una vez llegaron a la cama, con un brillo intenso y salvaje en sus ojos castaños. Sus manos comenzaron a tironear del filo de su camiseta y la alzó, quitándosela rápidamente por la cabeza, rozando con las yemas de sus dedos su torso. Al contrario de cómo KyuBin solía tocarlo, agarrándolo con fuerza, con firmeza, hundiendo sus dedos en su carne, reclamándolo como propio, el toque de TaeYeob era delicado, casi fantasmal, apenas lo sentía, pero hacía que toda su piel reaccionara y el vello se le pusiera de punta. Era muy diferente, pero le gustaba, como le gustaba que sus ojos también estuvieran fijos en su cuerpo, en sus reacciones, para saber donde debía de tocar, los lugares exactos en los que obtenía mejores reacciones… y JiSung se abandonó totalmente a ello porque no quería hacer otra cosa más que sentir y saber cómo era acostarse con Lee TaeYeob. De hecho, había propuesto aquella pequeña gran locura por ese motivo, porque KyuBin siempre había hablado maravillas de TaeYeob en la cama y no quería perder esa oportunidad, su gran oportunidad para comprobarlo, además de tratar de arreglar lo que fuera que no funcionaba entre ellos porque el sexo siempre era la mejor forma de dejar a un lado todas las diferencias.

 

            —¿Te importa que te muerda? —le preguntó TaeYeob en ese momento, sacándolo de sus pensamientos—. ¿Qué te marque? —añadió.

            —No me importa.

 

            Una sonrisa pícara apareció en el rostro de TaeYeob antes de inclinarse hacia delante, mordiendo, besando, succionando su pecho, cerca de su pezón, arrancándole un leve jadeo. Le tendría que haber dolido un poco, pero solo había sentido un placer intenso y había entendido el motivo por el cual KyuBin siempre tenía el cuerpo lleno de chupetones, él también lo querría llevar así si era así como se sentía. JiSung acabó siendo empujado levemente por TaeYeob y se dejó caer sobre el colchón, de espaldas, mientras el menor se subía sobre su cuerpo, colocando sus piernas a cada lado de sus caderas, sentándose justo sobre su entrepierna, con todavía la sudadera gris amplia que le quedaba demasiado grande sobre su cuerpo, pero con su mitad inferior completamente desnuda, rozándose contra él, moviendo sus caderas hacia delante y hacia atrás, con sus manos sobre su pecho, sujetándose, cerrando sus ojos y mordiéndose el labio inferior mientras se rozaba contra él. Era una visión demasiado erótica que encendió a JiSung hasta niveles insospechados, toda la sangre de sus venas concentrándose irremediablemente en su entrepierna, su miembro creciendo por el roce de su cremallera con los movimientos de TaeYeob también.

 

            Cuando el chico se dio por satisfecho con aquella pequeña actividad, se inclinó sobre él y comenzó a morder por todo su pecho, hincando sus dientes en su carne primero, lamiendo después para aliviar el mínimo dolor que le causaba, besándolo por último, repitiendo aquella acción por todas partes, su pecho, sus clavículas, su cuello, su torso, arriba, abajo, en todas partes, de la misma forma que sus manos no paraba quitas, casi como el aleteo de un colibrí, rápidas, nunca en el mismo lugar, siempre tocando, aunque el roce fuera demasiado rápido, demasiado suave como para que lo notara, pero JiSung lo notaba, lo sentía demasiado, su piel volviéndose cada vez más sensible y caliente debido a la boca y a las manos de TaeYeob sobre ella.

 

            El menor comenzó a descender por su cuerpo hasta llegar a la cinturilla de su pantalón, donde tuvo que detenerse y alzarse para poder desabrocharle el botón y la cremallera, comenzando a tirar de éste hacia abajo. JiSung alzó sus caderas para ayudarlo con el movimiento TaeYeob acabó por sacárselos por sus piernas, luchando un poco con su pie izquierdo porque se le había quedado enganchado allí, pero volviendo inmediatamente hacia arriba, tocando sus piernas con sus dedos, para después quitarle los calzoncillos y dejarlo desnudo por completo ante él, con su miembro medio erecto, rozando contra la parte baja de su estómago. TaeYeob hizo el amago de quitarse la sudadera, pero antes de que pudiera hacerlo, JiSung llevó sus manos hasta sus muñecas para detenerlo, provocando que el chico lo mirara interrogante, con su ceja derecha alzada.

 

            —Déjatela puesta —le dijo en respuesta a aquella pregunta que no había sido formulada—. Me gusta cómo te queda puesta… quiero follarte con ella puesta.

            —¿En serio? —cuestiono TaeYeob. JiSung asintió—. Vale.

 

            El chico bajó los brazos y después se levantó de su cuerpo, caminando por la habitación, contoneando su trasero hasta el armario de KyuBin, en el que tenía guardado en el cajón de los calcetines, botes de lubricantes de diferentes colores y sabores, lo mismo que condones, de un par de tamaños y de varios sabores también. JiSung se alzó en la cama, sentándose en ella y esperando a que el chico volviera con él, no pudiendo evitar fijarse en su cuerpo, tragando saliva cuando sus ojos se quedaron fijos en su trasero, sus caderas estrechas, sus nalgas redondas en las que tenía infinitas ganas de hundir sus dedos, quizás darle incluso algún azote si TaeYeob lo dejaba, simple y llanamente porque quería probar cómo se sentiría, cómo éstas vibrarían por el suave golpe de su palma, contra ella. También quería internarse profundamente en él, para saber qué era lo que tenía que hacía a KyuBin volverse loco y estaba completamente seguro de que el chico quería saber qué era lo que se sentía al hacerlo con él porque sabía a la perfección que KyuBin había debido de hablarle de cómo intercambiaba roles estando con él y por qué lo hacía exactamente cuando lo que más le gustaba era ser activo.

 

            —Ponte a cuatro patas para mí —le dijo a TaeYeob cuando llegó de nuevo hasta la cama, tendiéndole un bote a medio usar de lubricante y un condón, dejando un par más en la mesita de noche junto a la cama.

            —No pienso ponerme en una posición de sumisión contigo —le replicó éste—. Da gracias que voy a dejar que me la metas en lugar de hacerlo yo.

 

            JiSung no pudo evitar que se le escapara una risa al escuchar aquello, pero asintió a sus deseos y simplemente dejó que el chico se tumbara sobre la cama, con sus piernas abiertas, una almohada en la parte baja de su espalda y una expresión totalmente embaucadora en su rostro, demasiado erótico con sus mejillas encendidas y aquella sudadera gris enorme que casi tapaba su miembro, levemente erecto ahora, pero que cuando lo había estado lamiendo había estado totalmente sonrojado y brillante por su saliva y el pre semen saliendo por su punta. Le gustaría volver a dejarlo temblando con su lengua, pero sentía que no podía aguantar mucho más, por lo que simplemente abrió el bote de lubricante y se dedicó a crear espacio para su miembro entre sus piernas. Se echó un poco de lubricante y se embadurnó los dedos, comenzando a tantear el ano del chico, arrancando algunos jadeos de sus labios, hasta que se decidió a introducir uno, sintiendo la succión en éste y el calor del interior de TaeYeob. Podía notar que era estrecho, pero con el suficiente cuidado y la suficiente preparación, no le costaría demasiado dejarlo completamente listo para él. Cuando sintió que solo un dedo no era suficiente para el chico porque éste comenzaba a mover sus caderas, en busca de más, echó más lubricante e introdujo el segundo, notando un poco más de presión sobre sus dedos, pero que poco a poco se iba aflojando. Solo un poco más y podría internarse en él sin ningún problema. Aquel simple pensamiento hizo que su miembro diera un tirón, excitado, queriendo demasiado aquello, por lo que JiSung se apresuró un poco más, sabiendo que no le hacía ningún daño a TaeYeob, echando aún más lubricante para penetrarlo con mayor facilidad hasta que rozó con sus dedos la próstata del chico y éste lanzó un gemido al candente aire de la habitación, más fuerte e intenso que los que había escuchado antes salir de sus labios. Aquella fue la última gota que llenó el vaso de deseo de JiSung y ya no pudo soportarlo más. Tenía que internarse en él de inmediato.

 

            Sacó sus dedos del cuerpo de TaeYeob e inmediatamente abrió el envoltorio del condón, sacándolo con un poco de dificultad debido a que tenía los dedos pringosos por el lubricante, pero poniéndoselo inmediatamente en su miembro que, en los últimos minutos, mientras se imaginaba que la presión que el chico ejercía a sus dedos, la ejercía sobre su miembro, había crecido de forma considerable hasta estar completamente listo. Volvió a echar un poco más de lubricante sobre su erección y en la entrada de TaeYeob antes de agarrarse con su mano derecha a sus caderas, guiando con su mano izquierda su miembro dentro de su cuerpo, internándose lentamente en él, notando el calor y la presión que había sentido antes en sus dedos y prácticamente derritiéndose nada más entrar en él, gimiendo por el maldito placer que estaba experimentando.

 

            —Joder… joder… joder TaeYeob…

 

            A sus palabras, TaeYeob lo único que hizo fue sonreírle de una forma pícara, su rostro formando una expresión completamente erótica que lo encendió totalmente. Dios… si seguía viendo esa cara mientras lo apretaba en su interior de una forma tan deliciosa con cada embestida, no iba a durar nada. Y sabía que TaeYeob le había dicho que no quería estar en una posición de sumisión con él, pero era la única forma para no correrse allí mismo, inmediatamente, y quedar como un gilipollas ante él. Aprovechó que tenía más fuerza que el menor y que éste estaba completamente desecho sobre el colchón para cogerlo por la cintura y girar su cuerpo, sin siquiera sacar su miembro de su interior del todo, haciendo que se quedara de rodillas, con su trasero levantado hacia él, comenzando a embestirlo una y otra vez, casi con locura, con la banda sonora de los gemidos de TaeYeob porque no paraba de rozar contra su próstata en sus oídos, calentándolo al máximo.

 

~

 

            KyuBin había pasado las últimas horas haciendo algunas compras, algo de ropa que necesitaba y también se había llegado al supermercado a por comida porque esa noche esperaba hacer algo rico para los tres. Había dejado el tiempo pasar para que JiSung y TaeYeob hablaran y trataran de ver qué era lo que no terminaba de encajar entre ellos para que todo estuviera bien entre los tres si querían seguir con aquella relación y esperaba que lo hubieran arreglado porque sabía que, aunque eran un par de idiotas, también eran racionales y sabían que debían de arreglarlo. Por eso, cuando volvió a casa, esperaba encontrarlos tranquilamente en el salón, hablando y riendo o haciendo el tonto porque a ambos les encantaba hacer vídeos estúpidos para tiktok; no obstante, cuando salió de la cocina tras dejar la comida en la nevera, se dio cuenta de que en el salón no había absolutamente nadie y aquello lo extrañó de sobremanera porque no sabía qué había pasado para que no estuvieran allí. Sacó su teléfono móvil para ver si tenía algún mensaje que le pudiera aclarar dónde estaban, pero al dejar las bolsas de la ropa que había comprado sobre el sofá, se dio cuenta de que sus teléfonos seguían allí, por lo que, ellos no debían de estar demasiado lejos.

 

            Todas sus dudas y preguntas sobre el paradero de ambos se vieron resueltas cuando escuchó un gemido leve, agudo, procedente de la habitación, que tenía la puerta cerrada, a pesar de que él la había dejado abierta antes de irse. Sin poder creérselo, avanzó con cuidado hasta la habitación, abriendo la puerta lentamente, tratando de que ésta no chirriase y delatara su presencia en el lugar, asomando primero su cabeza por ella, dándose cuenta de que en la parte de abajo de la puerta estaban enganchados los vaqueros blancos de TaeYeob, junto con sus calzoncillos. Cuando alzó su cabeza, la escena que se encontró en su cama fue una que realmente no se había esperado, pero que lo puso a cien en apenas un segundo, porque TaeYeob y JiSung estaban teniendo sexo sobre su cama, el menor de los dos tumbado sobre el colchón, con sus manos agarrando la almohada con fuerza y todavía con aquella sudadera gris que le había cogido aquella mañana puesta, mientras era penetrado una y otra vez por JiSung, que se aferraba a sus caderas con todo su cuerpo lleno de chupetones que se habían vuelto de un color morado intenso, resaltando sobre su piel blanca.

 

            KyuBin se quedó en la puerta, sin saber qué hacer, sin saber qué decir. Simplemente con la boca abierta, observando aquella excitante escena que se desarrollaba ante sus ojos como si fuera un sueño febril. Ni en sus mayores fantasías se había imaginado que algo como aquello podría pasar entre ambos, pero estaba completamente deleitado con ello y caliente, demasiado caliente. Sintió cómo toda la sangre de su cuerpo viajaba hasta su entrepierna, de golpe, y cómo se quedaba sin aire, simplemente con esa escena, teniendo que inspirar hondo para que el aire volviera a llenar sus pulmones… aunque quizás no tendría que haber hecho aquello porque al inspirar hondo, las dos personas que se encontraban sobre su cama, se giraron hacia él, quedándose completamente congelados al verlo allí, como si hubieran sido pillados haciendo algo que no debían de estar haciendo, pero para KyuBin, aquella era la mejor cosa que podría haberles pillado haciendo.

 

            —Veo que habéis arreglado todas vuestras diferencias y que os lo estáis pasando muy bien sin mí —comentó, en tono jocoso, tratando de relajar un poco el ambiente, que se había vuelto tenso desde que lo habían descubierto allí—. Me parece perfecto, no os voy a engañar, podéis continuar, dejadme que os vea.

 

            Pero al contrario de lo que les había pedido, TaeYeob se alejó de JiSung, soltando un jadeo grave, desde lo más profundo de su garganta cuando el miembro del otro salió de su cuerpo, tambaleándose después al bajarse de la cama y caminar hacia él, sus piernas apenas sosteniéndolo, lanzándose contra su cuerpo para que KyuBin lo sujetara con fuerza entre sus brazos. Tenía el rostro completamente rojo, probablemente del calor de la habitación, del calor de su cuerpo por la excitación y de la sudadera que era bastante gorda.

 

            —Hyung —murmuró contra su pecho—. No quiero que te quedes mirando solo…

            —Lee TaeYeob —llamó JiSung desde la cama—. No te puedes ir y dejarme así —protestó.

            —KyuBin hyung también tiene que disfrutar ya que está aquí —le replicó, girándose hacia él y sacándole la lengua.

            No… yo estoy perfectamente viéndoos primero… —dijo, tratando de no acabar repentinamente metido en aquello, pero TaeYeob hizo caso omiso a sus palabras, llevando su mano izquierda hasta su entrepierna, metiéndola dentro de sus pantalones directamente y notando su miembro semi erecto—. TaeYeob… —no pudo evitar jadear.

            —Hyung… estás duro… —murmuró el chico.

            —Ven que te ayudemos con ese problemilla —dijo JiSung desde la cama.

 

            Tanto los ojos de JiSung como los de TaeYeob ardían de deseo y podía notar en el ambiente el calor, el olor a sexo, las ganas que ambos tenían de hacerlo sentir bien… y, al final, KyuBin no pudo negarse. Asintió levemente con su cabeza y TaeYeob sacó la mano de sus pantalones para volver a la cama junto a JiSung y KyuBin lo siguió sin ninguna reserva, sacándose la ropa en el camino, primero la camisa que se había puesto para salir y sus pantalones vaqueros después, dejándolos caer por sus piernas y dándoles un par de patadas para terminar de quitárselos antes de bajarse los calzoncillos y subirse a la cama con ellos. estaba excitado por haberlos visto teniendo sexo nada más entrar a la habitación, pero en esos momentos estaba todavía más excitado porque ni en sus más salvajes fantasías se había imaginado que pudieran hacer un trío juntos, más que nada porque JiSung y TaeYeob no habían terminado de hacer migas desde el primer momento, así que, aquello, había sido algo que había desechado y había tomado por imposible, pero ahora que se encontraba allí, a punto de hacer un trío con las dos personas que más quería en el mundo, no podía evitar sentirse como si estuviera a punto de estallar.

 

            Y fue JiSung el que alargó la mano hacia su miembro y lo envolvió, tocándolo levemente, haciendo que su mano resbalara porque tenia lubricante en ella, seguramente porque había estado preparando a TaeYeob antes de entrar en él, y KyuBin no pudo evitar gemir levemente porque la sensación era siempre increíble, cuando alguien lo masturbaba, una mano ajena a la suya tocando su cuerpo y haciéndolo sentir increíblemente bien, sobre todo, cuando esa mano sabía perfectamente lo que hacía porque lo conocía, sabía cuáles eran sus puntos débiles, dónde se encontraban y qué era lo que más le gustaba en cada momento. Pero aquello no quedó solo allí, porque TaeYeob se unió a ellos y comenzó a besar su cuello, a lamerlo, a morderlo, dejando pequeñas marcas una detrás de otra sobre su piel, haciéndolo jadear de puro placer porque el chico sabía hacer maravillas con aquella boca y sus chupetones siempre eran los más increíbles, los que más placer daban y los que más lo calentaban. KyuBin se dejó hacer, sintiéndose maravillado por todas las sensaciones, dejándose llevar por el calor y por el placer, pero también queriendo dar algo a cambio de lo que estaba recibiendo, buscando con su mano derecha el miembro de JiSung para tocarlo de la misma forma que el chico estaba haciendo con el suyo, aunque por encima del condón que estaba usando, su mano izquierda buscando el trasero de TaeYeob, hundiendo sus dedos inmediatamente en su cuerpo sin ninguna oposición por parte de sus músculos, buscando su próstata con ellos, encontrándola al instante por la práctica que tenía con el chico, provocando que TaeYeob gimiera contra su piel antes de darle un mordisco fuerte por el placer que le acababa de dar. KyuBin no pudo evitar sonreír ante aquello, pero su sonrisa fue inmediatamente atrapada por los labios de JiSung, demandantes, su lengua metiéndosele hasta el fondo de la garganta cuando KyuBin abrió la boca para responder aquel intenso beso. Ni siquiera pasaron mucho tiempo de aquella forma, tocándose los unos a los otros, buscando darse placer infinito, cuando KyuBin sintió la imperiosa necesidad de hacer algo más porque sentía que estaba a punto de correrse y necesitaba más, mucho más.

 

            —Condón —murmuró cuando JiSung dejó sus labios unos momentos para dejarlo respirar—. Alargadme un condón porque no puedo más.

 

            Fue TaeYeob el que se alejó de su cuerpo para coger un condón que se encontraba sobre la mesita de noche y quien lo abrió y lo sacó de su envoltorio, poniéndoselo inmediatamente sobre su erección, envolviéndola con su mano y ajustándoselo. Los tres se recolocaron sobre la cama en ese momento y KyuBin cogió el tubo de lubricante medio vacío que estaba enredado en las sábanas para echarse un poco sobre el condón y lubricar de nuevo a TaeYeob, hundiendo sus dedos en su interior, durante unos momentos, escuchándolo jadear de nuevo, con sus ojos castaños brillando con un deseo mal contenido que le decía que necesitaba mucho más que sus dedos y que, además, lo necesitaba ya.

 

            —¿Crees que podrás con los dos? —le preguntó al chico, retirando de su frente el flequillo que se le había quedado pegado a ella por el sudor. Tras él, una sonrisa pícara apareció en el rostro de JiSung, pareciendo encantado con la proposición—. ¿A la vez?

            —Nunca lo he tratado —respondió TaeYeob—, pero quiero hacerlo.

            —Si te duele mucho, paramos inmediatamente —murmuró JiSung, acercándose al cuerpo de TaeYeob, abrazándolo por la cintura y ayudándolo a colocarse en una mejor postura.

            —Sí… vale… —murmuró el chico.

 

            KyuBin sabía que aquella iba a ser una experiencia completamente única, pero no tenía ni idea de lo mucho que lo iba a ser, lo increíble que se iba a sentir y lo excitado y caliente que se iba a poner hasta que no se introdujo en el cuerpo del menor lentamente y JiSung lo siguió, su miembro rozándose enteramente contra el suyo, apretándolo contra las aún más apretadas y tirantes paredes de TaeYeob, que jadeó, sin aire, dejando caer su cabeza hacia atrás, contra el hombro de JiSung, hundiendo sus dedos en los de KyuBin, sus uñas rasguñando su piel. Los dos se detuvieron de inmediato, esperando por si TaeYeob se quejaba y les pedía que dejaran de hacer aquello, KyuBin sintiendo contra su miembro cómo palpitaba el de JiSung y cómo las paredes del recto de TaeYeob los envolvían a ambos de una forma completamente deliciosa. TaeYeob, no obstante, no se quejó, simplemente necesitó unos momentos, respirando hondo y profundamente para relajar su cuerpo por completo.

 

            —Podéis seguir —les pidió, su voz jadeante, teñida de placer.

 

            No lo tuvo que repetir dos veces. Con inmenso cuidado, pero a la vez con demasiadas ganas como para poder contenerse más, comenzaron a moverse, ambos, dentro y fuera de él, a destiempo, de una forma en la que sus miembros se rozaban el uno con el otro, resbalando dentro del interior de TaeYeob una y otra vez, embistiendo con lentitud, jadeando y gimiendo los tres, sin que ninguno pudiera evitarlo porque las sensaciones eran completamente increíbles, aunque extrañas, sin ser nada similares a lo que seguramente habían experimentado nunca antes ninguno. Una completa locura de placer desenfrenado que no pudieron contener por mucho tiempo. KyuBin no supo quién o cómo cambió el ritmo, pero poco a poco comenzó a volverse mucho más rápido, hasta que finalmente ya no pudieron coordinarse más, el placer ebullendo en ellos hasta que estalló de un momento para otro y los tres se corrieron, uno tras otro, sin poder evitarlo, el orgasmo recorriendo todo su cuerpo como una corriente eléctrica de absoluto placer, dejándolo completamente seco y agotado, con TaeYeob sobre él, temblando sobre su cuerpo, su miembro atrapado entre ellos, terminando de soltar todo su semen, manchando su estómago y la sudadera que todavía llevaba puesta, JiSung jadeando tras él, apoyando su cabeza en la nuca del menor, su respiración sonando completamente rota. Aquello había sido demasiado intenso y excitante.

 

            Tardaron un poco en volver en sí mismos, JiSung y él finalmente saliendo del cuerpo de TaeYeob y el chico desembarazándose de ellos y quitándose por fin la sudadera, sudando profusamente, su cuerpo brillando por éste y se tumbó sobre la cama, todavía respirando entrecortadamente, precioso, con su cara completamente roja. KyuBin se encargó de los condones, haciéndoles un nudo y levantándose de la cama para echarlos en la papelera que había en el baño de la habitación, echándose un poco de agua del lavabo y quitándose de aquella forma el semen de TaeYeob de su estómago, llevándose un rollo de papel higiénico del baño hasta la habitación cuando volvió, por si necesitaban limpiarse un poco, como él, encontrándose a TaeYeob y JiSung enroscados en las sábanas, hablando bajito.

 

            —¿Está entonces bien todo?

 

            Aquello era lo que le estaba preguntando JiSung, una pregunta a la que TaeYeob contestó con un pequeño sí, apenas audible, que probablemente hizo a KyuBin demasiado feliz. No sabía cómo habían comenzado con aquello, lo que los había motivado a acostarse juntos, pero se alegraba que fuera lo que fuera lo que lo hubiera hecho, había acabado por hacer que todo recelo o diferencia que había habido entre ambos desde que habían decidido llevar una relación a tres bandas se hubiera disipado gracias a aquello y que a partir de ese momento pudieran estar los tres juntos, sin reservas, en aquella locura en la que KyuBin se sentía completamente cómodo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario