domingo, 20 de marzo de 2022

[One Shot] History of KINGDOM (part I): Absolutely yours {LouJin}

Título: Absolutely yours

Autora: Riz Aino

Pareja: LouJin (MuJin + Louis) (KINGDOM)

Clasificación: NC–17

Géneros: AU, historical, romance, drama, fluff, smut, pwp

Número de palabras: 1.113 palabras

Resumen: SungHo se entrega en cuerpo y alma a DongSik porque es absoluta y totalmente suyo.

Advertencias: relaciones sexuales explícitas.

Notas: esta es otra idea que llevaba vagando por mi ordenador bastante tiempo y tras darle un pequeño lavado de cara y cambiar el ship, acabé sacándola.

Comentario de autora: al escribir la historia estuve escuchando Distance de CLC y creo le ha dado un toque maravilloso al sentimiento. Espero que os guste.

 

Absolutely yours

 

            SungHo no pudo evitar la enorme sonrisa que apareció en sus labios en el momento en el que DongSik apareció ante él, deteniendo su caballo justo a su lado y tendiéndole la mano para ayudarlo a subirse. Con cuidado y poca práctica, SungHo se subió al caballo, delante del chico, sintiendo de inmediato sus brazos rodeando su cintura para coger las riendas del animal. Se encajó perfectamente allí y pegó su espalda al pecho de DongSik para equilibrarse y el otro chico no tardó más que unos segundos en indicarle al caballo que empezara a moverse de nuevo. Todavía estaba oscuro mientras avanzaban a través del follaje del bosque, pero el menor conocía el camino que debían de tomar a la perfección y SungHo no tenía miedo a perderse… realmente, no tenía ningún miedo ahora que estaba con DongSik, ahora que iba a estar con él para siempre, lejos de todo, lejos de aquellos que querían hacerles daño. Ahora que ambos iban a estar juntos, SungHo no le tenía miedo al camino que tenían ante ellos, al futuro que pudieran enfrentarse.

 

            Estuvieron varios días de viaje, con mucho frío, demasiadas horas sobre el caballo, apenas parando para comer y dormir algunas horas antes de seguir. No sabían si los habían seguido o si los iban a echar de menos pronto, por lo que llegar a su destino había sido la prioridad y ahora que estaban allí, ahora que por fin habían llegado a una pequeña casita, lejos de todo, donde nadie los podría encontrar, SungHo se sentía más feliz de lo que nunca antes lo había sido. Había sido duro, tanto el viaje como tomar la decisión de dejarlo todo atrás, su familia, su prestigio, por huir con la persona que amaba, pero nunca habría podido casarse con la pobre chica que sus padres habían buscado para él, nunca habría podido estar lejos de DongSik cuando lo único que siempre había querido era acortar la distancia entre ellos al mínimo, dejar que sus cuerpos se fundieran en uno solo y entregarse a él en cuerpo y alma. Porque SungHo amaba a DongSik como nunca había amado a nadie y como nunca amaría a nadie más.

 

~

 

            La noche ya había caído sobre ellos cuando ambos despertaron después de descansar varias horas, solo la luz de una vela que se consumía poco a poco iluminaba la pequeña habitación en la que se encontraban, tumbados bajo las mantas, muy juntos, tratando de que el calor no se escapara, mirándose a los ojos fijamente bajo aquella luz anaranjada. Estaban doloridos por el viaje y algo cansados todavía, pero el sueño no volvía a acudir a ellos y SungHo sabía perfectamente que se debía a la tensión que había entre ambos, aquella tensión que había estado allí desde el primer momento, cuando se habían conocido en una celebración a la que habían acudido las familias más importantes del reino. Se habían conocido aquel día y, debido a que tenían una edad similar, habían congeniado casi al instante… o eso era lo que habían pensado sus familias. La realidad había sido bastante diferente, la realidad había contado con un beso desesperado en un rincón oscuro del patio trasero de la casa, escondidos de la vista de todos, un beso que los había hecho sentir increíblemente bien y un beso que los había llevado a comenzar a verse casi cada día, poniendo una excusa tras otra para hacerlo, excusas para poder encontrarse a solas, a escondidas, para besarse, para tocarse, para desatar toda su lujuria, para experimentar y ser sus primeras de muchas en todo. En sus encuentros eran sinceros, se habían prometido el sol, la luna y las estrellas porque su amor era más intenso y más profundo que nada de lo que habían sentido hasta el momento y SungHo no había dudado en entregarse a él, en decirle que sería absoluta y totalmente suyo, sin reservas, y DongSik había respondido lo mismo. A pesar de que el tiempo había pasado, a pesar de que habían tenido que superar algunas dificultades juntos, a pesar de que habían tenido que huir y dejarlo todo atrás, la tensión seguía estando allí, ese amor infinito y ese deseo salvaje por el otro.

 

            Y fue SungHo quien salvó la escasa distancia que los separaba para besar los labios de DongSik a pesar de que por lo general siempre era el menor quien se acercaba primero a él, tomándolos de una forma lenta, pausada, saboreando totalmente su boca, sin ninguna prisa porque tenían toda la noche por delante, sin ninguna prisa porque a partir de ese día tendrían todo el tiempo del mundo para hacer aquello, sin miedo a ser descubiertos, solo disfrutando el uno del otro. DongSik respondió al beso de la misma forma y sus manos comenzaron a tocar, tocar levemente por encima del hanbok primero, por debajo de las capas de ropa después, lentamente retirando todas sus prendas, entre besos, entre caricias, entre “te quieros” murmurados, entre gemidos que empezaron tímidos, casi sin fuerza, jadeos ahogados que no estaban acostumbrados a dejar escapar, pero que se volvieron intensos poco después. Se habían visto desnudos en infinidad de ocasiones, se habían tocado y besado cada parte de sus cuerpos y habían alcanzado el orgasmo en infinidad de ocasiones, pero nunca habían saboreado de verdad el momento, nunca se habían dedicado por completo a hacer sentir bien al otro y nunca habían podido explorar con detenimiento cada espacio de sus cuerpos, pintando una y otra vez los lienzos en blanco que éstos eran de color morado. Y, en aquella noche apenas iluminada por la tenue luz de una vela que poco a poco se consumía, ambos se tocaron y se entregaron el uno al otro como nunca antes lo habían hecho, SungHo dejando que DongSik entrara profundamente en él, convirtiendo sus cuerpos en uno solo, fusionándose con él hasta que les sobrevino el orgasmo y los dejó completamente rendidos, abrazados el uno al otro con el silencio y la soledad de su nuevo hogar como testigos de su amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario