Título: Nightmares and Daydreams
Autora: Riz Aino
Pareja: LoByeol (Lola + Saetbyeol) (PIXY)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, fantasy, magic, fairy, romance, drama,
fluff
Número de palabras: 1.282 palabras
Resumen: Yujin siente como si viviera en un sueño
cuando encuentra unas alas en el bosque… pero el sueño pronto se torna una
horrible pesadilla.
Notas: historia inspirada en el lore del grupo, pero más
concretamente sigue el World view de Wings.
Comentario de autora: hace casi un año que descubrí por
casualidad a PIXY y me enamoré muy fuerte del grupo, así que, lo siguiente que
tenía que hacer después de enamorarme, era escribir algo. Espero que os guste.
Nightmares
and Daydreams
Yujin está a punto de abandonar el
claro en el que recogía flores cuando el sol ilumina una zona del suelo y algo
en el lugar comienza a resplandecer, llenando el claro de luz y de diferentes
colores. Con curiosidad, la pequeña hada se acercó hasta el lugar del cual
procedía aquel fulgor y se inclinó sobre el suelo, retirando algunas hojas y
plantas, descubriendo bajo ellas unas alas de hada rotas, pero que seguían
brillando como si su dueña las siguiera teniendo en su espalda. Yujin soltó un
pequeño grito de sorpresa que resonó en el claro y provocó que los pájaros que
se encontraban en los árboles alzaran el vuelo. La pequeña hada se quedó
completamente paralizada mirando las alas rotas, sin poder creerse que
estuvieran allí, en el suelo del bosque, y que el hada a la que se las habían
arrancado, no las estuviera buscando… pero también con algo más, algo parecido
a la felicidad porque allí, al alcance de sus manos, se encontraban unas alas,
unas alas como las que siempre había querido, pero nunca había tenido.
Era extraño para las hadas nacer sin
alas, pero no era algo que no pudiera suceder, y Yujin había nacido sin alas,
de la misma forma que lo habían hecho aquel mismo día otras cinco hadas que se
habían convertido en sus mejores amigas, en sus confidentes, en los seres más
importantes para ella. Las seis habían nacido sin alas, las seis habían
recibido aquella maldición que las dejaba a medio camino entre ser unos seres
corrientes como los humanos y mágicos como los feéricos. Las seis poseían
magia, pero las alas eran las que les daban sus poderes especiales a las hadas,
por lo que ninguna era realmente especial; no obstante, se habían encontrado
las unas a las otras y el vínculo que las unía era mucho más especial que los
poderes que unas alas les podían dar… pero Yujin siempre había querido unas
alas…
—Yujin —la voz de Yoojung la sacó de
sus pensamientos y se giró hacia el lugar del cual procedía la voz de la otra
hada, descubriéndola a tan solo unos pasos de ella—. ¿Sucede algo? ¿Por qué has
gritado?
Yujin se mordió el labio inferior
con nerviosismo y después se hizo a un lado para poder enseñarle a la otra lo
que había encontrado. Los ojos de Yoojung también se abrieron al máximo al ver
las alas rotas que estaban en el suelo del claro. La sorpresa, la preocupación
y la felicidad pasaron por sus ojos en tan solo unos pocos segundos y Yujin
supo perfectamente que Yoojung acababa de sentir lo mismo que ella, como si
estuvieran compartiendo sus emociones.
—¿Dónde está el hada que portaba
estas alas? —le preguntó.
—No lo sé —respondió, sincera—. Las
alas estaban bajo la maleza.
Yoojung asintió y después le pidió
que se quedara unos momentos allí, que volvería con las demás para ver qué
podían hacer con aquellas alas rotas. Yujin se quedó en aquel mismo lugar,
esperando a Yoojung y a sus amigas, sin poder apartar la mirada de aquellas
alas que seguían brillando con la luz del sol. Las demás llegaron junto a
Yoojung unos minutos después y todas tuvieron la misma reacción que antes
habían tenido ellas dos, pero pronto comenzaron a hablar, a debatir qué era lo
que debían de hacer con aquellas alas porque si su dueña seguía con vida
después de que le arrancasen sus alas, debía de estar buscándolas. Al final,
acabaron decidiendo llevarse las alas a casa, para protegerlas de los humanos,
para tenerlas a buen recaudo, para en el fondo, poder disfrutar del calor y la
magia que desprendían aquellas alas y Yujin fue la encargada de cargarlas
delicadamente entre sus brazos hasta casa, donde las dejó sobre la mesa
alrededor de la cual todas se sentaron para observar aquellas preciosas y
brillantes alas, sintiéndose felices.
No obstante, la felicidad no duró
demasiado.
Esa misma noche, Yujin tuvo una
pesadilla, una pesadilla horrible en la que aparecía una vieja bruja con una
capa negra y los ojos rojos que le decía “mi hada… entrégame las alas rotas
antes de la luna roja… entonces, os daré unas brillantes alas nuevas a ti y a
tus amigas… pero si no lo haces… te maldeciré a ti a todos los que te rodean”.
La primera noche, Yujin se despertó entre sudores fríos, pero trató de no
pensar en ello y volver a dormir decidiendo que la pesadilla no podía ser más
que un mal sueño que no volvería a aparecer; no obstante, aquella pesadilla se
repitió cada noche, una y otra vez, hasta que, una de las noches Yujin se
despertó gritando por la intensidad de la maldad que sentía en el sueño y se
echó a llorar sin poder evitarlo. Unos momentos después, por la puerta de su
habitación apareció Yoojung, que se acercó a ella, mirándola con preocupación y
la abrazó con mucha fuerza, haciendo que la pequeña hada se fuera
tranquilizando poco a poco entre sus brazos, sintiendo su calor y el latido rítmico
de su corazón.
—¿Qué ha pasado, Yujin? —le
preguntó, dejando un beso sobre su frente. Yujin no le contestó inmediatamente
a pesar de que ya estaba mucho más calmada, solo la abrazó más fuerte—. Sabes
que me lo puedes contar todo.
Yujin asintió, pero no encontró su
voz para contestarle en un buen rato. Tras algunos minutos, se sintió preparada
para contarle lentamente qué era lo que le pasaba, las pesadillas recurrentes
que tenía todas las noches desde que había encontrado aquellas alas rotas que
llenaban sus días de felicidad y alegría, aquellas pesadillas que la asustaban
demasiado, le encogían el corazón y la hacían llorar. Le contó como no había
dicho nada porque pensaba que no sería nada y porque no quería preocuparlas
cuando todas estaban tan felices desde que las alas estaban en casa con ellas,
pero que no podía más, que la pesadilla de aquella noche había sido demasiado
terrible, que todavía sentía la maldad recorriendo todo su cuerpo y tenía el
vello de punta.
—No te preocupes por nada —murmuró
entonces Yoojung—. Mañana hablaremos con todas para ver qué podemos hacer,
¿vale? —la otra hada dejó otro beso cariñoso sobre su frente y le secó las
lágrimas con sus dedos—. Ahora trata de dormir de nuevo, yo me quedaré contigo.
Yujin asintió, aunque tenía miedo de
volver a cerrar sus ojos; no obstante, entre los brazos de Yoojung no debía de
tener miedo porque sabía que ésta la protegería de todo mal… por primera vez en
varios días, Yujin no tuvo ninguna pesadilla aquella noche y cuando a la mañana
siguiente les contó a las demás sobre sus pesadillas, todas estuvieron de
acuerdo en que debía de entregarle aquellas alas rotas a la bruja, comenzando
así un viaje del cual no sabían qué esperar, pero estando todas juntas, soñando
con tener sus propias alas, pero temiendo a la bruja de sus pesadillas.
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