Título: Seven minutes in heaven
Autora:
Riz Aino
Pareja:
KyuJung (KB + YooJung) (OnlyOneOf)
Clasificación:
NC–17
Géneros:
AU, office, romance, humor, smut, pwp
Número de palabras:
4.326 palabras
Resumen:
durante los siete minutos que dura la llamada de trabajo de KyuBin, TaeYeob se
siente en el cielo (y a la vez en el infierno por todo lo que han hecho).
Advertencias:
relaciones sexuales explícitas mientras se mantiene una conversación telefónica
con una persona externa y lenguaje soez.
Notas: los trajes
durante las promos de suit dance me hicieron demasiado daño y la película de
Love and Leashes fue el último empujoncito que necesité para ambientar esto en
una oficina.
Comentario de autora:
nunca había escrito nada de este estilo, aunque siempre había pensado que
quedaría curioso en una historia y quería probarlo aprovechando que esta
colección era sobre kinks y secretos (y sobre kinks secretos).
Espero que os guste.
Seven minutes in heaven
—Llevas un mes sin follarme.
TaeYeob sabía que su declaración había sido corta, pero
intensa. Un reproche que quizás debía de haber hecho antes, pero que no se
había atrevido a hacer porque sabía perfectamente lo ocupado que estaba KyuBin
con el trabajo en la oficina después de que lo ascendieran porque las
responsabilidades se le acumulaban y ni siquiera tenía tiempo libre los fines
de semana. KyuBin se tomaba su trabajo muy seriamente y TaeYeob lo admiraba por
ello, porque él sería incapaz de dedicarle todas aquellas horas a su trabajo,
prácticamente sin dormir y usando la mayor parte de su día en solucionar los
problemas que otros provocaban, sin ver un mísero won más por todas las horas
extra que trabajaba, lo admiraba, pero también se lo recriminaba. Sabía que el
ascenso era lo que el mayor más deseaba y que cuando lo había obtenido había
sido demasiado feliz y TaeYeob se había alegrado por él y había compartido su
ilusión… pero desde aquel momento, KyuBin no se había acercado a él más que
para darle algún beso que otro, tirándose en la cama junto a él para dormir, a
las tantas de la madrugada, agotado. Y TaeYeob lo entendía o lo trataba de
entender. Sabía que para KyuBin el trabajo era importante y sabía que él
también era importante a pesar de que no hubiera podido dedicarle un poco de
tiempo porque el trabajo lo tenía absorbido… pero no podía hacer otra cosa más
que sentirse ignorado, insignificante y caliente, porque lo único que quería
era a KyuBin dentro de él.
—Oh.
Aquello fue lo único que dijo KyuBin en respuesta y
TaeYeob no supo si fue un “oh” de “vale, ok, voy a seguir con lo mío, no me
molestes más” o un “oh” de “oh, lo siento, cariño, te he tenido muy abandonado,
así que esta noche te voy a dar de lo bueno” porque su rostro lo único que
expresó fue sorpresa. Solo sorpresa. Aún así, TaeYeob siguió esperando por
alguna respuesta más por su parte, pero KyuBin solo se lo quedó mirando con la
boca abierta y los ojos como platos durante un buen rato, hasta que TaeYeob al
final suspiró profundamente y se cruzó de brazos, solo entonces, KyuBin pareció
reaccionar.
—Lo siento —fue lo primero que dijo, quitándose las gafas
y dejándolas sobre la mesa, al lado del portátil, su expresión cambiando
totalmente y pareciendo un cachorrito abandonado—. Yo… sabes que… dios… me
encanta follar contigo… pero… el trabajo me ha tenido demasiado… absorto… lo
siento… sé que no debería… traerme trabajo a casa… —KyuBin suspiró
profundamente y se pasó la mano por el pelo, un poco más lardo de lo que era
habitual en él porque tampoco había tenido tiempo de ir a la peluquería para
cortárselo—. Lo siento… —volvió a repetir—. Te quiero y quiero follar contigo a
todas horas… pero quería dejar listo todo el trabajo antes y… al final el
trabajo nunca está listo porque siempre aparece otra cosa que lo complica todo…
—Hazlo entonces —respondió TaeYeob—. Si quieres follarme hazlo
y el trabajo lo puedes dejar para cuando estés en la oficina.
KyuBin abrió la boca para protestar, pero él mismo debía
saber que no tenía una respuesta a aquello. Tenía un horario para estar en la
oficina y trabajar y otro para descansar en casa sin tener que preocuparse por
lo que pudiera pasar, pero había estado mezclando ambos horarios en el último
mes y no había tenido ni un solo momento de descanso. Si seguía de aquella
manera, acabaría teniendo que parar por obligación porque seguro que acababa
ingresado en el hospital por todo el estrés y por el cansancio acumulado.
TaeYeob estaba preocupado por aquello también, aunque no estaba en su
naturaleza dejar que sus preocupaciones tomaran voz y fueran expresadas, pero no
quería que la salud de KyuBin se resintiera por trabajar tanto sin apenas
descanso y solo había encontrado aquella forma para decir que tenía que seguir
un horario normal y que se sentía solo porque lo único que había hecho en los
últimos tiempos había sido trabajar.
—¿Estás tentándome? —le preguntó KyuBin al final, alzando
una de sus cejas levemente.
—Si quisiera tentarte ahora mismo estaría desnudo sentado
frente a ti, con las piernas abiertas mientras me meto un dildo por el culo
—replicó—. Solo constato un hecho y te doy la opción de que cumplas mis deseos
y los tuyos y te olvides del trabajo, aunque sea durante un rato.
—Wow… —jadeó el mayor, tragando saliva justo después—. Una
imagen mental bastante fuerte.
—Que podría hacerse realidad si te dignaras a follarme
—le contestó.
KyuBin miró la pantalla de su portátil, donde tenía abiertas
varias páginas con documentos y gráficas con los que había estado trabajando
desde que había llegado a casa hacía un par de horas, como si estuviera
tratando de decidir qué era lo mejor en aquellos momentos. TaeYeob sabía perfectamente
que no las tenía todas consigo y que todavía no había ganado aquella batalla,
pero al menos lo había hecho dudar entre él y su trabajo y la duda era una
importante victoria porque el mayor había estado actuando como un robot todo
aquel tiempo desde el ascenso. Pasaron unos instantes hasta que al final KyuBin
suspiró y comenzó a guardar todo el progreso que había hecho en aquel rato y
TaeYeob no pudo evitar la enorme sonrisa que apareció en sus labios porque por
fin había conseguido que éste le hiciera caso. KyuBin todavía tardó un buen
rato en terminar de guardarlo todo y apagar su ordenador, pero TaeYeob no
desesperó y simplemente esperó a que el mayor terminara, sintiéndose excitado y
un poco ansioso por lo que estaba a punto de ocurrir.
Un mes. Literalmente había sido un mes sin sexo. Un mes
en el que KyuBin no lo había tocado ni una sola vez. Un mes en el que TaeYeob
se había tenido que aliviar solo, masturbándose, pensando que era el mayor el
que lo tocaba, para poder conseguir un orgasmo que no era ni de lejos tan
exquisito como los que KyuBin le provocaba con aquellas manos que eran una
fantasía y que hacían maravillas con él. Un mes en el que, en definitiva, lo
había echado terriblemente de menos.
—Tienes la mala costumbre de salirte con la tuya —comentó
KyuBin tras bajar la tapa de su portátil—. No es que me queje porque sé que lo
haces porque me quieres y también sé que te he tenido muy abandonado desde el
ascenso, pero no puedes salirte todo el rato con la tuya.
TaeYeob no pudo evitar esbozar una sonrisa y le pidió con
un movimiento de su dedo índice al mayor que fuera hasta donde se encontraba,
sentado en el sofá. KyuBin formó un puchero en sus labios tratando de ser
adorable con él, pero inmediatamente después le hizo caso y se acercó a él,
hundiendo sus rodillas en los cojines del sofá y colocándose a su lado,
esperando alguna otra instrucción más, como si fuera un cachorrito esperando
las órdenes de su amo. TaeYeob llevó la mano hacia su rostro para retirarle el
flequillo, colocándoselo detrás de la oreja, acariciando su mejilla después y
sonriendo por cómo el mayor cerró sus ojos e inclinó su cabeza hacia el
contacto. No era él solo el que lo había echado de menos, KyuBin también lo
tenía que haber echado de menos, pero se debía de haber estado conteniendo para
hacerlo lo mejor posible en el trabajo y demostrar de aquella forma que el
ascenso había sido merecido y que era el mejor.
—¿Puedo salirme con la mía un ratito esta noche y después
vemos cómo podemos arreglar mejor tu horario para que puedas descansar bien y
estar un ratito conmigo y aun así hacer todo lo que tengas que hacer del
trabajo? —le preguntó. KyuBin abrió sus ojos y lo miró fijamente con aquellos
ojos marrón chocolate, más profundos que el pozo más hondo de todo el mundo,
que lo miraban con una intensidad y un cariño infinitos, antes de asentir
lentamente—. Vale —murmuró entonces TaeYeob—. Vamos a la cama, quiero hacerte
sentir bien antes de nada.
—Me gusta como suena eso —replicó KyuBin.
TaeYeob quiso pegarle por idiota, pero contuvo las ganas
de hacerlo y al final simplemente se levantó del sofá y le tendió la mano a
KyuBin para ayudarlo a levantarlo. No obstante, KyuBin aprovechó su mano para tirar
de él e inclinar su cuerpo hacia él, atrapando con su otra mano su nuca y
besándolo con ganas. TaeYeob no se había esperado aquel movimiento, por lo que,
abrió su boca por la sorpresa y el mayor aprovechó para meterle la lengua
dentro y jugar con la suya hasta que el chico comenzó a responder al beso,
profundizándolo al ladear un poco su cabeza para que sus narices no se rozasen
en el beso y tuvieran un mejor acceso y más comodidad. Sus labios se movían al
compás, sus lenguas se reconocían la una a la otra, queriendo más y más del
contrario y TaeYeob comenzó a sentir cómo su corazón empezaba a latir
rápidamente dentro de su pecho y cómo su respiración se iba volviendo mucho más
agitada hasta que se quedó sin aire y tuvo que poner sus manos sobre el fuerte
pecho de KyuBin para alejarlo de su cuerpo unos momentos, tratando de respirar
correctamente de nuevo. Solo pudo inspirar un par de veces porque los labios de
KyuBin volvieron a atrapar los suyos inmediatamente y TaeYeob se vio envuelto
de nuevo en un beso intenso y húmedo que hizo que su cuerpo reaccionara cuando
la mano de KyuBin dejó de sujetar su nuca y se metió por debajo de su ropa,
tocando su espalda hacia arriba, teniendo un escalofrío de placer que le
recorrió la columna vertebral de arriba abajo.
—A la cama… —murmuró, pidiéndole de aquella forma que
parara de besarlo. KyuBin rio contra sus labios y asintió, sin dejar de besar
sus labios, solo convirtiendo sus intensos besos llenos de lengua e intercambio
de saliva en besos breves y cortos—. La cama… —repitió
—Ya vamos… —le respondió el mayor—. Ya vamos…
No obstante, ese “ya vamos” se convirtió en una larga
sesión de besos en el sofá, tan larga, que a TaeYeob comenzó a dolerle el cuerpo
por la postura en la que se encontraba y acabó volviendo a sentarse en el sofá
para poder seguir besando a KyuBin una y otra vez, besos con lengua, sin ella,
besos largos que los dejaban sin respiración, besos cortos y cariñosos, no solo
en sus bocas, sino también por el resto de sus rostros, besos intensos, besos
que eran simplemente roces tan suaves como el aleteo de las alas de una mariposa,
tan leves que el contacto apenas era apreciable, besos cuyo objetivo final era
excitarlos y hacer que sus cuerpos se calentaran, junto con la pequeña
exploración de sus manos del cuerpo ajeno, las de KyuBin enredadas en su
cintura, debajo de la sudadera verde agua que llevaba puesta, las suyas metiéndose
bajo la camisa blanca que se había puesto aquel día para la oficina, rozando
sus abdominales con la yema de sus dedos, trazando el relieve de éstos una y
otra vez.
—Vale… vale… —murmuró KyuBin, separándose de él
definitivamente, con un brillo salvaje en su mirada, detrás de los cristales de
las gafas—. Ya no lo puedo soportar más, vamos a la cama.
El mayor se levantó del sofá y TaeYeob se dio cuenta de que
entre sus piernas había un pequeño bulto que antes no estaba. Los besos habían
excitado a KyuBin bastante más de lo que él mismo habría pensado que lo
excitarían y seguro que estaba comenzando a sentir que la presión era demasiada
como para aguantar sin tocarse, por eso, TaeYeob simplemente lo siguió
rápidamente, levantándose del sofá y caminando hacia la habitación que
compartían en aquel pequeño, pero encantador apartamento que habían alquilado
no demasiado tiempo atrás, en aquel lugar que estaba bastante cerca de sus
trabajos. Una vez entraron en ella, TaeYeob tiró de la corbata que el mayor
todavía llevaba en su cuello para atraerlo a su cuerpo y besarlo de nuevo,
pegando sus cuerpos al máximo y comenzando a rozarse contra él, sintiendo la
dureza de la entrepierna de KyuBin contra la suya, sintiendo el jadeo de este
contra su boca cuando la fricción hizo que el mayor sintiera una oleada de
placer recorriendo su cuerpo. Pero, obviamente, aquello no era lo único que iba
a hacer por KyuBin y, como pudo, metió su mano izquierda entre sus cuerpos,
introduciéndola por en los pantalones de éste y agarrando su miembro, tomándolo
entre sus dedos, provocando que el cuerpo de KyuBin temblara un segundo y que
éste quisiera alejarse de él, la mano de TaeYeob dentro de sus pantalones,
agarrando su miembro, impidiéndoselo.
—Eres pérfido —le dijo KyuBin, jadeando.
—No lo soy… —replicó él, dándole un beso en el mentón—. Te
he dicho antes que te haría sentir bien, déjame que lo haga.
Los ojos de color chocolate de KyuBin se fijaron en los
suyos durante unos momentos y después asintió, rindiéndose a él y a lo que quería,
probablemente demasiado necesitado como para negarse a ello. TaeYeob sonrió y se
separó un poco del cuerpo de KyuBin, aunque no sacó su mano de su entrepierna,
no dejando de tocar su miembro por encima de la tela de sus calzoncillos,
notando cómo este comenzaba a ponerse más y más duro con cada roce, llevando su
otra mano hasta su corbata para deshacer el nudo y poder sacársela por la
cabeza, tratando después de desabrocharle los botones de la camisa sin mucho
éxito porque su mano dominante era la que estaba usando en la entrepierna del
mayor. KyuBin soltó una pequeña carcajada por su torpeza y lo ayudó con su
tarea sin decir ni una palabra, terminando de desabrocharse la camisa del todo.
TaeYeob comenzó entonces a dejar un beso tras otro sobre su pecho, rozando y
pellizcando sus pezones con sus dedos, escuchando leves jadeos y gemidos salir
de los labios de KyuBin mientras seguía tocándole también la entrepierna y
endureciendo su miembro, notando un poco de humedad contra la palma de su mano
por el líquido pre seminal que debía de haber comenzado a salir por la punta
del miembro del mayor. TaeYeob se dedicó a aquello durante largos minutos,
queriendo hacer que KyuBin llegara al orgasmo de esa forma, pero al final tuvo
que parar porque éste detuvo la exploración de su mano cuando quiso colarse por
dentro de sus calzoncillos.
—Si haces eso me voy a correr en tu mano —le dijo—, y si
me corro en tu mano, no estoy seguro de si se me va a levantar de nuevo o voy a
estar demasiado cansado —KyuBin le hizo sacar su mano de sus pantalones—. Y lo
que quiero esta noche es follarte, así que, déjame que me corra en otro sitio
mucho más excitante.
TaeYeob sintió un pequeño escalofrío recorriendo su
columna vertebral al escucharlo decir aquello y asintió sin poner ninguna pega.
Sabía perfectamente que cuando KyuBin estaba cansado era difícil que se
excitara lo suficiente como para que tuvieran varias rondas de sexo y llevaba
sin descansar propiamente un mes, así que, lo más seguro era que se quedara
completamente agotado y lo único que quisiera después de aquello fuera dormir y
solo pudieran tener una ronda de sexo esa noche, además, se había excitado
muchísimo con los besos y con los toques por encima de la tela, por lo que, no
tenía que estar muy lejos de llegar al orgasmo. Por eso mismo, TaeYeob
simplemente se desnudó con rapidez, bajándose los pantalones y los calzoncillos
a la vez, dándoles algunas patadas para terminar de sacárselos por las piernas,
levantándose la sudadera y llevándose con ella su camiseta, mientras KyuBin
cogía el bote de lubricante y sacaba un condón del cajón en el que lo tenían todo.
Después de quitarse la ropa, se tumbó en la cama de espaldas y abrió sus
piernas, solo esperando pacientemente a que KyuBin se subiera a la cama con él,
algo que el mayor no tardó demasiado en hacer, después de quitarse sus propios
pantalones y los calzoncillos, pero dejándose la camisa abierta, mostrando solo
parte de su torso trabajado, puesta. KyuBin hizo el amago de quitarse las gafas
también, pero TaeYeob, rápido como el rayo, se sentó sobre el colchó y alargó
la mano para sujetarle el brazo y que no lo hiciera, provocando que el mayor lo
mirase confuso.
—Déjatelas puestas —le dijo—. Ahora mismo, con las gafas,
me tienes bastante excitado.
KyuBin rio ante aquello, pero su risa fue breve y, al final,
simplemente se dejó las gafas puestas, siguiendo sus deseos, antes de abrir el
bote de lubricante para comenzar a prepararlo. TaeYeob se volvió a tumbar sobre
la cama, con sus piernas abiertas y esperando que la penetración aquella vez no
fuera demasiado dolorosa porque se había pasado un mes completo de sequía y ni
siquiera se había masturbado introduciéndose nada, solo aliviándose tocándose
su miembro en la ducha o en la cama, aspirando el olor de KyuBin de las
sábanas. Sabiendo perfectamente que no lo habían hecho en todo aquel tiempo,
fue extra cuidadoso con él, echando un montón de lubricante en sus dedos antes
de comenzar a penetrarlo con ellos, primero con uno, acostumbrándolo de nuevo a
la sensación y a la presión por hacer hueco entre las paredes de su recto.
TaeYeob sintió algo de incomodidad al principio, pero conforme KyuBin lo
penetró con sus dedos, tocando su miembro, besando su cuerpo de vez en cuando
para distraerlo, el chico dejó de sentirla y comenzó a disfrutar de nuevo de
ella. Un dedo pronto fue seguido por otro y todo empezó de nuevo, incomodidad y
un poco de dolor que se fueron reemplazando por un placer indescriptible cuando
KyuBin comenzó a tocar su próstata con cada penetración, dejándolo sin
respiración y con todo su cuerpo temblando y queriendo muchísimo más. Pasaron
largos minutos hasta que finalmente KyuBin sacó sus dedos de su interior, pero
TaeYeob estaba necesitado de mucho más, así que, siguió el movimiento con sus caderas.
—Ya voy —le dijo KyuBin—. No te voy a dejar con las ganas
porque ahora mismo estoy que no quepo en mí y necesito metértela hasta lo más
profundo.
TaeYeob esbozó un “así me gusta” pero las palabras no
llegaron a salir de sus labios en voz alta, solo fue un pequeño susurro que
murió en ellos porque KyuBin había terminado de ponerse el condón y había
decidido penetrarlo de golpe, de una vez, metiéndose hasta lo más profundo de
su cuerpo sin previo aviso y sin ninguna delicadeza. TaeYeob gimió alto porque
justo el miembro del mayor había rozado contra su próstata y porque se había
deslizado en su interior frotando con las paredes de su recto que estaban
preparadas para recibirlo, pero que todavía estaban un poco apretadas. KyuBin
lo sujetó por las caderas en ese momento, para apoyarse en ellas y para además
ayudarse con cada movimiento y penetrarlo una y otra vez, rápido, probablemente
sintiéndose tan cerca del borde del abismo como TaeYeob se empezaba a sentir.
No obstante, antes de que ambos pudieran estalar en un exquisito e intenso
orgasmo que se había fraguado durante todo el mes, una melodía comenzó a sonar
en la habitación y el movimiento de KyuBin se detuvo de golpe, girando su
cabeza hacia sus pantalones, que se encontraban en el suelo.
—No se te ocurra coger el teléfono —le dijo TaeYeob,
viendo cuáles eran las intenciones que el mayor tenía.
—No me llamarían a estas horas si no fuera importante —le
respondió.
Y, antes de que TaeYeob pudiera protestar de nuevo o amenazarlo
para que no cogiera el teléfono, KyuBin ya había comenzado a moverse como si
fuera un contorsionista, sin sacar su miembro de su cuerpo, alargando sus
largos brazos para coger sus pantalones del suelo y sacar del bolsillo su
teléfono móvil, descolgando la llamada.
—¿Sucede algo, JiSung? —preguntó a la persona al otro
lado de la línea.
TaeYeob suspiró profundamente y se cruzó de brazos, no pudiéndose
creer que ni siquiera los fueran a dejar follar tranquilos porque había pasado
algo en el trabajo que los inútiles de sus compañeros no podían solucionar y
KyuBin tendría que hacerse cargo de ello a pesar de que sus horas en la oficina
ya habían terminado. Estaba enfadado, bastante enfadado, pero su enfado se
convirtió en sorpresa cuando comenzó a sentir cómo KyuBin se movía de nuevo
dentro de él y casi gimió por el placer y la sorpresa. El chico se tapó
rápidamente la boca con las manos para que ni un solo sonido saliera por ésta
mientras sentía cómo KyuBin se movía lentamente, embistiendo una y otra vez,
como si no estuviera manteniendo una conversación telefónica importante.
TaeYeob no se lo podía creer, si no lo estuviera viviendo no se lo podría creer
porque aquello era totalmente surrealista… no obstante, allí estaba, con KyuBin
penetrándolo mientras al otro lado de la línea había alguien contándole algo
sobre un problema con unas cuentas de un presupuesto que debían de entregar al
final de la tarde.
—¿Habéis comprobado que no haya ningún producto o cifra
duplicados?
Era lo que preguntaba KyuBin mientras se hundía en él,
mordiéndose el labio inferior después de hacerlo, tratando de contener un
gemido para que el otro no lo escuchara. TaeYeob se quedó sin aire, por la
forma lenta, pero a la vez increíble en la que el mayor se movía dentro de él y
por cómo éste se encontraba sobre él, con el flequillo fuera de su sitio, con
las gafas un poco ladeadas y con aquella expresión de placer absoluto pintada
en su rostro, mientras trataba de contener sus gemidos, jadeando levemente,
retirándose el teléfono para que el otro no pudiera escucharlo. Aquello era
demasiado para TaeYeob. Era demasiado intenso, demasiado excitante porque
estaban a un descuido de que uno de los compañeros de la oficina de KyuBin los
escuchara follar y no sabía por qué, pero le estaba excitando demasiado y lo
único que quería era correrse, llegar al orgasmo, tocar el cielo con sus dedos
mientras sentía cómo estaba haciendo algo impuro, algo prohibido, mientras KyuBin
estaba en aquella llamada, mandándolo al infierno por el pecado que estaba
cometiendo.
Y TaeYeob no tardó mucho en hacerlo, en llegar al
orgasmo, soltando un gemido ahogado contra su mano, un gemido que en cualquier
otra ocasión habría sido increíblemente alto y largo porque la forma en la que
el placer recorrió todo el cuerpo de TaeYeob lo dejó completamente desecho y
sin poder hacer nada más que sentir cómo pequeñas corrientes eléctricas
recorrían todo su sistema nervioso, mandándole destellos de placer por todo su
cuerpo, corriéndose sobre su estómago y manchándose, todo él temblando de
placer y su recto pulsando, apretando el miembro de KyuBin, quien no tardó en
seguirlo, corriéndose mientras estaba en mitad de una explicación al chico que
le estaba hablando por teléfono, apretando fuertemente sus mandíbulas y
alejándose el móvil de la boca por si algún sonido se escapaba de ella.
—Si hacéis eso, creo que el problema debería solucionarse
—acabó diciendo un momento después—. Nos vemos mañana en la oficina, JiSung.
Y KyuBin colgó el teléfono después de siete minutos
hablando antes de darle la oportunidad al otro de despedirse de él, agarrándose
de nuevo a las caderas de TaeYeob con fuerza y moviéndose como loco dentro de
él, penetrándolo una y otra vez, prolongando su propio orgasmo de aquella forma
hasta que su cuerpo tembló violentamente y acabó dejándose caer sobre el pecho
de TaeYeob, jadeando.
—¿Te das cuenta de lo que acabas de hacer? —no pudo
evitar preguntar TaeYeob—. Si nos llega a escuchar habría sido horriblemente
vergonzoso.
—Pero no lo ha hecho —replicó KyuBin, dejando un beso sobre
su piel—. No lo ha hecho y esto será nuestro pequeño secreto guarro.
TaeYeob quiso pegarle por aquello, pero al final
simplemente lo dejó correr porque estaba algo cansado y a pesar de que habían
corrido un riesgo bastante importante al hacer aquello, también había sido
bastante excitante y, mientras el otro no se hubiera enterado de nada, no
tenían nada de lo que avergonzarse.
Notas finales:
—Empecé la colección
con un KyuJung y la termino con otro. han pasado bastantes meses desde que
comencé con la colección, pero estoy muy contenta de no haber abandonado este
proyecto y he disfrutado muchísimo escribiendo todas y cada una de las
historias encuadrándolas dentro de una especie de secreto dentro de sus
relaciones sexuales. Tengo muchas más historias de OOO que quiero escribir,
muchas más colecciones y muchos más seriales, así que, mantened la atención en
lo que hago, que el año va a continuar calentito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario