martes, 19 de abril de 2022

[One Shot] Dirty little secrets: Seven minutes in heaven {KyuJung}

Título: Seven minutes in heaven

Autora: Riz Aino

Pareja: KyuJung (KB + YooJung) (OnlyOneOf)

Clasificación: NC–17

Géneros: AU, office, romance, humor, smut, pwp

Número de palabras: 4.326 palabras

Resumen: durante los siete minutos que dura la llamada de trabajo de KyuBin, TaeYeob se siente en el cielo (y a la vez en el infierno por todo lo que han hecho).

Advertencias: relaciones sexuales explícitas mientras se mantiene una conversación telefónica con una persona externa y lenguaje soez.

Notas: los trajes durante las promos de suit dance me hicieron demasiado daño y la película de Love and Leashes fue el último empujoncito que necesité para ambientar esto en una oficina.

Comentario de autora: nunca había escrito nada de este estilo, aunque siempre había pensado que quedaría curioso en una historia y quería probarlo aprovechando que esta colección era sobre kinks y secretos (y sobre kinks secretos). Espero que os guste.

 

Seven minutes in heaven

 

            —Llevas un mes sin follarme.

 

            TaeYeob sabía que su declaración había sido corta, pero intensa. Un reproche que quizás debía de haber hecho antes, pero que no se había atrevido a hacer porque sabía perfectamente lo ocupado que estaba KyuBin con el trabajo en la oficina después de que lo ascendieran porque las responsabilidades se le acumulaban y ni siquiera tenía tiempo libre los fines de semana. KyuBin se tomaba su trabajo muy seriamente y TaeYeob lo admiraba por ello, porque él sería incapaz de dedicarle todas aquellas horas a su trabajo, prácticamente sin dormir y usando la mayor parte de su día en solucionar los problemas que otros provocaban, sin ver un mísero won más por todas las horas extra que trabajaba, lo admiraba, pero también se lo recriminaba. Sabía que el ascenso era lo que el mayor más deseaba y que cuando lo había obtenido había sido demasiado feliz y TaeYeob se había alegrado por él y había compartido su ilusión… pero desde aquel momento, KyuBin no se había acercado a él más que para darle algún beso que otro, tirándose en la cama junto a él para dormir, a las tantas de la madrugada, agotado. Y TaeYeob lo entendía o lo trataba de entender. Sabía que para KyuBin el trabajo era importante y sabía que él también era importante a pesar de que no hubiera podido dedicarle un poco de tiempo porque el trabajo lo tenía absorbido… pero no podía hacer otra cosa más que sentirse ignorado, insignificante y caliente, porque lo único que quería era a KyuBin dentro de él.

 

            —Oh.

 

            Aquello fue lo único que dijo KyuBin en respuesta y TaeYeob no supo si fue un “oh” de “vale, ok, voy a seguir con lo mío, no me molestes más” o un “oh” de “oh, lo siento, cariño, te he tenido muy abandonado, así que esta noche te voy a dar de lo bueno” porque su rostro lo único que expresó fue sorpresa. Solo sorpresa. Aún así, TaeYeob siguió esperando por alguna respuesta más por su parte, pero KyuBin solo se lo quedó mirando con la boca abierta y los ojos como platos durante un buen rato, hasta que TaeYeob al final suspiró profundamente y se cruzó de brazos, solo entonces, KyuBin pareció reaccionar.

 

            —Lo siento —fue lo primero que dijo, quitándose las gafas y dejándolas sobre la mesa, al lado del portátil, su expresión cambiando totalmente y pareciendo un cachorrito abandonado—. Yo… sabes que… dios… me encanta follar contigo… pero… el trabajo me ha tenido demasiado… absorto… lo siento… sé que no debería… traerme trabajo a casa… —KyuBin suspiró profundamente y se pasó la mano por el pelo, un poco más lardo de lo que era habitual en él porque tampoco había tenido tiempo de ir a la peluquería para cortárselo—. Lo siento… —volvió a repetir—. Te quiero y quiero follar contigo a todas horas… pero quería dejar listo todo el trabajo antes y… al final el trabajo nunca está listo porque siempre aparece otra cosa que lo complica todo…

            —Hazlo entonces —respondió TaeYeob—. Si quieres follarme hazlo y el trabajo lo puedes dejar para cuando estés en la oficina.

 

            KyuBin abrió la boca para protestar, pero él mismo debía saber que no tenía una respuesta a aquello. Tenía un horario para estar en la oficina y trabajar y otro para descansar en casa sin tener que preocuparse por lo que pudiera pasar, pero había estado mezclando ambos horarios en el último mes y no había tenido ni un solo momento de descanso. Si seguía de aquella manera, acabaría teniendo que parar por obligación porque seguro que acababa ingresado en el hospital por todo el estrés y por el cansancio acumulado. TaeYeob estaba preocupado por aquello también, aunque no estaba en su naturaleza dejar que sus preocupaciones tomaran voz y fueran expresadas, pero no quería que la salud de KyuBin se resintiera por trabajar tanto sin apenas descanso y solo había encontrado aquella forma para decir que tenía que seguir un horario normal y que se sentía solo porque lo único que había hecho en los últimos tiempos había sido trabajar.

 

            —¿Estás tentándome? —le preguntó KyuBin al final, alzando una de sus cejas levemente.

            —Si quisiera tentarte ahora mismo estaría desnudo sentado frente a ti, con las piernas abiertas mientras me meto un dildo por el culo —replicó—. Solo constato un hecho y te doy la opción de que cumplas mis deseos y los tuyos y te olvides del trabajo, aunque sea durante un rato.

            —Wow… —jadeó el mayor, tragando saliva justo después—. Una imagen mental bastante fuerte.

            —Que podría hacerse realidad si te dignaras a follarme —le contestó.

 

            KyuBin miró la pantalla de su portátil, donde tenía abiertas varias páginas con documentos y gráficas con los que había estado trabajando desde que había llegado a casa hacía un par de horas, como si estuviera tratando de decidir qué era lo mejor en aquellos momentos. TaeYeob sabía perfectamente que no las tenía todas consigo y que todavía no había ganado aquella batalla, pero al menos lo había hecho dudar entre él y su trabajo y la duda era una importante victoria porque el mayor había estado actuando como un robot todo aquel tiempo desde el ascenso. Pasaron unos instantes hasta que al final KyuBin suspiró y comenzó a guardar todo el progreso que había hecho en aquel rato y TaeYeob no pudo evitar la enorme sonrisa que apareció en sus labios porque por fin había conseguido que éste le hiciera caso. KyuBin todavía tardó un buen rato en terminar de guardarlo todo y apagar su ordenador, pero TaeYeob no desesperó y simplemente esperó a que el mayor terminara, sintiéndose excitado y un poco ansioso por lo que estaba a punto de ocurrir.

 

            Un mes. Literalmente había sido un mes sin sexo. Un mes en el que KyuBin no lo había tocado ni una sola vez. Un mes en el que TaeYeob se había tenido que aliviar solo, masturbándose, pensando que era el mayor el que lo tocaba, para poder conseguir un orgasmo que no era ni de lejos tan exquisito como los que KyuBin le provocaba con aquellas manos que eran una fantasía y que hacían maravillas con él. Un mes en el que, en definitiva, lo había echado terriblemente de menos.

 

            —Tienes la mala costumbre de salirte con la tuya —comentó KyuBin tras bajar la tapa de su portátil—. No es que me queje porque sé que lo haces porque me quieres y también sé que te he tenido muy abandonado desde el ascenso, pero no puedes salirte todo el rato con la tuya.

 

            TaeYeob no pudo evitar esbozar una sonrisa y le pidió con un movimiento de su dedo índice al mayor que fuera hasta donde se encontraba, sentado en el sofá. KyuBin formó un puchero en sus labios tratando de ser adorable con él, pero inmediatamente después le hizo caso y se acercó a él, hundiendo sus rodillas en los cojines del sofá y colocándose a su lado, esperando alguna otra instrucción más, como si fuera un cachorrito esperando las órdenes de su amo. TaeYeob llevó la mano hacia su rostro para retirarle el flequillo, colocándoselo detrás de la oreja, acariciando su mejilla después y sonriendo por cómo el mayor cerró sus ojos e inclinó su cabeza hacia el contacto. No era él solo el que lo había echado de menos, KyuBin también lo tenía que haber echado de menos, pero se debía de haber estado conteniendo para hacerlo lo mejor posible en el trabajo y demostrar de aquella forma que el ascenso había sido merecido y que era el mejor.

 

            —¿Puedo salirme con la mía un ratito esta noche y después vemos cómo podemos arreglar mejor tu horario para que puedas descansar bien y estar un ratito conmigo y aun así hacer todo lo que tengas que hacer del trabajo? —le preguntó. KyuBin abrió sus ojos y lo miró fijamente con aquellos ojos marrón chocolate, más profundos que el pozo más hondo de todo el mundo, que lo miraban con una intensidad y un cariño infinitos, antes de asentir lentamente—. Vale —murmuró entonces TaeYeob—. Vamos a la cama, quiero hacerte sentir bien antes de nada.

            —Me gusta como suena eso —replicó KyuBin.

 

            TaeYeob quiso pegarle por idiota, pero contuvo las ganas de hacerlo y al final simplemente se levantó del sofá y le tendió la mano a KyuBin para ayudarlo a levantarlo. No obstante, KyuBin aprovechó su mano para tirar de él e inclinar su cuerpo hacia él, atrapando con su otra mano su nuca y besándolo con ganas. TaeYeob no se había esperado aquel movimiento, por lo que, abrió su boca por la sorpresa y el mayor aprovechó para meterle la lengua dentro y jugar con la suya hasta que el chico comenzó a responder al beso, profundizándolo al ladear un poco su cabeza para que sus narices no se rozasen en el beso y tuvieran un mejor acceso y más comodidad. Sus labios se movían al compás, sus lenguas se reconocían la una a la otra, queriendo más y más del contrario y TaeYeob comenzó a sentir cómo su corazón empezaba a latir rápidamente dentro de su pecho y cómo su respiración se iba volviendo mucho más agitada hasta que se quedó sin aire y tuvo que poner sus manos sobre el fuerte pecho de KyuBin para alejarlo de su cuerpo unos momentos, tratando de respirar correctamente de nuevo. Solo pudo inspirar un par de veces porque los labios de KyuBin volvieron a atrapar los suyos inmediatamente y TaeYeob se vio envuelto de nuevo en un beso intenso y húmedo que hizo que su cuerpo reaccionara cuando la mano de KyuBin dejó de sujetar su nuca y se metió por debajo de su ropa, tocando su espalda hacia arriba, teniendo un escalofrío de placer que le recorrió la columna vertebral de arriba abajo.

 

            —A la cama… —murmuró, pidiéndole de aquella forma que parara de besarlo. KyuBin rio contra sus labios y asintió, sin dejar de besar sus labios, solo convirtiendo sus intensos besos llenos de lengua e intercambio de saliva en besos breves y cortos—. La cama… —repitió

            —Ya vamos… —le respondió el mayor—. Ya vamos…

 

            No obstante, ese “ya vamos” se convirtió en una larga sesión de besos en el sofá, tan larga, que a TaeYeob comenzó a dolerle el cuerpo por la postura en la que se encontraba y acabó volviendo a sentarse en el sofá para poder seguir besando a KyuBin una y otra vez, besos con lengua, sin ella, besos largos que los dejaban sin respiración, besos cortos y cariñosos, no solo en sus bocas, sino también por el resto de sus rostros, besos intensos, besos que eran simplemente roces tan suaves como el aleteo de las alas de una mariposa, tan leves que el contacto apenas era apreciable, besos cuyo objetivo final era excitarlos y hacer que sus cuerpos se calentaran, junto con la pequeña exploración de sus manos del cuerpo ajeno, las de KyuBin enredadas en su cintura, debajo de la sudadera verde agua que llevaba puesta, las suyas metiéndose bajo la camisa blanca que se había puesto aquel día para la oficina, rozando sus abdominales con la yema de sus dedos, trazando el relieve de éstos una y otra vez.

 

            —Vale… vale… —murmuró KyuBin, separándose de él definitivamente, con un brillo salvaje en su mirada, detrás de los cristales de las gafas—. Ya no lo puedo soportar más, vamos a la cama.

 

            El mayor se levantó del sofá y TaeYeob se dio cuenta de que entre sus piernas había un pequeño bulto que antes no estaba. Los besos habían excitado a KyuBin bastante más de lo que él mismo habría pensado que lo excitarían y seguro que estaba comenzando a sentir que la presión era demasiada como para aguantar sin tocarse, por eso, TaeYeob simplemente lo siguió rápidamente, levantándose del sofá y caminando hacia la habitación que compartían en aquel pequeño, pero encantador apartamento que habían alquilado no demasiado tiempo atrás, en aquel lugar que estaba bastante cerca de sus trabajos. Una vez entraron en ella, TaeYeob tiró de la corbata que el mayor todavía llevaba en su cuello para atraerlo a su cuerpo y besarlo de nuevo, pegando sus cuerpos al máximo y comenzando a rozarse contra él, sintiendo la dureza de la entrepierna de KyuBin contra la suya, sintiendo el jadeo de este contra su boca cuando la fricción hizo que el mayor sintiera una oleada de placer recorriendo su cuerpo. Pero, obviamente, aquello no era lo único que iba a hacer por KyuBin y, como pudo, metió su mano izquierda entre sus cuerpos, introduciéndola por en los pantalones de éste y agarrando su miembro, tomándolo entre sus dedos, provocando que el cuerpo de KyuBin temblara un segundo y que éste quisiera alejarse de él, la mano de TaeYeob dentro de sus pantalones, agarrando su miembro, impidiéndoselo.

 

            —Eres pérfido —le dijo KyuBin, jadeando.

            —No lo soy… —replicó él, dándole un beso en el mentón—. Te he dicho antes que te haría sentir bien, déjame que lo haga.

 

            Los ojos de color chocolate de KyuBin se fijaron en los suyos durante unos momentos y después asintió, rindiéndose a él y a lo que quería, probablemente demasiado necesitado como para negarse a ello. TaeYeob sonrió y se separó un poco del cuerpo de KyuBin, aunque no sacó su mano de su entrepierna, no dejando de tocar su miembro por encima de la tela de sus calzoncillos, notando cómo este comenzaba a ponerse más y más duro con cada roce, llevando su otra mano hasta su corbata para deshacer el nudo y poder sacársela por la cabeza, tratando después de desabrocharle los botones de la camisa sin mucho éxito porque su mano dominante era la que estaba usando en la entrepierna del mayor. KyuBin soltó una pequeña carcajada por su torpeza y lo ayudó con su tarea sin decir ni una palabra, terminando de desabrocharse la camisa del todo. TaeYeob comenzó entonces a dejar un beso tras otro sobre su pecho, rozando y pellizcando sus pezones con sus dedos, escuchando leves jadeos y gemidos salir de los labios de KyuBin mientras seguía tocándole también la entrepierna y endureciendo su miembro, notando un poco de humedad contra la palma de su mano por el líquido pre seminal que debía de haber comenzado a salir por la punta del miembro del mayor. TaeYeob se dedicó a aquello durante largos minutos, queriendo hacer que KyuBin llegara al orgasmo de esa forma, pero al final tuvo que parar porque éste detuvo la exploración de su mano cuando quiso colarse por dentro de sus calzoncillos.

 

            —Si haces eso me voy a correr en tu mano —le dijo—, y si me corro en tu mano, no estoy seguro de si se me va a levantar de nuevo o voy a estar demasiado cansado —KyuBin le hizo sacar su mano de sus pantalones—. Y lo que quiero esta noche es follarte, así que, déjame que me corra en otro sitio mucho más excitante.

 

            TaeYeob sintió un pequeño escalofrío recorriendo su columna vertebral al escucharlo decir aquello y asintió sin poner ninguna pega. Sabía perfectamente que cuando KyuBin estaba cansado era difícil que se excitara lo suficiente como para que tuvieran varias rondas de sexo y llevaba sin descansar propiamente un mes, así que, lo más seguro era que se quedara completamente agotado y lo único que quisiera después de aquello fuera dormir y solo pudieran tener una ronda de sexo esa noche, además, se había excitado muchísimo con los besos y con los toques por encima de la tela, por lo que, no tenía que estar muy lejos de llegar al orgasmo. Por eso mismo, TaeYeob simplemente se desnudó con rapidez, bajándose los pantalones y los calzoncillos a la vez, dándoles algunas patadas para terminar de sacárselos por las piernas, levantándose la sudadera y llevándose con ella su camiseta, mientras KyuBin cogía el bote de lubricante y sacaba un condón del cajón en el que lo tenían todo. Después de quitarse la ropa, se tumbó en la cama de espaldas y abrió sus piernas, solo esperando pacientemente a que KyuBin se subiera a la cama con él, algo que el mayor no tardó demasiado en hacer, después de quitarse sus propios pantalones y los calzoncillos, pero dejándose la camisa abierta, mostrando solo parte de su torso trabajado, puesta. KyuBin hizo el amago de quitarse las gafas también, pero TaeYeob, rápido como el rayo, se sentó sobre el colchó y alargó la mano para sujetarle el brazo y que no lo hiciera, provocando que el mayor lo mirase confuso.

 

            —Déjatelas puestas —le dijo—. Ahora mismo, con las gafas, me tienes bastante excitado.

 

            KyuBin rio ante aquello, pero su risa fue breve y, al final, simplemente se dejó las gafas puestas, siguiendo sus deseos, antes de abrir el bote de lubricante para comenzar a prepararlo. TaeYeob se volvió a tumbar sobre la cama, con sus piernas abiertas y esperando que la penetración aquella vez no fuera demasiado dolorosa porque se había pasado un mes completo de sequía y ni siquiera se había masturbado introduciéndose nada, solo aliviándose tocándose su miembro en la ducha o en la cama, aspirando el olor de KyuBin de las sábanas. Sabiendo perfectamente que no lo habían hecho en todo aquel tiempo, fue extra cuidadoso con él, echando un montón de lubricante en sus dedos antes de comenzar a penetrarlo con ellos, primero con uno, acostumbrándolo de nuevo a la sensación y a la presión por hacer hueco entre las paredes de su recto. TaeYeob sintió algo de incomodidad al principio, pero conforme KyuBin lo penetró con sus dedos, tocando su miembro, besando su cuerpo de vez en cuando para distraerlo, el chico dejó de sentirla y comenzó a disfrutar de nuevo de ella. Un dedo pronto fue seguido por otro y todo empezó de nuevo, incomodidad y un poco de dolor que se fueron reemplazando por un placer indescriptible cuando KyuBin comenzó a tocar su próstata con cada penetración, dejándolo sin respiración y con todo su cuerpo temblando y queriendo muchísimo más. Pasaron largos minutos hasta que finalmente KyuBin sacó sus dedos de su interior, pero TaeYeob estaba necesitado de mucho más, así que, siguió el movimiento con sus caderas.

 

            —Ya voy —le dijo KyuBin—. No te voy a dejar con las ganas porque ahora mismo estoy que no quepo en mí y necesito metértela hasta lo más profundo.

 

            TaeYeob esbozó un “así me gusta” pero las palabras no llegaron a salir de sus labios en voz alta, solo fue un pequeño susurro que murió en ellos porque KyuBin había terminado de ponerse el condón y había decidido penetrarlo de golpe, de una vez, metiéndose hasta lo más profundo de su cuerpo sin previo aviso y sin ninguna delicadeza. TaeYeob gimió alto porque justo el miembro del mayor había rozado contra su próstata y porque se había deslizado en su interior frotando con las paredes de su recto que estaban preparadas para recibirlo, pero que todavía estaban un poco apretadas. KyuBin lo sujetó por las caderas en ese momento, para apoyarse en ellas y para además ayudarse con cada movimiento y penetrarlo una y otra vez, rápido, probablemente sintiéndose tan cerca del borde del abismo como TaeYeob se empezaba a sentir. No obstante, antes de que ambos pudieran estalar en un exquisito e intenso orgasmo que se había fraguado durante todo el mes, una melodía comenzó a sonar en la habitación y el movimiento de KyuBin se detuvo de golpe, girando su cabeza hacia sus pantalones, que se encontraban en el suelo.

 

            —No se te ocurra coger el teléfono —le dijo TaeYeob, viendo cuáles eran las intenciones que el mayor tenía.

            —No me llamarían a estas horas si no fuera importante —le respondió.

 

            Y, antes de que TaeYeob pudiera protestar de nuevo o amenazarlo para que no cogiera el teléfono, KyuBin ya había comenzado a moverse como si fuera un contorsionista, sin sacar su miembro de su cuerpo, alargando sus largos brazos para coger sus pantalones del suelo y sacar del bolsillo su teléfono móvil, descolgando la llamada.

 

            —¿Sucede algo, JiSung? —preguntó a la persona al otro lado de la línea.

 

            TaeYeob suspiró profundamente y se cruzó de brazos, no pudiéndose creer que ni siquiera los fueran a dejar follar tranquilos porque había pasado algo en el trabajo que los inútiles de sus compañeros no podían solucionar y KyuBin tendría que hacerse cargo de ello a pesar de que sus horas en la oficina ya habían terminado. Estaba enfadado, bastante enfadado, pero su enfado se convirtió en sorpresa cuando comenzó a sentir cómo KyuBin se movía de nuevo dentro de él y casi gimió por el placer y la sorpresa. El chico se tapó rápidamente la boca con las manos para que ni un solo sonido saliera por ésta mientras sentía cómo KyuBin se movía lentamente, embistiendo una y otra vez, como si no estuviera manteniendo una conversación telefónica importante. TaeYeob no se lo podía creer, si no lo estuviera viviendo no se lo podría creer porque aquello era totalmente surrealista… no obstante, allí estaba, con KyuBin penetrándolo mientras al otro lado de la línea había alguien contándole algo sobre un problema con unas cuentas de un presupuesto que debían de entregar al final de la tarde.

 

            —¿Habéis comprobado que no haya ningún producto o cifra duplicados?

 

            Era lo que preguntaba KyuBin mientras se hundía en él, mordiéndose el labio inferior después de hacerlo, tratando de contener un gemido para que el otro no lo escuchara. TaeYeob se quedó sin aire, por la forma lenta, pero a la vez increíble en la que el mayor se movía dentro de él y por cómo éste se encontraba sobre él, con el flequillo fuera de su sitio, con las gafas un poco ladeadas y con aquella expresión de placer absoluto pintada en su rostro, mientras trataba de contener sus gemidos, jadeando levemente, retirándose el teléfono para que el otro no pudiera escucharlo. Aquello era demasiado para TaeYeob. Era demasiado intenso, demasiado excitante porque estaban a un descuido de que uno de los compañeros de la oficina de KyuBin los escuchara follar y no sabía por qué, pero le estaba excitando demasiado y lo único que quería era correrse, llegar al orgasmo, tocar el cielo con sus dedos mientras sentía cómo estaba haciendo algo impuro, algo prohibido, mientras KyuBin estaba en aquella llamada, mandándolo al infierno por el pecado que estaba cometiendo.

 

            Y TaeYeob no tardó mucho en hacerlo, en llegar al orgasmo, soltando un gemido ahogado contra su mano, un gemido que en cualquier otra ocasión habría sido increíblemente alto y largo porque la forma en la que el placer recorrió todo el cuerpo de TaeYeob lo dejó completamente desecho y sin poder hacer nada más que sentir cómo pequeñas corrientes eléctricas recorrían todo su sistema nervioso, mandándole destellos de placer por todo su cuerpo, corriéndose sobre su estómago y manchándose, todo él temblando de placer y su recto pulsando, apretando el miembro de KyuBin, quien no tardó en seguirlo, corriéndose mientras estaba en mitad de una explicación al chico que le estaba hablando por teléfono, apretando fuertemente sus mandíbulas y alejándose el móvil de la boca por si algún sonido se escapaba de ella.

 

            —Si hacéis eso, creo que el problema debería solucionarse —acabó diciendo un momento después—. Nos vemos mañana en la oficina, JiSung.

 

            Y KyuBin colgó el teléfono después de siete minutos hablando antes de darle la oportunidad al otro de despedirse de él, agarrándose de nuevo a las caderas de TaeYeob con fuerza y moviéndose como loco dentro de él, penetrándolo una y otra vez, prolongando su propio orgasmo de aquella forma hasta que su cuerpo tembló violentamente y acabó dejándose caer sobre el pecho de TaeYeob, jadeando.

 

            —¿Te das cuenta de lo que acabas de hacer? —no pudo evitar preguntar TaeYeob—. Si nos llega a escuchar habría sido horriblemente vergonzoso.

            —Pero no lo ha hecho —replicó KyuBin, dejando un beso sobre su piel—. No lo ha hecho y esto será nuestro pequeño secreto guarro.

 

            TaeYeob quiso pegarle por aquello, pero al final simplemente lo dejó correr porque estaba algo cansado y a pesar de que habían corrido un riesgo bastante importante al hacer aquello, también había sido bastante excitante y, mientras el otro no se hubiera enterado de nada, no tenían nada de lo que avergonzarse.

 

 

 

 

 

Notas finales:

—Empecé la colección con un KyuJung y la termino con otro. han pasado bastantes meses desde que comencé con la colección, pero estoy muy contenta de no haber abandonado este proyecto y he disfrutado muchísimo escribiendo todas y cada una de las historias encuadrándolas dentro de una especie de secreto dentro de sus relaciones sexuales. Tengo muchas más historias de OOO que quiero escribir, muchas más colecciones y muchos más seriales, así que, mantened la atención en lo que hago, que el año va a continuar calentito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario