sábado, 23 de abril de 2022

[One Shot] Nothing but a Muse (your melody is soothing and sweet) {KyuJung}

Título: Nothing but a Muse (your melody is soothing and sweet)

Autora: Riz Aino

Pareja: KyuJung (KB + YooJung) (OnlyOneOf)

Clasificación: PG–13

Géneros: AU, idols, romance, light drama

Número de palabras: 2.581 palabras

Resumen: Taeyeob es solo su musa… nada más, ni nada menos… o al menos eso es lo que se dice Kyubin una y otra vez para engañarse a sí mismo y a sus sentimientos.

Advertencias: hay mención a cosas sensuales, pero nada explícito.

Notas: esta historia nació en torno a verano del año pasado de un sueño que tuve, pero estuve atrasando su escritura una y otra vez hasta que al final decidí que tenía que usarla para el cumple de Kyubin.

Comentario de autora: el prompt original ha pasado por varias revisiones hasta que di con la historia perfecta para escribirla. Espero que os guste.


 

            Kyubin dejó escapar un suspiro profundo y después se pasó las manos por la cara, frustrado. Llevaba toda aquella semana tratando de terminar una canción, pero le estaba resultando tremendamente complicado porque cada cosa que agregaba le parecía horrible y no sabía en qué dirección llevar aquella canción. La base principal estaba terminada, pero necesitaba algunos elementos más para que terminara de sonar espectacular y aquello era lo que, por mucho que tratara, no podía conseguir y era algo que necesitaba terminar pronto si no quería atrasar los planes de lanzamiento de su próximo álbum. Por lo general, Kyubin siempre tenía inspiración, siempre sabía qué debía hacer, qué debía añadir a las canciones que componía y no tardaba demasiado en arreglarlas, pero había ocasiones como aquella en la que se encontraba en esos momentos, en las que no podía hacer absolutamente nada sin odiarlo profundamente porque la inspiración lo había abandonado por completo y sentía que no podía entregar las canciones de esa forma para el meeting de la empresa porque tenía una reputación que mantener y una canción mala podría hundirle la carrera… porque Kyubin era un solista de gran éxito, sobre todo nacional, sus canciones siempre llegando a lo más alto de las listas de las plataformas musicales con una vibra sensual, suave, melódica y su voz grave como marca. Pero la canción que quería acabar y que no podía, todavía no tenía aquella vibra que él siempre les daba a las canciones y no encontraba la forma exacta de completarla para que fuera tan increíble como todas las demás que había compuesto hasta el momento.

 

            Unos golpecitos leves en la puerta de su estudio sacaron a Kyubin de sus pensamientos y le dio paso a la persona que había llamado, pensando que se trataría de alguien de su staff queriendo comentarle algo; no obstante, cuando la puerta se abrió, quien apareció por ella no fue alguien del staff, sino una persona completamente diferente y completamente ajena a todo aquello. Taeyeob, otro de los artistas de la empresa, que formaba parte del dúo 0&4 junto con Junhyung, entró a su estudio y cerró la puerta a sus espaldas con una sonrisa tímida en su rostro, dedicada solo a Kyubin, que no pudo evitar la sonrisa que ascendió a sus labios en respuesta a su aparición, totalmente feliz y encantado porque el chico estuviera allí. Llevaba entorno a tres o cuatro semanas sin poder verlo y casi sin poder contactar con él porque el chico había estado de promociones y sus horarios habían sido demasiado caóticos, pero ahora que estaba allí, significaba que su agenda estaba más despejada y que iba a tener algo de tiempo libre. El humor de Kyubin realmente cambió de forma instantánea, llevaba todo el día frustrado y cabreado consigo mismo por no ser capaz de terminar aquella dichosa canción, pero ahora, con Taeyeob en su estudio, se sentía feliz.

 

            —Me alegra encontrarte todavía en el estudio —murmuró Taeyeob—. Es bastante tarde y no sabía si estarías aquí o no, pero me alegra que no te hayas ido todavía.

            —Estaba componiendo —respondió—. No me he dado cuenta siquiera de la hora que era.

            —No falta mucho para que amanezca —dijo el chico. Kyubin miró el reloj de su muñeca y vio que Taeyeob tenía razón. Era tan tarde que en poco más de una hora comenzaría a amanecer. Se había pasado prácticamente toda la noche en vela tratando de avanzar con la canción y ni siquiera se había percatado que las horas habían ido pasando una tras otra—. ¿Qué has estado componiendo? —le preguntó Taeyeob con sus ojos brillando de curiosidad.

            —¿Quieres escucharlo? —preguntó de vuelta y este asintió—. Ven aquí.

 

            Kyubin le indicó con un movimiento de su mano que se acercara y con un par de palmadas sobre sus muslos que se sentara en sus piernas y Taeyeob no tardó más que un momento en hacerlo, pasándole un brazo por los hombros y sentándose sobre él. El mayor le rodeó la cintura para sujetarlo y ayudarlo a quedarse en aquella posición, pegando sus cuerpos, quedando encajado entre el pelo algo más largo de lo habitual que le cubría la nuca. Kyubin no pudo evitar inspirar hondo, hundiendo su nariz en la nuca del chico, cerrando sus ojos incluso, para disfrutar del aroma que Taeyeob desprendía, algo dulce, pero sin llegar a ser empalagoso. El gesto no duró más que un par de segundos porque Taeyeob tuvo un escalofrío que Kyubin sintió contra su cuerpo y se escapó de su alcance para que no pudiera seguir con su nariz en aquel lugar.

 

            —Me haces cosquillas —le dijo el chico, girando levemente la cabeza hacia él, con un pequeño pero adorable puchero en sus labios—. Enséñame la canción —le pidió.

 

            Kyubin no pudo evitar que una sonrisa ascendiera a sus labios y después simplemente alcanzó el ratón con su mano libre para poner la canción con la que llevaba estancado todo aquel tiempo, su corazón latiendo rápidamente dentro de su pecho por la anticipación y el nerviosismo porque aquella era la primera vez que le ponía aquella dichosa canción a alguien. Taeyeob movía su cabeza y su cuerpo levemente al ritmo de la canción mientras esta resonaba en el estudio y solo se detuvo cuando esta terminó. El silencio que siguió al último clic del ratón fue un poco largo y el tren de pensamientos de Kyubin iba demasiado rápido, pero antes de que acabara tomando la decisión de mandar a aquella canción a la papelera, Taeyeob se giró hacia él y le dedicó una sonrisa deslumbrante.

 

            —Me gusta cómo suena —le dijo entonces—. Es algo diferente a lo que has estado haciendo hasta ahora, pero sigue teniendo ese toque tuyo que la hace especial. ¿Nos la puedes dar a Junhyung y a mí cuando la termines? Estoy seguro de que va a ser número uno en todas las listas.

            —¿Lo dices en serio? —le preguntó. Tenía que preguntarlo porque esa canción lo había traído loco durante demasiado tiempo y él ya no le veía ninguna buena salida.

            —¿Cuándo te he mentido yo? —replicó Taeyeob—. Estoy completamente seguro de que esta canción va a ser una obra maestra.

 

            Una sonrisa apareció en el rostro de Kyubin sin que pudiera evitarlo y el enorme peso que parecía haber estado soportando sobre sus hombros sin que se hubiera percatado siquiera de ello se desvaneciera por completo y quedando solo un sentimiento cálido en su interior y la sensación de que podía terminar aquella canción sin problemas y hacer que ésta fuera número uno en todas las listas. Realmente, en momentos como aquellos, en lo único en lo que Kyubin podía pensar era en que Taeyeob era como una musa para él, una musa que llegaba cuando más la necesitaba y que hacía que todo fuera como la seda, una musa que le solucionaba todos sus problemas de inspiración con unas pocas palabras, con algún pequeño consejo o simplemente con su mera presencia, con sus ojos castaños que brillaban como si contuvieran un millón de estrellas, con su encantadora sonrisa que estaba seguro de que habría hecho caer imperios en otros tiempos. Su humor cambiaba cuando el chico orbitaba a su alrededor y, cuando era él quien no encontraba el momento de separarse de su lado, sentía como algo en su interior casi estallaba de felicidad. Su musa. Su única musa. Cuando lo había comentado en una entrevista en la radio, que había encontrado una musa y que era gracias a su presencia a su lado que podía terminar todas sus canciones había causado un pequeño problema porque todo el mundo había dado por hecho que había comenzado a salir con alguien, pero aquella no era la relación que mantenía con Taeyeob, él solo era su musa y nada más…

 

            Desde que se habían conocido hacía ya algunos años Taeyeob siempre había estado a su lado cuando más lo había necesitado para terminar las pocas canciones que se le resistían, pero no solo había estado ahí para él por aquello. El chico había debutado antes que él y sabía muchísimo más de aquel mundillo que él, lo había guiado cuando Kyubin no sabía qué era lo que debía de hacer a pesar de que no era su trabajo. No solo en el ámbito profesional, también en el personal, a pesar de que sus agendas eran complicadas de cuadrar, Taeyeob siempre encontraba el tiempo suficiente para pasarse por su estudio, para salir a cenar con él, para simplemente pasar uno de sus pocos días libres haciéndole compañía. Kyubin le estaba terriblemente agradecido por todo lo que el chico hacía por él y correspondía todos sus gestos, estando también disponible para cuando éste lo necesitara. Aquella era su relación, eran compañeros de trabajo, eran amigos, confidentes, Taeyeob era su musa… nada más…

 

            Kyubin sentía que a veces se mentía demasiado descaradamente a sí mismo. Se decía una y otra vez que Taeyeob solo era su musa, pero en el fondo sabía perfectamente que no era así y, mientras el chico estaba sentado sobre sus muslos, su cuerpo reaccionaba solo ante su calor, ante el dulce olor que desprendía, solo quería estar más y más cerca de él. Kyubin acabó suspirando profundamente, tratando de dejar de pensar en todo aquello porque lo que más tenía que importarle en aquellos momentos era la música, la canción que no había podido terminar y no otra cosa. Su suspiro llamó la atención de Taeyeob, que se giró levemente hacia él para mirarlo, sus ojos brillando con preocupación.

 

            —¿Sucede algo? —le preguntó. Kyubin se forzó a negar con la cabeza para no preocuparlo porque el chico no tenía que verse envuelto en todo el lío que eran sus propios pensamientos—. ¿Cansado?

            —Creo que sí —contestó—. Me ha venido todo el cansancio de golpe después del alivio que me ha dado escuchar tu opinión sobre la canción —le dedicó una sonrisa a Taeyeob y añadió—: estaba bastante frustrado por no saber cómo afrontarla y todo lo que hacía me parecía horrible, pero creo que solo necesito dejar de pensar en ello y buscar otros sonidos que puedan darle una nueva dimensión y profundidad a la canción.

            —¿Tienes tema para la letra?

            —Quería que el álbum siguiera una misma temática sobre los pecados capitales aplicados al sexo y esta es la de la lujuria —respondió—. No tengo versos concretos en mente, pero sí apuntadas algunas palabras y frases que podría añadir.

            —¿Puedo?

            —Claro.

 

            Kyubin cogió su móvil de la mesa y abrió sus notas, buscando en éstas, aquella en la que había escrito lo que tenía en mente para aquella canción en concreto y cuando la encontró, le tendió el móvil a Taeyeob, que simplemente lo tomó y comenzó a leer lo que allí había escrito. Durante unos momentos, el corazón se le detuvo a Kyubin, esperando por la respuesta del chico a éstas porque, a pesar de que sabía perfectamente que sus ideas solían ser bastante buenas, quizás aquella no era lo suficientemente buena y por eso la canción se le había estado atragantando también.

 

            —Creo que es increíble también la idea general que tienes para las letras y ahora veo creo muchísimo más que la canción va a ser una genialidad —le dijo Taeyeob, girándose hacia él y sonriéndole.

 

            Kyubin se sintió de nuevo aliviado y mucho más decidido a acabar aquella canción y a crear la mejor canción que había hecho en su vida… quizás había estado un poco perdido y confuso todo aquel tiempo que había tratado de acabar la canción y quizás fuera Taeyeob, su musa, la solución a absolutamente todo. Sin poder evitarlo, sin poder detenerse siquiera, Kyubin cruzó la escasa distancia que lo separaba del rostro de Taeyeob y dejó un beso corto sobre su sonrisa, haciendo que el chico se sorprendiera por el contacto y se alejara de él, con los ojos muy abiertos, como un cervatillo sorprendido en mitad del bosque. Al verlo de aquella forma, Kyubin se dio cuenta de lo que había hecho y se arrepintió profundamente de ello. Abrió la boca para pedirle perdón a TaeYeob, para decirle que no se tomara en serio lo que había hecho, que había sido solo una forma de agradecerle sus palabras, que no lo odiara por aquello, que lo seguía necesitando a su lado… pero antes de que pudiera hablar y poner todas esas excusas, Taeyeob habló.

 

            —No esperaba que fueras a dar este paso nunca —le dijo, provocando que Kyubin se quedara sumamente confuso—. He querido besarte todos estos años, pero no estaba seguro de si tú también querías y no quería hacer que todo se volviera raro entre nosotros.

 

            Kyubin tardó unos momentos en procesar las palabras que le acababa de decir Taeyeob, pero cuando su cerebro las terminó de procesar, lo único que pudo hacer fue sonreír y después salvar la poca distancia que había entre ambos de nuevo, besando dulcemente a Taeyeob, que correspondió el beso de la misma forma. Todo aquel tiempo, Kyubin se había estado engañando con que Taeyeob era simplemente su musa y había mandado cualquier otro pensamiento y sentimiento al fondo de su ser, no haciéndole caso, pero ahora que tenía al chico sobre él, besándolo, sonriendo entre sus besos mientras se le escapaban pequeñas risas y ruiditos, Kyubin no podía evitar pensar que había sido demasiado tonto porque estaba claro que el chico no era solo su musa, pero aquella situación se sentía terriblemente feliz. El beso se volvió un poco más intenso, abriendo sus bocas y sus lenguas encontrándose, haciendo que los ruiditos que escapaban de la boca de Taeyeob se transformaran en leves jadeos y gemidos que sonaban demasiado dulces en sus oídos. Kyubin detuvo el beso en esos momentos, abruptamente, separándose de Taeyeob, que esta vez lo miró confuso.

 

            —Acabo de tener una idea —le dijo—. Quiero usar tus gemidos en la base de la canción.

 

            Y a Taeyeob le dio la risa floja al escucharlo, pero no le dijo que no, solo volvió a inclinarse sobre él para seguir besándolo. Kyubin volvió a sonreír y le respondió el beso, dejándolo estar, al menos por el momento, porque estaba completamente seguro de que aquellos leves gemidos de Taeyeob era algo que su canción necesitaba para completarse de la forma correcta y ser la genialidad que su encantadora musa había vaticinado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

—El nombre del grupo de Yoojung y Junji es 0&4 por una canción de ONEWE, porque estaba escuchando una playlist del grupo justo cuando estaba pensando los detalles finales de la historia.

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