Título: (Give me) a sign
Autora: Riz Aino
Pareja: 2Moons (Sua + Tsuki) (Billlie)
Clasificación: PG
Géneros: AU, high school, romance, fluff
Número de palabras: 1.045 palabras
Resumen: hay veces en las que Tsuki no sabe si Sua sabe
el efecto que provocan en ella sus acciones y por eso las hace… o las hace a
consciencia sabiendo qué es lo que provocan en ella.
Notas: con esto de que en el lore de Billlie son niñas de
instituto y llevan uniforme tenía muchas ganas de hacer algo con ello.
Comentario de autora: otra historia cuqui que no me pude
resistir a escribir porque me he enamorado muy profundamente de Billlie. Espero
que os guste.
(Give
me) a sign
—El examen de matemáticas ha sido
horrible —suspiró Tsuki, dejándose caer sobre uno de los asientos de la parada
del bus—. Sin un milagro no creo que apruebe.
—Tranquila, ya somos dos —respondió
Sua, dedicándole una de aquellas despreocupadas sonrisas suyas, de la que Tsuki
se contagió casi de inmediato—. Ni aunque sucediera un milagro aprobaría yo.
—Mmmmm… probablemente necesitarías
tres milagros —bromeó.
Sua sonrió de forma amplia aquella
vez, sus mejillas alzándose y sus ojos cerrándose en un par de medias lunas.
Tsuki sintió cómo su corazón se saltó un latido al ver esa expresión y después
comenzó a latir rápidamente dentro de su pecho, de la misma forma que notó cómo
el calor ascendía a sus mejillas y se le ponían rojas. Antes de que Sua la
viera de aquella forma, la chica agachó la cabeza y abrió su mochila para hacer
como que buscaba algo en ella y así tratar de calmarse un poco antes de volver
a encararla. Hacía un tiempo que había empezado a sentirse de aquella forma y
no sabía qué era lo que había sucedido para que sus sentimientos por su mejor
amiga hubieran cambiado tantísimo. Sua era solo su amiga, había sido así desde
que habían comenzado el instituto y habían caído todos los años en la misma
clase, juntas, y Tsuki estaba segura, completamente segura, de que ésta no la
veía de otra forma que no fuera como su mejor amiga… no obstante, había ocasiones
en las que Sua hacía cosas que la ponían nerviosa, por eso había veces en las
que Tsuki no sabía si esta sabía el efecto que provocaban en ella sus acciones
y por eso las hacía o si las hacía a consciencia sabiendo todo lo que
provocaban en ella… y Tsuki no podía evitar tener esperanzas cuando eso pasaba.
—Lleva un rato molestándome el
zapato —murmuró Sua en ese momento, sacándola de sus pensamientos y haciendo
que volviera a alzar la cabeza en su dirección—. Creo que se me ha colado algo.
Y, tras decir aquello, simplemente
levantó su pierna derecha y se quitó el zapato, comenzando a mirar dentro del
zapato para ver si encontraba qué era lo que le molestaba, en equilibrio, hasta
que acabó dejando su pie apoyado en el asiento de al lado de Tsuki, que se
encontraba vacío, para no caerse mientras seguía investigando qué era lo que
tenía en su zapato. La visión directa de Tsuki en ese momento fueron las bragas
negras que Sua llevaba aquel día porque la chica tenía las piernas abiertas
ante ella, justo delante de ella, tan solo a unos pocos centímetros de su cara.
Tsuki se quedó sin respiración y sintió cómo el color volvió a sus mejillas, de
la misma forma en la que su corazón volvió a latir con demasiada rapidez dentro
de su pecho. La chica trató de apartar su mirada porque obviamente no era la
mejor idea del mundo quedarse boquiabierta mirando la entrepierna de su mejor
amiga, pero no pudo hacerlo, se había quedado paralizada.
—Ah, aquí estás —dijo Sua en ese
momento—. Era una mísera china minúscula, pero joder, molestaba un montón
—quitó el pie de su lado y volvió a colocarse el zapato, dejando de nuevo su
pie en el suelo—. ¿Te pasa algo? —le preguntó entonces, inclinándose sobre
ella—. Estás muy roja.
Tsuki salió de su ensimismamiento en
ese momento y se tapó la cara con las manos, agachando incluso su cabeza porque
el rostro de Sua estaba demasiado cerca de ella y eso seguro que hacía que se
pusiera todavía más roja. No le bastaba a su amiga con tocarla o abrazarla
cuando menos se lo esperaba, que encima le había enseñado las bragas allí, en
mitad de la parada del autobús donde Tsuki no tenía lugar en el que meterse
para esconderse o simplemente desaparecer. Odiaba cómo su corazón latía
demasiado rápido dentro de su pecho, odiaba cómo sus mejillas se ponían de
color rojo intenso y, sobre todo, odiaba que cualquier cosa cotidiana que Sua
hiciera provocara todo aquello en ella sin que pudiera hacer nada por evitarlo.
Ojalá Sua le diera una señal si sentía lo mismo por ella, porque Tsuki no podía
vivir de aquella forma, avergonzándose terriblemente por cualquier cosa que
ésta hiciera porque había comenzado a tener sentimientos por ella de forma
irremediable. Los brazos de Sua alrededor de su cuerpo la sobresaltaron, pero
Tsuki no pudo hacer nada por alejarse del agarre porque éste era demasiado
fuerte y simplemente cerró sus ojos muy fuerte, deseando que el latido de su
corazón no pudiera ser escuchado por Sua.
—Eres tan adorable que a veces
quiero comerte a besos —le susurró Sua, haciendo que su corazón se volviera
loco dentro de su pecho—. ¿Quieres ser mi novia para que pueda hacerlo de
verdad?
La pregunta pilló a Tsuki
completamente desprevenida, dejándola paralizada porque no se lo había
esperado, no se lo habría esperado ni en un millón de años… y cuando el abrazo
de Sua dejó de ser tan fuerte y se separó de su cuerpo lo único que pudo hacer
fue quedársela mirando con los ojos muy abiertos, sin poder creérselo, pero la
sonrisa encantadora que Sua le estaba dedicando hizo que su corazón se relajara
un poco y se calmara, provocando que otra sonrisa apareciera en su rostro y
asintiera enérgicamente a lo que ésta le había preguntado. Claro que sería su
novia, era lo que había estado deseando meses, pero nunca se había atrevido a
plantear.
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