martes, 25 de noviembre de 2014

Game Gyu

Game Gyu

            No había nada que le molestara más a YeSung que alguien no le hiciera ni el más mínimo caso. Durante mucho tiempo había pasado desapercibido para mucha gente a pesar de que era el que más cantaba y quién más se esforzaba. Por eso, era una persona muy sensible en ese aspecto y odiaba cuando KyuHyun se pasaba los días y las noches, ocupando prácticamente todo su tiempo libre jugando al Starcraft.

            YeSung se acercó con lentitud al chico que miraba con una concentración absoluta la pantalla de su ordenador hasta que estuvo a unos pocos pasos de distancia. En ese momento, con un movimiento del ninja más rápido se agachó y tiró del cable que mantenía el ordenador de mesa conectado a la red.

            KyuHyun gritó como si alguien lo estuviera matando y quiso replicarle cuando vio que era él quien lo había hecho, pero YeSung lo calló con un beso demandante que los dejó a ambos sin respiración.

            —No te atrevas a ignorarme solo por jugar —susurró contra sus labios—, o tendré que castigarte, Game Gyu.


lunes, 24 de noviembre de 2014

No Pain, No Love

Título: No Pain, No Love
Autoras: Ajumma (Krystal) y Minako (Jessica)
Pareja: JungSis (Jessica x Krystal) (F(Girls))
Clasificación: NC –17 (porque en algún momento contendrá escenas de sexo)
Género: AU, romance, angst, drama, incest
Número de palabras: (…) palabras
Número de capítulos: Prólogo + 5/?? Capítulos
Avisos: sexo explícito (cuando lo haya)
Resumen: Todo era normal en la vida de Jessica y Krystal hasta que sus caminos se cruzaron bruscamente y no porque ellas quisiesen precisamente.
Comentario de Minako: es el primer rol que hacemos Ajumma y yo (de hecho es mi primer rol XD), así que espero que os guste el resultado ^^
Comentario de Ajumma: me encanta rolear y me encanta el JungSis, así que estoy ilusionada con el proyecto. PD: ¿Alguien adivina en qué manga está basado el rol? Besos <3




Prólogo


            Escuchando la lista de reproducción que había organizado aquella misma mañana en su nuevo reproductor, Jessica se dispuso a ver el último número de la revista On Style, aquel por el que llevaba esperando tanto tiempo.

            Con una pequeña sonrisa, la abrió y leyó todos los contenidos del índice, mirando con ojo crítico los diseños que aparecían en aquella página y encantándole de sobremanera un vestido blanco de gasa, ceñido a la cintura con un cinturón negro de hebilla plateada y falda de volantes. Tenía un escote en U no demasiado abierto y sisas que la chica podría llevar perfectamente al baile de graduación ese mismo año sin tener que avergonzarse por el poco pecho que poseía y que a todas sus compañeras con mucha más talla que ella les encantaba remarcar. Dobló la esquina superior de la página y le hizo una cruz al lado con el bolígrafo negro al que le mordisqueaba el capuchón entretenida, apuntándose mentalmente pedírselo a sus padres poniendo ojitos de cordero degollado cuando estos regresaran de su segunda luna de miel en Hawaii aquella noche.

            Las horas se pasaron volando. Enfrascada como estaba en los vestidos, no se dio cuenta de que ya no estaba sola en casa hasta que su madre no apareció por su habitación, sobresaltándola de sobremanera al abrir la puerta. La chica se quitó los auriculares, molesta porque no había llamado antes de entrar, pero no pudo hacer nada más porque la mujer se abalanzó sobre ella y le dio un abrazo que casi la deja sin respiración.

            —¡No sabes cuánto te he echado de menos, mi princesita! —le dijo dándole besos por toda la cara.
            —¡Mamá! —la chica la apartó, con algo de esfuerzo todo hay que decirlo, de sí mirándola con reproche—. Deja de llamarme princesita.
            —Eres mi princesita —su madre sonrió, acercándose para darle un beso en la mejilla—. Y lo seguirás siendo pase lo que pase —le colocó correctamente el flequillo, aunque Jessica intentó resistirse a ello—. Cuando quieras bajas a cenar, tu padre y yo tenemos que contarte muchas cosas que han pasado durante el viaje —le giñó un ojo y salió de la habitación.

            Una vez a solas, Jessica se despeinó el flequillo haciendo un mohín. Ya era lo suficientemente mayor como para que dejara de llamarla de aquella manera, con diecisiete años, iba a terminar el instituto la siguiente primavera y se iría a la universidad, así que ya había dejado de ser su princesita. Bufó y miró la revista de soslayo por última vez, antes de apagar su reproductor y levantarse de la silla del escritorio. Esperaba sinceramente que sus padres no le contaran los detalles escabrosos de su segunda luna de miel.

            Salió de su habitación, cerrando la puerta de madera lacada en blanco con cuidado, y después bajó las escaleras hacia el salón, lugar en el que ya la esperaban sus padres, sentados en el gran sofá que había en la estancia. Se acercó a ellos por detrás y les hizo saber de su presencia con un carraspeo, ya que sus pasos casi nunca eran escuchados por estos. Muchas veces le habían dicho que era silenciosa como un gato. Su padre se levantó y caminó hasta ella envolviéndola en un cálido abrazo.

            —Vamos, siéntate —le dijo, cediéndole su sitio en el sofá junto a su madre, sentándose él luego en el sillón.
            —¿Nos has echado de menos? —le preguntó su madre. Jessica negó con la cabeza, pero con una pequeña sonrisa en su rostro, dando a entender que sí, pero que jamás lo admitiría en voz alta—. Nosotros a ti sí —la mujer iba a comenzar a tratarla como a un bebé de nuevo, pero fue detenida por su esposo.
            —Cariño, hay otras cosas más importantes —le recordó. Su hija los miró algo confusa, porque repentinamente, el ambiente cálido se había tornado frío y serio, y esto la intimidaba.
            —¿Qué cosas? —preguntó con curiosidad. Ninguno de sus padres le contestó al momento, por lo que alternó su mirada entre uno y otro, como si estuviera viendo un partido de tenis, hasta que su padre se dignó a hablar de nuevo.
            —Hemos decidido divorciarnos.

            Jessica casi pudo sentir cómo un puñal atravesaba su cuerpo, allí donde reposaba su corazón. No podía comprenderlo, sus padres se querían, se habían ido de segunda luna de miel porque querían volver a repetir las experiencias de la primera; muchas veces los había encontrado acaramelados en la cocina, mientras su madre cocinaba, haciendo que se le quemara todo lo que estuviera preparando; se dirigían miradas de amor infinito y sonrisas encantadoras y pícaras. Era algo descabellado que hubieran dejado de quererse tan repentinamente; sin embargo, un recuerdo pasó por su mente en aquel momento y Jessica lo comprendió todo perfectamente.

            —No es porque hayamos dejado de querernos —aclaró su madre, aunque a ella ya no le importaba—. Es solo que la pasión se ha ido y en Hawaii conocimos a un matrimonio que estaba en nuestra misma situación y nos enamoramos perdidamente, yo del hombre y tu padre de su mujer.
            —Lo hablamos todo con ellos y decidimos intercambiarnos las parejas —continuó su padre—, divorciarnos y luego casarnos de nuevo.
            —¿Te parece bien? —preguntó su madre, tomando sus manos entre las suyas—. Estás muy callada.
            —Bueno… Lo importante es vuestra felicidad —dijo, esbozando una pequeña sonrisa por cortesía. Sus padres suspiraron aliviados.
            —La semana que viene tendremos una cena con ellos, tienen una hija que es un año más pequeña que tú, podéis haceros amigas —le comentó la mujer.
            —Sería genial —contestó, intentando que no se le notase en el rosto la locura que le parecía todo eso—. Quiero que llegue pronto la semana que viene, por ahora me voy a dormir, es tarde.
            —Claro, princesita —asintió su madre—. Duerme bien, luego subiré a arroparte y darte el beso de buenas noches.
            —¡Mamá! —protestó y esta rio.

            Jessica salió del salón a paso rápido tras dirigirle una mala mirada a su madre por aquello y subió las escaleras medio trotando hasta llegar a su habitación. Se tumbó en la cama, dándole exactamente igual que el móvil estuviera debajo y se le clavara en el abdomen. Una parte de su corazón le dolía porque sus padres se iban a divorciar, pero a la otra le daba exactamente igual y la chica no sabía a cuál hacerle caso. Finalmente, acabó agarrando su oso de peluche, aquel que le había conseguido su padre en la feria el verano en el que se habían mudado a Los Ángeles en el puesto del tiro con escopeta, y lo abrazó fuertemente, dejando que las lágrimas empaparan la tela del viejo muñeco de color rosa pálido, que en otro momento había sido fucsia.

☆☆☆

            No sabía cuánto rato hacia que esperaba la llegada de sus padres. Se preguntaba tantas cosas dentro de su cabeza que la mayoría de las respuestas se perdían en su propia mente antes de que pudiera responderse a sí misma. Hawaii, el destino elegido por sus padres. Mientras se quedó sola, buscó mucha información sobre el lugar, la gente, la cultura, los gustos y tradiciones. Parecía un lugar agradable y mágico para pasar una segunda luna de miel.

            Dejó el libro que estaba leyendo abierto sobre su cara y cerró los ojos, suspirando contra las páginas, sintiendo su propio aliento chocar contra su rostro antes de dejar sus manos reposando en su abdomen.

            A Krystal siempre le había gustado ser hija única por la razón de que podía estar tranquila cuando sus padres desaparecían y no debía pelear con nadie por sus cosas. Aun así, ella misma se contradecía y quería a alguien para jugar, conversar, charlar de las mismas cosas una y otra vez. La llamaban pesada porque hablaba y hablaba, y cuando no le hacían caso se limitaba a hacer pucheros, a no respirar y a chillar enfadada para atraer de nuevo la atención de la gente.

            Le gustaba estar sola y acompañada al mismo tiempo, era una chica indecisa.

            El sonido de unas llaves la alertó de que sus padres habían vuelto y se levantó corriendo, yendo rápida como un rayo hasta la entrada, sonriendo con aquella inocencia que la caracterizaba tanto.

            —¡Ya era hora! —sus padres sonrieron y dejaron que la muchacha agarrara las maletas, arrastrándolas hasta el salón—. ¿Cómo fue? ¿Hicisteis muchas fotos? ¿Visitasteis muchas cosas? Me habréis traído algún recuerdo, ¿no?
            —Creo que es algo mucho mejor —su madre sonrió algo nerviosa y se sentaron en el largo sofá de color crema que rodeaba el televisor—. Hija, en Hawaii hemos descubierto muchas cosas el uno del otro.
            —¿Y qué son esas cosas?
            —Hemos... Hemos decidido terminar con nuestro matrimonio tal y como lo conoces —Krystal abrió los ojos como platos y sintió que su corazón se helaba por unos instantes—. Sé que no es lo que esperabas oír pero...
            —¿Pero por qué? ¿Qué ha ocurrido allí?
            —Hija —su madre acarició una de sus mejillas—. El amor se acaba tarde o temprano y... Tu padre y yo hemos visto que no podíamos seguir juntos como un feliz matrimonio porque no nos queremos como cuando nos conocimos hace ya bastantes años.
            —P-Pero...
            —No te preocupes, nos seguirás viendo, pero lo que de verdad queríamos contarte es que luego nos volveremos a casar —la morena se rascó la cabeza confusa y suspiró frunciendo el ceño—. En Hawaii conocimos a otro matrimonio que parecían nuestra media naranja. Tu padre se casará con la mujer y yo me casaré con el hombre, lo hablamos mucho cuando coincidimos un par de veces en el hotel y en las comidas y parecía que nos entendíamos muy bien porque ellos estaban en la misma situación, así que...
            —¡Pero yo no quiero eso! —Krystal apretó sus sienes y tartamudeó entre gritos—. ¿Q-Qué clase de broma estúpida es esta? ¡No podéis casaros así sin más con unos completos desconocidos!
            —SooJung, escucha, ellos tienen una hija que...
            —¡Me da igual lo que tengan! ¡Y te he dicho mil veces que no me llames así! —la joven se levantó y rodeó el sofá antes de irse con sonoros pasos hasta su habitación, cerrando con un fuerte portazo, gritando antes las palabras que sabía que tanto les dolía a sus padres—. ¡Os odio!



60 Seconds

60 Seconds

            Sesenta segundos le son suficientes a SungYeol para saber que se ha enamorado irremediablemente de MyungSoo cuando los presentan el primer día. En ese minuto, su corazón le había mostrado que él era todo lo que necesitaba en su vida y solo le fueron necesarios esos escasos sesenta mil milisegundos para tomar la decisión de hacer todo lo posible para que MyungSoo también se enamorara de él.


domingo, 23 de noviembre de 2014

[Drabble] Ask Drabbles 2: Stay with Me {BangLo}

Stay with Me


            Bang YongGuk sabía que las consecuencias de salir con una persona que era seis años menor que él iban a ser demasiado para su corazón maltratado a lo largo de los años, pero no pudo evitar caer bajo el influjo de los encantos de JunHong.

            Durante un tiempo, su relación fue bien, como la de cualquier otra pareja a pesar de la diferencia de edad y de que ambos eran hombres. Sin embargo, una vez pasado el chute inicial de adrenalina, salieron a la luz todas sus diferencias y, por más que YongGuk le pidió que se quedara con él, JunHong hizo oídos sordos a sus súplicas y se fue, dejándolo de nuevo con un maltrecho corazón al que se le añadió una nueva espina clavada en él.




sábado, 22 de noviembre de 2014

[Drabble] Ask Drabbles 2: Goodbye {RaBin}

Goodbye

            Salir de la universidad tan tarde era algo que no le gustaba a WonSik, pero había tenido que quedarse en la biblioteca buscando la información para un trabajo y hasta que no la había obtenido toda no había querido salir de aquel lugar, aunque también tenía otro motivo para no regresar temprano a casa.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Postre

Postre

            TaeYeon había estado jugando con fresas y nata durante ese día para su parte de la sesión de fotos para el photobook que la empresa quería sacar. Para este propósito, habíamos hecho un viaje a Las Vegas y, aunque la mayor parte del tiempo nos encontrábamos trabajando, teníamos también nuestros ratos libres en los que podíamos hacer lo que nos viniera en gana y nos lo pasábamos bien.

            Pero de todas las noches que teníamos libres, aquella sería la más divertida. Al menos para TaeYeon y para mí.

            Llegué a la habitación que compartía con mi chica tras haber convencido al chico encargado de la cocina, con miradas calientes y exponiendo un poco de piel, para que me diera gratis un bote de nata y un cuenco con fresas. Ella estaba tumbada en la cama, ajena a todo, con los auriculares puestos y cantando quedamente con los ojos cerrados.

            Sonreí y pensé que lo mejor sería acercarme a ella de forma sigilosa, así que eso hice, hasta que acorté la distancia que nos separaba y luego me senté de golpe sobre la cama, sobresaltándola.

            —Fanny —dijo ella un poco molesta—. ¿Qué haces? —sonreí traviesa y le enseñé el bote de nata y las fresas—. ¿Para qué es eso?
            —Desnúdate, Tae —demandé—, porque esta noche serás mi postre.


jueves, 20 de noviembre de 2014

Russian Roulette

Russian Roulette

            Sentados alrededor de una mesa, mirándose fijamente a los ojos, se encontraban KiBum y MinHo. Ante ellos, sobre la tabla había una gran cantidad de dinero que se habían encargado de robar horas antes, sin embargo, solo uno de ellos se lo podía lleva consigo a casa, ese había sido el trato. Ante ellos y sobre los billetes que aún olían a nuevo se encontraba un revólver Nagant M1895, una reliquia rescatada de la casa de un multimillonario ruso al que le gustaba coleccionar todo tipo de armas.

            —¿Quién empieza? —le preguntó su compañero.
            —Los mayores primero —respondió.

            KiBum asintió y tomó el arma de la mesa, abriéndola para sacarle seis de sus siete balas. Después, hizo girar el tambor, cerrándolo rápidamente para que ninguno de los dos pudiera ver el lugar en el que finalmente había quedado la bala y se colocó el revólver contra su sien derecha. El chico lo miró, tragando saliva y cerró los ojos antes de apretar el gatillo. El segundo que le siguió al disparo realizado, gasta el momento en el que ninguna bala salió del tambor se le hizo eterno y luego, sintió anticipación porque era su turno.

            —Te toca —KiBum le tendió el arma y él hizo lo mismo que su compañero anteriormente, colocarse el arma en la sien y disparar, rezando en el proceso por no ser él a quien le tocara la bala. Nada sucedió tras esto, así que le volvió a pasar el arma al otro chico, ya que el juego de la ruleta rusa acababa solo cuando uno de los dos participantes moría.

            El chico que había frente a él alzó el revólver de nuevo y, apretando los dientes, apretó también el gatillo. Sin embargo, volvió a librarse de la muerte.

           Con el corazón martilleándole en su pecho, MinHo volvió a coger el arma y apuntó contra su sien. Miró fijamente a los ojos del otro y luego disparó. El chico escuchó esa vez algo extraño procedente del interior del revólver una milésima de segundo antes de que la única bala que había en la recámara saliera disparada contra su cabeza.



miércoles, 19 de noviembre de 2014

EXO 3ª Temporada

Capítulo 7
La Llamada del Viento



            Después de las clases fui a la residencia en la que dormía mi novio para pasar un rato con él antes de regresar a mi piso con los demás. Sin embargo, cuando llamé a la puerta y esta me fue abierta, no fue SeHun quien apareció por el hueco, sino JongIn. Al verme allí, el chico se sorprendió, pero unos segundos después esbozó una sonrisa y me dejó pasar a la habitación.

            —¿Qué haces aquí? —preguntó—. SeHun no está aquí, tiene que hacer un trabajo con unos compañeros de clase.
            —¿En serio? —cuestioné—. A mí no me había dicho nada.
            —¿No? Qué raro.
            —Bueno, ya que estoy aquí, me gustaría hablar contigo de un asunto —comente. JongIn asintió y luego se tumbó en su cama, girándose hacia mí.
            —Dime lo que quieras.
            —SeHun me contó que lo besaste —en ese momento, la expresión de su rostro cambio y JongIn se puso pálido.
            —Yo... LuHan... en serio que no...
            —¿No puedes explicarlo?
            —Sí, claro que sí —dijo rápidamente—. Yo... SeHun... tenía que comprobar una cosa y no había nadie más a quien le pudiera pedir ese favor.
            —¿Comprobar qué?
            —Yo... estaba confundido, pero gracias a SeHun yo...
            —¿Tú...? —lo apremie a seguir.
            —Tenía que comprobar si realmente me gustaban los tíos.

            Me quedé serio unos momentos, porque a pesar de que ya sabía toda la historia de manos de mi novio, tenía que parecer que realmente no la conocía. Después, esboce una gran sonrisa antes de comenzar a reír.

            —¿De qué te ríes? —JongIn se levantó de su cama y se echó sobre la que estaba yo, comenzando a darme manotazos mientras yo seguía partiéndome de risa—. No te rías.
            —No me río, no me río —murmuré—. Estaba cabreado, pero al saber que el don Juan hetero "no sé cómo os pueden gustar los tíos, yo jamás podría ser gay, me gustan demasiado un par de tetas" se ha pasado al lado oscuro.
            —Oh, cállate.
            —Y… ¿quién es el afortunado objeto de tu amor?
            —Nunca te lo diré.
            —Qué lástima que ya lo sepa.
            —LuHan...
            —¿Qué? SeHun no tiene secretos para mí y esto es algo sobre lo que se debe hablar —me miró mal y yo sonreí—. Tao es un buen chico, amable, cariñoso y sentimental, en cuanto des un pequeño paso en su dirección, demostrándole lo que sientes, él nunca más se alejara de ti.
            —Como sea... —murmuró, alejándose de mí con un sonrojo cubriendo sus mejillas.

            Hacía demasiado tiempo que no veía al JongIn tímido que conocí al principio de mi relación con SeHun y eso me hizo sentir melancólico, por lo que decidí que, al menos por aquella tarde, dejaría tranquilo al chico y no lo molestaría.

-oooOOOooo-

            Era muy extraño. Demasiado extraño. Jamás me había sentido de aquella manera cuando mi hyung estaba cerca de mí, pero lo que había pasado en el cine había hecho que mi corazón comenzara a latir con rapidez, como cuando años atrás hacía cuando estaba junto a RyeoWook.

            Pensaba que no me volvería a sentir de aquella manera con alguien que no fuera él, pero mi corazón había hablado y no podía ignorarlo. Lo más probable era que mi hyung no sintiera absolutamente nada por mí, que simplemente me viera como aquel niño pequeño que entró en su jardín perseguido por varios matones años atrás y que tenía que seguir cuidando para que no me ocurriera algo malo.

            Sin embargo, yo ya no era un niño y tenía bastante claro que si mi corazón se había acelerado era porque en lo más profundo de mi ser tenía sentimientos por JunMyeon.

            Suspiré y rodé en mi cama, quedándome con la cara pegada a la almohada. Quizás no se lo podría decir nunca, o quizás solo tenía que esperar a que se solucionara todo aquello y que las vidas de todos volvieran a ser como antes, sin tener que luchar con gente que nos quería matar.

-oooOOOooo-

            —No se te puede pedir un favor —murmuraba JongIn mientras caminábamos por la calle—. Te conté que me había vuelto marica porque confiaba en ti, quiero decir, llevamos conociéndonos desde que apenas levantábamos un palmo del suelo —explicó—, eres mi mejor amigo y la persona en la que más confío —hizo un puchero—, pero tú vas y se lo cuentas a LuHan como si nada… y ahora él se cachondea de mí.
            —Lo siento, no sabía que pudiera ocurrir algo así —le contesté, pidiéndole disculpas por lo ocurrido.
            —Oh, venga ya —se quejó—. Si hasta yo sabía que en cuanto LuHan se enterara me iba a hacer la vida imposible.
            —Vale, puede que lo supiera —confesé—, pero no creía que aprovecharía el primer momento que tuviera para molestarte.

            Mi mejor amigo me iba a replicar, pero de pronto se quedó callado, mirando fijamente a un punto detrás de mí. Confuso, me giré para ver qué era lo que miraba con tanta atención, viendo al hacerlo a un chico bajito y rubio que nos miraba con fijeza.

            —¿Es lo que creo que es? —murmuré, despacio, con la vista fija todavía en él.
            —Un enemigo —asintió JongIn.
            —Tenemos que salir de aquí rápidamente o pondremos en peligro a la gente —susurré.
            —Dame tu mano —hice lo que me pedía y luego comencé a correr tras él, sintiendo cómo el enemigo nos perseguía, hasta que llegamos a un callejón y ambos desaparecimos.

-oooOOOooo-

            Estar en casa de nuevo era genial, aunque teníamos que seguir teniendo mucho cuidado con la madre de ChanYeol, porque aunque nos hubiera aceptado, al igual que mis padres, parecía todavía un poco reticente a nuestra relación y se le agriaba la expresión cada vez que nos veía a ambos en una actitud un poco cariñoso.

            Lo habíamos pasado genial en casa de YuRa, ya que su novio y ella habían sido muy agradables con nosotros, pero estar de nuevo en el lugar en el que habíamos compartido tantas cosas era increíble.

            —¿Por qué estás tan feliz? —me preguntó ChanYeol.
            —Porque estoy contigo —respondí, abrazándome fuertemente a él. Mi novio me correspondió el abrazo y mi sonrisa se hizo mucho más amplia.

-oooOOOooo-

            Habíamos aparecido cerca de uno de los muchos puentes que cruzaban el río Han. El sitio estaba completamente desierto, por lo que si el enemigo llegaba hasta allí podríamos luchar con comodidad. Miré a SeHun, este estaba con los ojos cerrados, inspirando y espirando hondo. Se estaba concentrando para poder utilizar sus poderes, ya que para mover el aire y hacer que este trabajara bajo su voluntad necesitaba mucha concentración y fuerza de voluntad.

            —¿Crees que podremos con él? —me preguntó—. No sabemos qué clase de poder podría tener.
            —Nunca sabemos qué poderes tienen —murmuré—. Y solo podemos averiguarlo luchando con él, quizás no sea demasiado fuerte.
            —Si ves que no podemos hacerlo prométeme que irás en busca de ayuda —mi amigo abrió sus ojos y me miró—. Tienes mi permiso para dejarme aquí ganando tiempo y buscar a ChanYeol o JunMyeon.
            —Lo siento, pero no puedo hacer eso —le contesté—. LuHan me hizo prometerle antes que no te dejaría tirado nunca.
            —Maldito sobreprotector —susurró, esbozando una sonrisa.

            En ese momento, una persona irrumpió en el lugar. Se trataba del enemigo que había aparecido antes, con su cabello rubio platino inconfundible. Le hice una señal a SeHun, indicándole que ya había llegado y él volvió a inspirar hondo, concentrándose. Al parecer todavía no estaba del todo listo, así que tenía que ganar un poco de tiempo con el tipo.

            —¿Por qué nos persigues? —le pregunté.
            —¿Por qué? —dijo—. Porque es mi deber.
            —¿Es ÉL quién te envía?
            —Por supuesto, ¿quién más podría ser?
            —¿Qué clase de poder tienes? —cuestioné. El chico me miró y me dedicó una sonrisa torcida.
            —Eso no es algo que te pueda decir —contestó—. Si crees que ese truco va a funcionar conmigo, SungMin, es porque no has conocido a ninguno de los nuestros con un poco de cerebro.
            —¿Cuántos sois? ¿Qué queréis de nosotros?
            —Destruiros.

-oooOOOooo-

            Llevaba días pensando en la escena que me había encontrado al llegar a casa varios días antes. ZiTao estaba consolando a su amiga Victoria en las escaleras porque el prometido de ésta estaba desaparecido. Por la conversación que había tenido un poco más tarde con el chico, me enteré de que el novio era el enemigo al que habíamos matado en Changsha y eso me dio muy mala espina.

            Al parecer, nuestros enemigos comenzaban a ser personas conocidas, gente que de una manera u otra parecía estar conectada con nuestro entorno, más cercano o más lejano y eso me ponía de muy mala leche. Primero había sido RyeoWook y ahora era el prometido de la mejor amiga de ZiTao.

            Quizás no fuera nada y estaba pensando demasiado, o quizás sí que fuera algo importante, por eso no podía dejarlo pasar, tenía que saber qué era lo que convertía a personas que parecían normales y corrientes en aquellos contra los que teníamos que luchar para poder sobrevivir.

            —YiFan… —escuché que me llamaba la voz de YiXing y tuve que salir de mis pensamientos para poder contestarle.
            —¿Sí?
            —Te noto distraído —murmuró, acercándose a mí y colocando una de sus manos en mi hombro.
            —Solo estoy pensando —le dije, intentando esbozar una sonrisa tranquilizadora. Él me devolvió la sonrisa y luego se sentó en mi regazo, acurrucándose contra mí, así que lo envolví entre mis brazos.
            —A veces piensas demasiado —susurró contra mi cuello.
            —Si no lo hiciera no sabría cómo poder manteneros a salvo a todos —contesté.
            —Nosotros podemos cuidarnos solitos —replicó—, puedes tomarte un descanso en esa cabecita tuya.
            —No creo que pueda hacerlo —respondí—. Me preocupo por todos vosotros, por los once, aunque no pueda estar para ayudaros la mitad de las veces.
            —Me gusta mucho que hayas comenzado a hablar de tus sentimientos —comentó, apartándose de mí unos momentos y mirándome a los ojos—. Me gustas mucho más ahora —susurró antes de dejar un pequeño beso en mi mentón.

-oooOOOooo-

            JongIn estaba intentando entretener al enemigo haciéndole toda clase de preguntas mientras yo me preparaba. Todavía me era muy complicado utilizar mi poder, solo lo había logrado satisfactoriamente cuando nos atacó el primer enemigo, después me costaba mucho esfuerzo poder controlarlo. Sabía que tenía que entrenar más duro para poder hacerlo tan fácil cómo ChanYeol.

            En unos minutos, sentí cómo el aire que estaba a nuestro alrededor comenzaba a escuchar mi llamada y abrí mis ojos. El enemigo estaba frente a nosotros, hablando todavía con JongIn, al parecer no tenía ninguna prisa en matarnos o en llevarnos con ÉL. Aproveché que estaba enfocado en mi amigo para manejar el viento y hacer con él unas manos invisibles que viajaron hasta el cuello del enemigo.

            En cuanto este notó que no podía respirar adecuadamente me miró con fijeza y sentí cómo algo quería introducirse en mi mente. Apreté los dientes y cerré mis ojos, haciendo fuerza para expulsar a aquella presencia que quería desconcentrarme, a la vez que intentaba que el viento apretara más y más su agarre en el cuello del enemigo para asfixiarlo lo más rápido posible.


            Sentía el sudor corriendo por mi cuerpo a pesar de que todavía hacía algo de frío y los dientes me dolían, al igual que mi cabeza, por el esfuerzo que estaba haciendo. No podía aguantar mucho más, pero tenía que hacerlo, tenía que ganar aquella batalla; así que, cuando unos minutos después, sentí que la presencia se iba de mi mente, abrí mis ojos y me encontré el cuerpo inerte del enemigo en el suelo, que comenzaba a desaparecer. Solo en ese momento me permití relajarme y todo a mi alrededor comenzó a darme vueltas hasta que la oscuridad se cernió sobre mí.

Caramel Boy

Caramel Boy

            “Suave y dulce, como un caramelo”.

            Eso era lo que pensaba EunJung cada vez que coincidía en alguna entrega de premios con SiWon.

            T-Ara y Super Junior no eran de la misma empresa, ni siquiera eran lo que puede decirse cercanos, simplemente habían estado juntos en algunos programas y tampoco en demasiados. Sin embargo, él siempre las saludaba con una sonrisa en los labios de una forma muy educada y las ayudaba en la medida de sus posibilidades.

            (Como aquella vez en la que la ayudó a ella misma cuando se rompió la pierna y prácticamente no podía caminar. De hecho, SiWon había hecho mucho más por ella en ese entonces que JangWoo, su supuesto esposo).

            Desde aquel momento, EunJung comenzó a admirarlo aún más y a pensar sobre él de una manera cada vez más dulce porque no podía ser de otra forma. EunJung se había enamorado de SiWon y de su parecido con los caramelos.



martes, 18 de noviembre de 2014

One last time

Epílogo


30 de Noviembre de 2013

            Las gotas de agua recorrían el cristal de la ventanilla del coche que estaba detenido frente a las puertas de forja del cementerio, dentro de este, se encontraban tres chicos, uno en el asiento del conductor y los otros dos en los traseros. Ninguno de ellos quería abandonar el vehículo porque eso significaba que el momento que temían había llegado y, todavía, tenían la esperanza de que todo aquello fuera un mal sueño. En cuanto abrieran la puerta la realidad los golpearía contundentemente, con un gran mazo de madera, en el rostro y preferían el mundo de los sueños. Sin embargo, tenían que enfrentarse a ella si querían seguir adelante.

            Su hermano mayor, Minseok había muerto y ellos debían asistir a su entierro.

            Unos golpecitos en su cristal hicieron que Jongdae se sobresaltara un poco y mirara en la dirección de la que procedía el ruido. Encontró a su padre vistiendo un traje parecido al suyo y al de Jongin tras este, cubierto por una sombrilla negra que era sujetada por Zitao. Le hizo un par de señas para que saliera del coche y el chico inspiró hondo antes de coger su propio paraguas para salir al exterior, no podía retrasar más el momento. Una vez estuvo fuera, su padre le indicó que lo siguiera y se alejó un poco del Audi.

            Las gotas salpicando en la acera y chocando contra sus paraguas fue lo único que se pudo escuchar durante unos momentos, mientras su padre parecía recoger las fuerzas que necesitaba para hablar.

            —Ahora que Minseok ya no se encuentra entre nosotros recae sobre tus hombros toda la responsabilidad como el hijo mayor de los Kim —nada más escuchar aquellas palabras, Jongdae supo qué era lo que su padre le iba a pedir después—, así que se espera de ti que sigas mis pasos.

            El chico asintió, no porque estuviera de acuerdo, sino porque no quería discutir con su padre en aquellos momentos. Ni siquiera habían enterrado a su hermano y ya estaba pensando en quién sería su sucesor. Jongdae apretó sus ojos, decidido a no dejar escapar ninguna lágrima y luego se disculpó, retirándose del lugar, caminando de nuevo al coche. Jongin estaba saliendo del vehículo cuando llegó, así que lo ayudo, tapándolo con su sombrilla mientras él abría la suya para que no se mojara y luego le pasó el brazo por los hombros y lo apretó fuertemente contra su cuerpo durante unos momentos, aunque aquella acción fuera incómoda por los paraguas.

            Tras darse ánimos mutuamente se encaminaron al cementerio, cruzando aquellas grandes puertas de forjas y dando un paso tras otro por el embarrado camino hasta que llegaron al mausoleo de los Kim. Allí se encontraban los familiares más cercanos y algunos de los amigos de la familia, Chanyeol también estaba presente frente a las puertas del edificio y, en cuanto lo vio, fue hacia él para darle un gran abrazo. Entre los brazos de Chanyeol se sentía seguro y protegido, como si el vampiro fuera su escudo ante el mundo y solo quería quedarse entre estos el resto de la eternidad, pero aquel no era el momento.

            Se separó a regañadientes del otro y le dedicó una pequeña sonrisa forzada en respuesta a la pregunta muda de si estaba bien. Después, cogió su mano y entrelazó sus dedos antes de caminar hacia donde se encontraban los demás. La pequeña ceremonia no tardó en empezar y tampoco tardó en terminar, ya que algunos minutos después ya había acabado todo. Jongdae volvió a apretar sus ojos para que las lágrimas no empezaran a caer por sus mejillas, porque tenía que ser fuerte y retenerlas, al menos hasta salir de aquel lugar.

            Había sido culpa suya, porque si tan solo no hubiera dejado entrar a Luhan aquel día a su casa, si tan solo se hubiera dado cuenta de que este era un vampiro mucho antes, nada de aquello habría sucedido.

            —No te culpes —escuchó que le decía la voz grave de Chanyeol en su oído—. No es tu culpa, no podías hacer nada por él.
            —Pero…
            —Recuerda a tu hermano en los buenos momentos, recuerda que él no querría que te hundieras en la miseria, él querría que fueras fuerte, valiente y que siguieras adelante.
            —Chanyeol… yo… —no sabía qué era lo que había estado a punto de decir, pero se alegró un poco de escuchar la voz de Jongin tras él, llamándolo, para no tener que terminar su oración.
            —Jongdae, ¿podemos hablar un momento?
            —Claro —se giró hacia el vampiro y este le indicó que no pasaba nada, así que fue hacia su hermano—. ¿Qué sucede?
            —Papá me ha contado sobre la conversación de antes y ha visto claramente que tú no quieres seguir los pasos de la familia Kim —comenzó, con la mirada decidida—. No te fuerces a ello para protegerme, sigue tu propio camino porque yo no soy un Kim y sé que jamás dejarán algo en mis manos, antes pasará todo a nuestro primo —esbozó una pequeña sonrisa—. Sé que han pasado cosas que no quieres contarme y que seguramente crees que tú tienes la culpa de todo, pero no es así, no eres culpable de nada, así que sé feliz.
            —¿Por qué esta conversación suena un poco a despedida? —preguntó Jongdae algo confundido.
            —Porque siento que a partir de ahora nuestras vidas se van a separar —respondió su hermano—. Yo ya soy mayor y puedo cuidarme, así que comienza a pensar en ti mismo y en tu futuro —Jongin se acercó a él y le dio un gran abrazo—. Al menos mantén un poco de contacto, yo te llamaré siempre que pueda —y tras decir esto, se alejó de él. Durante unos momentos simplemente se quedó bajo la lluvia, con las palabras de su hermano resonando una y otra vez en su cerebro, pero cuando encajó todo como si fuera un puzle, se giró rápidamente hacia Chanyeol.
            —Cuando me contaste el por qué no querías convertirme me dijiste que era muy duro dejar atrás a las personas, pero estoy dispuesto a hacerlo porque quedarme con ellos ha significado ponerlos en peligro y nunca ha sido una opción alejarme de ti —dijo rápidamente, sin darse un tiempo para pensar y replantearse mejor las cosas, porque sabía que si lo pensaba de nuevo antepondría a Jongin a sí mismo otra vez. La sonrisa de Chanyeol le indicó que la opción que había elegido era la correcta.
            —Entonces, habrá que ir buscando vasijas y cavando un hoyo en el jardín de tu casa —murmuró.

           Jongdae esbozó una pequeña sonrisa antes de asentir. Ahora que Luhan ya no volvería a cruzarse en sus vidas, que su hermano Minseok ya no se encontraba con ellos y que Jongin podía valerse por sí solo, estaba preparado para dejarlo todo atrás y comenzar una nueva vida, una vida junto a Chanyeol, una vida como vampiro.















Notas finales:
—Los títulos de los capítulos, así como el del fic, están tomados de las canciones de HIM pertenecientes al álbum Razorblade Romance. Información sobre el grupo (aquí).
—Información sobre el desarrollo de la Guerra de las dos Coreas y su cronología (aquí).
—Información sobre el Audi A8 L de la página oficial de Audi en Corea del Sur (aquí).
—Información sobre el Mercedes Clase SL de la página oficial de Mercedes-Benz en Corea del Sur (aquí).
—Las edades de algunos de los personajes no corresponden a las reales, como supongo que os habréis dado cuenta.
—La meteorología del periodo de tiempo abarcado en esta historia no concuerda con la que hubo seguramente aquellos meses en Seúl, así que, simplemente he hecho que esté despejado o nublado según me convenía.
—Siento si hay algún error con la localización de los diversos sitios que nombro de Seúl.
—La información sobre los vampiros y la caracterización de estos está tomada del libro Drácula de Bram Stoker.
—El señor Wu que regenta el quiosco de la facultad y el vampiro Wu Yifan son la misma persona. ¿Cómo? Os preguntaréis. En la novela de Bram Stoker, Drácula cambia su apariencia a placer y pasa de ser un hombre de mediana edad, a un anciano, para luego convertirse en un treintañero. Ventajas de ser un vampiro cuasi inmortal.
—Información sobre la unificación de los tres reinos (aquí) (León Márquez, José Luis. Historia Mínima de Corea). Lo que he leído del libro está bastante bien, así que si queréis conocer un poco la historia de Corea os lo recomiendo.

—Agradezco enormemente a las personas que han soportado mis locuras, mis días en blanco y mis ganas de querer tirarme por puentes y ventanas por “no saber qué hacer con mi historia” durante todo el verano. En especial a mi pequeña, que se tomó el tiempo de sacarme de mis bloqueos a pesar de que ella también tenía miles de cosas que hacer. Gracias. Sin vosotras no habría conseguido terminarlo a tiempo.