Título: Even the most
beautiful rose has its thorns
Pareja:
JungLi (Krystal x Sulli) (F(x))
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, romance, drama, angst, tragedia
Número de palabras:
2.709 palabras
Resumen:
incluso la rosa más hermosa tiene sus espinas… SooJung era tan hermosa como
venenosa, pero JinRi no se dio cuenta de ello hasta que no fue demasiado tarde.
Advertencias:
muerte de un personaje.
Notas:
historia escrita para celebrar el cumpleaños de nuestro bebé gigante Sulli.
Happy Birthday JinRi.
Aclaraciones:
JinRi es el nombre real de Sulli y SooJung el de Krystal (para las que no
conozcan mucho a F(x).
Comentario de autora: esta
es otra de esas historias que tenía en proceso desde tiempos inmemoriales y que
decidí terminar de una buena vez. Espero que os guste.
La profesora Song entraba a la clase
apenas un par de minutos después de que hubiera tocado el timbre que les
indicaba a las alumnas de aquel colegio femenino que el horario lectivo comenzaba.
Todas la saludaron como correspondía, guiadas por la voz cantante de su
delegada, y luego se sentaron en sus respectivos asientos intentando no hacer
demasiado ruido. La profesora las saludó en respuesta con una sonrisa adornando
su rostro y luego comenzó a repartir algunos folios por las primeras filas para
que los fueran pasando hacia atrás mientras ella comenzaba a sacar las cosas
que necesitaba para comenzar la clase.
La chica que estaba delante de
JinRi, SeulGi, se giró hacia ella con el taco de folios y esta lo cogió,
quedándose con uno y girándose hacia atrás para pasárselo a la siguiente. Sin
embargo, cuando lo hizo, en su campo de visión entró ella también, que estaba
algunos asientos por detrás, en la fila de al lado.
Era tan hermosa, tan fría, tan
imperturbable. Su cabello castaño oscuro contrastaba con su piel, que no era
tan banca como la de la propia JinRi, pero sí algo clara, y su rostro parecía
haber sido tallado por los maestros del renacimiento italiano. Era tan
perfecta. Como si la chica supiera que la estaban observando fijamente, miró a
JinRi directamente, sin cambiar nada la expresión de su rostro, pero esta
sintió cómo su corazón se aceleraba y sus mejillas comenzaban a ser de un leve
tono rosado, como siempre le ocurría cada vez que ella la miraba.
La voz de la profesora Song la sacó
de sus pensamientos sobre la chica de la cual llevaba enamorada desde que tenía
uso de razón y la hizo volver al mundo real. Sin embargo, JinRi no dejó de
pensar por más que lo intentara en SooJung. Llevaba mucho tiempo dándole
vueltas y, aquel día, se había levantado con la determinación de que se
acercaría a su chica soñada, hablaría con ella e intentaría quitar aquel
cristal que parecía que rodeaba a aquella hermosa rosa para que no se marchitara
y se introduciría en él para estar siempre junto a ella.
JinRi comparaba a aquella chica con
a una hermosa rosa, no obstante, no sabía que incluso la más hermosa de las
rosas también tiene sus espinas y que quizás estas, son mucho más dolorosas.
JinRi caminaba a casa con el sol
poniéndose a sus espaldas tras salir del colegio después de estar en este desde
la mañana. Había sido un día normal, como todos. Se había levantado, había
desayunado, había ido a clase donde había estado más pendiente de SooJung que
de las lecciones, luego había almorzado, después había seguido observando a la
chica y más tarde había realizado las actividades con su club. Aquel tenía toda
la pinta de ser un día como el anterior, mas no lo fue.
Cuando la chica pasó por un parque
que quedaba a algunas manzanas de su casa, la vio, vio a SooJung, que estaba
siendo rodeada por varias chicas que parecían mayores que ella, probablemente
estarían incluso en la universidad. Todas le gritaban, pero ella se mantenía
impasible, sin mostrar ninguna reacción a lo que le decían. Sin poder evitarlo,
JinRi se fue acercando lentamente al lugar en el que se encontraban y le fueron
llegando pedazos de la conversación que mantenían.
—… y dile a la puta de tu hermana
que deje de andar detrás de nuestros novios y se busque uno para ella —le decía
una.
—¿Por qué debería decirle yo nada?
—cuestionó SooJung. Su voz era calmada, suave y clara incluso en una situación
como aquella—. Mi hermana ya es mayorcita para saber lo que hace —se cruzó de
brazos—. Además, si tanto os molesta que se acueste con vuestros novios
deberías preguntarles a ellos qué es lo que les hace que los vuelve locos en
vez de amenazarme a mí que no tengo nada que ver con esta historia.
—¡Serás puta! —gritó otra de las
chicas, levantando su mano, dispuesta a pegarle una bofetada.
En ese momento, algo dentro de JinRi
la hizo salir de su escondite, a pesar de que solo había ido allí a observar, y
meterse en medio de la conversación, dejando a un lado aquella timidez que la
caracterizaba, solo para salvar a la chica de la que estaba enamorada de
aquellas universitarias locas. A la velocidad de la luz, se le ocurrió una cosa
que las haría alejarse y no volver.
—¡Profesora Song! —gritó a la nada,
como si la mujer que le daba clase estuviera a punto de aparecer en aquel
parque—. ¡Aquí están las chicas que molestan a SooJung!
En ese mismo instante, las chicas se
miraron las unas a las otras con sus rostros pálidos y luego salieron corriendo
en la otra dirección, alejándose del lugar del crimen. SooJung se giró hacia
ella en cuanto todas desaparecieron del parque y durante unos momentos la
observó, sin cambiar ni un ápice la expresión de su rostro hasta que habló.
—No necesitaba tu ayuda —fue lo
único que dijo, acercándose lentamente a JinRi y sin mirarla en ningún momento
a los ojos pasó por su lado.
—Claro que no —murmuró la chica—.
Eran cuatro y tú solo una, necesitabas ayuda.
—No lo necesitaba —volvió a decir,
girándose hacia ella y mirándola a los ojos esta vez.
—No esperaba que me dieras las
gracias o algo —comentó JinRi, armándose de valor para continuar aquella
conversación y para decir algo que llevaba mucho tiempo queriendo decir—, pero
esperaba que quizás pudiésemos ser amigas —intentó sonreír, pero le salió más
bien una risita nerviosa que quiso ocultar presentándose—. Soy Choi JinRi,
estoy en tu clase, 1ºC, y me siento algunas mesas más adelante que tú —no
obtuvo ninguna respuesta por parte de la otra chica, así que tuvo que hacer lo
único que debía haber hecho desde el principio: irse de allí—. Nos vemos
mañana, SooJung.
La chica echó a andar tras decir
aquellas palabras, sin esperar a que la otra contestase, porque si lo hacía, si
esperaba algunos momentos más, la adrenalina desaparecería de su cuerpo y no
sabría cómo comportarse ante ella.
—JinRi, ¿verdad? —escuchó decir a
sus espaldas y se giró—, si no te importa… me gustaría que fuésemos amigas…
—SooJung esbozó una sonrisa y luego se fue del parque, dejando a la chica
paralizada en mitad de este sin saber cómo reaccionar a aquello.
Hermosa rosa de afiladas espinas…
Las siguientes semanas fueron como
un sueño para JinRi. Pasaban casi todo su tiempo juntas, conociéndose la una a
la otra, para dejar de ser unas desconocidas que vivían su vida en soledad y
poder caminar juntas de la mano en aquella etapa de instituto que acababa de
comenzar. Aprendió todo lo que pudo de ella, lo que le gustaba y lo que no, lo
que la hacía reír y lo que la hacía enfadar. JinRi atisbó la verdadera personalidad
que se encontraba tras su apariencia impasible y su mirada fría y aquello hizo
a SooJung mucho más hermosa a sus ojos, aunque pareciera imposible.
Y JinRi llegó a pensar que quizás, y
solo quizás, en algún momento podría buscar su valor dentro de sí y declararle
cómo se sentía con respecto a ella.
—¡JinRi! —escuchó que la llamaba y
se giró en mitad del pasillo del colegio para esperar a SooJung, que corría
hacia ella con una sonrisa preciosa.
—Buenos días, SooJung —saludó. La
chica hizo una leve inclinación de cabeza a modo de saludo y luego se mordió el
labio inferior, como si quisiera decirle algo pero no se atreviera a hacerlo—.
¿Pasa algo malo? —cuestionó.
—No, no —negó SooJung—. Solo quería
preguntarte si querías venir el sábado a mi casa a ver una película y luego
quedarte el fin de semana conmigo —propuso.
—Se lo tendría que preguntar a mis
padres —murmuró JinRi—, pero por mí, perfecto.
La semana pasó volando y la noche
del sábado llegó. JinRi llegó a casa de la chica y se despidió de su madre, que
fue quien la llevó en coche hasta allí. Después, una vez dentro, siguió a
SooJung por toda su casa hasta su habitación, en la que se sentaron en la cama
para ver una película. JinRi se había preparado para saludar a sus padres y a
su hermana mayor, pero al parecer, ese fin de semana iban a estar solas, y
quizás por eso la había invitado la otra.
SooJung puso una película de miedo y
apagó las luces, por lo que JinRi no tardó en comenzar a dar gritos por los sustos
que se estaba llevando. La chica a su lado, le pasó uno de sus brazos por los
hombros, para demostrarle que no estaba sola, sino que se encontraba con ella y
que la protegería de todo lo que hiciera falta.
En ese momento, JinRi se sintió
querida, como nunca se había sentido antes con nadie que no fuera de su
familia, y la chica no pudo callar las palabras que se agolpaban en su
garganta, queriendo salir por sus labios.
—SooJung…
—Hum.
—Me gustas —murmuró.
La chica que la rodeaba con sus
brazos pausó la película en el momento en el que uno de los protagonistas
estaba siendo descuartizado por el malo y la miró a los ojos, como si quisiera
determinar si lo que había escuchado era verdad o no. No había ningún rechazo
en sus ojos castaños y que siempre habían sido fríos, pero hermosos, sino que
había un brillo que JinRi jamás había contemplado en ellos que los hacían verse
todavía más preciosos.
—Tú también me gustas mucho, JinRi
—y lentamente, con mucho cuidado, se acercaron la una a la otra para sellar sus
sentimientos con un pequeño beso en sus labios.
La piel de SooJung, que la chica
siempre había creído fría y pura era todo lo contrario y tenía algunas
imperfecciones, pero incluso las rosas más hermosas siempre tenían algún pétalo
seco, no eran perfectas, porque la naturaleza no era perfecta.
Pero aun con esto, las rosas no
dejaban de ser hermosas… ni de tener espinas…
JinRi pasó sus mejores momentos
junto a SooJung y descubrió que poco a poco el cristal que protegía a la rosa
iba siendo cada vez más delgado, desapareciendo casi por completo y mostrando
así cómo era realmente SooJung: una chica dulce y tímida que se escondía para
no sufrir daño alguno. Y JinRi la amaba, la amaba cada día más porque cada día
mostraba algo nuevo que la encandilaba, algo nuevo que la hacía amarla más, a
pesar de que en el colegio habían comenzado a circular rumores sobre ellas,
ninguna quería alejarse de la otra porque era lo único que necesitaban.
—SooJung… —murmuró la chica. Ella
levantó su cabeza del regazo ajeno para mirarla a los ojos con claridad y
transparencia—. ¿Me quieres? —la sonrisa que había en su rostro desapareció de
golpe, haciendo que JinRi pensase de más.
—Claro que te quiero, tonta
—contestó seriamente—. Te quiero mucho —esbozó una pequeña sonrisa, algo aliviada
por su respuesta—. ¿Por qué lo preguntas?
—No lo sé… solo quería saberlo
—murmuró.
—No dudes nunca que te quiero,
¿vale? —dijo levantándose para estar a la misma altura que JinRi y poder tomar
su rostro entre sus manos—. ¿Tú me quieres?
—Más que a mi vida —respondió,
siendo completamente sincera.
En aquellos momentos, todo era
maravilloso, pero JinRi no tardó demasiado tiempo en darse cuenta de que
realmente, las rosas, por hermosas que sean, tienen sus espinas.
La verdadera personalidad de SooJung
no tardó en mostrarse, siendo esta completamente diferente a la que le mostraba
a JinRi cuando estaba con ella. Aquella personalidad era otra máscara sobre su
verdadero rostro y en realidad era una persona realmente fría y calculadora,
sin sentimientos y a la que le gustaba hacer daño a las demás personas de su
entorno. A SooJung no le importaba nada, no le importaba nadie más que ella
misma, ni siquiera le importaba su familia.
No había nadie más en su corazón,
porque no tenía corazón, a pesar de que JinRi quisiera creer que sí, que ella
tenía uno en aquel lugar y no un espacio vacío.
Sin embargo, a pesar de que no tenía
uno, rompió el de JinRi en mil pedazos, el día que la vio en la azotea, besándose
con SeulGi, la chica que estaba se sentaba delante de ella en las clases. JinRi
se acercó a ellas, llorando y sin saber qué decir o qué hacer, quizás era algún
tipo de malentendido, quería creer que debía serlo, pero a cada paso que daba,
todo se veía más claro y las probabilidades de que fuera un malentendido fueron
disminuyendo poco a poco.
Cuando SooJung se separó de los
labios de la otra y la vio allí, cerca de ellas, llorando, abrió la boca para
hablar y solo salió veneno de esta.
—¿Qué haces aquí, JinRi? —preguntó.
Simplemente eso, ni siquiera un intento de explicación o el típico “esto no es
lo que parece”. Nada.
—Eso debería preguntarte yo —murmuró
la chica, intentando contener sus lágrimas, pero sin poder hacerlo—. ¿Qué
hacías besando a SeulGi?
—No es de tu incumbencia —respondió.
Después, le dio un beso a la otra y le indicó que se marchase y las dejara
solas, ella lo hizo con rapidez.
—¿Cómo que no es de mi incumbencia?
—preguntó, alzando la voz—. Eres mi novia y estabas besando a otra —al escuchar
aquellas palabras, SooJung comenzó a reírse.
—¿Novia? —cuestionó, enarcando una
ceja—. Nunca dijimos que tuviéramos una relación.
—¡Me dijiste que me querías! —gritó
JinRi. No podía detener la frustración y el dolor que le provocaban las
palabras y la risa de SooJung en el pecho.
—Una dice tantas cosas… —tras esas
palabras, la chica casi pudo escuchar cómo su corazón se resquebrajaba en mil
pedazos y dolía, le dolía mucho.
—¿Todo era una mentira?
—¿Qué quieres que te diga? —dijo
SooJung—. ¿Qué no, que no fue una mentira? ¿Qué te quise? —rio—. Eres mona y
eso, pero ya me he hartado de jugar contigo.
SooJung era una hermosa rosa… de
afiladas y venenosas espinas…
JinRi echó a correr hacia el borde
de la azotea. Le había entregado su corazón, su vida, su todo a SooJung, pero
ella lo había pisoteado todo como si se tratase de una pequeña hormiga de la
que se había cansado de torturar y, además, le había hecho vivir una mentira.
Se colocó sobre el filo, subiéndose lentamente, sin ver bien por culpa de sus
lágrimas, pero agarrándose a la verja y escalando para colocarse al otro lado y
sentarse allí, dejando sus pies colgar al vacío.
Abajo, la gente reía, hablaba y
jugaba sin preocupaciones, sin saber que el mundo realmente era una pesadilla y
no un cuento de hadas, sin saber que el amor era todo una dolorosa mentira.
Quizás era mejor que no lo supieran, porque dolía mucho, demasiado.
JinRi inspiró hondo y miró por
última vez atrás. SooJung seguía en la misma posición en la que la había
dejado, sin siquiera preocuparse por lo que la persona con la que había
compartido sus últimos meses quisiera hacer. Y JinRi no lo pensó más y se dejó
caer al vacío.
Cuando llegó al fondo, todo se
volvió oscuro, pero justo antes de eso, JinRi pudo ver un campo de rosas
hermosas, todas ellas llenas de espinas.
Uy, que trágico todo. Pero me ha parecido muy forzado, no sé. En plan, crítica constructiva xd.
ResponderEliminarUn poco trágico, sep... Pues sí, a mí también me lo parece, tenía que haberla llevado de otra forma distinta, pero como era algo que tenía en el baúl desde hace dos años, quise sacarlo, así que lo pulí un poco y lo subí... Creo que tengo que dejar de sacar cosas del baúl porque luego el resultado no es del todo bueno...
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