Nothing Matters (when you're in love)

Título: Nothing Matters (when you’re in love)

Pareja: KrisHan (Kris x LuHan), mención a XiuLay (XiuMin x Lay) y a TaoHun (Tao x SeHun) (EXO)

Clasificación: NC–17

Géneros: AU, romance, fluff, drama, angst

Número de palabras: 28.007 palabras

Número de capítulos: 10 Capítulos + Epílogo

Resumen: los veranos en casa de sus abuelos, cuando se juntan todos los primos, son cada año diferentes y probablemente muy complicados desde el regreso de Fan.

Avisos: aquellos que tengan problemas de glucosa alta o tendencia a vomitar arcoíris, por favor, absténganse de leerlo, luego no quiero reclamaciones porque no tengo libro de reclamaciones LOL.

Notas: esta historia es la segunda temporada del fic Nothing Matters, debes haber leído antes ese porque no te enterarás de nada si no lo haces.

Comentario de autora: la verdad es que con el final de la anterior parte me quedé con una mala sensación porque creo que no resolví bien el conflicto, así que tras darle muchas vueltas, pensé que lo mejor que podía hacer era hacerle una segunda parte en la que resolver todas las cosas de la mejor forma posible. Espero que os guste esta continuación tanto como la anterior ^^

Capítulo 1

Un Nuevo Comienzo

            Era de nuevo verano y la casa de mis abuelos estaría rebosante de vida otro año más. Todos los primos nos juntábamos de nuevo en aquel lugar a pasar las vacaciones y a encontrarnos con las personas que más queríamos y que durante el curso escolar apenas podíamos ver porque nuestras vidas estaban demasiado lejos de aquella ciudad, y solo ZiTao y ShiXun, y MinShuo, habían estado juntos esos meses. Por ese motivo, quería que las vacaciones llegasen lo más pronto posible, porque así podría verlos a todos, pero sobre todo, porque así podría verlo a él.

            El verano anterior, después de haber pasado unos malos momentos en los que les había hecho daño a muchas personas, había acabado aceptando mis sentimientos por mi primo mayor y lo único que quería era volver a verlo. Fan se había ido a Canadá a terminar sus estudios ese año y no habíamos podido vernos desde que nos despedimos en el aeropuerto.

            Así que estaba muy ansioso.

            Los últimos días pasaron rápidamente y cuando quise darme cuenta, ya me encontraba ante la puerta de la casa de mis abuelos, despidiéndome de mis padres, que descansarían de mí durante aquellos casi tres meses. Me adentré en aquella casa antigua y tras saludar a mis abuelos me dirigí a la que había sido mi habitación desde siempre, donde solté todas las cosas y me tumbé sobre la cama con una sonrisa.

            Estaba deseando que Fan llegase también a casa de los abuelos.

            Cerré mis ojos para descansar después de aquel largo viaje en coche desde la otra punta del país y solo los volví a abrir, bastantes horas después, cuando noté un peso sobre la cama. Haciendo ruidos como los de un cachorrito que no quería despertar entorné mis ojos para ver quién era la persona que se había subido a mi cama. En un primer momento, creí que era mi primo ZiTao quién estaba allí conmigo, intentando que me despertara, pero en cuanto parpadeé un par de veces y pude enfocarlo mejor me quedé completamente asombrado.

            —¿Fan? —murmuré, sin poder creerme que estuviera allí, delante de mí de nuevo, como el año anterior.

            —Sí… soy yo… —respondió con una sonrisa.

            Me incorporé con los ojos como platos, mirando de arriba abajo, una y otra vez, al chico que tenía delante. Había cambiado demasiado en muy poco tiempo, casi no podía reconocerlo y eso que la última vez que habíamos hablado por Skype había sido apenas unas semanas antes y estaba igual que los anteriores meses. No obstante, ahora volvía a tener el cabello oscuro, como siempre lo había tenido y los pendientes que habían adornado sus orejas el verano anterior ya no se encontraban en ellas. Parecía más el chico que estaba en mis recuerdos, mi primo Fan de seis años atrás, antes de que se fuera a Canadá, y no aquel que había regresado a mi vida el verano anterior.

            —¿Cómo…? —comencé, pero él no me dejó terminar la frase, sabiendo qué era lo que iba a decir justo después.

            —Un cambio de look —contestó—. ¿Te gusta? —asentí con mi cabeza y llevé mi mano a su cabello oscuro, enredando mis dedos en él y sintiendo la suavidad de este.

            Esbocé una sonrisa sin poder contenerme porque estaba allí de nuevo, junto a mí, y mi corazón latía desbocado solo por estar a unos centímetros de él y bajo su atenta mirada. Lo había echado mucho de menos, pero realmente no me había dado cuenta de cuánto hasta el momento. Ahora que lo tenía de nuevo tan cerca, estaba seguro de que no iba a poder dejarlo marchar de nuevo.

                   

            —Me gusta mucho —dije—. Te hace parecer más joven.

           —Yo también lo creo —respondió—. Y como la persona a la que amo es un año menor y, además, tiene un rostro de preadolescente a pesar de rondar la veintena, tengo que buscar la manera de no parecer un viejo asaltacunas y pervertido a su lado —esbozó una sonrisa cálida que hizo que sus facciones, generalmente duras, se dulcificaran de una forma que adoraba.

            —¿Preadolescente? —cuestioné. Fan asintió y luego acercó su rostro al mío, hasta que nuestras frentes se chocaron y nuestras narices entraron en contacto. De esa forma no podía mirarlo porque me quedaría bizco de hacerlo, pero me gustaba sentirlo tan cerca.

            —Sí, parece que tienes menos de quince años.

            —Me halaga que pienses eso.

            Prácticamente dije aquellas palabras contra sus labios, así que no me demoré más en salvar los pocos centímetros que nos separaban para poder besarlo como llevaba meses deseando hacerlo. Había sido muy duro para mí estar si él durante todo aquel tiempo después de nuestro final de verano en el que lo habíamos dado todo el uno por el otro. Siempre había sido adicto a sus labios así que no había nada que me hiciera más feliz que besarlo justo cuando por fin volvíamos a vernos.

            Afirmé la mano que tenía enredada en su cabello y lo apreté contra mi cuerpo. Fan tuvo que apoyar una mano en el colchón para estabilizarse, mientras que con la otra me agarró por la cintura para pegarme más a él. Era un dulce reencuentro, demasiado dulce y no cabía en mí de gozo. Sin embargo, unos golpecitos en la puerta hicieron que nos tuviéramos que separar a regañadientes, aunque unas sonrisas radiantes adornaban nuestros rostros cuando lo hicimos.

            —¿Quién? —pregunté, pero no obtuve respuesta alguna.

            La puerta de la habitación simplemente se abrió y por ella entró mi primo ZiTao, dando estridentes gritos y lanzándose sobre nosotros para abrazarnos fuertemente porque nos había echado demasiado de menos en todo aquel tiempo en el que no nos habíamos podido ver. Cuando pudimos desembarazarnos del chico, nos dimos cuenta que no se había acabado la ronda de abrazos, porque inmediatamente, YiXing se abrazó a nosotros, aunque de una forma un poco menos estranguladora.

            —Estaba deseando que llegara el verano para poder veros a todos —dijo ZiTao, secándose teatralmente una lagrimilla—. Ha pasado mucho tiempo desde que pudimos estar juntos los cuatro primos.

            —Oh, vamos, no te pongas melancólico —murmuré, dándole palmaditas en la espalda al menor de los primos—. Ni que lleváramos diez años sin vernos.

            —Ha sido mucho tiempo, LuZi —y diciendo esto, se volvió a abrazar a mí.

            Por la noche, después de demasiados abrazos estranguladores como para contarlos, bajamos todos al comedor a cenar con nuestros abuelos. Aquella noche sería solo para la familia, porque llevábamos mucho tiempo sin vernos, pero al día siguiente, MinShuo y ShiXun se unirían al grupo para comenzar a pasar otro divertido verano antes de que fuéramos completamente adultos y aquellos tiempos tuvieran que terminar.

            —¿Cómo os ha ido a todos este año? —nos preguntó la abuela—. Contádnoslo todo.

            Y poco a poco, la conversación entre nosotros fue creciendo, mientras ZiTao hablaba de cómo había conseguido más méritos en el equipo de wushu y de cómo tenía un par de medallas más en su haber; de cómo Fan había acabado por fin el instituto, después de perder varios años en los que había estado trabajando, con unas notas satisfactorias y con una beca de jugador de baloncesto con la que podría entrar en algunas universidades del país occidental; de cómo YiXing había pasado algunos meses en Corea del Sur de intercambio en la universidad; y de cómo yo había dado lo mejor de mí para terminar el grado superior en el que había estado.

            Más tarde, acabamos todos los primos reunidos en mi habitación —que también sería la de Fan ese verano—, jugando a la wii y hablando de aquello que no le habíamos podido contar a nuestros abuelos porque… ¿cómo les iban a decir que los cuatro eran homosexuales y que encima dos de ellos estaban juntos? Eso hubiera sido una auténtica locura.

            —¿Cómo ha llevado MinShuo eso de que estuvieras tantos meses en Corea? —cuestioné. Mi primo me miró y me sonrió.

            —Tú más que nadie deberías saberlo, es tu mejor amigo —contestó.

           —Pero ya sabes lo que le cuesta expresarse y al final acabábamos hablando más de mí que de él, como siempre —le respondí.

            —Bueno… él me decía que estaba bien, que era bueno para mi futuro, pero sé que me ha echado mucho de menos, como yo a él.

            —Estar en ciudades diferentes es bastante duro —comentó Fan—, pero estar en diferentes países es de lo peor —agarró mi cintura con su brazo y me apretó contra su cuerpo para darme un cariñoso beso en la sien—. Te he echado mucho de menos, Lu Han —murmuró.

            —Y yo a ti —le respondí, girando un poco mi cabeza para poder darle un beso corto en los labios.

            —Uich… dejad de hacer eso —pidió ZiTao, pero yo le saqué la lengua juguetonamente y luego volví a darle un beso a Fan.

            —¿Cómo te ha ido a ti con ShiXun? —cuestionó mi chico.

            Yo sabía que ese tema lo tenía un poco ansioso desde el verano anterior, cuando había comenzado a salir con el menor para olvidar que él había regresado y los sentimientos que aquello me provocaba. Me había arrepentido una y mil veces de lo que había hecho, porque ShiXun era un gran chico y no se merecía que yo lo hubiera utilizado en mi propio beneficio. Pero jamás me habría perdonado si al final le hubiera hecho mucho daño con todo eso, debía agradecerle a ZiTao que hubiera tenido el valor para confesarle lo que sentía por él durante el tiempo que estuvieron ellos solos de acampada y que este aceptara sus sentimientos. Al final no había salido todo tan mal como me había esperado, pero eso no quitaba que lo que había hecho estaba realmente mal.

            —Me va muy bien —contestó con una gran sonrisa que nos contagió a todos—. ShiXun es demasiado adorable a veces y me dan ganas de achucharlo muy fuerte entre mis brazos.

            —Eso está bien —comenté.

            —Sin embargo, hay veces en las que parece algo ausente —murmuró, con el ánimo más bajo que anteriormente, cosa que hizo que todas mis alarmas saltaran por si acaso el chico todavía pensaba de alguna forma en mí—. Le he preguntado varias veces pero no ha querido decirme lo que es… espero que no sea nada malo y que pueda confiar en mí pronto y contármelo.

            —Lo hará, tranquilo —le dije—. ShiXun no es de esa clase de personas que oculta todo, quizás solo está esperando el momento oportuno.

            —Sí, probablemente sea eso.

            Después de aquella fugaz conversación sobre nuestros devenires amorosos, estuvimos un rato más jugando con la consola hasta que, finalmente, cuando nuestras bocas se abrían más para bostezar que para hablar, decidimos que lo mejor que podíamos hacer era irnos a dormir y esperar por el nuevo día y lo que este nos depararía.

            Cuando llegué del baño tras lavarme los dientes, me encontré con Fan metido en la cama que íbamos a compartir todo el verano, dejando un hueco para que yo me metiera allí y luego seguramente acercarse a mí para envolverme entre sus brazos. Me gustaba mucho que hiciera aquellas cosas, así que, simplemente me metí bajo las sábanas y me dejé abrazar, cara a él. Nuestros rostros estaban a escasos centímetros, por eso, cuando habló, sentí su aliento cálido contra mi nariz.

            —No sabes cuánto he estado esperando que llegase este momento —murmuró—. Me gusta estar contigo de esta manera.

            —A mí también me gusta mucho estar así —le sonreí y él me besó dulcemente en la frente.

            —Mmmm… no sabes las ganas que tengo de internarme de nuevo en tu cuerpo… pero hoy estoy demasiado cansado y sé que no daría la talla —comentó.

            Aquellas palabras me hicieron reír porque a lo largo de todo el día había pensado en muchas ocasiones si aprovecharíamos la primera noche para volver a reencontrarnos con los cuerpos ajenos y recorrerlos una vez más hasta caer agotados. Pero Fan había hecho un viaje muy largo en avión y debía estar demasiado agotado, así que no iba a forzarlo a pesar de mis ganas.

            —Cuando hayamos descansado lo suficiente, lo haremos las veces que quieras —dije.

            —¿Eso es una promesa? —cuestionó.

            —Lo es —murmuré.

            Los párpados me pesaban mucho, como si alguien me hubiera echado cemento sobre ellos, así que, poco a poco, mis ojos se fueron cerrando hasta que finalmente me quedé dormido, acunado por los brazos fuertes y cálidos de mi primo, por el sonido de su respiración y el constante martilleo de su corazón dentro de su pecho.

            A la mañana siguiente todos salimos temprano de la casa de mis abuelos porque habíamos quedado en que daríamos una vuelta por la ciudad con MinShuo y con ShiXun, y más tarde, iríamos a recoger al aeropuerto a alguien. YiXing y yo estábamos emocionados por ver a aquellos con los que apenas habíamos mantenido el contacto y, a pesar de que quería acaparar a MinShuo y contarle absolutamente todo lo que había ocurrido en mi vida, tuve que claudicar y cederle el placer de monopolizar a mi mejor amigo a YiXing, quien no se cortó al expresar lo mucho que lo había echado de menos.

            —Me alegra volver a verte, gege —me dijo ShiXun.

            —A mí también me alegra volver a verte —contesté.

            El chico esbozó una sonrisa tímida y luego fue reclamado por ZiTao, que comenzó a preguntarle por cómo lo había visto en el último campeonato en el que había participado.

            —Parece que muy en el fondo sigue sintiendo algo por ti —me susurró Fan en el oído, refiriéndose a ShiXun.

            —ZiTao se está esforzando al máximo para tener todo su corazón y poco a poco lo está consiguiendo —le contesté—, aunque ya sabes que un corazón que ha amado por varios años a una persona no puede de la noche a la mañana olvidarla.

            —Lo sé… —murmuró—. Yo no pude olvidarte jamás, aun estando a miles de kilómetros de distancia.

            —Yo en el fondo tampoco pude hacerlo —dije—. Así es el amor.

            —Así es…

            —Chicos —llamó de repente mi primo YiXing—. Se nos va a hacer tarde y tenemos que recoger a mi amigo —comentó.

            —¿A qué hora llega su vuelo? —pregunté.

            —En una hora más o menos —me giré hacia Fan y lo miré a los ojos poniendo morritos.

            —Odio ser el único que tiene carné de conducir en esta casa.

            —Yo también lo tengo, así que si quieres, puedo conducir yo —respondió.

            —Estaría bien —comenté.

            Apenas unos minutos después, dejábamos a ZiTao y a ShiXun en la casa de nuestros abuelos y partíamos rumbo al aeropuerto para recoger al amigo que YiXing había hecho durante su estancia en Corea y al que había invitado a China durante ese verano para que aprendiera el idioma, ya que le interesaba bastante. Había oído hablar varias veces de él de boca de mi primo cuando hablábamos por Skype, pero no había tenido el placer de conocerlo.

            Llegamos al aeropuerto de la ciudad unos cuantos minutos antes de que el avión en el que volaba el chico aterrizara en la pista y luego lo esperamos a la salida, en el lugar en el que recogería sus maletas. No llevábamos mucho tiempo allí cuando, de repente, YiXing salió corriendo a abrazar a uno de los muchachos que salían por las puertas y tras unos momentos lo guiaba hasta donde nos encontrábamos los demás. No era un chico muy alto, más o menos sería de la misma altura que mi primo, tenía el cabello castaño y liso y la piel muy blanca, su rostro le confería un aspecto amable y su sonrisa era agradable.

            —Chicos, este es mi amigo Kim JunMyeon —lo presentó—. Este es mi novio, MinShuo —señaló a su chico—, y ellos son mis primos Lu Han y Fan.

            —Encantado de conoceros a todos —dijo en un chino casi perfecto y nos sonrió a todos.

            El chico parecía muy agradable, sin embargo, me dio muy mala espina cuando su mirada se detuvo quizás demasiado tiempo sobre mí, antes de sonreírme de una manera cálida.