EXO 3ªTemporada

Especial 7

El Trabajo es Trabajo

            Habían pasado simplemente unos meses desde la muerte de mi padre y mamá y yo estábamos hundidos, pero no por ello podíamos dejar de vivir nuestra vida, papá no hubiera querido eso para ninguno de los dos. Por este motivo, y porque no podíamos vivir simplemente del dinero que nos había dejado, decidí que tenía que ponerme a trabajar y, así ayudar con lo que pudiera en mi casa.

            Encontré el papelito de que se buscaba un dependiente en el Burger King que se encontraba junto a la universidad por casualidad y pensé que no era mala idea probar por si podía trabajar en aquel lugar, ya que así no me tendría que desplazar demasiado lejos para realizar mi trabajo, y seguro que no era demasiado complicado.

            El encargado era un hombre de mediana edad y me contrató prácticamente sin yo decirle más que hola de forma educada.

            —Eres todo lo que necesitamos —me dijo—. Un chico joven, guapo y agradable, ¡contratado! Mañana empiezas.

            Y solo supe al día siguiente por qué me había contratado. En el turno en el que me había tocado trabajar había un chico muy alto y muy serio, que era bastante guapo, pero que no le dirigía la palabra más de lo necesario a las chicas y estas se marchaban bufando del lugar porque el otro era demasiado sieso.

            —Buenas —saludé al chico, pero este no hizo nada por devolverme el saludo—. Mi nombre es Kim JunMyeon y trabajaré contigo a partir de ahora —le informé, pero este siguió sin decirme absolutamente nada—. Yo… espero que nos podamos llevar bien…

            —El trabajo es trabajo y no hace falta llevarse bien, solo hacerlo —fue lo único que me contestó con una voz grave que me hizo sentir un escalofrío.

            El chico era bastante borde, pero ya me encargaría yo de que cambiara un poco y al menos esbozara una pequeña sonrisa cuando atendiera a la gente. Esa sería mi meta en el trabajo, además de hacer lo que se suponía que tenía que hacer para ganarme el sueldo.

            Con un puchero en mi rostro, me dediqué a ponerme el uniforme antes de salir, dándome cuenta que en la etiqueta del chico estaba escrito su nombre: Kevin.