Título: Stop thinking
Autora: Riz Aino
Pareja: SeungJi (SeungJun + JiHun) (KNK)
Calificación: PG–13
Géneros: AU, fantasy, magic, romance, humor
Número de palabras: 1.361 palabras
Resumen: la mente de JiHun siempre está repleta de un
montón de cosas, por lo que no lleva nada bien lo de tener que teletransportarse.
Notas: historia escrita para Dahiro, que acertó un pequeño juego
de KNK.
Comentario de autora: le di algunas vueltas a qué podría
hacer que tuviera fantasía y fuera bonito y todo eso y al final acabé con esto
en la cabeza y no me lo pude sacar. Espero que os guste.
Stop
thinking
“Me gustas”.
JiHun gritó y se levantó de golpe de la cama, tirando
todas las mantas al suelo y agarrándose de los pelos, tratando de acallar con
el dolor sus pensamientos; pero ni aun así consiguió dejar de escuchar la voz
de su amigo SeungJun diciendo aquellas dos palabras. JiHun volvió a gritar,
frustrado. ¿Por qué tenía que haberle hecho eso? ¿Por qué tenía que haberle
dicho que le gustaba? ¿Por qué simplemente no podían haber seguido como hasta
ese momento, siendo amigos y nada más? Pero no. SeungJun había tenido que
decirlo y lo había estropeado todo.
¿Y qué iban a hacer ahora? ¿Qué era lo que JiHun iba a
hacer? Porque ambos ya tenían unos matrimonios concertados de los que no iban a
poder librarse por nada del mundo. Aunque la atracción estuviera ahí, ni todos
los hechizos que entre ambos dominaban iban a ayudarlos a encontrar una
solución a aquel problema. Tal y como habían estado hasta ese momento,
ignorándolo todo, habían estado perfectamente, simplemente siendo amigos que se
apoyaban y nada más. ¿Por qué SeungJun había tenido que estropearlo todo?
“Me gustas”.
Y
ahí iba su mente otra vez, recordándole aquellas dos palabras que lo habían
cambiado todo y que no lo dejaban dormir. JiHun comenzó a dar vueltas por la
habitación, tratando de calmarse, tratando de pensar en otras cosas, en cosas
mucho más importantes, como que dentro de una semana iba a tener que probar
delante de toda su familia lo mucho que había mejorado en los diferentes
hechizos complejos, algo que lo haría tener un puesto mucho más importante
dentro de ésta. Sí, aquello era mucho más importante que lo que había sucedido
con SeungJun, así que, ya que no podía dormir porque sus pensamientos solo lo
llevaban hasta él, JiHun comenzaría a practicar los últimos hechizos complejos
que había aprendido.
Coger
el libro de hechizos y comenzar a recitar los hechizos que más se le resistían
hizo que finalmente dejara de pensar en SeungJun, porque para poder llevarlos a
cabo debía de concentrarse en canalizar su magia y eso lo tuvo completamente
enfocado y entretenido, acallando por completo las partes de su mente que
pensaban en su amigo. No obstante, después de algunas horas practicando, a
JiHun se le acabaron los hechizos que practicar, realizándolos todos a la
perfección.
“Me gustas”.
Otra
vez la voz de SeungJun se coló en su mente y JiHun casi tiró el libro de
hechizos por la ventana de su habitación, pero se contuvo antes de hacerlo
porque no tenía otro libro de hechizos en su poder. El chico suspiró y después
tomó la determinación de hacer algo que lo mantendría totalmente concentrado,
con lo que no podría pensar en el otro, ya que la teletransportación necesitaba
que le pusiera todos sus sentidos porque si no lo hacía, podía acabar en sitios
raros o cada parte de su cuerpo en un lugar diferente del mundo. Por ese
motivo, aquello era lo único que JiHun podía hacer para dejar de pensar en
SeungJun.
El
chico se sentó sobre su cama, con sus piernas cruzadas emulando a una estatua
de Buda, y se trató de concentrar. No había muchos lugares a los que se pudiera
teletransportar a las dos de la madrugada, por lo que probablemente lo más
seguro para él era hacerlo dentro de su casa, por si algo salía mal, que
alguien de su familia pudiera ayudarlo si lo escuchaba gritar por ayuda. Igual
no eran las largas distancias que podían recorrer los grandes magos, pero la
teletransportación era algo que JiHun aún no dominaba del todo y era mucho
mejor que mientras estuviera inseguro practicara en distancias cortas.
Por
eso, todos sus sentidos se concentraron en visualizar la cocina de su casa,
para dirigirse hasta allí usando aquel hechizo. Aquella gran cocina con una
mesa de madera enorme en el centro en la que se reunía toda la familia en los
grandes eventos, con los azulejos de color beige y las cortinas de mazorcas.
JiHun la había visualizado por completo, no le había hecho falta mucho tiempo
para ello porque era un lugar tan conocido que estaba seguro de que iba a
acabar allí prácticamente sin pretenderlo, así que, el chico comenzó a recitar
aquel hechizo que se sabía de memoria.
“Me gustas”.
Aquellas
dos palabras, junto con la imagen de SeungJun mientras las decía, aparecieron
en su mente justo cuando JiHun había acabado de recitar el hechizo de
teletransportación y cuando se dio cuenta de ello ya era demasiado tarde para
revocarlo. El chico sintió el nudo en el estómago que siempre le había
provocado teletransportarse durante unos segundos y, justo después, cayó
bocabajo sobre una superficie bastante blanda, pero golpeándose la frente con
algo duro como la piedra.
De
lo primero que JiHun se dio cuenta fue que, obviamente aquel lugar no era su
cocina, lo siguiente, que estaba entero, que ninguna de las partes de su cuerpo
se había quedado en su dormitorio y lo tercero, que había aterrizado sobre
alguien, puesto que la persona gritó ante el peso de su cuerpo.
—Lo siento, lo
siento, lo siento mucho —dijo JiHun una y otra vez, tratando de levantarse del
cuerpo sobre el cual había caído; sin embargo, unos brazos largos lo atraparon
y lo dejaron totalmente clavado en el mismo lugar.
A JiHun no le
hizo falta mucho más para darse cuenta de que había acabado en la cama de
SeungJun, tumbado sobre él. Los brazos que lo rodeaban eran los suyos y el martilleo
de su corazón era el que había escuchado ya en alguna que otra ocasión cuando
habían estado cerca el uno del otro. Aunque no hubiera dicho ni una palabra,
JiHun sabía de sobra que era él, no tenía ninguna duda; además, su último
pensamiento había sido lo que lo había llevado allí.
—No sabía que me
echaras tanto de menos —comentó SeungJun, con la voz un poco grave debido a que
se acababa de despertar—. No al menos tanto como para que te presentaras en mi
cama a las dos de la madrugada.
—Este no era el
lugar al que quería teletransportarme —replicó rápidamente JiHun—. Lo siento
por perturbar tu sueño, me vuelvo inmediatamente a casa.
—No te vayas —dijo
el otro, cortando todos sus intentos de separarse de su cuerpo—. Quédate
conmigo, por favor.
JiHun suspiró y
después de unos momentos se dejó vencer. Al final había acabado allí porque no
podía dejar de pensar en SeungJun ni en las palabras que le había dedicado
aquella mañana y eso era simple y llanamente porque aquellas palabras habían
revuelto todos sus sentimientos. JiHun siempre se había sentido atraído por
SeungJun, pero siempre había desplazado aquello por el bien de su amistad y de
sus familias. No obstante, después de la declaración de SeungJun ya no podía
seguir ignorándolo y era imposible para él hacer como que no sentía nada por el
mayor.
—He acabado aquí
porque no podía dejar de pensar en ti —murmuró finalmente, armándose de valor—.
No podía dejar de pensar en lo que me dijiste esta mañana y en lo que debería
hacer…
—No pienses en
ello ahora —susurró SeungJun en respuesta—. Ahora duerme, mañana tendremos
tiempo para pensar y para hablar de todo…
—Está bien…
Y, arrullado por
los latidos del corazón de SeungJun y envuelto en sus brazos, por fin el sueño
comenzó a vencerlo y su mente se quedó totalmente en silencio, dejando paso a
un mundo en el que no tenía ninguna preocupación.
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