Título: The “lost” book
Autora: Riz Aino
Pareja:
KunIl (TaeIl + Kun) (NCT)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, fluff, romance, humor
Número de palabras:
1.243 palabras
Resumen:
para Kun era mucho más fácil admitir que iba a la biblioteca para buscar un
libro que no encontraba que admitir que realmente lo hacía para ver a uno de
los bibliotecarios.
Notas: historia
escrita porque tenía muchas ganas de esta pareja y nadie hacía el esfuerzo por
pedirla.
Comentario de autora:
puede que no hayan tenido muchas interacciones frente a las cámaras, pero a mí
siempre me ha gustado esta combinación, así que, había que escribir de ellos sí
o sí. Espero que os guste.
The
“Lost” Book
—¿Otra vez vas a la biblioteca, hyung? —cuestionó JungWoo cuando lo voy
coger su mochila de la entrada y comenzar a ponerse las zapatillas.
—Sí.
—¿Es otra vez por ese libro que es imposible
que lo cojas? —comentó el chico.
—El mismo —Kun terminó de abrocharse los
cordones de las zapatillas y se puso en pie—. Vuelvo en un rato.
—A ver si tienes suerte esta vez, hyung —murmuró el menor.
Kun le dedicó una sonrisa antes de salir del
piso que ambos compartían. Una vez estuvo fuera y la puerta cerrada a sus
espaldas, dejó escapar un suspiro profundo. No le gustaba tener que mentirles a
sus amigos, pero para él era mucho más fácil decirles que iba a la biblioteca
frecuentemente porque quería conseguir coger un libro que estaba bastante
solicitado y que siempre que llegaba ya se lo había llevado alguien, antes de
admitir que realmente iba porque le gustaba uno de los bibliotecarios. Mentir
no era lo mejor que podía hacer, pero ante la alternativa de tener que estar
aguantando las constantes bromas de sus amigos y sus —disimulados— intentos de
—forzarlo a— que se lanzara a la piscina, para Kun aquello era lo mejor, lo
mejor porque él no tenía pensamiento alguno de hacer algo que delatara
mínimamente sus sentimientos por aquel joven. Él era feliz simplemente teniendo
la oportunidad de verlo de vez en cuando y poco más, se conformaba con eso.
Apenas sabía cómo se llamaba, Moon TaeIl, y
solo porque éste llevaba una etiqueta con su nombre cosida al peto del uniforme
que debía llevar, pero Kun se había quedado totalmente prendado de él, de su
sonrisa, de su voz dulce, de su mirada perdida, de la forma en la que siempre
tenía que estar buscando el banquillo para poder llegar a las baldas más altas
para dejar los libros… quizás era un idiota por haberse enamorado de alguien
que no conocía de nada, pero Kun era un idiota feliz.
Cuando llegó a la biblioteca, no obstante, al
chico se le cayó el alma a los pies, porque en aquel lugar se encontraban sus
otros dos compañeros de piso, en el mostrador, hablando con Moon TaeIl y con el
libro que él siempre ponía de excusa para ir a aquel lugar en sus manos.
—Maldita sea —murmuró por lo bajo.
Le había extrañado que solo estuviera JungWoo
en el piso porque Ten y YukHei solían estar allí siempre también —y si salían
lo avisaban por el grupo— pero no le había echado demasiadas cuentas ante la
expectativa de ver pronto al joven de la biblioteca. Probablemente se habían
dado cuenta de que todo era una vil excusa y una mentira y lo habrían
investigado para confirmar sus sospechas sin que Kun se hubiera dado cuenta.
Había sido cazado.
Sin embargo, todavía tenía una pequeña
escapatoria. Podía irse por donde había venido sin que ninguno de los dos
chicos lo viera, quedarse en alguna cafetería y hacer hora para volver al piso.
Seguramente esperaría hasta que fuera hora de que los chicos estuvieran
durmiendo para volver, así no tendría que enfrentarse a ellos tan
inmediatamente y le daría tiempo a inventar una excusa. Pero como si el mundo
estuviera en su contra, a Kun no le dio tiempo de escapar porque YukHei alzó su
cabeza y lo vio y gritó su nombre en medio de la biblioteca, haciendo que todo
el mundo se volviera hacia ellos por el ruido —incluido Moon TaeIl en ese
"todo el mundo"—.
—Maldita sea —volvió a decir por lo bajo.
Ya sí que no tenía ninguna escapatoria. El
chico trató de poner su mejor cara de póker ante aquella situación y después
caminó con firmeza hasta el mostrador, fijando su mirada en sus amigos y no en
Moon TaeIl para no ponerse más nervioso de lo que ya lo estaba.
—Gege
—dijo YukHei cuando llegó a su lado, alzando el libro—. Te hemos encontrado el
libro perdido.
—Oh, vaya, muchísimas gracias, chicos —comentó
él.
—No ha sido tan difícil para nosotros —dijo
Ten, dedicándole una mirada en la que decía "lo
sé todo, maricón"—. Simplemente se lo hemos pedido a este chico tan
encantador y tan guapo y nos lo ha buscado, aunque puedo entender que siendo tú
tan vergonzoso no pudieras acercarte a pedirle nada.
Kun trató de reír ante aquello, trató de
aparentar normalidad… pero, aunque lo trató, lo único que el chico quería en
aquellos momentos era que se lo tragara la tierra. Sin saber por qué, le dedicó
una mirada que suplicaba ayuda a Moon TaeIl y después de eso sintió cómo su
cara empezaba a volverse completamente roja. No obstante, antes de que sus
amigos pudieran verlo, la voz del joven de la biblioteca los distrajo y ambos
miraron en su dirección.
—Oh. Sí que era difícil de conseguir este libro
—les comentó—. Vuestro amigo ha estado viniendo a por él y preguntando un
montón de veces. He estado tentado a guardárselo un par de veces para que se lo
llevara ya de una vez por todas, pero al final no lo he hecho porque temía que
en cuanto devolviera el libro ya no lo volvería a ver por aquí, sería una gran
pena no poder volver a ver a un chico tan precioso casi cada día —les guiñó un
ojo a sus amigos.
Y Kun casi sintió que implosionaba allí mismo.
Aquel chico del que se había prendado completamente no solo lo acababa de
ayudar, sino que además… ¿le había tirado los tejos?
—Bueno… gege
—murmuró entonces YukHei—. Te dejamos aquí con tu amigo para sacar el libro a
tu nombre y para que habléis de… vuestras cositas.
Tras decir aquello, comenzó a mover a empujones
a Ten, que parecía quererse quedar allí para ver el salseo, pero al final ambos
salieron por la puerta. Kun se acercó entonces al mostrador, con su cara
ardiendo por la vergüenza, y carraspeó para tratar de hablar y que la voz no le
saliera de forma rara.
—Gracias por ayudarme con mis amigos —comenzó—.
No tenías por qué.
—Se veía a la legua que lo estabas pasando mal
y necesitabas un cable —le respondió, con una de aquellas sonrisas que le
encantaban—. Además, no he dicho nada que no piense —le guiñó un ojo—. Moon
TaeIl —se presentó.
—Q-Qian Kun —murmuró él en respuesta, sintiendo
cómo su corazón se aceleraba.
—Qian Kun, espero seguir viéndote venir a esta
biblioteca a pesar de que te vayas a llevar este libro.
—Descuida —le sonrió Kun, sabiendo que iba a
tener que inventarse una nueva excusa para ir a aquel lugar, aunque tenía
seguro que sus amigos lo iban a molestar se la inventara o no.
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