Título: GOLD
Autora: Riz Aino
Parejas: MoonRock (Moon Bin + Rocky) (ASTRO)
Calificación: PG–13
Géneros: AU, romance?, fantasy
Número de palabras: 857 palabras
Resumen: Bin nunca antes había visto unos ojos de color
dorado… por eso se sintió totalmente fascinado por aquellos ojos.
Notas: historia escrita para Mónica por ganar uno de mis juegos
de Twitter.
Comentario de autora: tenía muchas ganas de meterle mano a
esta pareja porque no había escrito nada de ellos antes y como la fantasía y yo
nos llevamos de lujo, no necesité mucho más para sacar esto. Espero que os
guste.
GOLD
La taberna estaba oscura, húmeda y olía a rancio. Las paredes
estaban llenas de trofeos de caza de las criaturas más extrañas que poblaban
aquel mundo y en las mesas del local había una mezcla variopinta de seres, que
iban desde duendes hasta hadas, pasando por trols de pequeño tamaño y humanos.
Era una mezcla bastante curiosa que no podía verse en ningún lugar de Fantagio
más que allí, por eso, Bin se encontraba en aquel sitio, porque sabía que aquel
era el lugar más probable en el que encontraría la información que necesitaba,
aunque aquel olor a rancio le diera arcadas y no pudiera tocar la jarra de
hidromiel que había pedido porque tenía un color que no le daba buena espina.
Su compañero de viaje, al contrario, se encontraba en ese
sitio tan cómodo como si fuera su propia casa —aunque habían viajado por toda
Fantagio y JinWoo siempre se había sentido cómodo, Bin no sabía ni de qué se
extrañaba—. Bin lo único que pedía en aquellos momentos era que al menos la
habitación que habían pagado para esa noche fuera lo bastante decente como para
no tener chinches en el colchón… aunque viendo el estado del local, no tenía
demasiadas esperanzas.
Bin suspiró y dejó su mente en blanco, para poder hacer
que su consciencia vagara por la taberna y se metiera en las mentes de los
demás clientes, buscando algún pensamiento sobre aquel joven que buscaba, algo
que le indicara cuál era su paradero. Al principio, cuando aquel poder había
despertado, Bin era incapaz de controlarlo, pero tras meses usándolo
prácticamente cada día para dar con aquel hada de ojos dorados que lo había
engañado, el chico había comenzado a pillarle el truco y cada vez que lo usaba
se sentía más confiado y expandía los tentáculos de su mente cada vez más lejos
y durante más tiempo sin sentirse especialmente cansado; sin embargo, tenía que
estar bastante concentrado para poder hacerlo y en aquella taberna había
demasiado ruido.
El chico dejó de intentarlo por unos momentos, volviendo
en sí.
Bin miró a su alrededor, buscando algún rostro conocido
porque de aquella forma era mucho más fácil para él viajar de mente en mente,
usando a alguien primero como plataforma para moverse, no teniendo que
concentrarse tanto; sin embargo, estaban demasiado lejos de casa y los rostros
conocidos hacía miles de kilómetros que escaseaban. Bin nunca había estado tan
lejos de su ciudad natal, pero aquella misión lo había llevado hasta los
confines de Fantagio… todo porque se había quedado prendado de aquellos ojos de
color dorado del ser que debía capturar y finalmente lo había dejado escapar,
sin saber realmente el motivo.
El chico se odiaba con todas sus fuerzas porque había
caído en el hechizo de aquella hada, había caído en el embrujo de sus ojos
dorados y, antes de que se diera cuenta, lo había dejado escapar. Nunca antes
le había pasado, nunca antes había fallado en una misión, por eso había salido
en busca del ser, para arrestarlo y llevarlo hasta el lugar en el que debería
de estar desde hacía meses, siendo juzgado por todo lo que había hecho. Si no
se hubiera dejado engañar, Bin seguiría en casa y no tendría que haber salido
en su busca, acompañado de JinWoo, quien a veces se comportaba más como su
niñera que como su compañero.
Pero Bin se había jurado que atraparía a MinHyuk y eso
era lo que haría, le costara más o menos, tuviera que recorrerse cada rincón de
Fantagio o no.
Por eso, el joven volvió a concentrarse y volvió a
expandir los tentáculos de su mente con determinación, rozando las conciencias
de los demás, escuchando atentamente cada pensamiento que se les cruzara por la
cabeza. Su determinación hizo que aquella vez no se desconcentrara con el ruido
ni con la variedad de pensamientos, algunos muy poco agradables, de quienes se
encontraban en el lugar, aguantando todo lo que pudo, tratando de encontrar
alguna pista. Bin estuvo a punto de rendirse en un par de ocasiones, pero
gracias a su perseverancia, rozó la conciencia de un hada que estaba pensando
en él, un hada que conocía a MinHyuk, un hada que sabía dónde se encontraba y
que lo llevaría hasta él.
Bin no pudo evitar la sonrisa que se instaló en su rostro
cuando volvió a los parámetros de su mente. Por fin iba a encontrarse de nuevo
con aquellos ojos dorados y por fin iba a poder completar su misión y volver a
casa.
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