Título:
Baseball time
Autora:
Riz Aino
Pareja: JohnMark
(Johnny + Mark) (NCT)
Clasificación:
PG
Géneros:
AU, sports, fluff, humor
Número de palabras:
871 palabras
Resumen:
Johnny intenta enseñar a su vecino Mark a jugar al béisbol sin dejarse la salud
en ello…
Notas: esto está
inspirado en una escena del programa del Hot & Young Seoul Trip en la que
Johnny se estresa un mundo porque Mark es un torpe jugando al béisbol.
Comentario de autora:
estos dos son unos idiotas de cuidado y siempre me he imaginado escribiendo
algo de ellos de este estilo, probablemente escriba otras cosas más así
distendidas y graciosas. Espero que os guste.
Baseball
time
—Voy a lanzar la bola despacito para
que la veas venir —dijo Johnny—. ¿Estás preparado?
El chico que tenía delante a unos
escasos tres metros, su vecino Mark, asintió a aquello que le había dicho,
preparándose y colocándose en la posición que él le había enseñado horas atrás
para batear la bola que le iba a lanzar con fuerza, pero a escasa velocidad
para que pudiera verla y le diera con el bate de una vez por todas. Llevaban en
aquello desde temprano por la mañana, Mark se había llegado a su casa temprano
aquel domingo y le había pedido que lo enseñara a jugar al béisbol porque lo
había visto en el instituto jugando a través de la ventana y le había parecido
super cool. Johnny ni siquiera había desayunado, simplemente había cogido el
bate, el guante y un par de pelotas de su garaje y había salido de casa para
enseñar a Mark a jugar. Medio dormido como se encontraba, no se había acordado
del detalle de que a su vecino se le daban horriblemente mal los deportes y
solo lo había recordado cuando ya se encontraban en un parque cercano y había
comenzado a enseñarle cómo iba la cosa.
Pero Johnny había decidido que le
iba a dar una oportunidad a Mark de demostrarle que, si se esforzaba durante toda
mañana, podría aprender mínimamente y la cosa no había ido del todo mal.
Primero lo había enseñado a lanzar y, después de practicar y pasarse la pelota
el uno al otro, el chico había aprendido a que la pelota fuera más o menos al
lugar al que la debía de lanzar y Johnny había podido batear sus lanzamientos
un par de veces, así que se encontraba realmente satisfecho con eso, pero…
cuando había pasado a la otra parte, cuando Johnny había decidido que lo mejor
era avanzar y enseñarle cómo batear, todo se había ido al garete.
Horas. Llevaban horas en aquello. Entre
que le había enseñado la posición que debía adoptar y las técnicas sobre cuándo
debía moverse para poder darle a la bola se les habían ido horas y no habían
avanzado nada.
Su vecino Mark seguía siendo la
persona más torpe sobre la faz de la tierra y él se estaba cansando ya de tener
que estar allí fuera tratando de enseñarle cuando encima tenía hambre porque no
había desayunado y la hora del almuerzo estaba a punto de llegar. Lo único que
Johnny quería era que le diera a la puta bola, aunque fuera por casualidad,
para poder largarse de allí ya y dejar las lecciones de béisbol para nunca
jamás porque estaba demasiado frustrado con aquel chico.
—Si le das a la bola te invito a
comer a mi casa —le dijo—, ya sabes lo bien que cocina mi madre, así que, dale
a la bola.
—¡Lo intentaré! —le gritó Mark en
respuesta.
Johnny exhaló un suspiro profundo y
después se colocó él mismo en posición para lanzar aquella pelota tal y como le
había prometido al chico, con fuerza, pero a poca velocidad para que pudiera
verla. Intercambiaron un par de miradas para avisarse mutuamente de que ya
estaban preparados y Johnny lanzó la pelota, rezando a todos los dioses habidos
y por haber para que Mark le diera de una puñetera vez a la pelota. Y pareció
que los dioses lo habían escuchado porque por primera vez en toda la maldita
mañana, su vecino golpeó con el bate la pelota y Johnny habría saltado de
felicidad por ello, pero antes de que pudiera reaccionar, sintió cómo la pelota
que Mark había golpeado con el bate, lo golpeaba a él en la entrepierna con
fuerza.
Un torrente de dolor se extendió
desde su entrepierna por todo su cuerpo, haciendo que se doblara y se sujetara
sus partes con la mano, tirándose al suelo y haciéndose una bolita. Johnny se
arrepintió de todas sus decisiones en la vida, de la decisión de no haber mandado
a la mierda a Mark aquella mañana, sobre todo, de la decisión de hacerse amigo
de su vecino años atrás, porque se habría ahorrado muchos problemas a lo largo
de su vida y en concreto se habría ahorrado aquel dolor infernal.
—¡Lo siento! —le gritó Mark.
—¡Te vas a tu puta casa a comer hoy!
—le dijo él en respuesta—. ¡Por tu culpa ya no voy a poder tener hijos!
—¡Pero si eres gay!
—¡Vete a la mierda, Mark Lee!
Sí. Definitivamente se arrepentía de
todas las decisiones de su vida que lo habían llevado a aquel momento.
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