Título: Nada podía salir mal,
solo estaban bebiendo batidos
Autora: Riz Aino
Pareja: KeonDo (Lee Do +
KeonHee) (ONEUS)
Calificación: NC–17
Géneros: AU, pwp, smut
Número de
palabras:
1.755 palabras
Resumen: realmente, nada podía
salir mal, solo estaban bebiendo batidos… ¿cómo habían acabado así?
Advertencias: básicamente no leáis
esto en presencia de personas porque contiene cosas pervertidas que es mejor
que el resto de personas de vuestro entorno no sepan que leéis. (Aviso que
llevo bastante tiempo sin escribir este tipo de historias, así que estoy algo
oxidada, pero he tratado).
Aclaraciones: inspirado en un inocente
momento que no tiene absolutamente nada de raro pero que mi cabeza convirtió en
algo completamente diferente del capítulo 5 del programa de ONEUS y ONEWE: “Power
Up! Beautiful Snack Bar is Open”.
Notas: historia escrita para
mis queridas Sis, a quienes les conté la maravillosa idea y se quedaron super
locas y encantadas con ella.
Comentario
de autora:
realmente “nada podía salir mal, solo estaban bebiendo batidos” es el título de
mi peli porno (?) (Créditos a mi Sis Ara por decirme esto de lo del título de
la peli porno). Espero que os guste.
—No
sé cómo con la boca tan pequeña que tienes has podido… —murmuró KeonHee,
completamente asombrado.
El
chico que se encontraba con la cabeza entre sus piernas lo miró de forma intensa,
con sus ojos llenos de deseo y, después, con su lengua, lamió todo el erecto
miembro de KeonHee desde la base hasta la punta mientras se lo sacaba de la
boca para dedicarle una sonrisa pícara que hizo que un escalofrío le recorriera
toda la espalda de arriba abajo. Como siguiera así lo iba a volver loco, si es
que no lo había vuelto completamente loco en el transcurso de aquella tarde,
una tarde en la que nada había pasado como debía y en la que KeonHee se había
percatado que el chico que se encontraba ante él era completamente increíble.
Porque
todo había comenzado de una forma en la que nada hacía presagiar que iban a
acabar de la forma en la que habían acabado.
Todo
había comenzado horas atrás con una inocente cita en una cafetería en la que
KeonHee había citado al chico con el que se había pasado unas semanas
mensajeándose a través de una app de citas. Lo había escogido de aquella manera
porque después de todas esas semanas hablando, creía que había conectado con él
de una forma mucho más especial de lo que lo había hecho jamás con otros chicos
que había conocido a través de aquella app. Lo había hecho así porque quería
conocerlo mucho más, porque quería saber más de GeonHak y creyó que una
cafetería en la que vendían todo tipo de batidos sería un lugar normal en el
que no sucedería absolutamente nada pervertido, porque si hubiera querido hacer
algo pecaminoso con él, simplemente le habría dicho de quedar o en su piso o en
un hotel un rato y fin.
Por
eso, KeonHee había pensado en la cafetería cuqui, de estilo pin-up, y por eso
lo había citado en aquel lugar. Nada podía salir mal, porque solo estarían
bebiendo batidos mientras charlaban.
El
chico no se dio cuenta de cuán equivocado estaba de aquello al principio, tan
solo se quedó fascinado por la belleza real de GeonHak, a quien no le hacían
ninguna justicia las fotos que tenía en la app y, sobre todo, su voz profunda
que hacía que la piel se le pusiera de gallina. Era un chico encantador,
maravilloso, precioso y parecía que también estaba un poco enchochado con él
como KeonHee lo estaba de él. En la cita aprovecharon para conocerse un poco
más, tal y como quería que sucediera, hablaron de un montón de cosas de las que
no habían hablado por la app y descubrieron mucho el uno sobe el otro, además,
el ambiente del local acompañaba perfectamente a aquello, por lo que todo iba
siendo completamente perfecto.
Al
menos todo fue así hasta que a KeonHee se le ocurrió hacer un comentario que lo
cambió completamente todo, un comentario que realmente no pensó que fuera
tomado como algo no inocente, pero que hizo que su cita diera un giro de ciento
ochenta grados en un segundo.
Mientras
se bebían el segundo batido de la tarde, KeonHee no pudo evitar fijarse en cómo
GeonHak bebía, sorbiendo una cantidad bastante grande del batido de fresa que
se había pedido y luego lo acumulaba en su boca durante unos momentos antes de
tragarlo. Era algo que él también hacía, pero él lo hacía porque tenía una boca
inmensa, no como GeonHak, que tenía una boca muy pequeñita y eso le llamó
bastante la atención y no pudo quedarse callado.
—Con
la boca tan pequeñita que tienes no sé cómo puedes beber todo eso —murmuró—.
¿Cómo te puede caber tanto?
En
ese momento, GeonHak se permitió unos segundos para tragarse todo el batido y
después le dedicó una sonrisa pícara que hizo que el cuerpo de KeonHee se
estremeciera por completo.
—Puedo
meterme muchas cosas en la boca.
Y
todo había ido cuesta abajo desde ahí.
La
cita cuqui y segura que KeonHee había preparado para que nada saliera mal, para
que no acabaran enredados bajo las sábanas, se fue por completo al garete
porque a partir de aquel momento las miradas fijas, las sonrisas pícaras, las
bromas sexuales y los roces fueron la tónica de ésta y se tornó completamente
tórrida… tan tórrida, que finalmente tuvieron que salir de aquella cafetería
para ir hasta el piso de KeonHee —el que quedaba más cerca de aquel lugar— para
acabar quitándose la ropa nada más entrar a la vivienda y comenzar a comerse la
boca como si no hubiera mañana, hasta que, de alguna manera, habían acabado en
la habitación del chico, completamente desnudos y GeonHak con la cabeza metida
en su entrepierna, jugando con su miembro y metiéndoselo por completo en su
boca, asombrándose de nuevo con él.
—Te
dije que podía meterme muchas cosas en la boca —fue lo que le respondió GeonHak
después de su comentario.
KeonHee quiso
responderle algo, cualquier cosa que no fuera una gilipollez, pero en su mente
todavía se encontraba la imagen que el otro le había proporcionado mientras se
introducía su miembro en su pequeña boca, la sonrisa pícara que le había
dedicado cuando se lo había sacado. Su mente no estaba para contestaciones
ingeniosas en aquellos momentos y el chico no se forzó a ello, porque lo único
que deseaba realmente era continuar con aquello que habían empezado. Continuar
con los besos en los que sus lenguas luchaban por dominarse la una a la otra…
continuar, sobre todo, con la experta lengua de GeonHak jugando con su miembro
y con su boca envolviéndolo, porque aquello era lo mejor que había sentido
nunca jamás.
Al chico no le hizo
falta decir nada, contestar nada, para que GeonHak supiera perfectamente qué
era lo que quería, porque siempre había sido demasiado expresivo y se le notaba
todo.
Así, GeonHak subió por
su cuerpo desnudo, dejando pequeños besos y mordisquitos en su piel a medida
que avanzaba hasta que llegó a su cuello, lugar en el que se entretuvo un poco
más, haciendo que KeonHee no pudiera evitar que los suspiros salieran de sus
labios una y otra vez por el placer, porque la boca de GeonHak hacía maravillas
en él. La última parada del otro chico después de detenerse en su cuello durante
unos momentos, probablemente disfrutando de los gemidos de KeonHee, fueron sus
labios, y el beso que ambos compartieron fue como los anteriores, completamente
desacompasado, porque los dos querían tomar el control de éste, pero a la vez totalmente
excitante.
Sin
embargo, la boca de GeonHak no tardó en abandonar la suya para hacer de nuevo
el mismo camino que antes, pero esta vez descendente, hasta llegar a su
entrepierna y así seguir jugando con su sensible miembro. Este estaba tan
sensible que simplemente con la cálida respiración del otro chico contra él ya
se moría de placer… pero GeonHak no simplemente suspiró sobre su miembro, si no
que siguió donde lo había dejado antes, siguió besándolo, siguió lamiéndolo,
siguió dándole pequeños mordisquitos que le hacían sentir en una nube y, por
último, se introdujo de nuevo su miembro en su pequeña boca derritiéndolo por
completo porque KeonHee no estaba acostumbrado a sentir tantísimo, ninguno de
los otros chicos que le habían hecho aquello era tan bueno.
KeonHee
no tardó prácticamente nada en sentir cómo estaba a punto de alcanzar el clímax
porque todo era demasiado increíble y apenas tuvo tiempo para lanzar una
pequeña advertencia de que el orgasmo se iba a apoderar de su cuerpo para que
GeonHak se separara antes de hacerlo. No obstante, el otro chico no hizo caso a
su advertencia y KeonHee acabó sucumbiendo al placer dentro de la excitante
boca que lo había llevado hasta allí.
Con
su mente y sus ojos nublados por el placer, KeonHee prácticamente no se dio
cuenta de nada de lo que hizo GeonHak hasta que no sintió cómo se había echado
a su lado en la cama y comenzó a besarle el cuello y a mordisquearle después
con el lóbulo de su oreja, juguetón.
—¿Ha
estado bien?
Aquello
fue lo que le cuestionó el chico con su voz grave, un susurro apenas audible
contra su oído. KeonHee todavía tenía la respiración irregular y sus
terminaciones nerviosas mandándole unas sensaciones increíbles a su cerebro,
por lo que tardó unos momentos en contestarle a aquella pregunta.
—Ha
estado increíble —constató, provocando una pequeña risa en GeonHak.
—¿Te
gustaría que continuásemos? —preguntó el otro.
KeonHee
vio por el rabillo del ojo cómo ajustaba su postura a su lado, apoyando el codo
en el colchó y dejando descansar su cabeza en su mano para observarlo de la
misma forma que lo había observado en la cafetería aquella tarde. Una mirada
clara llena de deseo, de un deseo que estaba más despierto que nunca y que hizo
que su cuerpo se volviera a estremecer por ella. Claro que le gustaría
continuar, le encantaría continuar por el resto de la eternidad.
—Por
supuesto —murmuró, esbozando una sonrisa y con una meta clara en su mente—. Pero
esta vez te toca a ti.
—Nada
me gustaría más —respondió GeonHak.
Notas finales:
—Pido perdón al
fandom (en realidad no) por esta historia que no tiene ni pies ni cabeza, pero
tenía que hacerla sí o sí para poder ser feliz (?).
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