Título: Two boys in love
Autora: Riz Aino
Pareja: MinHong (HongJoong + MinGi) (ATEEZ)
Clasificación: R
Géneros: AU, romance, fluff, slight smut
Número de palabras: 1.737 palabras
Resumen: HongJoong se
despierta lleno de caricias y besos proporcionados por el amor de su vida.
Advertencias: mención a relaciones
sexuales no especialmente explícitas; más bien son bonitas, con mucho amorcito
y sin nada de perversión.
Notas: a pocas personas he visto shippeando
a estos dos niños y yo tenía que hacer algo por cambiarlo porque son idiotas y
preciosos los dos juntos.
Comentario de autora: yo tenía
trescientas mil cosas que escribir… pero oye, ¿qué daño me iba a hacer poner
algo de ATEEZ para ver? Pues… mucho daño porque me puse a escribir sobre ellos
en vez de hacer lo que tenía que hacer. Espero que os guste.
HongJoong sintió un escalofrío
recorrer espina dorsal de arriba abajo mientras todavía estaba dormido y
encogió su cuerpo, colocándose en posición fetal y tapándose más con las sábanas
pensando automáticamente, con su cerebro aún apagado y funcionando con el piloto
automático, que aquello que había sentido se debía al frío. No obstante, otro
escalofrío más recorrió todo su cuerpo instantes después y otro más le sucedió
a ese, provocando que el chico comenzara a ser cada vez más consciente de su alrededor,
despertando poco a poco del agradable sueño, dándose cuenta casi inmediatamente
qué era lo que estaba causando que su cuerpo fuera recorrido por escalofríos
que iban siendo más intensos a medida que su mente se iba despejando del sueño:
MinGi. MinGi era el causante de aquellos escalofríos.
Su novio se había despertado antes
que él, algo bastante poco habitual porque al chico le encantaba dormir, y
había decidido que lo mejor que podía hacer era comenzar a dejar pequeños besos
sobre la nuca de HongJoong, descendiendo por su espalda siguiendo su columna
vertebral, aprovechando que la piel de la parte superior de su cuerpo estaba
descubierta. El mayor no se quejaba, era mucho mejor despertar de aquella
forma, sintiendo los labios gruesos de MinGi contra su piel, dejando un camino
de besos por su espalda, rozándola también, de vez en cuando, con su alargada y
puntiaguda nariz, a despertar debido al incesante pitido de la alarma. Muchísimo
mejor, ¿dónde iba a parar?
HongJoong, sintiéndose mucho más
despierto que momentos antes, movió su cuerpo con lentitud, tratando de volver
a hacer que sus extremidades funcionaran tras la noche, girándose hacia MinGi
hasta que fue su otro costado el que estuvo contra el colchón. Solo entonces,
el chico se permitió abrir los ojos, parpadeando levemente varias veces para
acostumbrarse a la nueva luz. La persiana seguía bajada hasta la mitad y las claras
cortinas aún corridas, así que, entraba un poco de luz, pero tampoco demasiada,
la suficiente para poder apreciar el rostro del otro acompañante que se
encontraba sobre su cama. MinGi le estaba dedicando una de aquellas adorables
sonrisas en las que sus pequeños ojos prácticamente desaparecían y lo único que
podía verse era su sonrisa. HongJoong adoraba aquellas sonrisas, así que, se
inclinó hacia delante para poder besarla, un leve y corto contacto que provocó
que MinGi abriera sus ojos y lo mirara algo decepcionado cuando el mayor se
separó de él y volvió a su posición original.
—Buenos días —le dijo HongJoong, su voz aún
tomada por el sueño—. Es una agradable novedad que te despiertes antes que yo.
—Buenos
días —respondió MinGi, volviendo a sonreír, con su grave voz reverberando en
los oídos del mayor y provocando otro pequeño escalofrío en su cuerpo. Probablemente
nunca se acostumbraría a escuchar aquella voz en la cama sin sentirse levemente
excitado por ella—. ¿Te ha gustado este despertar?
—Me
ha encantado.
Aquel
fue el momento de MinGi de acercarse a él para besar sus labios, pero no de la
forma que HongJoong lo había hecho momentos antes, no, un beso de verdad. Sus labios
gruesos se amoldaron perfectamente sobre los finos del mayor y comenzaron a
moverse sobre los suyos hasta que sus lenguas entraron también en contacto y
jugaron la una con la otra levemente antes de separarse.
—¿Esto
también te ha gustado? —le cuestionó el menor, provocando que no pudiera
detener una sonrisa.
—Estás
en mi cama, medio desnudo y besándome para darme los buenos días —comentó
HongJoong—. ¿Cómo no me iba a gustar? Tendría que estar loco.
Tendría
que estar muy loco para que aquello no le gustara. Finalmente, después de
varios meses saliendo juntos y teniendo bastante lío de cosas en el piso de uno
y del otro, noches pasadas en un lugar y otro y cambios constantes de hábitos,
MinGi había accedido a irse a vivir definitivamente con él y con su compañero
de piso SeongHwa e instalarse en su habitación. Había sido lo mejor para los
tres, porque así tendrían que pagar menos dinero de alquiler y, de aquella
forma, HongJoong podía despertar todos los días de su existencia envuelto en
los largos brazos de MinGi o, como aquel día, lleno de suaves y dulces besos.
Sí. Tendría que estar completamente loco si no adorara con toda su alma aquella
situación.
—¿Qué
quieres que hagamos hoy? —le cuestionó MinGi, sacándolo de sus pensamientos—.
SeongHwa no vuelve hasta esta noche…
El
menor le dedicó una sonrisa pícara después de decir aquello, una sonrisa pícara
que se reflejó en el rostro de HongJoong. Su compañero de piso se había ido a
pasar el fin de semana con algunos de sus amigos de la facultad a desestresarse
y ser felices después del periodo de exámenes a la playa y les había dicho que
no iba a regresar hasta el domingo por la noche porque iban a aprovechar todo
el tiempo que pudieran allí. Obviamente, HongJoong y MinGi también habían
aprovechado todo el tiempo allí solos en el piso para pasar un fin de semana
romántico saliendo de la cama solo para lo más estrictamente necesario. La noche
anterior había sido bastante… salvaje. HongJoong sentía que todo su cuerpo
enrojecía violentamente al recordar todo lo que habían hecho sobre aquella cama.
—Estás
pensando en lo de anoche, ¿verdad? —murmuró MinGi, acercándose a él para besar
sus ardientes mejillas—. Cuando yo he pensado en ello creo que se me ha
levantado.
HongJoong
emitió una pequeña sonrisa nerviosa y quiso esconderse en cualquier lugar
alejado de su novio para que éste no pudiera seguir diciéndole aquellas cosas
porque todavía no estaba acostumbrado a ello. El chico no había tenido ninguna
pareja estable, ninguna que le durara más que un par de meses, por lo que no
había vivido situaciones como aquella. HongJoong nunca había vivido con ninguna
de sus parejas, nunca había despertado con ellas en la misma cama abrazándose y
besándose, nunca antes había estado todo un fin de semana junto a estas,
simplemente sintiendo el calor del cuerpo del otro… y, sobre todo, nunca había
jugado con ninguna de la forma en la que lo había hecho con MinGi la noche
anterior mientras le decían que lo amaban.
Los
dos eran muy ruidosos en la cama, no paraban de hablar, de reír, de tocarse y
de lanzar gemidos al aire… era algo que a los dos les encantaba y que a todos
los demás les ponía de los nervios si los escuchaban. De normal simplemente se
decían diversas guarradas o se preguntaban si esto o aquello que estaban
haciendo estaba bien o se marcaban el ritmo de sus encuentros, pero la noche
anterior, además de hacer todo aquello a gran volumen aprovechando que estaban
completamente solos en el piso y que lo que pensaran los vecinos les daba
igual, MinGi le había dicho lo mucho que lo quería por primera vez y HongJoong
no había llorado porque si se hubiera puesto a llorar allí habría sido raro, pero
se había sonrojado de pies a cabeza mientras seguía disfrutando de las
sensaciones que le provocaba el miembro del menor dentro de su cuerpo y se
había abrazado fuertemente a su espalda, escondiendo su rostro en el hueco de
su cuello, sintiéndose la persona más afortunada por tener a MinGi a su lado.
En
aquel momento, HongJoong no había sido capaz de responderle con nada, pero
ahora que recordaba lo sucedido, ahora que MinGi seguía llenándolo de amor
dándole besos por cada zona de su rostro, el chico sintió que contestar a
aquella declaración era lo único que podía hacer. Porque él también estaba
enamorado del chico, estaba enamorado de él hasta las trancas, como nunca antes
le había pasado. MinGi era demasiado especial en su vida y lo quería demasiado.
—Te
quiero un montón, MinGi —murmuró. El menor se alejó de él unos centímetros para
mirarlo a la cara, con una de aquellas adorables sonrisas en su rostro que a HongJoong
tanto le encantaban—. Te quiero de verdad —le aseguró, acercándose para dejar
un pequeño beso sobre la punta de su nariz.
—Diciendo
eso haces que me ponga a cien —le respondió el chico.
HongJoong
rio fuerte y MinGi se echó sobre él, aprovechando su tamaño y su fuerza para
colocarlo de espaldas sobre la cama y comenzar a besarlo con cariño y
dedicación, sus labios amoldándose a los del otro inmediatamente. El mayor llevó
una de sus manos a la nuca del chico y hundió sus dedos en su pelo, mientras
que la otra la pasó por su espalada, acercándolo más a él y provocando que el
beso se profundizara y las lenguas entraran en contacto y jugaran la una con la
otra dentro de sus bocas, hasta que se quedaron sin respiración y tuvieron que
separarse, pero solo se separaron levemente, lo justo para poder volver a respirar
correctamente, aunque sus respiraciones siguieron entremezcladas la una con la
otra.
—Te
quiero —no pudo evitar volver a decir después del beso.
—Yo
también te quiero muchísimo —replicó MinGi, inclinándose de nuevo sobre él para
besarlo una y otra vez.
HongJoong
sonrió dentro del beso feliz, demasiado encantado con todo aquello, demasiado
encantado con los besos de MinGi al despertar, demasiado encantado con lo mucho
que el chico lo quería, demasiado encantado con poder estar con él de aquella
forma y la posibilidad de poder estarlo durante muchísimo tiempo.
Notas finales:
—Probablemente escriba una y otra vez cosas
fluff de estos dos porque de verdad que me encantan un montón juntos y son idiotas
y yo sé que se adoran. Fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario