Título: Oh! My Angel
Autora: Riz Aino
Parejas: PoPang (Jeong SeWoon + Lee GwangHyun) (YDPP)
Calificación: PG–13
Géneros: AU, romance, drama, fantasy
Número
de palabras:
864 palabras
Resumen: GwangHyun no creía que los ángeles
existieran… ¿cómo iban a existir si eran seres totalmente inventados?
Notas: drabble escrito para Kami, a quien le
gustan tanto las cosas de ángeles como a mí. We’re living for this story.
Comentario
de autora:
cada vez que escribo sobre ángeles, demonios o vampiros me doy años de vida a
mí misma porque me encanta un mundo escribir de estas cosas. Espero que te
guste.
Oh! My Angel
GwangHyun siempre había pensado que
todos los seres sobrenaturales no eran más que una sarta de patrañas inventadas
por personas de tiempos antiguos, tratando de darle explicación a fenómenos
extraños que no entendían porque no tenían ningún fundamento científico. Estudiaba
Medicina, era una persona de Ciencias, así que, el chico siempre había sido de
aquellos que, si no veían algo, no lo creían, por lo que, nunca había creído en
ningún tipo de criaturas mágicas o sobrenaturales que poblaban las páginas de
muchos libros, trataran de ser realistas o de fantasía… al menos, así había
sido hasta que el chico vio a un ángel con sus propios ojos.
El día que todo cambió en su vida
drásticamente, GwangHyun se había levantado un poco más tarde de lo que
acostumbraba porque en su móvil que casi tenía más años que él, la alarma no
había sonado y había tenido que salir disparado de la residencia, corriendo por
las calles de Seúl para poder llegar a tiempo a la facultad a primera hora. No
obstante, ese día, todo parecía estar en su contra, desde la alarma hasta los
semáforos en rojo, retrasándolo cada vez más y más. Mientras se había parado en
uno de los semáforos, esperando a que se volviera de color verde para poder
cruzar, el chico había mirado a su alrededor y se había dado cuenta de que,
cerca de él, en el suelo había un montón de plumas blancas, algunas con
pequeñas manchas de color escarlata. GwangHyun se había girado en redondo,
esperando ver que había alguna paloma o alguna otra ave por allí, muerta, pero
lo que se encontró fue otra cosa. En el callejón que había tras él, un poco
hacia la izquierda, algo se había movido, algo con grandes alas blancas.
Llegaba tarde, llegaría muchísimo
más tarde si los semáforos no cooperaban, no tenía tiempo para averiguar qué
narices era aquello… pero movido por algo que nunca supo lo que fue, GwangHyun
se alejó del paso de peatones y se adentró en el callejón, encontrando allí a
un joven demasiado precioso, con unas alas blancas enormes, manchadas de
sangre, envolviendo su cuerpo desnudo, tiritando de frío.
El chico tampoco supo por qué se
acercó a aquel joven, le pasó su abrigo largo para que se tapara y escondió dentro
de éste sus alas, para después llevarlo consigo a su habitación de la
residencia y cuidar de él, curándole las heridas, en lugar de llamar a
emergencias, a la policía, a la ambulancia. GwangHyun pareció moverse de forma
completamente automática haciéndose cargo de aquella curiosa e inexplicable
situación y… con el paso del tiempo, se alegró muchísimo de que hubiera hecho
las cosas así, porque si hubiera actuado como se suponía que debía haberlo
hecho por sentido común, GwangHyun nunca habría descubierto que el mundo estaba
lleno de ángeles.
El joven que había recogido y
cuidado era un ángel, un ángel de verdad, cuyas alas crecían de unas pequeñas
protuberancias en su espalda, que había descendido del cielo a la Tierra y que
había sido atacado por un demonio. GwangHyun jamás había creído en los seres
sobrenaturales, pero se había topado con un verdadero ángel. Aquel había sido
el punto de inflexión en su vida, un punto de inflexión que lo había hecho
creer en lo sobrenatural, de mano de aquel ángel que, cada día que pasaba junto
a él, le contaba más y más cosas sobre su vida y sobre el mundo en el que
vivía, haciendo que se interesara más y más sobre aquello y sobre aquel
hermosísimo ángel de voz dulce, melosa, que hacía que sus oídos se derritieran
de placer cada vez que hablaba.
GwangHyun casi ni se dio cuenta de
que se enamoraba más y más cada día que pasaba junto al ángel al que cuidaba,
solo se percató de ello cuando éste le dijo que gracias a sus cuidados se había
recuperado de sus heridas perfectamente y que debía volver al lugar al que
pertenecía. Aquello le abrió un angustioso agujero en el lugar en el que su
corazón antes latía alegremente cada vez que estaba junto al ángel, pero el
chico entendió que ambos procedían de dos mundos completamente diferentes, dos
mundos que no debían cruzarse más de lo necesario y que había sido lo
suficiente privilegiado ya por poder ver y amar a un ángel.
Lo único que le pidió al ángel antes
de que éste se marchara, fue que le dijera su nombre y éste le dedicó una
sonrisa encantadora que iluminó su rostro antes de responder:
—SeWoon.
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