domingo, 30 de junio de 2019

[Drabble] Love Is... YDPP: Oh! My Angel {PoPang}


Título: Oh! My Angel
Autora: Riz Aino
Parejas: PoPang (Jeong SeWoon + Lee GwangHyun) (YDPP)
Calificación: PG–13
Géneros: AU, romance, drama, fantasy
Número de palabras: 864 palabras
Resumen: GwangHyun no creía que los ángeles existieran… ¿cómo iban a existir si eran seres totalmente inventados?
Notas: drabble escrito para Kami, a quien le gustan tanto las cosas de ángeles como a mí. We’re living for this story.
Comentario de autora: cada vez que escribo sobre ángeles, demonios o vampiros me doy años de vida a mí misma porque me encanta un mundo escribir de estas cosas. Espero que te guste.

Oh! My Angel

            GwangHyun siempre había pensado que todos los seres sobrenaturales no eran más que una sarta de patrañas inventadas por personas de tiempos antiguos, tratando de darle explicación a fenómenos extraños que no entendían porque no tenían ningún fundamento científico. Estudiaba Medicina, era una persona de Ciencias, así que, el chico siempre había sido de aquellos que, si no veían algo, no lo creían, por lo que, nunca había creído en ningún tipo de criaturas mágicas o sobrenaturales que poblaban las páginas de muchos libros, trataran de ser realistas o de fantasía… al menos, así había sido hasta que el chico vio a un ángel con sus propios ojos.


            El día que todo cambió en su vida drásticamente, GwangHyun se había levantado un poco más tarde de lo que acostumbraba porque en su móvil que casi tenía más años que él, la alarma no había sonado y había tenido que salir disparado de la residencia, corriendo por las calles de Seúl para poder llegar a tiempo a la facultad a primera hora. No obstante, ese día, todo parecía estar en su contra, desde la alarma hasta los semáforos en rojo, retrasándolo cada vez más y más. Mientras se había parado en uno de los semáforos, esperando a que se volviera de color verde para poder cruzar, el chico había mirado a su alrededor y se había dado cuenta de que, cerca de él, en el suelo había un montón de plumas blancas, algunas con pequeñas manchas de color escarlata. GwangHyun se había girado en redondo, esperando ver que había alguna paloma o alguna otra ave por allí, muerta, pero lo que se encontró fue otra cosa. En el callejón que había tras él, un poco hacia la izquierda, algo se había movido, algo con grandes alas blancas.

            Llegaba tarde, llegaría muchísimo más tarde si los semáforos no cooperaban, no tenía tiempo para averiguar qué narices era aquello… pero movido por algo que nunca supo lo que fue, GwangHyun se alejó del paso de peatones y se adentró en el callejón, encontrando allí a un joven demasiado precioso, con unas alas blancas enormes, manchadas de sangre, envolviendo su cuerpo desnudo, tiritando de frío.

            El chico tampoco supo por qué se acercó a aquel joven, le pasó su abrigo largo para que se tapara y escondió dentro de éste sus alas, para después llevarlo consigo a su habitación de la residencia y cuidar de él, curándole las heridas, en lugar de llamar a emergencias, a la policía, a la ambulancia. GwangHyun pareció moverse de forma completamente automática haciéndose cargo de aquella curiosa e inexplicable situación y… con el paso del tiempo, se alegró muchísimo de que hubiera hecho las cosas así, porque si hubiera actuado como se suponía que debía haberlo hecho por sentido común, GwangHyun nunca habría descubierto que el mundo estaba lleno de ángeles.

            El joven que había recogido y cuidado era un ángel, un ángel de verdad, cuyas alas crecían de unas pequeñas protuberancias en su espalda, que había descendido del cielo a la Tierra y que había sido atacado por un demonio. GwangHyun jamás había creído en los seres sobrenaturales, pero se había topado con un verdadero ángel. Aquel había sido el punto de inflexión en su vida, un punto de inflexión que lo había hecho creer en lo sobrenatural, de mano de aquel ángel que, cada día que pasaba junto a él, le contaba más y más cosas sobre su vida y sobre el mundo en el que vivía, haciendo que se interesara más y más sobre aquello y sobre aquel hermosísimo ángel de voz dulce, melosa, que hacía que sus oídos se derritieran de placer cada vez que hablaba.

            GwangHyun casi ni se dio cuenta de que se enamoraba más y más cada día que pasaba junto al ángel al que cuidaba, solo se percató de ello cuando éste le dijo que gracias a sus cuidados se había recuperado de sus heridas perfectamente y que debía volver al lugar al que pertenecía. Aquello le abrió un angustioso agujero en el lugar en el que su corazón antes latía alegremente cada vez que estaba junto al ángel, pero el chico entendió que ambos procedían de dos mundos completamente diferentes, dos mundos que no debían cruzarse más de lo necesario y que había sido lo suficiente privilegiado ya por poder ver y amar a un ángel.

            Lo único que le pidió al ángel antes de que éste se marchara, fue que le dijera su nombre y éste le dedicó una sonrisa encantadora que iluminó su rostro antes de responder:

            —SeWoon.





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