martes, 9 de julio de 2019

[One Shot] 비 내린 후에 (After the Rain) {TenCas}


Título: 내린 후에 (After the Rain)
Autora: Riz Aino
Pareja: TenCas (Ten + Lucas) (NCT)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, hospital, drama, romance
Número de palabras: 1.916 palabras
Resumen: “noticias de última hora. Ha habido una explosión de gas en la gasolinera de Yeoeuido, los edificios circundantes han sido desalojados y hay varios heridos graves entre los transeúntes que pasaban cerca del lugar. Éstos están siendo trasladados al hospital más cercano…”.
Aclaraciones: no tengo especialmente idea de las cosas relacionadas con la medicina y los hospitales, todo mi conocimiento deriva de las series y doramas de médicos que he visto a lo largo de mi vida.
Notas: historia escrita para Celia, que ganó uno de mis maravillosísimos juegos de Twitter.
Comentario de autora: cuando me puse a planear esta historia tenía bastantes ganas de escribir un poco de drama y en el momento estaba viendo un dorama de médicos, así que, salió solo. Espero que os guste.


“Noticias de última hora. Ha habido una explosión de gas en la gasolinera de Yeoeuido, los edificios circundantes han sido desalojados y hay varios heridos graves entre los transeúntes que pasaban cerca del lugar. Éstos están siendo trasladados al hospital más cercano…”.


            La televisión encendida de la sala de espera de Urgencias era el sonido de fondo que se podía escuchar en el lugar, opacado prácticamente por el ruido de las sirenas de las ambulancias llegando una detrás de otra o el ajetreo de camillas y de personal médico observando a aquellos que llegaban, dividiendo a los pacientes según la gravedad de las heridas que presentaban y buscando las soluciones más rápidas para estabilizarlos y así poder seguir atendiendo a los que llegaban. Las Urgencias del hospital eran un completo caos y Ten se veía totalmente sobrepasado con la cantidad de personas que estaban entrando, siendo la primera vez que sucedía una catástrofe como aquella mientras él se encontraba de guardia.

            No obstante, el interno trataba de mantener la calma, trataba de hacer su trabajo de la forma en la que le habían enseñado y trataba de atender a todos los pacientes que llegaban y necesitaban de su atención. Los primeros minutos fueron demasiado caóticos, pero poco a poco se fue serenando y haciendo las cosas automáticamente, como si fuera un robot… al menos hasta que en una de las camillas pudo ver una silueta conocida. Ten se quedó paralizado por unos momentos, con su mente funcionando a toda velocidad, poniéndose una y mil excusas para no aceptar que quien estaba allí, tumbado, con quemaduras por toda su piel y algunos cristales clavados en su carne, era su novio YukHei. Sin embargo, cuando se acercó hasta el lugar en el que yacía, inconsciente, y a la espera de que se le empezaran a realizar los primeros tratamientos, la realidad cayó sobre él y el chico no pudo evitar comenzar a llorar, con una angustia dentro de su pecho insoportable.

            Ten dio un par de pasos, lentamente, hacia la camilla, con su vista borrosa por completo y las manos temblando, queriendo hacer cualquier cosa para curarlo, pero no pudiendo realmente obligar a su cuerpo a hacer lo que quería. Antes de poder llegar al lado de su novio, un cuerpo se interpuso entre ambos, el cuerpo de Kun, su antiguo compañero de clase y su amigo, que había entrado junto a él a aquel hospital.

            —Yo me encargo, ve a tratar a otros —le dijo, de forma seria, sin siquiera mirarlo.

            Ten quiso protestar, quiso alejarlo de YukHei para ser él quien lo tratara, porque él lo iba a hacer mejor que nadie porque era la vida de su novio la que estaba en juego; pero a la vez, también sabía que lo mejor que podía hacer en aquel momento era alejarse porque no podía pensar con claridad y podía alejarse sin ningún temor porque sabía que Kun iba a hacerlo mejor que nadie. Por ese motivo, al final Ten trató de recomponer su compostura para seguir ayudando y salvar todas las vidas posibles, porque ese era al fin y al cabo su misión como médico.

~

            La noche ya hacía bastante tiempo que había caído sobre la ciudad de Seúl y el hospital se había normalizado un poco, el caos finalizando cuando todos los heridos terminaron de llegar y fueron atendidos de emergencia. En las últimas horas Ten se había dedicado a seguir atendiendo a los heridos más graves para estabilizarlos, enfocándose al máximo posible en su cometido y tratando de no pensar en YukHei, sabiendo que si no lo habían avisado era porque debía de estar bien. Sin embargo, había momentos en los que no podía evitar distraerse un poco pensando en cómo estaría su novio y en si debía ir a visitarlo unos minutos para cerciorarse de que estaba bien. Ten finalmente acababa desechando aquellos pensamientos para centrarse en lo que tenía que hacer, hacerlo bien y acabar lo más pronto posible su turno para poder ir a ver a YukHei sin sentirse culpable por haber desatendido a los demás pacientes.

            Para cuando finalmente pudo acabar, era noche cerrada y Ten estaba demasiado cansado después de todas las horas que había echado aquel día en el hospital y todo el estrés del accidente y el caos vivido. Había visto demasiada sangre, demasiadas quemaduras, demasiados cristales clavados en los cuerpos de los pacientes, había tenido que dar fe de algunas muertes y había salvado de estados críticos a un par más. Estaba agotado física y mentalmente, pero en cuanto se quitó la bata en los vestuarios, fue hasta la planta en la que se encontraba su novio, encontrándose en la habitación compartida con Kun, haciendo un chequeo a los pacientes de aquel lugar. Ambos se dedicaron un saludo silencioso y Kun le indicó con la cabeza la cama en la que se encontraba YukHei.

            Después de dedicarle un “gracias” apenas formulado, Ten se dirigió hacia la cama que estaba más cerca de la ventana para ver cómo estaba su chico, hallándolo profundamente dormido sobre ella, lleno de vendas bajo las cuales se debían encontrar todas sus heridas y quemaduras. El corazón se le encogió dentro de su pecho al verlo de aquella forma, pero Ten veía que se encontraba estabilizado, así que, trató de no estresarse demasiado y simplemente se sentó en la silla que había al lado de la cama y dejó escapar un suspiro profundo de alivio, rozando con las yemas de sus dedos el pelo de YukHei, desordenado, quemado en algunos lugares, desigual. Cuando se viera, estaba seguro de que se echaría a llorar porque siempre había sido mu presumido y probablemente estaría más preocupado por su aspecto que por el daño que se había hecho.

            Un poco después de haberse sentado, comenzó a sentir cómo la cabeza le pesaba, cómo todo su cuerpo le dolía y cómo sus ojos se iban cerrando poco a poco, queriendo dejarse vencer por el sueño reparador que necesitaba porque al día siguiente necesitaba volver a estar bien para trabajar. Ten se resistió todo lo que pudo al sueño, pero probablemente acabó dando una pequeña cabezada porque se despertó repentinamente por el tacto de una mano en su hombro y casi gritó por el sobresalto que le había producido, al final no lo hizo porque se dio cuenta de que era Kun el que le había puesto la mano en el hombro.

            —Vamos a casa a descansar, que mañana va a ser otro día movido —le dijo el chico.

            Ten lo observó durante unos segundos en silencio, queriendo decirle que era mejor que se quedase allí con YukHei por si éste despertaba y necesitaba cualquier cosa, pero al final, acabó asintiendo a su petición, sabiendo perfectamente que sino descansaba no iba a poder rendir al día siguiente. Por eso, se despidió de su novio a pesar de que éste siguió durmiendo tranquilamente y luego salió del hospital con Kun. Afuera, estaba lloviendo y había tormenta, como si fuera el fiel reflejo de cómo se sentía Ten por dentro, y el chico agradeció muchísimo que Kun lo llevara hasta casa en su coche porque se habría empapado esperando al último autobús de la noche y luego caminando hasta casa el trecho desde la parada.      

~

            A la mañana siguiente se despertó mucho más temprano de lo que acostumbraba, después de dar muchas vueltas en la cama pensando en YukHei y durmiendo fatal por ello, pero algo había descansado. En la cocina se encontró con SiCheng, su compañero de piso, que siempre se levantaba tempranísimo para ir a la facultad y estuvo hablando con él un rato sobre lo que había sucedido el día anterior en el hospital y el motivo por el cual YukHei no había pasado por el piso aquella noche. SiCheng le prometió antes de coger sus cosas y salir para clase que iría al hospital en cuanto acabaran en la facultad y Ten se lo agradeció infinitamente porque así podría estar un poco desconectado del estado de YukHei, sabiendo que SiCheng estaba junto a él.

            Ten desayunó un poco, aunque tenía el estómago cerrado y después se fue para el hospital. Aprovechando que tenía el turno de tarde aquel día también, podría pasar la mañana con YukHei y podía ver cómo se encontraba sin tener que desatender a sus demás pacientes de aquel día, por eso, cuando llegó, lo primero que hizo fue ir hasta la habitación en la que se encontraba YukHei, hallándolo despierto aquella vez, hablando con su voz profunda con DongYoung, uno de sus compañeros médicos, hasta que se percató de su presencia en la habitación y le dedicó una de sus encantadoras sonrisa, una sonrisa que calmó un poco toda la angustia que había acumulado desde el día anterior.

            —¿Cómo estás? —le preguntó al chico, acercándose hasta él.
            —Me siento como si me hubiera estallado la gasolinera en la que trabajo justo al lado —le respondió YukHei, tratando de hacer una broma. Ten le respondió a la broma con una mueca y su novio se puso serio—. La verdad es que me duele absolutamente todo, pero estoy bien.
            —Está completamente estabilizado —le dijo en ese momento DongYoung, sin levantarla vista siquiera de los informes—. Lo vamos a dejar en observación un par de días y vendrán a cambiarle las vendas y a curarle las heridas un par de veces al día, después podrá volver a casa tranquilamente porque vive con un médico y un enfermero en ciernes y en el hospital necesitamos camas libres.

            Ten se mordió la lengua para no comenzar a pelearse con DongYoung, como siempre hacían, y simplemente chasqueó la lengua antes de hacerle el vacío y sentarse en la silla l lado de la cama de YukHei, esbozando una sonrisa cálida, contento porque su situación no fuera grave y porque pudiera volver a casa lo más pronto posible. Podría haber sido muchísimo peor la situación de lo que lo había sido, al fin y al cabo, y Ten estaba contento por ello, porque aunque habían sido unas horas un poco angustiosas, al final todo estaba bien y eso era lo que contaba.













Notas finales:
—Definitivamente, no soy de dramas, pero una lo intenta porque el drama también es algo que debo dominar (?) Y después de esto me han dado unas ganas inmensas de montarme un mini–serial o algo de esta gente en el hospital y sus relaciones y todo eso y… lo mismo me pongo y lo hago cuando acabe un par de cosas.


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