jueves, 25 de julio de 2019

[Chapter 5] Love Game {Varias}


Chapter 5

            Aunque pareciera que no, la vida de RenJun era muy dura. Era de los pocos en su grupo de amigos y en el equipo de beisbol que tenía un poco de cabeza y normalmente se encargaba de que las cosas no se desmadraran demasiado; también, junto con SeungMin, era el asesino a sueldo cada vez que, normalmente DongHyuck, pero también Eric y Felix, se pasaban de la raya con sus idioteces. Pero aquello no era nada realmente, aquello era vivir en el cielo rodeado de ángeles en comparación con lo que era lo peor —y a la vez mejor— que hacía que su vida fuera demasiado dura y que el chico quisiera tirarse por la ventana… JaeMin. La lástima era que aquellas cabañas no levantaran un palmo del suelo y su intento de suicidio quedaría ridiculizado, pero aquel día, a RenJun le daban muchas ganas de quitarse de en medio pronto.


            ¿Por qué? ¿Qué era lo que había pasado? ¿Qué había cambiado para que hubiera un contraste tan grande entre el día anterior que había sido normal y tranquilo y ese día en el que RenJun quería tirarse por la ventana? Algo que en realidad era bastante común que le pasara, aunque la razón era distinta por completo a otras ocasiones.

            Porque RenJun estaba totalmente acostumbrado a que JaeMin le pidiera abrazos, le robara besos, jugara con su oreja o le lanzara miraditas sugerentes a cualquier hora del día, en cualquier lugar y el cualquier momento —incluso durante los partidos o los exámenes había pillado a su novio más de una vez y más de dos lanzándole miradas sugerentes—; pero RenJun no estaba nada acostumbrado a que detrás de estas cosas hubiera un motivo oculto. JaeMin se comportaba de aquella forma porque eran novios… pero aquel día que lo hacía todo tan diferente a anteriormente, se comportaba así porque había visto algo que RenJun no deseaba que hubiera visto, al menos no mientras estaban de campamento y rodeados de sus amigos.

            Porque aquella mañana, RenJun se había despertado con una erección entre sus piernas que no había podido mantener oculta a los ojos de JaeMin y, desde entonces, el otro chico no había parado de tratar de camelárselo. Durante el desayuno había tratado de meterle mano debajo de la mesa y RenJun solo había podido pegar un salto y alejarse de él lo más rápido posible para que la cosa no fuera a mayores, creyendo que en el entrenamiento el chico simplemente se centraría en el juego y no en él y se le acabaría olvidando todo. Obviamente, había sido un iluso. Y RenJun estaba avergonzado. Y quería tirarse por la ventana. Y, definitivamente, lo que no quería era saltarse el almuerzo por encerrarse en la cabaña junto a JaeMin mientras no había nadie alrededor, pero allí estaba.

            Porque hacía tan solo dos días el chico les había dicho a sus amigos que no quería que su primera vez fuera en las duchas con todos ellos alrededor… pero no había dicho nada de que no quisiera que fuera en la cabaña mientras todos ellos estaban almorzando.

            —Jaem… —murmuró cuando el chico cerró la puerta a sus espaldas—. Tengo hambre, deberíamos estar comiendo con todos…
            —Yo también tengo hambre… —dijo JaeMin en respuesta—. Hambre de ti…
           
El chico había dicho aquello con una expresión super seria en su rostro y tratando de mostrarse sensual y RenJun sintió que su reacción debía haber sido estremecerse de los pies a la cabeza por aquello, pero no pudo hacer otra cosa más que soltar una carcajada de lo más profundo de su ser.

            —Jaem… pls… ¿qué estamos, en un anime yaoi?
            —Lo siento —respondió el chico, esbozando una de sus encantadoras sonrisas—. Es que he estado viendo mucho anime yaoi últimamente… para… documentarme… —murmuró, algo más bajito—, como en mi casa hay un cortafuegos para los sitios de porno y la graduación está a la vuelta de la esquina…

            Con aquellas palabras, al contrario que anteriormente, RenJun sí que sintió un pequeño escalofrío recorrer su cuerpo. Porque ambos se habían hecho la promesa de que después de la graduación, después de que fueran libres del instituto y mayores de edad en toda regla, tendrían su primera vez juntos y JaeMin estaba tratando de documentarse para que todo fuera bien y no se convirtiera en un fiasco. A pesar de que el chico fuera un pervertido sin remedio, RenJun podía ver las buenas intenciones que había detrás de aquello y se sintió un poco conmovido.

            —No tienes que preocuparte por nada —le dijo—. Es mejor que no te documentes con animes yaoi y que dejemos que las cosas fluyan a su ritmo y según queramos y sintamos.
            —Por algo eres el listo del grupo —murmuró JaeMin, ampliando su sonrisa.

            A RenJun le encantaban las sonrisas de JaeMin, le encantaban demasiado, por lo que no pudo contener las repentinas ganas que le dieron de besar aquella sonrisa y simplemente se acercó al chico y con su mano derecha le acarició la mejilla antes de inclinarse hacia él y darle un beso corto, pero agradable, un beso que llevaba bastante tiempo queriendo darle pero en las últimas semanas no habían tenido oportunidad de estar a solas de aquella manera —y cuando lo habían estado, el día anterior después del entrenamiento, SeungMin había lo arruinado apareciendo de repente—, un beso con el que le decía lo mucho que lo quería… ya que RenJun con las cosas cursis como decir “te quiero” no se llevaba especialmente bien.

            —Me gusta mucho cuando me besas de esta manera —murmuró JaeMin contra sus labios cuando se separaron—. Muchísimo —repitió, dándole un beso corto en la boca.

            Después de aquello, el chico lo tomó de la mano para guiarlo hasta la cama de debajo de la litera que estaban compartiendo en aquella cabaña, con una sonrisa pícara y dulce a la vez a la que RenJun no pudo evitar responder de la misma forma. Se dejó arrastrar por su novio sin poner ningún tipo de oposición porque, de todas maneras, estaban solos y ninguno de sus amigos los iba a molestar hasta que no acabara la hora del almuerzo, así que, podían seguir besándose una y otra vez, tranquilamente sobre el colchón sin ningún problema. Por eso, ambos se colocaron en la cama, tumbados el uno junto al otro, frente a frente, muy cerca, tan cerca que absolutamente toda la superficie de sus cuerpos estaba en contacto.

            —Te quiero mucho, RenJun —murmuró JaeMin en ese momento.

            RenJun se sintió feliz por aquella confesión y acercó su rostro al del chico para darle otro beso profundo y cálido, lleno de todo el amor que sentía por aquel muchacho que había hecho que su vida fuera maravillosa desde que se había mudado a Corea años atrás —la había hecho muy complicada también, mucho más complicada de lo que a RenJun le habría gustado, pero aunque a veces quisiera tirarse por una ventana, estar con JaeMin merecía muchísimo la pena—. RenJun realmente lo adoraba, adoraba al chico que tenía entre sus brazos y que le devolvía el beso con la misma intensidad que RenJun se lo daba. Probablemente su vida sería mucho más fácil si JaeMin no se hubiera acercado a él el primer día que había llegado nuevo al instituto y le hubiera dicho en un chino totalmente equivocado y adorable que quería ser su amigo, pero también sería de lo más aburrida porque al chico le habría faltado un sol que iluminase su vida por completo.

            Siguieron besándose, tomando pequeños descansos para poder recuperar un poco la respiración antes de continuar y para mirarse a los ojos y sonreír un poco avergonzados. Habían hecho aquello muchas veces a aquellas alturas, muchas veces se habían encerrado en el cuarto de JaeMin o en el de RenJun con la excusa de hacer las tareas de clase o de estudiar y se habían besado hasta que sus labios se habían vuelto completamente hinchados, pero todavía sentían un poco de vergüenza por aquello. RenJun no podía imaginarse cómo JaeMin podía estar buscando en animes yaoi cómo seguir adelante con aquello si solo con eso los dos se ponían rojos como tomates y no por el calor.

            —¡Huang RenJun! ¡Na JaeMin! ¡Tengo una cosa muy importante que discutir con vosotros! —una voz potente muy conocida para ambos, seguida por el sonido de la puerta de la cabaña al abrirse los hizo dar un salto y alejarse el uno del otro, pero su amigo DongHyuck ya los había visto tal y como estaban—. Ups. Lo siento. Seguid con lo vuestro —dijo, para después cerrar la puerta de la cabaña.
            —Te dije que estarían haciendo manitas —se escuchó a Jeno decir desde fuera—, que al menos llamaras a la puerta para que les dieras tiempo a vestirse.
            —Vestidos estaban —replicó DongHyuck.

            RenJun no pudo evitar soltar una carcajada y JaeMin lo siguió en esta. Sus amigos no tenían remedio ninguno y, al menos, durante lo que durara el campamento parecía que no iban a poder tener muchos momentos para ellos solos entre unas cosas y otras.

            —¿Deberíamos salir a ver qué quieren? —le preguntó JaeMin después de que la risa remitiera.
            —Yo por mí los dejaba ahí fuera toda la tarde… pero luego me tildan de mal amigo —dijo él.
            —Anda, vamos a ver —respondió el chico, pero antes de levantarse de la cama le dio un beso corto en los labios.

~~

            Hacía dos días que había pasado todo. Dos días en los que HyunJoon no había podido evitar pasarse todo el rato dándole vueltas en su mente a lo ocurrido, dándole vueltas para ver cómo podía solucionar aquello, cómo podía hacer para que todo volviera a ser como debía; sin embargo, por más que lo pensaba, al chico no se le ocurría absolutamente nada y estaba bastante frustrado por todo. Frustrado porque no podía —más bien no quería— comprender el motivo por el cual SunWoo lo había besado aquella noche en el bosque. HyunJoon entendía que el chico pudiera haber estado muy asustado y que por ello lo sujetara fuertemente y le clavara las uñas, también que se apretara fuertemente contra su cuerpo para que lo protegiera de los fantasmas. HyunJoon entendía todo aquello, pero no entendía el por qué de aquel beso… y pensar en ello hacía que se sintiera incómodo y algo asustado.

            Pensar en SunWoo, verlo en las comidas o en los entrenamientos, cruzarse con él en la cabaña, estar simplemente a su alrededor, hacía que el chico se sintiera así, porque en su interior hervía algo y HyunJoon no tenía ni idea de lo que era. Solo se le ocurrían las mismas cosas una y otra vez… y no quería que éstas fueran la respuesta final a todos los quebraderos de cabeza que llevaba teniendo desde aquella noche.

            El chico suspiró profundamente y dejó caer su cabeza hacia atrás, para mirar el cielo. El cielo era de un color azul intenso aquel día, un azul salpicado de pequeñas motas de blanco, nubes delgadas que no opacaban aquel intenso color y un sol enorme y dorado que iluminaba aquel cielo. Si SunWoo hubiera estado allí con él, probablemente habría sacado el móvil y le habría hecho veinte fotos al cielo y a él. HyunJoon cerró sus ojos y sacudió su cabeza con fuerza. No quería pensar en SunWoo, quería un poco de paz, por eso se había alejado de todos sus amigos, de todos sus compañeros de equipo y se había dirigido a aquel lugar del campamento en el que no había ni una sola alma, para estar tranquilo y para no pensar de ninguna de las maneras en SunWoo.

            Pero allí se encontraba, dedicándole todos sus pensamientos al chico, incluso cuando no estaba pensando en el beso. Oh. Ahí iba de nuevo. HyunJoon suspiró de nuevo y abrió sus ojos, sobresaltándose al hacerlo y gritando incluso.

            —Pero… ¿¡qué cojones!? —dijo.

            Cuando había abierto los ojos, se había encontrado sobre él, en lugar del cielo azul intenso que había estado observando antes, el careto de su amigo Eric. Obviamente no se lo había esperado allí, estaba en la otra punta del campamento, pero sobre todo, jamás se habría imaginado que nadie le hiciera algo como aquello. Su corazón estaba latiendo dentro de su pecho a toda velocidad del maldito susto que le había dado y HyunJoon tenía unos instintos asesinos muy grandes que no sabía si su amigo iba a ser capaz de esquivar.

            —Estabas tan metido en tu mundo que quería ver si te asustaba —dijo el chico, sentándose a su lado—, y lo he conseguido.
            —Vete a la mierda —murmuró él, pegándole en el brazo fuertemente a Eric. Este se quejó, pero HyunJoon ignoró su queja.

            No tenía ganas de estar con él, no tenía ganas de estar con nadie, así que, simplemente se levantó del suelo, dispuesto a encontrar otro lugar en aquel campamento que le sirviera de refugio hasta que éste acabara, para no toparse con ninguno nunca más. Sin embargo, antes de que pudiera dar un paso, la mano de Eric cogiéndolo por la muñeca lo detuvo.

            —¿Qué quieres? —le cuestionó de lamas formas.
            —¿Qué narices te pasa? —dijo en respuesta Eric—. Desde que entramos al bosque estás muy raro, no nos hablas y evitas a SunWoo como si fuera la peste… y luego está SunWoo, que tampoco habla más de lo necesario y cada vez que te mira agacha la cabeza y suspira —contó—. ¿Qué narices os pasó cuando os quedasteis solos en el bosque?

            Con la de cosas que tenían que estar preocupándose todos, con toda la atención que debían de prestarle a aquel entrenamiento en el campamento porque era clave para lo que quedaba de temporada y su amigo había tenido tiempo de fijarse en que algo iba mal con ellos.
           
—Nada —replicó.

            Eric ladeó la cabeza un poco y luego alzó levemente una de sus cejas. Obviamente no se lo había creído. No se lo había creído porque sí que pasaba algo, pasaba algo muy gordo, pero ni siquiera HyunJoon sabía qué era lo que pasaba. Se había sorprendido muchísimo cuando SunWoo lo había besado esa noche, no había entendido para nada por qué el otro, asustado, la única reacción que había tenido había sido besarlo. Tampoco entendía por qué narices no le había desagradado aquel beso y por qué no dejaba de pensar en su amigo, en aquella noche, reviviéndolo todo una y otra vez. No quería entenderlo. Todo iba a la velocidad de la luz en su cabeza y, realmente, lo único que quería hacer era olvidarlo todo, hacer como si aquello no hubiera existido, borrarlo de su memoria. Pero no podía hacerlo, era imposible. Y HyunJoon estaba muy frustrado porque cada vez que veía a SunWoo, lo único que quería hacer era salir corriendo hasta el fin del mundo para no tener que verlo nunca más… y, sin embargo, cada vez que huía, lo único que hacía era pensar en SunWoo. El chico quiso arrancarse los pelos.

            —Me parece que es algo muy gordo —murmuró Eric, sacándolo de sus pensamientos—. Si quieres hablar con alguien… sabes que estoy aquí para ayudarte, ¿no?

            HyunJoon lo miró durante unos momentos, cavilando si era buena idea decirle al boca chanclas de su amigo todo lo que había sucedido y, sobre todo, la confusión que sentía en su interior por todo ello. No tardó mucho en llegar a la respuesta acertada a aquello. No podía decirle absolutamente nada.

            Por eso, HyunJoon simplemente se soltó de su agarre y después echó a andar hacia el campamento, dándole vueltas una y otra vez a todo, pensando de nuevo en lo que no quería pensar, dejándose guiar por sus piernas sin saber realmente hacia dónde iba y sin importarle lo más mínimo si éstas acababan por llevarlo hasta su casa en Seúl. Quizás, era incluso mejor que se fuera del campamento. Así no habría ningún mal rollo, así todo se calmaría un poco y él tendría mucho tiempo para pensar hasta que volvieran a empezar las clases otra vez y tuviera que ver a sus amigos de nuevo, ver a SunWoo de nuevo. Sí. Quizás era eso lo correcto.

            Pensando en cómo podría hacerlo para que los profesores decidieran enviarlo de vuelta a casa, cavilando todas sus opciones, el chico no se dio cuenta de que atravesaba por completo el campamento y de que acababa llegando de forma totalmente automática a la cabaña que compartía con algunos de sus amigos, a la cabaña que compartía con SunWoo, hasta que no entró a ésta y se dio cuenta de que el chico estaba allí, sentado sobre su cama, leyendo un libro tranquilamente, con los auriculares puestos. HyunJoon tardó un momento en reaccionar, tan solo un segundo, el tiempo suficiente para que la puerta se cerrara tras él y sobresaltara a SunWoo.

            Los ojos oscuros del chico lo miraron fijamente y HyunJoon contuvo la respiración. Había tratado lo máximo posible de no coincidir con él, de no encontrarse cerca de él en ningún lado —solo cuando dormían era cuando habían estado mas cerca el uno del otro— pero allí había acabado, solo con SunWoo en la cabaña, bajo la inquisitiva mirada de éste. HyunJoon quiso correr, huir de nuevo, salir por la puerta y no volver a entrar hasta que no estuvieran todos dormidos, pero antes de que pudiera siquiera volver a respirar de nuevo, el chico vio cómo la mirada de SunWoo se retiraba de su rostro y cómo un color rosáceo comenzaba a adornar sus mejillas y la punta de sus orejas, siendo visible incluso sobre su moreno tono de piel, mucho más acentuado por las horas bajo el sol que pasaban entrenando.

            HyunJoon sintió cómo su corazón comenzaba a latir fuerte y rápidamente dentro de su pecho, aunque sin saber el motivo por el cuál lo hizo. el chico tragó saliva porque su garganta se había quedado repentinamente seca y estaba comenzando a respirar de forma entrecortada, como si acabara de correr una maratón y estuviera completamente sin aire. ¿Qué narices le pasaba? SunWoo volvió a girar su cabeza hacia él y abrió su boca, como si quisiera decirle algo. La cabeza de HyunJoon iba a toda velocidad, tratando de averiguar qué era lo mejor que podía hacer, cómo podía salir de allí, huir antes de que el otro pudiera decir algo que hiciera que todo se volviera todavía peor.

            —HyunJoon… —comenzó SunWoo, con voz suave, un tono de voz que casi nunca había utilizado y que lo hizo sobresaltarse aún más.

            No. No quería escucharlo. No quería saber lo que quería decir. No quería que le dijera nada, no quería que le diera ninguna excusa, ninguna explicación. HyunJoon tenía miedo. Miedo de lo que le pudiera decir, miedo porque no sabía qué era lo que éste pudiera decirle. Por eso, simplemente volvió sobre sus pasos antes de que SunWoo pronunciara una palabra más y salió de la cabaña como alma que llevaba al diablo, importándole muy poco el portazo que dio la puerta al cerrarse, importándole nada que Felix y JiSung estuvieran al pie de las escaleras y que éstos lo saludaran. Él simplemente necesitaba escapar de allí.




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