jueves, 18 de julio de 2019

[Chapter 4] Love Game {Varias}


Chapter 4

Felix se encontraba en posición, esperando, observando a los que eran sus contrincantes en aquel mini partido para terminar el entrenamiento de la tarde. Samuel estaba preparado para lanzar la última bola y Felix tenía los ojos fijos en él, pero también los tenía fijos en Eric, el bateador de su equipo. Miraba a uno y a otro de forma intermitente, determinando si debía correr a por la última base para así ganar o no. Era bastante rápido, era el mejor robando bases de todo el equipo y solo necesitaba que Eric bateara un poco más fuerte aquella bola para poder correr hasta la última base. Samuel lanzó en ese momento la pelota y tan solo un par de segundos después, Eric le daba con una fuerza increíble con el bate, mandándola lejos del alcance de aquellos que debían recogerla. Felix ni siquiera vio esto, simplemente comenzó a correr en cuanto escuchó el sonido claro y potente de la bola contra la madera del bate y salvó la distancia entre las bases, tirándose al suelo para llegar incluso antes, temiendo que la bola llegara antes que él a aquel lugar.


            Felix llegó a la base antes que la pelota y vio cómo Eric saltaba feliz cerca de él, pero el chico no podía estar feliz porque de repente lo invadió un fuerte dolor en el pie izquierdo y no pudo contener el pequeño grito que lanzó antes de llevarse sus manos a su pie, agarrándose el tobillo. Al caer sobre la base se lo tenía que haber doblado seguro. El chico pudo notar cómo a su alrededor se arremolinaban sus compañeros de equipo, preguntándole preocupados cómo se encontraba, si se había hecho mucho daño, si estaba bien o no. Felix intentó hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para no echarse a llorar porque le estaba doliendo demasiado y tratar de hacer que sus compañeros no se preocuparan tantísimo por él.

            —Estoy bien, estoy bien… —consiguió decir al final—. Estoy bien. Solo me he doblado el pie al caer en la base, nada que no me haya pasado antes.

            Pero, aunque aquello le pasara a menudo cuando entrenaban o incluso en partidos, a Felix le seguía doliendo muchísimo en aquellos momentos y, además, sabía que esa noche la iba a pasar con un dolor terrible hasta que a la mañana siguiente amaneciera algo mejor. Tendría que dejar el pie lo más quieto posible un par de días al menos para poder volver a robar bases como si no hubiera pasado nada.

            —¿Puedes caminar?

            La voz de JiSung, su capitán, sonó por encima de la del resto de sus compañeros de equipo y Felix lo vio agacharse junto a su pie para mirarlo a ver qué pinta tenía lo que se había hecho, después, con sus dedos tocó la zona dolorida. El chico tuvo que apretar sus dientes para no chillar y JiSung obviamente vio su expresión de dolor.

            —Vale, súbete a mi espalda —fue lo que dijo el otro justo después—. Hay una caseta en el camping que es una enfermería, te llevo.

            Felix quiso protestarle, quiso decirle que él podía perfectamente caminar y no necesitaba ser llevado a caballito por nada del mundo, pero la mirada seria que le dedicó JiSung no le dio lugar a protestas. No le estaba diciendo aquello como uno de sus mejores amigos, se lo estaba diciendo como el capitán del equipo que era responsable de su bienestar y que no podía dejar que se hiciera más daño del que se había hecho, por lo que Felix simplemente suspiró profundamente antes de responder con un asentimiento de cabeza. JiSung le dedicó una pequeña sonrisa y después se colocó en posición para que pudiera subirse a su espalda. A Felix lo ayudaron a levantarse del suelo entre GuanLin y SeonHo y él mismo, apoyándose solo sobre el pie derecho, se impulsó para subir a la espalda de JiSung. Inmediatamente después de estar sobre ésta, rodeó con sus piernas la cintura de su amigo y éste lo sujetó de las piernas antes de colocarse derecho.

            —¿Podéis recoger el equipo y avisar al profesor de que estamos en la enfermería por si esto es más grave y tenemos que ir al hospital? —les dijo a los demás.

            Los chicos le aseguraron que se encargarían de todo y, solo entonces, comenzó a andar alejándose del campo de entrenamiento. Felix se tuvo que agarrar con sus manos a los hombros de JiSung porque el movimiento lo pilló totalmente desprevenido y sintió cómo se iba un poco hacia atrás.

            —Cuidado —murmuró JiSung—. No es necesario que te hagas más daño.
            —Lo siento —respondió Felix en un susurro apenas audible y después escondió su rostro en el cuello del chico, avergonzado.

            No es que aquella fuera la mejor situación. Normalmente, cuando alguno de los chicos se hacía daño —o él mismo cuando se lo hacía en el colegio— alguno de sus compañeros simplemente lo ayudaba a caminar, haciendo que se apoyara en su hombro y poco más, por lo que Felix se sentía un poco extraño al estar montado en la espalda de JiSung por algo como aquello. Alguna que otra vez se había subido a ella y a las de los demás de su grupo de amigos para hacer el idiota, pero aquello era algo un poco distinto y, obviamente, Felix se sentía totalmente distinto subido a la espalda de JiSung… de aquella forma tan íntima, por llamarlo de alguna forma, sintiendo además las manos del chico agarrando fuertemente sus piernas.

            Era extraño.

            No hacía demasiado tiempo que se sentía extraño cuando se encontraba junto a JiSung, no había comenzado hacía mucho, solo se sentía extraño junto a su amigo desde un poco antes de las vacaciones de verano, un poco antes de los exámenes. Realmente ni siquiera se acordaba de qué era lo que lo había desencadenado, solo atendía a saber que estando a solas con JiSung, no podía evitar que su corazón latiera rápidamente dentro de su pecho. Por eso, los minutos que duró el paseo sobre su espalda hasta que llegaron a la enfermería Felix se sintió muy avergonzado por el rápido golpeteo de su corazón, creando un ruido que se debía de escuchar al otro lado de aquel campamento.

            Al llegar a la enfermería, JiSung le comentó brevemente a la señora que había en la recepción lo que le había pasado a Felix sin darle tiempo al chico a decir ni una palabra y ésta simplemente asintió con su cabeza y le indicó con la mano que pasara a través de la única puerta que había en el lugar, así que el chico lo hizo. Al traspasar la puerta, lo único que se encontraron fue en una habitación grande con varias camillas separadas por cortinas cutres y un par de armarios grandes. A Felix le recordó vagamente a la enfermería del instituto y supuso que todas las enfermerías de aquel país debían ser de aquella forma.

            —¿Qué tenemos aquí? —cuestionó una mujer joven en cuanto entraron.
            —Estábamos entrenando y se ha doblado el pie —comenzó a explicar de nuevo JiSung—. Antes de traerlo lo he mirado a ver qué pinta tenía y no parecía ser muy grave, pero no soy un experto.
            —Déjalo sobre aquella camilla —le respondió ella, señalando la que estaba más cercana. JiSung lo dejó suavemente sobre el colchón y después se hizo a un lado, haciendo que Felix de repente tuviera algo de frío porque toda la calidez del cuerpo del chico lo había abandonado de pronto—. A ver —la médica se acercó hasta Felix y lo tomó del pie que tenía un poco hinchado. Aquello hizo que el chico apretara sus dientes un poco por el dolor que le había sido enviado por todo su sistema nervioso—. No parece que tengas un esguince —comentó mientras lo toqueteaba—, pero estaría bien que no lo movieras mucho para evitar que te hagas más daño. Te voy a poner una venda apretada, ¿vale? —Felix asintió—. Si sientes que te corta la circulación te la puedes quitar, pero déjatela unas horas al menos.

            Y después de decir aquello simplemente la mujer buscó una venda y le quitó la zapatilla y el calcetín para envolverle el pie bien fuerte y después le volvió a colocar todo. Cuando la mujer terminó, JiSung se volvió a acercar a él para cargarlo en su espalda y ambos se despidieron de ella y emprendieron de nuevo camino, pero esta vez en dirección a las cabañas, en completo silencio, tal y como habían hecho el camino hacia la enfermería del camping. A Felix no le molestaba el silencio, pero era bastante raro que JiSung no hubiera rellenado aquel silencio todavía porque odiaba demasiado estar callado.

            —¿Sucede algo? —tuvo que preguntarle, lleno de curiosidad—. No me has hablado desde que salimos del campo.
            —No sucede nada… —replicó JiSung rápidamente, tan rápidamente que Felix no tuvo ninguna duda de que sí pasaba algo.
            —Nos conocemos desde hace tres años, Han JiSung —dijo—. Sé que pasa algo, dímelo.

            El silencio volvió a caer sobre ellos como una pesada roca mientras seguían avanzando hacia las cabañas y Felix se sintió un poco incómodo en aquel silencio porque ahora su mente no paraba de pensar en que sucedía algo y que JiSung no quería decirle lo que era.

            —Es solo… —dijo finalmente el chico—, no me gusta que os hagáis daño en los entrenamientos o en los partidos… no me gusta que tú te hagas daño…

            Y el corazón de Felix se saltó un latido al escuchar su respuesta, dio un vuelco dentro de su pecho y después comenzó a latir tan fuerte y tan rápido que JiSung lo debió de notar contra su espalda.

~~

            DongHyuck eran un gran amante de la comida, adoraba comer todo tipo de cosas, cada plato que se le ponía por delante era devorado sin piedad, rápidamente, sin dejar tiempo a que la comida se enfriara siquiera; pero, sobre todo, adoraba muchísimo comer después de un entrenamiento completamente agotador. No obstante, aquella noche en la cena, DongHyuck no estaba devorando la comida como siempre hacía, sino que le daba pequeños bocados a esta mientras observaba fijamente a sus amigos. ¿Por qué había cambiado sus hábitos alimenticios tan de pronto? Porque sus amigos estaban raros. Y no solo raros. RAROS. Con mayúsculas. Tenían la palabra “raros” escrita en la frente, como si fuera un cartel inmenso con cada una de las letras hechas con luces de neón, tipo a los que señalaban los moteles de carretera.

            Algo estaba pasando entre ellos, algo que al chico se le había escapado y le carcomía la curiosidad por saber qué era. Además, ese algo había tenido que pasar entre la noche anterior y a lo largo de aquel día, porque durante el viaje en el autobús no había pasado absolutamente nada fuera de lo común. Y DongHyuck estaba completamente intrigado porque prácticamente no había habido tiempo para que nada pasara, pero habían tenido que pasar miles de cosas porque sus amigos estaban raros.

            SunWoo y HyunJoon ni se miraban ni se hablaban, no es que antes hubieran sido muy habladores, pero solían pasarse el tiempo juntos haciéndose compañía en sus silencios y desde la noche anterior, cuando le habían gastado aquella broma a SunWoo y HyunJoon había desaparecido en combate, no se habían acercado. Era como si hubiera entre ellos un palo con las puntas afiladas que los separaban y no podían estar juntos porque si no se pinchaban; pero a pesar de aquello, a pesar de que no se acercaban, DongHyuck se había dado cuenta de que se echaban miradas de soslayo el uno al otro cuando el contrario no miraba y eso lo tenía completamente intrigado. Le preguntaría a Eric sobre qué era lo que podía haber pasado porque, a parte de él mismo, era el único que parecía haberse dado cuenta de aquello.

            Después, DongHyuck también se había percatado de que SeungMin estaba evitando al máximo a HyunJin y aquello, obviamente era muy raro, porque salían juntos y porque generalmente estaban lanzándose miraditas llenas de amor o sonriéndose el uno al otro como idiotas. No obstante, en aquella cena SeungMin se había sentado con los niños de primero y estaba super tranquilo ignorando a HyunJin mientras éste parecía mortificado, probablemente tratando de averiguar qué era lo que había hecho que había puesto a SeungMin de aquella forma. DongHyuck también se lo preguntaba. Porque SeungMin era un mal bicho con todos ellos, siempre planeando sus asesinatos, pero con HyunJin era un trocito de pan encantador y al chico le extrañaba.

            Y, por último, JiSung y Felix.

            Bueno, en realidad lo de JiSung y Felix venía de largo. Hacía meses que DongHyuck se había dado cuenta de que esos dos se traían algo raro entre ellos. Siempre buscándose, siempre mirándose, siempre sonriendo como gilipollas. Estaba seguro al cien por cien de que los dos se gustaban mutuamente pero como eran idiotas rematados no se habían dado ni cuenta. No obstante, aquella noche su comportamiento era un poco diferente… como si hubieran comenzado a ser un poquito conscientes de lo que el otro sentía. Y DongHyuck se sentía terriblemente intrigado por saber qué era lo que había sucedido entre ellos.

            Entre ellos y entre todos los demás. Los únicos que no habían cambiado nada su comportamiento habían sido RenJun y JaeMin, que seguían siendo igual de empalagosos juntos y Jeno, que parecía no darse cuenta de nada, aunque estaba todo delante de sus narices.

            La cena al final acabó y DongHyuck no había ni terminado su plato porque se había pasado todo el rato tratando de averiguar qué pasaba entre todos sus amigos. Ni siquiera habló de camino a las cabañas a pesar de que le encantaba hablar más que nada, perdido en sus pensamientos, dándole vueltas a cuáles podían ser los motivos por los que todos sus amigos estaban raros. Tan perdido estaba en ellos que hizo todo de forma completamente automática cuando llegaron a su cabaña, se puso el pijama casi sin ser consciente de que se lo había puesto y después se metió en la cama también si percatarse de ello. Solo se dio cuenta de todo lo que había hecho cuando el profesor entró a su cabaña para verificar que estuvieran todos allí y durmiendo.

            Después de aquello, DongHyuck se dio cuenta de que se había estado comiendo la cabeza durante horas solo y que necesitaba compartir sus pensamientos con alguien porque sino no podría dormir aquella noche y dormir era lo segundo que más le gustaba después de comer, así que, por eso, el chico se levantó de su cama de puntillas, tratando de hacer el mínimo ruido posible para no despertar a los niños, y después subió hasta la cama de arriba, donde dormía Jeno y se tumbó en el colchón junto a él, despertándolo casi al instante.

            —Hyuck, ¿qué coñ…? —preguntó el chico, pero le tapó con la mano su boca para que no siguiera hablando.
            —Tengo algo muy importante que contarte, así que, atiende y escucha —le susurró.

            En la oscuridad de la cabaña apenas podía ver el rostro de Jeno a pesar de que lo tenía a escasos centímetros del suyo, pero sintió en su mano cómo el chico asintió con su cabeza y entonces DongHyuck retiró la mano de su boca y comentó a contarle en susurros todo aquello de lo que se había dado cuenta durante la cena, que había sido mucho, porque necesitaba contárselo y porque necesitaba saber qué era lo que él pensaba de todo aquello ya que no era parte de ninguna de las movidas —también se lo contaría a JaeMin y a RenJun en cuanto pudiera para que ellos lo supieran igualmente, pero como solo compartía la cabaña con Jeno, en aquel momento solo podía contar con él para todo aquello y, obviamente necesitaba muchas más opiniones, no solo las del despistado que tenía en la cama junto a él—.

            —¿Qué piensas? —le preguntó una vez hubo terminado de contarlo todo—. ¿Crees también que están pasando cosas raras?
            —Hyuck… —murmuró Jeno—. Es muy tarde y tengo sueño… ¿no podemos hablar de esto mañana?
            —No, no —respondió DongHyuck—. Sino no voy a poder quedarme dormido esta noche. Tenemos que compartir teorías.

            El chico escuchó cómo Jeno suspiraba profundamente después de decirle aquello y, aunque sabía perfectamente que no estaba siendo más que un incordio para su amigo y que lo único que éste quería era que lo dejara dormir tranquilo de una maldita vez, DongHyuck no podía darle ese lujo porque no había pasado nada interesante en su grupo de amigos desde que HyunJin y SeungMin estaban flirteando el uno con el otro. Aquellos meses le habían dado una vidilla inmensa a su triste vida de instituto y ahora que había algo cociéndose con todos sus amigos necesitaba como agua de mayo aquello.

            —Vale —murmuró Jeno—. ¿Te cuento lo que pienso sobre todo esto y me dejas dormir? —le propuso.
            —Perfecto —accedió, contento de que por fin Jeno le diera bola.
            —Es un trato, luego no digas que no me dejas dormir, así que, promételo.

            Jeno se removió en la cama para sacar uno de sus brazos y, en la oscuridad de la cabaña el chico estuvo buscando hasta dar con la mano de DongHyuck para hacer sellar la promesa que acababan de hacer con sus dedos meñiques. DongHyuck no pudo evitar reír quedamente ante aquella acción porque desde que conocía a Jeno —y de eso hacía ya mucho tiempo— éste siempre había hecho aquello cada vez que hacía una promesa con alguien. Seguía haciéndolo a pesar de que tenían allí todos ya dieciocho años y en pocos meses acababan su último curso de instituto.

            —Eres un crío —murmuró.
            —Me da igual —replicó el otro chico—. Ahora no puedes romper tu promesa.
            —No tenía intención…
            —Nunca se sabe —dijo rápidamente, haciendo que DongHyuck volviera a reír quedamente para no despertar a los otros dos ocupantes de la cabaña—. Bueno, te cuento lo que pienso.
            —Soy todo oídos.
            —Creo que SeungMin debe de estar mosca por algo que haya hecho HyunJin y por eso no le habla —comenzó. Hasta ahí bien, era lo que DongHyuck también pensaba—. Creo que Felix y JiSung deberían de salir juntos de una vez por todas y dejarse de gilipolleces —DongHyuck también estaba de acuerdo con aquello—. Y no tengo ni zorra de qué ha podido pasar con HyunJoon y con SunWoo, pero si quieres que averiguarlo, mañana me uno a tus investigaciones, ahora, déjame dormir tranquilo.

            Antes de que DongHyuck pudiera replicarle a lo que había dicho, Jeno se dio la vuelta en la cama para ofrecerle la espalda, cerrándose en banda y cumpliendo su parte del trato. Le había dicho lo que pensaba de todo aquello y ya era libre para dormir de nuevo. DongHyuck se sintió tentado a romper su parte del trato, porque quería seguir debatiendo sobre aquello, teorizando sobre qué era lo que había pasado con sus amigos para que estuvieran todos así; pero decidió que era mejor no hacerlo y dejar tranquilo a Jeno por una vez. No obstante, en lugar de bajarse a su cama, el chico decidió que no tenía ganas de hacerlo y simplemente se metió debajo de las sábanas y se pegó a la espalda de su amigo para dormir con él.

            —Buenas noches, Jen… —susurró.
            —Na nit, Hyuck —murmuró en respuesta Jeno.
















Notas finales:
—Na nit es como normalmente nos decimos mis sis y yo buenas noches y es una mezcla de (bue)na(s noches) y (Good)night. Na nit. Espero que os sirva esta clase magistral de lenguaje de sis a español (?)




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