Chapter
2
JaeMin
se tiró sobre el suelo de hierba del campo de entrenamiento, jadeando mientras
trataba de recuperar la normalidad en su respiración, sudando y con los
músculos de sus piernas adoloridos porque lo había dado todo en aquella última
carrera del mini partido que habían jugado todos para dar por finalizado aquel
primer entrenamiento después de su llegada al campamento. A su alrededor oía
los vítores del resto de los que habían sido sus compañeros de equipo en
aquella ocasión, pero el chico había cerrado sus ojos y no podía verlos, aunque
probablemente estarían saltando por el resto del campo. Solo esperaba que a
ninguno se le ocurriera echarse encima de él, como solían hacer en los partidos
de verdad… aunque no tuvo caso que lo deseara. Unos momentos después, sentía el
cuerpo de alguien sobre el suyo, aplastándolo.
—¡Eres
el mejor, Jaem! —dijo la voz de Jeno, confirmándolo como el responsable de
habérsele echado encima.
—Quita,
quita —JaeMin abrió sus ojos y comenzó a empujar al otro chico para que se
dejara de tonterías y se le quitara de encima.
Pero
Jeno no se le quitó de encima, sino que fue aún más capullo y llamó a sus
compañeros de equipo que estaban más cerca para que le saltaran encima también
y, al final, el chico tuvo que bregar con tener sobre él el peso de Jeno,
HyunJin y Eric. Le dolía todo el cuerpo del viajecito en autobús y se había
sobrepasado de emoción en el entrenamiento y encima le pasaba aquello… al día
siguiente no se iba a poder mover, eso lo tenía claro.
—¿¡Podéis
moriros!? —les dijo, con una última exhalación de aire.
Los
chicos que se encontraban encima de él se miraron los unos a los otros y, sin
decirse una sola palabra, acordaron que lo mejor que podían hacer era hacerse
los muertos sobre él y dejar caer sobre JaeMin todo su peso sin contenerse.
JaeMin no pudo evitar entonces soltar un quejido y acumular en su interior unas
terribles ganas de asesinarlos a los tres. Se quedaría sin tres amigos, pero
habría valido la pena porque se habría quitado a unos grandes pesados de
encima, literal y figuradamente.
—Venga,
venga —dijo entonces JiSung—. El entrenamiento ya ha acabado, vamos a las
duchas y a comer.
JiSung
hizo valer su autoridad como capitán por una vez sin tener que alzar la voz
ante la mención de una buena ducha que relajara sus músculos y la cena, porque
estaban todos hambrientos y cansados y aquello era lo único que necesitaban.
Tan solo unos segundos después de que el chico les dijera aquello, los tres
idiotas que le habían saltado encima se quitaron de en medio y corrieron hacia
los vestuarios raudos y veloces, sin esperar a que JaeMin pudiera levantarse
del suelo, sabiendo perfectamente que si lo hacía les iba a dar a cada uno lo
que se merecían, una buena patada en el lugar de sus cuerpos que más dolía sin
ningún miramiento o un buen puñetazo en la cara, lo que mejor viera.
—¡Eso!
¡Corred antes de que os pille! —les gritó JaeMin, incorporándose y sentándose
en el suelo—. ¡Que como os pille lo que vais a comer será mi puño!
JaeMin
escuchó la característica risa de JiSung a su lado después de gritarle a sus
amigos y que estos no se dieran por aludidos siquiera y siguieran corriendo alejándose
del campo de entrenamiento y en dirección a los vestuarios. El chico se puso de
morros y en cuanto JiSung lo vio, dejó de reírse y le tendió la mano para
ayudarlo a levantarse del suelo. JaeMin le dio las gracias y después se sacudió
los pantalones que por el entrenamiento habían acabado bastante asquerosos,
llenos de manchas de tierra y verdín de la hierba, igual que la camiseta.
Cuando volvieran a casa estaba seguro de que su madre le cantaría las cuarenta
por haberse manchado tantísimo y le diría que era mejor tirar aquella ropa y
comprarle otra antes que gastar tiempo y detergente tratando de sacarle
aquellas manchas. El chico sacudió su cabeza para dejar de pensar aquello. Lo
único en lo que debía pensar era en vengarse de sus amigos, era lo mejor en lo
que podía pensar en aquellos momentos.
—Vamos
a las duchas —le dijo JiSung, esbozando una sonrisa—. O solo nos dejarán agua
fría.
JaeMin
asintió y luego ambos comenzaron a andar en la misma dirección en la que habían
salido los otros tres despavoridos, siendo los últimos en salir del campo de
entrenamiento. Por el camino ambos charlaron de las estrategias que habían
puesto en funcionamiento aquella tarde y JiSung le contó que para el día
siguiente tenía un par más listas que podían salvarlos de cualquier situación
adversa en un partido importante, que las había estado discutiendo días antes
junto a SeungMin y éste le había dado unas ideas increíbles. A JaeMin todavía
se le hacía bastante raro que su amigo fuera el capitán del equipo aquel año,
porque hasta hacía tan solo unos meses ambos eran simplemente jugadores que a
veces se unían para hacerle bromas a su ex–capitán ChangBin. Era bastante
curioso que hubiera acabado obteniendo aquel puesto y JaeMin sabía que los
demás se sentían de la misma forma que él, sin poder creerse que él fuera su
capitán y por eso eran incapaces de hacerle el caso que éste les pedía durante
algunos momentos.
—El
otro día estuve hablando con ChangBin sobre el equipo —le dijo, a unos pocos
metros de llegar a los vestuarios para darse una ducha, como si le hubiera
leído la mente y hubiera sabido que estaba pensando en el mayor—. Porque no sabía
si lo estaba haciendo bien o no realmente y me dio algunos consejos también.
—Se
le echa de menos —murmuró JaeMin—, pero lo estás haciendo muy bien como
capitán, Han JiSung.
Le dio una palmada en
el hombro después de decir aquello animándolo y, antes de que ambos se pusieran
sentimentales, simplemente echó a andar de nuevo, entrando a los vestuarios en
encontrándose lo primero con una escena bastante curiosa, ya que RenJun le
hacía una llave en el cuello a Eric, sujetándolo con fuerza a pesar de que el
otro era muchísimo más alto que él. JaeMin no pudo evitar sonreír al ver
también cómo Jeno y HyunJin estaban con sus manos al cuello, doloridos. RenJun
se había cobrado la venganza que él clamaba por haberlo aplastado tras el
entrenamiento. Era maravilloso tener alguien en quien pudiera confiar en el
equipo de aquella forma, así que, con una sonrisa de oreja a oreja caminó hasta
donde RenJun asfixiaba a Eric, pasando por su lado y dándole un pequeño beso en
la mejilla.
—Te
quiero, mi vida —le susurró.
Las
mejillas de RenJun se colorearon de rojo y sus brazos dejaron de usar fuerza,
por lo que Eric se pudo escapar de éstos, poniendo cara de asco porque había
escuchado lo que JaeMin había dicho y llevando sus manos a su cuello, como si
quisiera saber si estaba bien o no. Pero el chico no le prestó especial
atención a Eric, no cuando RenJun estaba ante él todo colorado por lo que le
había dicho. Su novio era cariñoso, pero solía serlo en la intimidad solo,
cuando estaban con sus amigos le daba una vergüenza increíble que JaeMin
siguiera siendo cariñoso con él de la misma forma que lo era cuando estaban
completamente solos y eso a JaeMin le encantaba un mundo, porque un RenJun avergonzado
era un RenJun muy soft.
—Iros
a un motel —les dijo Eric, con asco, pero JaeMin solo le sacó la lengua y no le
hizo más caso.
—Vamos
a la ducha —le propuso a RenJun.
El
chico abrió los ojos como platos y el color rojo de su cara se hizo todavía más
rojo, justo después negó un par de veces con la cabeza y salió corriendo hacia
las duchas y se metió en una de ellas sin que JaeMin pudiera hacer nada más que
sonreír.
—Si
os vais a poner a hacer cositas —murmuró en ese momento Jeno, llamando la atención—,
por favor que sea cuando ninguno de nosotros esté presente.
—No
te preocupes —replicó él—. No quiero que nuestra primera vez sea en las duchas
de un campamento con todos vosotros alrededor.
Su
repentina confesión de intenciones hizo que HyunJin se tapara las orejas no
queriendo escuchar ni una palabra más, que Eric hiciera como que iba a potar y
que Jeno cerrara sus manos con cringe.
JaeMin no pudo evitar sonreír con las reacciones de sus amigos y después
simplemente buscó en su mochila la toalla que se había llevado y se fue hacia
las duchas para darse un reparador baño con agua caliente que destensara todos
sus músculos después de aquella sesión de entrenamiento porque al día siguiente
iban a tener que entrenar mucho más duro y, durante aquella semana, entrenarían
muchísimo y estaba seguro de que acabaría para el arrastre y tendría que
pedirle a Felix, el masajista oficial del reino, que le diera un masaje
completo para poder ser persona de nuevo.
En
la ducha, JaeMin trató por todos los medios de que su cabeza no pensara en
RenJun, porque aquel no era el momento de pensar en él y se entretuvo
rememorando la estrategia que esa tarde JiSung les había dado para que memorizaran.
Era lo mejor.
~~
SunWoo
no era de prestar mucha atención a lo que sus amigos hablaban, porque
normalmente eran gilipolleces varias y el chico estaba demasiado done con ellos; sin embargo, aquella
noche mientras cenaban por primera vez en el campamento, después del primer
entrenamiento de la semana, el chico no pudo evitar estar atento a su
conversación porque de lo que hablaban era algo de bastante interés para él. No
porque le gustara el tema… sino porque le aterraba.
—No.
Ni de coña —se sintió en la obligación de decir, tratando de meter un poco de
luces en las vacías cabezas de sus amigos.
—Pero
será divertido —replicó DongHyuck—. ¿Por qué no?
—Yo
tampoco quiero —dijo JiSung, poniéndose de su parte—, porque los profesores me
han dicho que yo soy el responsable de todos vosotros y que como os pase algo
me la cargo.
—Este
es otro cagado, como SunWoo —comentó Eric, con la boca llena—. Una vez fue con
su hermano mayor YoungHoon y su amigo JaeHyun a una casa encantada y gritó y
lloró como un bebé.
SunWoo
abrió los ojos como platos, mirando hasta al que entonces había considerado uno
de sus amigos. ¿Cómo se había enterado siquiera de aquella historia que había
sucedido tan solo unos meses atrás cuando absolutamente nadie sabía de ella? Le
había rogado a su hermano y a JaeHyun que no se la contaran a nadie porque
tenía una reputación que mantener… pero veía que no había servido de mucho
porque Eric se había enterado de alguna forma y ahora lo sabían todos sus
amigos y a él lo iban a retar a que fuera con ellos a hacer lo que habían
planeado.
—¿Es
eso cierto? —cuestionó Jeno.
—No
—replicó él.
—Pero
si vi un vídeo tuyo chillando por una peluca —soltó Eric, haciendo que SunWoo
apretara los dientes y quisiera asesinar al chico más que nada en el mundo—. Tu
hermano me lo enseñó la última vez que estuve en tu casa.
—Un
vil montaje —respondió.
—Entonces
para probar tu coraje te vienes sí o sí con nosotros al bosque, ¿verdad? —dijo
Felix, moviendo sus cejas de forma sugerente.
Y
allí estaba el reto. Eran tan predecibles. Pero, aunque SunWoo pensó y pensó
excusas para escaquearse de aquella escapada nocturna, no se le ocurrió nada
que no lo dejara en mal lugar, que no lo dejara como un gallina. El chico al
final acabó apretando sus labios en una fina línea antes de asentir con la
cabeza y aceptar aquel maldito reto.
—Iré
con vosotros.
—Maravilloso
—dijo entonces HyunJin—. Vamos todos al final, ¿verdad? —cuestionó.
SeungMin
a su lado se encogió de hombros, pero iría porque donde iba HyunJin iba él y
JiSung negó con la cabeza, tan asustado como lo estaba el propio SunWoo, pero
al final lo arrastrarían hasta allí por más que protestara y chillara que lo
dejaran. HyunJoon ni siquiera había levantado la cabeza de su plato durante
toda la conversación, con los auriculares puestos, pero SunWoo sabía que había
escuchado todo lo que allí había sido dicho porque, aunque pareciera que no
prestara atención, realmente estaba escuchando atentamente y si no había dicho
ni una palabra era porque estaba bastante de acuerdo con la locura que había
sido propuesta.
SunWoo
obviamente no lo estaba, ¿cómo narices iba a estarlo?, pero al final había
pasado por el aro y tendría que ir con ellos a hacer el capullo.
Y
todo aquello había comenzado porque RenJun había contado una de sus historias
de miedo y ese bosque era el protagonista del suicidio de una chica que no
había soportado la presión de su equipo por mejorar y desde entonces se decía
que la chica se paseaba por el bosque por las noches sin luna. Una gran casualidad
que aquella noche no hubiera luna y por eso habían propuesto los sin luces de
sus amigos que podrían explorar el bosque que se encontraba cerca de aquel
lugar para ver si se encontraban con dicho fantasma. SunWoo quería asesinarlos
muy lentamente… para que sufrieran.
Durante
el resto de la cena, SunWoo no dijo ni una palabra, no participó en el resto de
la conversación y se dedicó a comer como si todo aquello no fuera con él, algo
que tendría que haber hecho desde el principio para que no lo hubieran liado.
Cuando
acabaron de cenar, se fueron todos a sus respectivas cabañas y se metieron en
sus camas tras haber acordado la hora de salida después de que el profesor que
los acompañaba hiciera su ronda antes de irse a dormir. Tenían las luces
apagadas, pero SunWoo podía oír perfectamente cómo Felix y Eric seguían
tratando de convencer a JiSung para que fuera con todos ellos al bosque en la
litera de al lado y se estaba poniendo malo nada más pensar en que realmente el
fantasma de la chica del que RenJun había hablado existiera y los matara o algo
así. Probablemente se lo merecerían por haber perturbado su espíritu entrando
allí, pero SunWoo no quería morir porque tenía muchas cosas que hacer antes de
morir, muchísimas y, sobre todo, tenía un montón de cosas que quería decir
antes de morir, a uno de los chicos que se encontraban con él en aquel lugar.
Antes
de que el profesor pasara por su cabaña escucharon cómo se metía en la de al
lado y rápidamente Felix y Eric se callaron para que el hombre no sospechara
que estaban despiertos cuando pasara por allí. Unos minutos más tarde, éste
abría la puerta y los iluminaba a cada uno de ellos con la linterna de su móvil
para comprobar que estaban dormidos, tras unos segundos se iba del lugar
cerrando la puerta. SunWoo miró la hora en su móvil, quedaba todavía media hora
para la hora de la quedada detrás de la cabaña 127, pero sus compañeros de
cabaña estaban demasiado ilusionados con aquella excursión y no pararon de
hablar de lo que iban a hacer durante todo ese rato. Cuando llegó la hora,
HyunJoon se fue asegurando de que nadie se daba cuenta de que salían a
hurtadillas de allí, mientras Eric y Felix tiraban de JiSung y le tapaban la
boca respectivamente para que no chillara. SunWoo simplemente los siguió porque
no hacerlo supondría que todos se aparecieran en su cabaña y lo sacaran de ella
a rastras como a JiSung.
—¿Estamos
todos? —cuestionó JaeMin cuando llegaron finalmente al lugar en el que habían
quedado, mirando por encima y contando cabezas—. Parece que sí, toda la 00’line
está aquí.
—Entonces
vamos para el bosque —dijo DongHyuck—. Let’s girit!
El
bosque no se encontraba muy lejos del lugar, tan solo a unos minutos andando,
lo habían visto aquella tarde dirigiéndose hacia el campo de entrenamiento y no
parecía tampoco excesivamente grande, así que, no debía de haber mucho problema,
aunque estuviera oscuro, porque llevaban sus móviles y sus linternas iluminaban
perfectamente el camino. SunWoo se mentalizaba de que no iba a pasar
absolutamente nada malo, que todo iba a ir bien y que no había ningún fantasma
esperándolos en aquel lugar para echarles una maldición o algo por el estilo; sin
embargo, aunque en el camino le fue bien y nada lo asustó, nada más entrar a
aquel bosque algo le rozó la oreja izquierda y no pudo evitar pegar un brinco y
agarrarse a la persona que tenía más cerca, HyunJoon.
—¿Estás
bien? —le preguntó en un susurró, inmutable.
—Sí,
estoy bien —murmuró, aunque no lo estaba porque su corazón latía a demasiada
velocidad… por diversas cosas.
HyunJoon
lo agarró del brazo y fue tirando de él, animándolo a avanzar cuando se quedaba
parado porque escuchaba algún ruido raro y no quejándose porque de vez en
cuando SunWoo le clavara los dedos, asustado por cualquier cosa que se
encontraran en su camino al interior del oscuro bosque tan solo iluminado por
las linternas de sus móviles. En algún momento de aquel recorrido, SunWoo no
supo cómo pasó, se encontró solo con HyunJoon en mitad del bosque, sin ninguno
de sus amigos a su alrededor y se asustó muchísimo más de lo que ya estaba
porque estaban solos, en un bosque desconocido, de noche y un fantasma de una
niña vengativa podría aparecer en cualquier momento ante ellos para asesinarlos
y convertirlos en fantasmas también a ellos.
—¿Dónde
están los demás? —le preguntó al chico, con su voz temblando casi tanto como su
cuerpo.
—Van
por delante —le respondió éste, girándose hacia él y dirigiéndole una de
aquellas sonrisas pillas suyas—. Les he dicho que nos quedaríamos aquí
vigilando para que si el profesor diera una vuelta más por las cabañas y viera
que no estábamos, avisarles y poder huir
—Gracias…
—murmuró SunWoo, sabiendo perfectamente que el otro chico había hecho aquello
por él, para que no tuviera que seguir adentrándose en el bosque.
Sin
embargo, no le dio tiempo a decir más que “gracias” porque repentinamente un
fuerte ruido se escuchó en el bosque, como si realmente un fantasma hubiera
aparecido en el lugar y estuviera enfadado, un grito espectral que hizo que
sudor frío le cayera por la espalda. SunWoo miró con terror a HyunJoon y éste
le devolvió la misma mirada antes de echar a correr ambos en la dirección
contraria a la que habían escuchado aquel sonido, como si los persiguiera un
demonio. HyunJoon lo agarraba fuertemente de la mano y lo guiaba por aquel
entramado de árboles, esquivando los troncos, pero no pudiendo esquivar todas
las ramas, chocando con algunas y SunWoo sintió los cortes que éstas le hacían
en la piel de su cara, pero aquellos pequeños cortes poco le importaban, le importaba
mucho más que sentía que sus piernas no iban a dar mucho de sí y podía escuchar
todavía los ecos lejanos de aquello y podía sentir cómo algo los perseguía.
Ambos
trastabillaron varias veces, pero no fue hasta la tercera que casi caen de forma
aparatosa y, en ese momento, HyunJoon los guio hasta un árbol con un tronco
enorme e hizo que SunWoo pegara su espalda a aquel tronco, agarrándolo por los
hombros para que no se moviera, con una expresión de completa seriedad en su
rostro observando más allá del tronco. De alguna forma, a pesar del miedo, a
pesar de la carrera, de aquella, la persona que tenía ante él le pareció mucho
más atractiva de lo que ya le parecía cada día de su vida y, sin saber si fue
por la adrenalina o por el miedo a morir o por todo junto, SunWoo se inclinó
hacia delante y besó los labios de HyunJoon por unos momentos antes de darse
cuenta de que acababa de cagarla mucho.
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