Título: Black Rose
Autora: Riz Aino
Pareja: Sejunwoo (SeungWoo +
SeJun) (VICTON)
Clasificación: NC–17
Géneros: AU, mafia, romance, smut, pwp
Número de palabras: 3.190 palabras
Resumen: cuando SeungWoo entra en su despacho y encuentra una rosa
negra sobre su mesa, de inmediato sabe que esa noche va a tener una visita.
Advertencias:
básicamente esto no tiene mucho más allá de sexo explícito y “fights” for
dominance… así, tal cual, no hay más.
Notas: inspirado en aquel capítulo del VICTON’s Born Identity en
el que hacen un juego llamado Seven Running Man y los acontecimientos que
suceden a lo largo de dicho capítulo.
Comentario de autora: básicamente servidora había comenzado a escribir esta
historia en torno a mediados de 2017 y en algún momento se olvidó de su
existencia hasta que, un día, buscando qué era lo que tenía por el ordenador lo
encontró y corrió a acabarlo. Espero que os guste.
SeungWoo se adentró en su apartamento después de un largo
día, sin encender las luces mientras se quitaba los zapatos en la entrada. La
luz de la luna se filtraba por el amplio ventanal del salón, las cortinas no
habían sido corridas antes de salir por la mañana y, en el sofá, pudo
distinguir una silueta, esperándolo. Tragó saliva y después apretó en su mano
el tallo sin espinas de la rosa negra que esa misma mañana había encontrado
sobre la mesa de su despacho, sabiendo a la perfección que la misma persona que
le había dejado aquel regalo era la misma que se encontraba sentado en su sofá.
Llevaba todo el día preparándose para aquel encuentro, pero todavía no había
acabado de asimilar lo que aquello significaba.
Una última vez, una despedida antes de un nuevo comienzo.
SeungWoo dejó aquella rosa negra sobre el pequeño mueble
que tenía a la entrada del apartamento y después caminó a paso lento por el
piso hasta que llegó al sofá, colocándose en frente de la figura que estaba
allí, viendo sus rasgos afilados bajo la luz de la luna, sintiendo un
escalofrío involuntario recorrer su columna vertebral cuando éste le dedicó una
sonrisa pícara. Quiso poner los ojos en blanco para no dar muestra de que aquel
gesto había provocado algo en su interior, pero los ojos del otro se clavaron
en los suyos, por lo que no pudo hacer otra cosa más que mantenerle la mirada
hasta que el otro cerró sus ojos de forma lánguida, sensual, fijándolos
entonces en los labios de SeungWoo.
—No esperaba una rosa negra encima de mi mesa —dijo, tratando
de no dejarse llevar tan pronto por la situación, primero quería aclarar las
cosas—. Una rosa roja es lo que he estado recibiendo todo este tiempo.
—Una rosa roja significa amor y pasión —replicó el otro,
con voz sedosa como el más suave de los terciopelos—. Esos siempre han sido mis
sentimientos por ti, aunque no haya podido expresarlos tanto como me habría
gustado.
—¿Por qué una rosa negra ahora entonces? —cuestionó.
El otro le respondió dedicándole simplemente una sonrisa
pícara antes de envolver con sus piernas su cintura y tirar de él hacia el
sofá, sobre el que cayó de rodillas entre el hueco de sus piernas, con sus
manos a ambos lados de la cabeza del otro, tratando de mantener el equilibrio.
SeungWoo notó una respiración cálida contra su cuello y supo que aquello era el
fin. De inmediato, unos labios suaves se posaron sobre su garganta para
comenzar a besarlo con ansia, provocando que SeungWoo no pudiera evitar lanzar
un débil gemido en forma del nombre de su acompañante, notando una sonrisa
entre los besos.
—Ahhh… SeJun…
SeungWoo se agarró al respaldo del sofá fuertemente,
prácticamente clavando sus uñas en éste mientras la boca de SeJun campaba a sus
anchas por su cuello, entreteniéndose como siempre hacía en sus dos lunares,
aquel que se situaba en el centro de su garganta y aquel otro que se encontraba
en el lado derecho, muy cerca del hueco de su clavícula, justo en la zona donde
era más sensible. SeJun sabía lo que hacer para calentarlo. No tenía que hacer
mucho para ello, simplemente besar su cuello de la forma que le gustaba, de la
forma que hacía que su piel se volviera de carne de gallina de puro placer. Eso
era lo único que debía hacer para que cayera a sus pies… pero SeungWoo nunca se
lo ponía tan fácil.
Se alejó de él usando toda la fuerza de voluntad que poseía,
escuchando salir de los labios de SeJun una pequeña protesta al hacerlo. Le
dedicó una sonrisa pícara, levantando lentamente solo una de las comisuras de
su labio superior y después lo miró a los ojos con deseo contenido. El cuerpo
de SeJun fue recorrido por un escalofrío y SeungWoo se sintió completamente
complacido por aquello, por saber que simplemente con aquello podía excitar al
otro y dejarlo con ganas de más, de la misma forma que éste sabía qué era lo
que tenía que hacer para excitarlo a él.
SeungWoo
se levantó entonces de las piernas de SeJun, alejándose del sofá y caminando
lentamente hacia su habitación, notando cómo solo un par de segundos después
éste se levantaba también y caminaba tras él. Se quedó cerca de la puerta,
esperándolo, para tenderle una emboscada en cuanto SeJun cruzara el umbral,
porque no había respondido a su pregunta, a la pregunta de por qué le había
enviado una rosa negra en lugar de las rojas que acostumbraba y SeungWoo
necesitaba una respuesta antes que nada. Por eso, cuando SeJun apareció tras él
en la habitación, SeungWoo no perdió ni un solo segundo en cogerlo por los hombros
y después pegar su espalda contra la pared, provocando que un quejido mezclado
con un gemido se escuchara resonar en la habitación.
—Sabía que te gustaba el sexo duro —jadeó SeJun,
divertido—, pero no sabía que te fuera esto de empotrar gente contra la pared.
—¿Por qué una rosa negra? —cuestionó de nuevo, provocando
que la diversión de SeJun se esfumara de golpe—. Sé que has venido aquí a
olvidarlo todo y a acostarte conmigo para pasar un buen rato y no pensar en
ello, pero yo necesito respuestas.
—Siempre tienes que estar informado de todo… —murmuró el
menor, bajando su vista, llevando sus dedos hasta los botones de la camisa de
SeungWoo, comenzando a desabrochar los primeros.
—No sería tan bueno en lo que hago si no estuviera
informado de todo —respondió él, agarrando las manos de SeJun, que ya habían
desabrochado los suficientes botones y se intentaban colar por la abertura para
tocar su pecho—. No vas a tocar nada hasta que no me lo digas.
—Estás deseando que te toque —replicó SeJun,
completamente seguro de lo que decía era cierto. Lo era, aquello era obvio,
pero también era cierto que SeungWoo podía dejarlo con las ganas de sexo
aquella noche si no se lo contaba. Por aquello, SeungWoo cambió su expresión y
su rostro adoptó un tono serio que provocó que una expresión de similar
seriedad se replicara en el del menor—. Pero también eres capaz de dejarme sin
sexo si no te lo digo —SeJun suspiró—. No me gustan tus formas de conseguir la
información que quieres, ¿utilizas tus dotes de amante con todos?
—SeJun —advirtió, viendo cómo éste desviaba la
conversación otra vez.
—Está bien… —murmuró el otro—. Lo dejo. Dejo esta mierda
y me voy lo más lejos posible. Donde ninguno de ellos pueda encontrarme.
SeungWoo tragó saliva de forma clara y evidente al
escuchar aquellas palabras, su boca se había quedado repentinamente seca y sus
oídos no daban crédito a lo que acababa de escuchar. No podía ser real. No
podía haber dicho lo que había escuchado porque aquello era una completa
locura, un suicidio. Nadie podía dejarlo, nadie podía escapar de aquel lugar a
no ser que fuera con los pies por delante, nadie se iba de allí sin que algún
otro lo liquidara.
—SeJun… —murmuró, pero no le dio tiempo a decir más que
el nombre del otro, ya que éste siguió hablando.
—Sé que es una locura —le dijo—, pero estoy harto de esta
mierda, estoy harto de la mafia…
Los
ojos de SeJun encontraron los suyos y pudo ver la desesperación que había en
ellos y, bajo esta desesperación, miedo. Sabía perfectamente que tenía escasas
posibilidades de poder irse de allí sin que lo mataran antes, por eso la rosa
negra, por eso la despedida que ésta significaba, por eso aquella noche había
ido allí a buscar en el sexo que SeungWoo le ofrecía el consuelo que necesitaba
antes de llevar a cabo aquello que quería hacer.
—No tienes por qué hacerlo… —susurró SeungWoo, aun
sabiendo que, si había tomado aquella decisión, había sido muy meditada.
—Tengo que hacerlo —replicó SeJun—. Me obligaron a matar
a mi mejor amigo… no quiero que la próxima vez me ordenen matarte a ti.
El corazón de SeungWoo se encogió durante un segundo de
dolor, un dolor intenso que no habría sido provocado ni por mil agujas
clavándose en él. Lo entendía. Entendía perfectamente el miedo de SeJun después
de lo que había sucedido y si él estuviera en aquella posición, probablemente
también se le habría pasado por la cabeza huir. Ser uno de los mejores asesinos
de la organización no quitaba que SeJun fuera realmente una buena persona que
se preocupaba de aquellos a quienes quería. Hacía tan solo un par de semanas
que había sucedido el incidente que había provocado que los jefes lo mandaran
asesinar a SeungSik y SeungWoo se había dado cuenta de que SeJun ya no era la
misma persona después de acabar con la vida de su mejor amigo.
—Puedo ayudarte —murmuró—. Puedo ayudarte a esconderte de
ellos.
—No quiero involucrarte —respondió SeJun—. No puedes
saber nada o si no te utilizarán para encontrarme, te harían demasiado daño y
no podría perdonármelo.
Se miraron a los ojos durante unos segundos y SeungWoo
asintió. No iba a merecer la pena discutir aquello con él porque tenía toda la
razón: cuanto menos supiera, más fácil sería quedarse allí, ya que, si no sabía
dónde se encontraba, nadie podría tratar de acceder a SeJun a través de él.
—¿Qué puedo hacer por ti, entonces? —le cuestionó.
—Fóllame.
La réplica de SeJun llegó a sus oídos cargada de deseo,
por lo que SeungWoo no tardó ni un segundo en complacer aquello, pegándose a su
cuerpo, aplastándolo contra la pared, dejando que sus entrepiernas se tocaran de
forma deliberada mientras se lanzaba a besar y a morder sus labios con ansia,
con desesperación… porque aquella sería la última vez que podría hacerlo,
porque después de aquella noche sus caminos se iban a separar y nada le
aseguraba que pudieran volver a encontrarse. SeJun gimió dentro de su boca cuando
SeungWoo introdujo su lengua en la cavidad ajena y se agarró fuertemente a su
espalda ancha, casi clavando las uñas por encima de la tela de su camisa.
Los besos fueron húmedos y descontrolados, pero no
duraron mucho porque SeungWoo no tardó demasiado en alejarse de SeJun, esta vez
solo lo suficiente para poder recuperar la respiración, caminando hacia la
cama, de espaldas, sabiendo perfectamente dónde ésta se encontraba por la
costumbre, deteniéndose justo antes de que sus gemelos rozaran contra el
colchón. Las manos de SeJun se pusieron sobre sus hombros en ese momento y lo
empujó levemente para hacer que se sentara sobre la cama, SeungWoo se dejó caer
con una sonrisa pícara en su rostro y la camisa prácticamente desabrochada. Con
sus piernas, atrapó el cuerpo de SeJun y lo atrajo hacia él, provocando que
éste cayera sobre él, para después utilizar su fuerza y cambiar las tornas,
dejando a SeJun con la espalda contra el colchón mientras que él mismo acababa
sobre su cuerpo, con sus piernas a cada lado de las caderas del otro, sus
miembros endurecidos rozándose por encima de la tela de los pantalones.
SeJun forcejeó un poco para colocarse sobre SeungWoo,
pero éste comenzó a rozar sus endurecidas entrepiernas, moviéndose adelante y
atrás sobre el otro, provocando que saliera un gemido detrás de otro de los
labios de SeJun y haciendo que finalmente dejara de forcejear y se rindiera. Cuando
lo hizo, SeungWoo aprovechó para desnudarlo poco a poco, desabrochándole la
camisa y quitándosela, desabrochándole también los pantalones y bajándolos por
sus piernas hasta acabar sacándoselos por los pies, dejándolo con solo los
calzoncillos puestos, aunque no estarían ahí por mucho tiempo. Se lamió los
labios secos por la vista que tenía ante él y, después, no tardó ni un segundo
en inclinarse sobre el cuerpo de SeJun para comenzar a besar y lamer cada centímetro
de su piel.
Los jadeos y gemidos de SeJun llenaron el silencio de la
habitación, una habitación que cada vez estaba a mayor temperatura, porque
ambos estaban ardiendo por completo en los brazos del otro. SeungWoo acabó
retirando los calzoncillos del cuerpo de SeJun cuando la punta de su miembro
erecto comenzó a asomar por la gomilla de éstos, goteando de pre–semen, excitado
completamente, mucho más que el suyo que apenas había sido estimulado, pero que
se había ido endureciendo cada vez más y más por los sonidos eróticos que
lanzaba SeJun por su boca. Cuando finalmente estuvo desnudo ante él, SeungWoo
no pudo evitar deleitarse de nuevo con aquella visión, SeJun jadeante en sus
brazos y sin ropa. Lo había visto de aquella forma muchísimas veces, pero
siempre le parecería lo más precioso que podía ver.
SeungWoo perdió la noción del tiempo observando a SeJun
y, éste, aprovechó entonces para usar su fuerza y provocar que rodaran sobre la
cama de nuevo, quedando él esta vez encima del mayor.
—Te dije que me follaras —dijo SeJun, mirándolo fijamente
a los ojos—. No que jugaras conmigo.
Y en tan solo unos segundos, SeJun lo desnudó por
completo sin oposición alguna de parte de SeungWoo y se sentó sobre sus caderas,
rozando aquella vez sus miembros sin ya nada que impidiera el roce directo de
piel con piel. Un gemido conjunto salió del fondo de sus gargantas en aquel
momento debido al placer compartido. No se movieron y casi ni respiraron por
unos momentos, pero cuando pudieron volver a hacer que sus cuerpos funcionaran
correctamente, se miraron a los ojos y SeungWoo supo sin que SeJun le dijera
absolutamente nada, qué era lo que iba a hacer, el fuego de puro deseo de su
mirada, era más que suficiente para saberlo.
SeJun llevó sus propios dedos a su trasero y comenzó a
penetrarse con ellos sobre él, mientras rozaba una y otra vez sus miembros,
provocando estallidos frecuentes de placer que recorrían el sistema nervioso de
SeungWoo de punta a punta, quien no podía dejar de mirar cómo este se penetraba
una y otra vez, deseando cada vez con más ganas que en lugar de montar sus
dedos, montara su miembro para poder sentirse deliciosamente apretado por sus
paredes avanzando más y más en su interior hasta tocar aquel punto que haría
que SeJun se derritiera. Solo de pensarlo, SeungWoo se excitaba más y más.
Cuando pensó que se volvería loco por la espera, SeJun
finalmente sacó sus dos dedos de su trasero con un gemido grave y se colocó
mejor sobre su cuerpo, con las rodillas a ambos lados de sus caderas. Su mano
derecha agarró el miembro de SeungWoo, apretándolo con algo de fuerza,
ejerciendo una presión que lo hizo lanzar un gemido al cargado aire de la
habitación, para después guiarlo hacia su entrada, tanteando con la punta aquel
lugar durante unos momentos, mordiéndose el labio inferior, hasta que
finalmente comenzó a bajar sobre su extensión, de forma lenta, de forma
exquisita, de forma deliciosa, provocando que SeungWoo cerrara sus ojos y se
dejara llevar por aquel maravilloso placer, hasta que finalmente, su miembro
estuvo por completo dentro, desde la punta hasta la base… y entonces ambos
dejaron escapar un largo gemido.
Durante unos momentos, ninguno se movió. Durante unos
momentos, estuvieron acostumbrándose a las nuevas sensaciones antes de comenzar
de nuevo con aquello, mirándose a los ojos, dejando ver en ellos que aquello
era lo mejor, dejando ver en ellos que, aunque fuera la última vez, iban a
disfrutar de ella como nunca antes lo habían hecho.
SeJun comenzó a moverse entonces tras colocar sus manos
sobre sus hombros para estabilizarse y hacer algo de fuerza, primero con una
lentitud pasmosa que desesperó a SeungWoo, después comenzando a tomar algo de
ritmo, provocando que su miembro entrara y saliera de su cuerpo casi por
completo, llegando a establecer un ritmo totalmente enloquecedor que provocó que
miles de gemidos y jadeos escaparan de sus labios una y otra vez. Pero aquello
no fue suficiente… por lo que SeungWoo aprovechó un momento en el que SeJun se
detuvo para recuperar el aire, su flequillo húmedo pegándose a su frente, sus
ojos totalmente desenfocados y su pecho subiendo y bajando rápidamente, para
volver a cambiar las tornas y posicionarse él encima de SeJun de nuevo, sin
siquiera sacar su miembro de su cuerpo, colocándose directamente sobre él,
hundiendo los dedos de sus pies en el colchón para el apoyo que necesitaba y
dejando el miembro de SeJun entre sus estómagos; sin embargo, no se movió,
provocando que éste le dedicara una mirada gélida.
—¿Quieres que te folle? —le cuestionó, aunque sabía
perfectamente la respuesta.
—Sí —jadeó SeJun.
—Prométeme entonces que, hasta que te vayas, te quedarás
conmigo y que no saldremos de esta cama —le dijo. una parte de él no sabía qué
era lo que podía esperar, no sabía si SeJun iba a acceder a aquella petición de
estar todo el tiempo posible con él, pero si accedía, era lo único que
necesitaría para poder seguir adelante un tiempo.
—Sí —volvió a jadear el otro—. Lo prometo.
SeungWoo esbozó una sonrisa antes de inclinarse sobre los
labios de SeJun para besarlos de nuevo de forma desesperada mientras comenzaba
a moverse dentro de éste, llegando mucho más lejos que anteriormente, dando una
y otra vez en aquel punto que provocó que SeJun comenzara a deshacerse en
gemidos en sus brazos hasta que ambos alcanzaron el clímax por primera vez en aquella
noche… pero no por última.
Notas finales:
—Básicamente cuando
empecé a escribir esto hace mil años la cosa no tenía ni título ni orden ni
concierto, había escrito cómo se liaban solo, así que estuve dándole un make-over
para que todo fuera un poco más decente y acabó de esta forma. (El título viene
porque estaba escuchando Blue Rose de UP10TION mientras ojeaba el doc –y como
ya tengo una historia de ese grupo con ese nombre en marcha, no podía ponerle
el mismo y decidí cambiar el color de la rosa y listo–).
—También, una rosa
negra significa eso que he expresado en las primeras líneas del fanfic: una
despedida y un nuevo comienzo. SeJun deja el tema de la mafia y se va lejos
para no volver a tener que ver con nada de aquello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario