Título: Little bunny
Autora:
Riz Aino
Pareja:
KyuJung (KB + YooJung) (OnlyOneOf)
Clasificación:
NC–17
Géneros:
AU, romance, humor, smut, pwp
Número de palabras:
4.009 palabras
Resumen:
KyuBin sabe perfectamente que está tentando a su suerte… pero por la estampa
que tiene delante, TaeYeob vestido como una conejita de playboy (corsé,
tacones, medias finas, orejas y cola incluidos) tentaría a su suerte una y otra
vez por el resto de su vida, aunque eso le acabara generando una sentencia de
muerte.
Advertencias:
relaciones sexuales explícitas con bunny!yoojung (básicamente, YooJung
como conejita de playboy) y juguetes sexuales.
Notas: historia
escrita para mis moots bunny!yoojung lovers.
Comentario de autora:
la idea de YooJung vestido como conejita de playboy vino a mi mente un
día y no me la pude quitar de la cabeza hasta que no la acabé escribiendo.
Espero que os guste.
Little bunny
—¿Cuánto vas a tardar en el baño? —no pudo evitar
preguntar KyuBin después de echarle un vistazo a la hora en su teléfono móvil y
darse cuenta de que había pasado ya cerca de media hora desde que TaeYeob se
había encerrado en el año, sosteniendo la caja que le había dado tan
fuertemente que sus nudillos se le habían vuelto blancos y mirándolo con odio
absoluto—. ¿Quieres que te ayude con algo?
—¡Muérete! —replicó TaeYeob desde el baño—. ¡Eso me
ayudaría bastante!
KyuBin no pudo evitar reír ante aquello porque sabía
perfectamente que el chico no lo había dicho en serio, sino que su respuesta había
sido porque él le había tocado un poco la moral con lo que le había dado en la
caja. No obstante, tampoco era para tanto, se le habían ocurrido muchas cosas
mientras pensaba en qué podía organizar por la apuesta que TaeYeob había
perdido y al final había elegido algo que podía hacer por él, una fantasía que
quería cumplir, y con la que además no iba a ser el único que disfrutara. Tener
una buena ración de sexo siempre era agradable y su chico siempre estaba más
que dispuesto al sexo, por lo que, aquella pequeña y excitante variación la
podía disfrutar plenamente a pesar de la reticencia inicial que estaba
mostrando y las amenazas de muerte que KyuBin había recibido desde que TaeYeob
había abierto la caja y había visto cuál era su contenido. La última apuesta la
había perdido él y TaeYeob se había aprovechado bastante para hacer lo que
había querido, atándolo a la cama para que no pudiera tocarlo y negándole el
orgasmo cuando casi lo había alcanzado.
—Te
juro que eres el peor novio que existe en este mundo y que si no te quisiera y
no fueras tan puto increíble en la cama, te habría mandado a paseo hace
demasiado tiempo —dijo TaeYeob, saliendo por la puerta del baño.
Aquello lo sacó de sus pensamientos y KyuBin alzó su
cabeza, mirando a TaeYeob con la boca abierta, sin poder ni querer cerrarla.
Estaba totalmente precioso, a pesar de que la expresión de su rostro denotaba
fastidio y hastío por lo que llevaba puesto. KyuBin sabía
perfectamente que estaba tentando a su suerte… pero por la estampa que tenía
delante, TaeYeob vestido como una conejita de playboy —corsé,
tacones, medias finas, orejas y cola incluidos— tentaría a su suerte
una y otra vez por el resto de su vida, aunque eso le acabara generando una
sentencia de muerte.
—Estás precioso —no pudo evitar decir, provocando que el
ceño de su chico se frunciera—. Es en serio, TaeYeob, estás precioso.
TaeYeob bufó ante aquello, pero no dijo nada, a pesar de
que en sus ojos se podía ver perfectamente cómo ardía la ira. KyuBin se acercó lentamente
a él, con cuidado, como se acercaría a un gato que no quería que lo arañase ni
que saliera huyendo, hasta que se quedó a algunos pocos pasos de su cuerpo, sin
poder apartar la mirada de él y del traje que le había comprado. Se había
dejado una buena pasta en todo aquel conjunto y lo había elegido con mucho
cuidado para que le quedara bien y realmente había hecho un trabajo increíble
porque todo era perfecto. TaeYeob tenía el pelo un poco más largo de lo que lo
solía llevar y la diadema con las orejitas de conejo le recogían un poco el
flequillo, apartándoselo de la cara y dejando que su precioso rostro de rasgos
delicados y finos y de ojos grandes castaños se viera, las orejas siendo un
complemento demasiado perfecto porque TaeYeob siempre le había recordado a un
conejito adorable. Su complexión era delgada y sus hombros no eran muy anchos,
así que, el corsé negro con lazos de color rosa suave se ajustaba perfectamente
a su torso, haciendo que su cintura se viera todavía más delgada de lo que ya
era. Las pequeñas braguitas de seda negra y transparencias escondían su miembro
y testículos, pero el bulto en su entrepierna era demasiado notable. Las medias
negras y finas sujetas en sus muslos con ligueros de lacitos rosas hacían que
sus piernas parecieran todavía más largas y suaves de lo que ya eran de por sí
y aquellos zapatos de tacón, también negros, hacían que éstas se vieran mucho
más estilizadas y esbeltas, provocando que TaeYeob fuera un poco más alto que
él a pesar de que la altura del tacón solo era de unos pocos centímetros. Desde
el frente no podía ver la colita de conejo en su trasero, pero sabía
perfectamente que el chico la llevaba, por la forma en la que estaba de pie,
cambiando el peso de una pierna a otra y con éstas levemente abiertas. Lo que
le había comprado era solo un butt plug, porque no quería que sintiera
demasiada incomodidad llevándolo, pero era suficiente para que lo notara dentro
de su cuerpo, rozando contra su próstata con cada movimiento, excitándolo.
KyuBin llevó su mano hacia su rostro y acarició con sus
dedos su mejilla, provocando que TaeYeob cerrara sus ojos y se inclinara hacia
el contacto. Una sonrisa apareció en el rostro del mayor y se acercó un poco
más a su cuerpo y a su rostro, atrapando sus labios suavemente con los suyos en
un beso lento, delicado, como el roce de una mariposa, destinado a aplacar la
furia del menor para poder pasar un buen rato después junto a él y que no lo
odiara por la forma en la que lo había hecho vestirse.
—Te quiero… —murmuró contra sus labios—. Te quiero muchísimo.
—Zalamero —replicó TaeYeob, dándole un beso rápido y
alejándose de él justo después para observarlo—. No vas a hacer que deje de
estar cabreado con un “te quiero”, que lo sepas.
—Lo sé perfectamente —respondió KyuBin—. Pero te quiero
de verdad y te juro que vas a disfrutar muchísimo.
TaeYeob alzó su ceja derecha, de forma inquisitiva, pero
no le dijo nada. Aquellas habían sido las mismas palabras que había utilizado
con él la última vez cuando lo había atado a la cama y le había vendado los
ojos, así que, no podía decir nada contra ellas. KyuBin sonrió y se alejó del
cuerpo de su precioso novio para recoger su teléfono móvil de donde lo había
dejado, sobre la cama, cuando se había levantado antes, desbloqueándolo y
preparándose para hacer fotos para inmortalizar aquel momento.
—Posa para mí, bunny —le dijo.
Y TaeYeob apretó los labios en una fina línea, pero acabó
accediendo a su petición justo después, posando de diferentes formas y poniendo
diferentes expresiones para que le hiciera todas las fotos que quisiera. Al
chico le gustaban demasiado las fotos y, aunque la ropa que llevaba no le
gustaba demasiado, sabía a la perfección que le quedaba bien y que estaba
precioso con ello puesto porque si no, no habría salido siquiera del baño
después de vestirse. KyuBin se dedicó a hacerle fotos desde todos los ángulos,
algunas de cuerpo entero, otras solo de su rostro, dependiendo de cómo TaeYeob
posase contra el fondo blanco de la pared, hasta que el chico se inclinó un
poco hacia delante tratando de hacer otra pose y un jadeo escapó de sus labios
sin que pudiera detenerlo. Seguro que el butt plug había tocado su
próstata con el movimiento porque TaeYeob se quedó completamente estático,
conteniendo la respiración y con los ojos muy abiertos, sintiendo probablemente
cómo todo su sistema nervioso era recorrido por pequeñas descargas de placer.
KyuBin no pudo evitar que una sonrisa se extendiera por su rostro al verlo de
aquella forma y le hizo varias fotos más, hasta que su chico se dio cuenta de
ello y frunció el ceño.
—No te rías —advirtió TaeYeob—. No es nada divertido
tener esto metido en el culo porque en cuanto me muevo un poco, se mueve y no
me deja respirar.
—Pero te da placer, ¿no? —le preguntó. Su pregunta hizo
que TaeYeob lo fulminase con la mirada, pero KyuBin aprovechó aquella mirada
para hacerle otra foto porque la expresión en su rostro era demasiado sexual y
le provocaba demasiadas cosas—. ¿Por qué absolutamente todo en ti es precioso,
sensual y me hace sentir como un adolescente con las hormonas revolucionadas?
—¿Cambiando de tema para distraerme y que no te siga
odiando? —le cuestionó, cruzando sus brazos sobre su pecho.
—No —respondió él, negando también con su cabeza—.
Constatando solo un hecho —y añadió—: ven aquí, sobre la cama, que quiero
hacerte algunas fotos más.
—¿Y vas a hacer algo más que echarme fotos? —cuestionó
TaeYeob, comenzando a caminar por la habitación, lentamente, por los tacones y
por el butt plug, deteniéndose incluso unos momentos para respirar—. Por
mucho que me gusten las fotos, algo más me gustaría hacer.
—Muchísimo más —respondió, dedicándole también una
sonrisa pícara a su chico—. Ponte de rodillas y mírame, suplicante.
TaeYeob volvió a alzar su ceja derecha, pero en esa
ocasión mostrándole incredulidad. No obstante, se subió a la cama de rodillas e
hizo lo que le pidió para sacarle unas cuantas de fotos más de aquella forma,
haciendo muchas más poses sin que KyuBin tuviera que pedírselo, tumbándose
sobre el colchón para ello, abriendo y cerrando sus piernas, su miembro
endureciéndose debido al butt plug con la cola de conejo rozando su
próstata con cada movimiento y asomando su punta por encima de la gomilla de
las braguitas. TaeYeob estaba excitado… pero no era nada comparado con la
excitación que KyuBin sentía en aquellos momentos, mientras le hacía las fotos,
observando su cuerpo casi desnudo, sus poses sensuales, sus expresiones
lascivas, sus ojos ardiendo de deseo cuando lo miraban a través de la lente de
la cámara. Era demasiado para él y necesitaba cuanto antes tocar aquella piel
suave y caliente, que siempre se volvía sensible bajo su toque, besarlo y
morderlo en absolutamente cada rincón de su cuerpo, hundirse en su interior,
profundo, hasta que ambos perdieran el sentido… pero aquella era una
oportunidad única, una oportunidad irrepetible, y sentía que debía de
aprovecharla de muchas formas diferentes antes de arder en el infinito placer
del orgasmo junto a él.
KyuBin finalmente dejó el móvil a un lado y se subió a la
cama junto a TaeYeob, no pudiendo dejar de mirarlo porque todo él era increíble
y vestido de aquella forma acentuaba absolutamente todas las mejores partes de
su cuerpo, enseñando lo justo e insinuando lo necesario.
—Creo
que me ha quedado bastante claro con cómo me miras que estás más que encantado
conmigo vestido de conejita de playboy —murmuró su chico, provocando que
KyuBin no pudiera evitar sonreír—. Casi estoy cogiéndole el gusto al traje,
solo por verte babear así.
KyuBin le quiso replicar que no babeaba, pero no tuvo la
fuerza necesaria para negarle lo que era evidente y simplemente se acercó a él,
llevando su mano derecha hasta su rostro, sujetándolo para besarlo lentamente,
moviendo sus labios sobre los del menor, lamiéndolos con su lengua para que
TaeYeob abriera su boca y poder volver el beso mucho más profundo. En el
momento en el que sus lenguas se encontraron la una con la otra se saborearon,
se lamieron y se chuparon, nunca cambiando aquel ritmo lento y tortuoso que los
calentaba poco a poco y los dejaba sin respiración lentamente, disfrutando del
beso, de la forma en la que sus cuerpos se excitaban por la mezcla de sus
salivas, queriendo más y más del otro. Tardaron bastante en separarse del todo,
dándose cortos besos, siguiendo el movimiento del otro cuando se alejaba para
continuar, pero cuando lo hicieron, KyuBin sintió que se volvía a enamorar de
TaeYeob al verlo frente a él, tan cerca, tan tangible, tan precioso y tan
irreal a la vez, con sus ojos cerrados levemente, sus labios hinchados y rojos,
brillantes por la saliva, entreabiertos y jadeando. El ser humano más precioso
de todo el planeta estaba allí con él, en su cama, casi desnudo, vestido de
conejita de playboy, excitado y queriendo más y más de él.
—Quiero follarte —le dijo, sin poder contenerse.
—Directo al grano —murmuró TaeYeob—. Así me gusta.
—Quiero follarte sin que te quites absolutamente nada de
lo que llevas puesto. Quiero follarte hasta que se te resbale del pelo la
diadema con las orejas. Quiero follarte hasta que las medias se te rompan
porque te estoy sujetando con demasiada fuerza las piernas. Quiero follarte
hasta que tengas la polla tan dura que se te salga de las bragas y te corras
sobre el corsé. Quiero follarte hasta que acabes perdiendo el sentido.
TaeYeob dejó escapar un jadeo profundo, el aire saliendo de
forma muy lenta de sus pulmones, como si hubiera estado conteniendo la
respiración en los segundos que había tardado en decirle aquello, mirándolo
fijamente a los ojos, ardiendo de deseo por él, completamente excitado. KyuBin
sabía perfectamente que lo que había dicho lo había hecho sentir desesperado
por más, lo había hecho tener muchas más ganas de él, pero no se habría
imaginado jamás una reacción como aquella porque nunca antes le había dicho
nada similar mientras estaban juntos en la cama.
—Joder, hyung… joder… —jadeó—. Ahora necesito que
lo hagas ya.
Y KyuBin se lo había querido tomar con mucha más calma,
saboreando y disfrutando cada centímetro del cuerpo de TaeYeob, pero estaba tan
excitado que los pantalones y los calzoncillos apretaban demasiado su miembro
en una especie de cárcel de la que necesitaba ser liberado inmediatamente,
estaba tan necesitado que le sobraba toda su ropa porque su cuerpo ardía
demasiado y le sobraba hasta su propia piel. Solía sentirse así siempre que se
acostaba con él, pero normalmente le pasaba cuando ya llevaban bastante rato
tocándose y los besos subiendo de intensidad… en aquellos momentos se sentía
así y ni siquiera se habían tocado. Estaba más que claro que TaeYeob vestido
como conejita de playboy lo había calentado hasta niveles nunca antes
conocidos, simplemente estando vestido de aquella forma y poniendo poses y
expresiones sensuales al hacerle las fotos.
—Sí —dijo después de unos momentos, más para sí mismo que
para que TaeYeob lo oyera—. Voy a hacerlo ya.
Una sonrisa pícara apareció en el rostro de TaeYeob al
escucharlo decir aquello y KyuBin no pudo contenerse las ganas de besar aquella
sonrisa, con ansias, metiéndole la lengua en la boca hasta lo más profundo,
enredándola con la lengua larga de TaeYeob, intensamente, volcando en el beso
las ganas que le tenía y lo mucho que lo necesitaba sentir la calidez y la
presión de su recto envolviendo y apretando su miembro. El menor respondió el
beso de la misma forma, siguiéndole el ritmo acelerado, llevando sus manos
hasta su camiseta y agarrándola con fuerza, tirando de él para estar mucho más
cerca de su cuerpo, hasta que finalmente se quedaron sin aire y acabaron
separándose, jadeando, tratando de recuperar la respiración.
—Voy… a por el lubricante y los condones… —dijo, tratando
de alejarse de TaeYeob, pero éste todavía estaba agarrando con sus manos su
camiseta no dejándolo marchar, atrayéndolo de nuevo en otro intenso beso—. Bunny…
—jadeó y añadió entre besos—. Tengo que cogerlos… no quiero… hacerte daño…
—Va, va… —murmuró TaeYeob, finalmente dejándolo ir—. El
lubricante está en el baño, lo he tenido que usar para poder meterme esta cosa
antes —le dijo, moviéndose un poco sobre la cama para enseñarle el butt plug
de la cola de conejo—. Tengo muchas ganas de que seas tú el que esté dentro y
no esto.
KyuBin tuvo que tragar saliva porque la boca se le había
quedado seca repentinamente y su cuerpo se negó a moverse durante unos
momentos, solo observando a TaeYeob, conteniéndose de abalanzarse sobre él e
introducirse en él del tirón, sin lubricante, sin condón, simplemente entrando
en su cuerpo y embistiendo una y otra vez.
—Dios… —jadeó—. Si dices algo así de nuevo acabaré
corriéndome ya… y no quieres eso…
—No… no quiero eso… —replicó TaeYeob.
KyuBin aprovechó aquellas palabras de su chico para
levantarse de la cama finalmente y salir hacia el baño primero para coger el
bote de lubricante de donde éste lo había dejado un rato antes, sobre el
lavabo, después volvió a la habitación rápidamente y buscó en el cajón de su
mesilla para sacar un par de condones, dejándolo todo sobre la cama y
sentándose en ella, sacándose la camiseta del tirón y dejándola caer al suelo
sin ningún miramiento, todo bajo la atenta mirada de TaeYeob, que lo había
seguido con sus ojos desde que había entrado de nuevo a la habitación.
—Bunny, date la vuelta —le pidió—. Enséñame esa
colita peluda tan mona que tienes.
TaeYeob estaba de rodillas sobre la cama en aquellos
momentos, frente a él, observándolo fijamente, y le dedicó una sonrisa pícara
antes de hacer lo que le había pedido, dándose la vuelta y levantando el
trasero para enseñarle el butt plug con la cola de conejo. KyuBin no
pudo evitar quedarse embobado durante unos momentos, observándolo, solo
observando el cuerpo de su chico, cómo el corsé se le ajustaba perfectamente a
su estrecha espalda y a su delgada cintura, quedando justo antes de la curva de
su trasero, esas nalgas pequeñas y suaves que podía agarrar al completo con sus
manos sin ningún problema y cómo aquella cola blanca, redonda y peluda, metida
dentro de su cuerpo destacaba contra su piel rosácea y el corsé negro. KyuBin
solo salió de su ensimismamiento cuando TaeYeob movió su trasero un poco,
impacientemente y, entonces, acercó a él, moviéndose sobre la cama y llevó su
mano derecha hasta aquella cola peluda, tocándola, sintiéndola suave contra su
piel, haciendo que un leve jadeo se escapase de los labios de TaeYeob al
moverla un poco. Él nunca había probado a introducirse nada en su trasero, siempre
había sido el activo en todas sus relaciones, pero sabía que TaeYeob era
bastante sensible allí y que cualquier cosa, cualquier movimiento, cualquier
pequeño roce, lo hacía sentir demasiado, por eso le había comprado aquel butt
plug y, por eso, en aquellos instantes, comenzó a mover lentamente el
juguete sexual, fuera y dentro de su cuerpo, tan solo unos centímetros, sin
sacarlo del todo, escuchando cómo TaeYeob gemía sin parar una y otra vez con
cada movimiento, excitándose más y más porque los gemidos del menor siempre
provocaban demasiadas cosas en él.
Cuando sintió que ya no podía aguantar más y que había
jugado suficiente con el trasero de TaeYeob, acabó sacando finalmente el butt
plug, haciendo que su chico dejara escapar un gemido grave, profundo, que
le debía de haber salido del fondo de su garganta. Un pequeño escalofrío
recorrió su cuerpo al escuchar aquel gemido y KyuBin no tardó en terminar de
desnudarse, sacándose tanto los pantalones como los calzoncillos a la vez, tirándolos
por la habitación sin siquiera prestar atención a dónde caían, con demasiadas
ganas de liberar todo el fuego que se le había acumulado en su interior durante
aquel rato. Su miembro estaba erecto cuando lo sacó de sus calzoncillos, aunque
no lo suficiente, por lo que se tocó durante unos momentos, apretando los
dientes, sintiéndose demasiado bien al tocarse y queriendo seguir haciéndolo,
una y otra vez hasta llegar al orgasmo. No obstante, se detuvo cuando su
miembro estuvo completamente duro, con el pre semen escapándose de él en
abundancia, abriendo el envase de plástico de uno de los condones y
poniéndoselo rápidamente, echándose lubricante, solo un poco, sobre el condón,
y otro poco más de aquel líquido viscoso en sus dedos índice y corazón,
adentrándolos después en el recto de TaeYeob sin encontrar apenas resistencia
gracias a que éste ya se había lubricado antes y gracias al butt plug
que había llevado metido un buen rato. Los movió en su interior un poco para
lubricarlo de nuevo y después los sacó, sujetando con su mano izquierda sus
caderas y guiando con su mano derecha su miembro hacia su ano, rozando éste con
su punta un segundo, antes de introducirse en él con lentitud, sintiendo cómo
las paredes del recto de TaeYeob lo apretaban de una forma totalmente
enloquecedora, hasta que estuvo dentro por completo.
KyuBin se quedó completamente quieto, disfrutando de
aquella sensación durante unos momentos, acostumbrando a TaeYeob también a la
penetración, comenzando a moverse luego poco a poco, sujetando sus caderas con
firmeza, hundiendo sus dedos en su carne, sin llegar a hacerle daño. Los
gemidos de ambos comenzaron a llenar el candente aire de la habitación,
haciéndose más frecuentes y fuertes cuanto más rápidas y profundas eran sus
embestidas; no obstante, de aquella forma, no llegaba todo lo profundo que
podía hacerlo, así que, sin siquiera sacar su miembro del cuerpo de TaeYeob y
embistiendo más lentamente de nuevo, KyuBin lo sujetó con fuerza por la cintura,
abrazándolo, para girar su cuerpo sobre la cama y que su espalda quedara sobre
el colchón. El menor lo miró con aquellos grandes ojos castaños que lo hacían
parecer un conejito adorable, sorprendido por el cambio de postura y por la
forma en la que KyuBin había usado la fuerza de sus músculos para hacerlo. Éste
solo le sonrió y después se inclinó sobre él agarrando sus piernas para poder
llevarlas con comodidad sobre sus hombros, sintiendo cómo uno de los zapatos de
tacón que todavía llevaba caía sobre su espalda y después al suelo, pero
importándole muy poco. Las embestidas de aquella forma eran mucho más
profundas, mucho más placenteras porque así podía rozar una y otra vez contra
su próstata sin mayor problema, así que, KyuBin volvió a moverse rápidamente en
su interior, cogiendo de nuevo el ritmo enloquecedor que había llevado antes,
sin poder parar de observar a TaeYeob mientras lo penetraba una y otra vez
hasta que finalmente ambos llegaron al orgasmo, KyuBin corriéndose dentro del
condón, TaeYeob haciéndolo sobre su estómago, manchando el corsé, con su
miembro todavía parcialmente cubierto por aquellas braguitas de seda.
—Pretty bunny.
KyuBin no pudo evitar decir aquello a TaeYeob mientras
terminaba de recuperarse de las sensaciones eléctricas que seguían recorriendo
todo su sistema nervioso, que jadeaba con el pelo revuelto sobre la cama, su
pecho moviéndose con rapidez arriba y abajo, sin parar, aquellos grandes ojos
castaños brillando con millones de estrellas que miraban a algún punto de la
habitación tras él, sin realmente mirar, sus pupilas dilatadas y su cuerpo
temblando ligeramente por el reciente orgasmo. TaeYeob era el ser más precioso
que caminaba sobre la tierra y ese día estaba ahí solo para él… así que iba a
aprovechar el momento, aprovechar aquel vestuario de conejita de playboy,
para seguir disfrutando de él una y otra vez hasta que ninguno pudiera más.
Notas finales:
—Solo voy a decir que
esto se me fue bastante de las manos porque en un inicio había pensado
simplemente hacer algo de 2-3k, un poco de introducción a la historia y después
un smut detallado… pero mi imaginación no dejó de volar en ningún instante y
esto ha acabado siendo mucho más largo de lo que pretendía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario