lunes, 17 de enero de 2022

[One Shot] Warmth in Winter (say you won't let go) {WookSung}

Título: Warmth in Winter (say you won’t let go)

Autora: Riz Aino

Pareja: WookSung (Love + Nine) (OnlyOneOf)

Clasificación: NC–17

Géneros: AU, romance, drama, angst, smut, pwp

Número de palabras: 2.748 palabras

Resumen: WookJin lo necesita y JiSung no duda en recorrerse medio mundo para ir junto a él y hacer todo lo que éste necesite para hacerlo sentir mejor.

Advertencias: muerte de personajes (no principales) y relaciones sexuales explícitas.

Notas: historia escrita por el cumpleaños de JiSung. Feliz cumpleaños, mi amor, te mereces el mundo entero.

Comentario de autora: esta idea nació bastante tiempo atrás (casi un año), pero la había olvidado y cuando me la reencontré decidí que tenía que sacarla. Espero que os guste.

 


            JiSung había hecho todo lo que estaba en su mano para llegar lo más rápido posible al velatorio, pero cuando lo hizo, llegó bastante tarde, casi cuando el sol estaba desperezándose en el horizonte y cuando solo quedaban en el lugar los familiares más cercanos, aquellos que se quedarían hasta la cremación, algo que no tardaría demasiado en suceder. Había viajado desde la otra punta del mundo en cuanto le había llegado el mensaje de WookJin, pero había tenido que hacer escala y luego viajar en bus desde Seúl hasta Busan por la noche porque había perdido el último tren al retrasarse su vuelo. Había llegado tarde y no había estado con la persona que más quería en el mundo cuando éste más lo había necesitado y se sentía culpable por ello mientras atravesaba el lugar, buscando la pequeña capilla en la que se encontraba el chico, con la cabeza gacha, echado contra la pared, escondiendo su rostro con su flequillo, un poco más largo de lo habitual. JiSung lo conocía bien y sabía que debía de estar llorando, así que, se acercó lentamente a él y se dejó caer con cuidado a su lado, pasándole el brazo por los hombros y dejando que éste se aferrara a su ropa con desesperación, mientras escondía su rostro en su pecho, llorando hasta que se quedó sin más lágrimas.

 

            JiSung no dijo nada en ningún momento, ni mientras el chico se aferraba a su cuerpo llorando, ni mientras los avisaron de que iba a comenzar la cremación de los cuerpos, ni cuando le entregaron a WookJin las cenizas de sus padres en una pequeña urna que abrazó fuertemente, ni cuando ambos volvieron a la casa del chico, en un taxi. No necesitaban palabras en esos momentos, no necesitaba decir nada, solo necesitaba estar allí junto a WookJin hasta que éste le dijera qué era lo que necesitaba de él, qué era lo que quería. Qué era lo que buscaba. Llevaban sin verse varios años, desde que JiSung se había ido a Japón y de ahí a Estados Unidos. Solo hablaban de vez en cuando, en fechas señaladas, en cumpleaños, o cuando sucedía algo especial, pero sus conversaciones habían sido cada vez más escasas y cortas, un breve intercambio de palabras, solo por cortesía en ocasiones. WookJin, no obstante, siempre había sido la persona más importante para él, la persona por la que lo daría todo, la persona por la que haría cualquier cosa. Por eso, aunque lo había sorprendido su mensaje, no había dudado ni un solo segundo en pedirse sus vacaciones en el trabajo para poder volver a Corea lo más rápido que había podido. Porque WookJin siempre sería su todo.

 

            Cuando llegaron al piso en el que siempre había vivido la familia, JiSung vio cómo WookJin dejaba con cuidado la urna con las cenizas de sus padres en la habitación que éstos habían ocupado hasta hacía tan solo unos días y después volvió hasta él, abrazándolo fuertemente por la cintura, enredando sus brazos en ella y encajando su rostro en el hueco entre su hombro y su cuello, aspirando su aroma. JiSung le devolvió el gesto y lo abrazó con fuerza también, esperando hasta que el chico se decidiera a hablar. No obstante, WookJin no habló, simplemente se quedó dormido entre sus brazos, su cuerpo quedándose sin fuerzas contra el suyo. JiSung lo agarró fuertemente para llevarlo hasta su habitación y lo dejó con mucho cuidado sobre la estrecha cama, tumbándose junto a él para que el chico no lo echara de menos cuando se despertara, quedándose dormido casi inmediatamente él también. Ambos estaban rendidos y necesitaban descansar, aferrados el uno al otro.

 

            Cuando JiSung abrió los ojos de nuevo, la habitación estaba iluminada completamente por el sol, que entraba de lleno por la ventana, pero a pesar de que entraba sol, éste no calentaba y la habitación estaba fría. Habían llegado temprano por la mañana al piso familiar y JiSung estaba seguro que ninguno de ellos había encendido la calefacción. Tratando de no despertar a WookJin, se levantó con mucho cuidado de la cama y fue hasta el termostato que se encontraba en la puerta del piso, regulando la entrada de la calefacción a los radiadores que había en cada habitación. JiSung lo encendió y lo puso en una temperatura agradable para que el lugar se ambientara y WookJin no pasara frío. Los inviernos siempre eran fríos y duros en Seúl, pero aquel invierno sería mucho más duro para el chico, ahora que no estaban junto a él sus padres. WookJin ni siquiera había acabado todavía la universidad y ahora tendría que encargarse de su vida como no lo había hecho nunca antes. JiSung sintió cómo su corazón se encogía, pero intentó que no se le notara, trató de mantenerse fuerte y activo, por WookJin, para que se apoyara en él todo lo que necesitara.

 

            Alejando aquellos pensamientos de su mente se acercó al radiador del salón, para comprobar si el calorcito estaba saliendo finalmente por éste, poniendo las manos por encima y notando que irradiaba un poco de calor. Al menos aquello funcionaba y la casa dejaría de estar fría. JiSung quiso emprender su camino de nuevo a la habitación de WookJin para volver a tumbarse en la cama junto a él, pero antes de que pudiera darse la vuelta, unos brazos delgados y largos se enredaron en su cintura, de la misma forma que una cabeza se instaló en el hueco entre sus omóplatos, pegándose a su cuerpo como si quisiera meterse bajo su piel.

 

            —WookJin… —murmuró, hablando por primera vez desde que había llegado hasta él, pero el chico no respondió, simplemente se abrazó con mucha más fuerza a su espalda.

 

            JiSung lo dejó hacer. Sabía que no era bueno para él forzarlo a nada en esos momentos y que si lo que éste quería era estar abrazándose a su espalda, simplemente eso, él dejaría que lo hiciera hasta que ya no lo necesitara más… no obstante, a pesar de que esa había sido su intención, cuando sintió cómo el cuerpo de WookJin temblaba contra el suyo y comenzaba a llorar, no pudo hacer otra cosa más que deshacer un poco el abrazo de WookJin para girarse y enfrentarlo, estrechándolo con fuerza entre sus brazos, consolándolo lo mejor que podía, acariciando su espalda, acariciando su cabeza, esperando a que WookJin se calmara de nuevo, aunque el chico no estaría mínimamente calmado en mucho tiempo por el golpe tan duro que acababa de recibir. No obstante, el agarre del chico se fue destensando y sus sollozos se fueron reduciendo poco a poco hasta que WookJin simplemente se quedó abrazado a su cuerpo, respirando profundamente. Aquella vez no se había quedado dormido, pero debía de estar realmente cansado, dudaba que hubiera pegado ojo antes de la pequeña siesta que ambos habían tenido al llegar al piso.

 

            —Vamos a la habitación —consiguió murmurar, llamando la atención de WookJin, que alzó levemente su cabeza para mirarlo, su barbilla apoyada en su pecho, sus ojos rojos, brillantes e hinchados mirándolo fijamente—. Vamos a dormir un poco más, ¿vale? Vamos a descansar.

            —No te vayas… —murmuró WookJin en ese momento—. Volveré a tener otra pesadilla si te vas.

            —No me iré, estoy aquí para todo lo que necesites —le respondió, tratando de hacerle ver que de verdad no se iba a ir de su lado—. Ahora vamos a la habitación.

 

            WookJin asintió y se dejó guiar por él lentamente por el piso, todavía agarrado a su cintura, sin querer soltar a JiSung, que simplemente acomodó su paso al suyo y trató de mantenerlos a ambos caminando recto a pesar de que la posición no era la más normal. Al llegar a la habitación, cerró la puerta para que no se escapara ni un poco de calor y se tumbó junto a WookJin en la cama, ambos sobre sus costados, mirándose, sus rostros a pocos centímetros el uno del otro, sobre la almohada. JiSung alzó su mano derecha y le retiró el flequillo de los ojos, mirándolo con infinito cariño cuando el chico cerró los ojos y se inclinó hacia el contacto. No tenía que haberse alejado de él, al levantarse había provocado que WookJin tuviera una pesadilla, pero había tenido que hacerlo para que el lugar no estuviera frío. Una vez le retiró el flequillo detrás de la oreja, dejó descansar su mano sobre su hombro y el chico volvió a abrir los ojos, mirándolo fijamente.

 

            —Gracias por venir, hyung —murmuró WookJin en ese momento—. No sabía si podrías venir, pero me alegra que pudieras hacerlo.

            —Tenía que venir —respondió él—. No te hubiera dejado solo nunca, aunque hubiera tenido que remover cielo y tierra para venir.

 

            WookJin asintió y se apretó fuertemente contra su cuerpo de nuevo, instalando su cabeza en su pecho, cerrando sus ojos. JiSung volvió a acariciar su cabeza, levemente, tratando de hacerle ver que estaba allí junto a él y que no lo iba a dejar. La respiración del chico se hizo regular, pausada, profunda poco después y JiSung pensó que se había quedado dormido de nuevo, pero no lo había hecho, porque instantes después dejó un beso sobre su pecho, contra la camiseta que llevaba. Inmediatamente después, alzó su cabeza, para mirarlo con los ojos brillando, mirándolo de una forma que JiSung no había visto en mucho tiempo, con anhelo, con cariño, con amor, con deseo velado.

 

            —Hyung… —susurró—. Necesito… necesito… que me toques…

 

            JiSung no pudo hacer otra cosa más que abrir los ojos como platos ante aquello porque no se lo había esperado. Entre ellos siempre había habido algo no resuelto, algo de lo que JiSung había acabado huyendo cuando se fue a Japón años atrás, pero Japón no le había parecido lo suficientemente lejos de Busan y había acabado huyendo mucho más lejos, donde no tuviera la tentación de volver a casa, de volver junto a él y resolver aquello que no había sido capaz de resolver por miedo. No obstante, cuando había vuelto no lo había hecho para eso, lo había hecho porque el chico estaba pasando por un mal bache, por una desgracia, por algo demasiado intenso para lo que necesitaba alguien en quien apoyarse. JiSung había vuelto porque lo quería demasiado y no quería que pasara por todo aquello solo, sin ayuda, sin apoyo, pero no para lo que el chico le había pedido.

 

            —WookJin… WookJin no puedo… no es lo… adecuado… no… —comenzó.

            Hyung… —lo cortó WookJin antes de que pudiera seguir elaborando sus excusas—. Me has dicho antes que estabas aquí para todo lo que necesitase… que no me ibas a dejar… por favor… —murmuró, agarrándose con sus manos fuertemente a su cintura—. Ahora mismo lo único que necesito es la adrenalina del orgasmo y quedarme dormido sin soñar.

 

            JiSung lo miró fijamente a los ojos, a aquellos ojos oscuros que lo miraban fijamente, con decisión. El chico había decidido aquello, había decidido que era lo que quería y, por mucho que JiSung tratara de negarse a ello, al final no podría hacerlo porque siempre había sido débil a WookJin. Suspiró profundamente. No le gustaba la idea de tocarlo en un momento como aquel porque estaba indefenso, emocionalmente hecho un desastre y lo último que quería era hacer algo que lo estresara, confundiera o le diera muchos más problemas… pero al final claudicó, claudicó porque era la única manera. Lo haría porque WookJin se lo había pedido, porque era lo que le había dicho que necesitaba.

 

            —No quiero… hacerte daño… —murmuró, llevando sus manos hasta la cintura del chico—. No quiero hacer nada… que te haga daño…

            —No me vas a hacer daño, hyung… lo necesito… —le aseguró, sus ojos completamente fijos en los suyos, seguro de sí mismo.

 

            JiSung asintió lentamente y al final hizo lo que WookJin le había pedido. Desabrochó los pantalones del chico, que todavía llevaba el traje del velatorio y luego introdujo su mano dentro de sus calzoncillos, notando su miembro caliente contra su palma. El chico todavía estaba flácido cuando comenzó a tocarlo, pero no tardó mucho en empezar a reaccionar a las caricias de sus dedos, que tocaban su miembro, sus testículos, que buscaban darle el placer que éste le había pedido. WookJin no dejó de mirarlo fijamente mientras lo tocaba y JiSung se perdió en las expresiones de placer que reflejaban su rostro para memorizar cuáles eran las cosas que más le gustaban, las que más lo excitaban, anotándoselas mentalmente para seguir haciéndolas y así seguir dándole placer. La sangre no tardó en comenzar en acumularse en su miembro, endureciéndolo por completo, su punta comenzando a humedecerse con el pre semen, que hacía mucho más fáciles los movimientos de JiSung contra su miembro, mucho más suaves, tomando el líquido viscoso como ayuda para ello. WookJin comenzó a gemir suavemente, probablemente sintiéndose cada vez mas y más sensible a su toque y el mayor siguió haciéndolo, siguió tocándolo, una y otra vez, hasta que su miembro tembló de placer en su mano y acabó corriéndose dentro de sus calzoncillos, con un gemido largo, nacido desde lo más profundo de su garganta. El cuerpo de WookJin se tensó contra el suyo, sintiendo el orgasmo en cada parte de su ser, conteniendo la respiración, y después se quedó completamente laxo sobre el colchón, respirando de forma entrecortada. JiSung siguió tocando levemente su miembro mientras se iba deshinchando entre sus dedos, sobre estimulándolo y haciendo que en algunos momentos su cuerpo volviera a temblar involuntariamente, los escalofríos del orgasmo recorriéndolo de nuevo una y otra vez, hasta que finalmente su miembro volvió a su estado original.

 

            JiSung sacó en ese momento la mano de sus calzoncillos y rebuscó en sus pantalones un pañuelo con el que se limpió la mano y limpió un poco a WookJin para que el semen no se le secara en los calzoncillos. El chico había cerrado los ojos, abandonándose al placer, pero volvió a abrirlos poco después, fijándolos de nuevo en los de JiSung, aunque esta vez el brillo de su mirada estaba velado por el placer. Si hubieran estado en cualquier otra situación, si hubieran hecho aquello en otro momento, años atrás, JiSung lo habría besado en los labios y le habría pedido permiso para seguir adelante, pero en esos momentos lo único que hizo fue dejar un corto beso en la frente de WookJin con infinito cariño, retirándole de nuevo el flequillo de los ojos justo después y apretando su cuerpo contra el suyo.

 

            —No te vayas nunca, hyung… —murmuró entonces WookJin contra su pecho—. No me dejes solo otra vez…

 

            JiSung sintió cómo su corazón dejaba de latir durante un segundo, encogiéndose ante las palabras de WookJin, lágrimas acumulándose en sus ojos, lágrimas que no dejó que escaparan de estos. No tenía que haber huido en primer lugar, no tenía que haberlo hecho, pero era la única solución en ese momento… no obstante, en aquellos momentos, tomó la decisión de no volverlo a dejar, de no volver a alejarse, de quedarse junto a WookJin hasta para siempre o hasta que el chico ya no lo quisiera más en su vida.

 

            —No lo haré —dijo en respuesta, sellando la promesa abrazando mucho más fuerte el cuerpo de WookJin contra el suyo—. No me iré de tu lado.

 

            Notó la sonrisa de WookJin en su pecho, a través de la tela de su camiseta, la sonrisa con la que el chico se volvió a quedar dormido contra él y JiSung cerró sus ojos de nuevo, abandonándose también al cansancio que sentía, durmiendo, esperando que cuando ambos volvieran a despertarse, todo fuera un poco más fácil para WookJin y se apoyara en él en todo lo que necesitara.

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