Título: 미스터리 (Mystery)
Autora: Riz Aino
Pareja: Sellen (SeRim + Allen)
(CRAVITY)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, romance, humor,
fluff
Número de
palabras:
1.144 palabras
Resumen: cuando Allen llegó a
la Tierra para estudiar a los humanos, lo último que esperaba era enamorarse de
uno de ellos.
Advertencias: ingesta de alcohol en
grandes cantidades.
Notas: tenía esta idea desde
el albor de los tiempos apuntada para otro grupo y ship y la saqué del
baúl para escribirla de una vez por todas.
Comentario
de autora:
creo que nunca había escrito sobre aliens en toda mi existencia y pensé
que tenía que cambiarlo. Espero que os guste.
미스터리 (Mystery)
Allen no pudo evitar alzar una ceja,
como había visto hacer a los humanos que estudiaba, sin saber qué era lo que
estaba viendo siquiera ante sus ojos ni cómo debía de reaccionar de verdad, aunque
imaginaba que su reacción era la correcta porque a su alrededor, el resto de
los humanos, tenían expresiones similares en sus rostros. SeRim, el humano con
el que estaba compartiendo su habitación en aquella residencia de estudiantes,
lo había invitado a una fiesta con algunos de sus amigos y no había parado de
beber alcohol en toda la noche. Allen nunca antes había ido a ninguna fiesta y
no había bebido alcohol antes, lo había probado un poco, pero no le había
gustado demasiado que aquel líquido le quemara la garganta y lo hiciera toser,
así que no había vuelto a tocar ni una de las copas que le habían ofrecido,
poniendo una excusa que había visto usar en un dorama unas semanas antes… pero
SeRim no había dejado de hacerlo y, en aquellos momentos, se encontraba cantando
una canción que sonaba en la radio del bar y bailando subido encima de la mesa.
—Está para el arrastre —comentó a su
lado uno de los amigos de SeRim, si no recordaba mal, WonJin—. Iría siendo hora
de que se fuera a dormir la mona. ¿Crees que te lo puedes llevar a la
residencia? —le preguntó.
Allen dejó de mirar a SeRim para
mirar al muchacho y asintió. Éste le dedico una sonrisa que no supo identificar,
pero tampoco quiso dedicarle mucho tiempo a pensar en ella porque al momento se
comenzó el dispositivo “bajar a SeRim de la mesa para que dejara de hacer el
ridículo y llevarlo a su cama a dormir la mona” y realmente no tuvo tiempo para
pensar en lo que significaba. Los humanos realmente eran un misterio para él y
seguro que tardaría mucho más en tratar de comprenderlos de lo que todos habían
pensado. Cuando estuvo montado en un taxi con SeRim, mientras éste le seguía
cantando a la oreja las canciones que salían en la radio del vehículo,
desafinando, no pudo evitar pensar en que le quedaba muchísimo que aprender porque
cada día descubría cosas nuevas y facetas nunca vistas del humano con el que
estaba conviviendo… y eso que él era solo una persona de las miles de millones
que poblaban el planeta.
Allen no pudo evitar sonreír porque no
hacía más que unos pocos meses que había sido enviado a la Tierra desde su
planeta natal, pero aquel chico se le había metido completamente dentro de la
piel. A veces se daba cuenta de que se le quedaba mirando con una sonrisa tonta
en su rostro o la más mínima cosa que hacía le encantaba o hacía que se
sintiera totalmente nervioso. Al principio había creído que le pasaba algo
extraño, pero cuando lo había estado hablando con otros alienígenas que se
encontraban en el planeta, de incógnito, tratando de encontrarle algo de
sentido a la forma de vida humana, éstos le habían dicho que probablemente se
había enamorado de aquel chico y, aunque Allen no sabía qué era el amor, había
investigado y había descubierto que sí que se había enamorado de SeRim. El motivo
no lo sabía, un día se había despertado porque el otro había estado gritando y
saltando de alegría sobre su cama después de enterarse que había aprobado un
examen dificilísimo y su corazón, demasiado parecido al de los humanos había comenzado
a latir muy fuerte dentro de su pecho.
El viaje no fue demasiado largo y en
apenas unos pocos minutos habían llegado a la residencia. Sin la ayuda de los
demás, a Allen le costó un poco sacar a SeRim del taxi y hacer que caminara
correctamente, pero no dejó de sujetar su cuerpo mientras lo trataba, para que
éste no se cayera redondo al suelo y no tuviera que cargarlo a cuestas, porque
vale que era un alien, pero no era como Superman, de hecho, dudaba que hubiera
algún alienígena con poderes como los de Superman. Tardaron casi más en llegar
a la habitación, un trayecto que debían de haber recorrido en un par de minutos
a lo sumo, que lo que habían tardado en el taxi desde el bar a la residencia, y
cuando finalmente lo hicieron, SeRim lo arrastró a él hasta su cama, cuando
Allen quiso dejarlo sobre ésta, abrazándose a él fuertemente.
—Allen, Allen, Allen, Allen —dijo
SeRim, repitiendo su nombre una y otra vez—. ¿Quieres saber una cosa? —le
preguntó.
Por la experiencia que había
obtenido esa noche, rodeado de humanos que habían bebido demasiado como para
que fuera bueno para su salud, Allen sabía que las charlas de borrachos no
tenían ningún sentido, pero ya que estaba allí, envuelto por los brazos y las
piernas de SeRim, que no lo dejaban escapar —y de los cuales Allen tampoco
querría escapar jamás— no tenía otra cosa que hacer aparte de escuchar lo que
éste tuviera que decirle, oliendo de su boca todo el alcohol que se había tomado.
—Cuéntame —contestó al final.
—Muy bien —respondió SeRim—. Te lo
iba a decir, aunque me dijeras que no —Allen no pudo evitar sonreír ante
aquello—. Que sepas que cuando te conocí eras más raro que un perro verde y me
dabas muy mala vibra, como de asesino en serie o algo, pero que sepas que ahora
te quiero a pesar de que sigas siendo más raro que un perro verde porque sé que
a mí nunca me harías daño.
La sonrisa en sus labios se amplió
al escuchar aquello porque era quizás la cosa más bonita que le había dicho
nadie nunca jamás y se la había dicho el humano del cual se había enamorado a
saber por cual designo divino, así que, no podía ser más feliz en aquellos
momentos. Allen no sabía cuánto tiempo más estaría en la tierra, pero le
encantaría poder pasarse el resto de su tiempo allí con SeRim, aprendiendo
muchísimo más de él y del misterio que era el muchacho en concreto y el resto
de los humanos en general, y sobre todo, queriéndolo como nunca había querido a
nadie.
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