Título: It only hurts because I’m weak
Autora: Riz Aino
Pareja: SeriWoo (SeRim + WooBin)
(CRAVITY)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, college, romance, drama,
fluff
Número de
palabras:
1.379 palabras
Resumen: a SeRim le duele
demasiado ver cómo WooBin siempre tiene tiempo para todo el mundo menos para
él.
Notas: en los últimos tiempos
he visto muchos videos de CRAVITY y me gusta mucho la dinámica que se traen
estos dos.
Comentario
de autora:
leí algunos fics SeriWoo y en todos ellos era WooBin el que sufría más por no
tener el amor de SeRim, así que, decidí que el mío fuera al revés, porque
WooBin merece tener el amor incondicional de todo el mundo. Espero que os
guste.
It only hurts
because I’m weak
SeRim suspiró profundamente y miró
su reloj. Había pasado más de media hora desde el último mensaje de WooBin,
aquel en el que le decía que iba corriendo hacia el lugar en el que habían
quedado, que no tardaría en llegar y todavía no había llegado. Cada minuto que
pasaba era como una espina muy honda que se clavaba en su corazón porque con
cada minuto, las posibilidades de que el menor finalmente apareciera se iban
reduciendo y aumentaban las posibilidades de que le llegara otro mensaje
pidiéndole perdón porque le había surgido algo importante y no podía llegar al
final. No podía evitar sentir una punzada en su pecho cuando veía cómo WooBin
siempre tenía tiempo para todo lo que debía y quería hacer y siempre estaba
allí para todos los demás… menos para él. Le dolía demasiado porque se suponía
que no debía de tener ninguna esperanza, porque WooBin estaba demasiado fuera
de su liga, un estudiante universitario, ni más ni menos que un estudiante de
Medicina, mientras que él simplemente era un tío normal, se suponía que ni
siquiera debían de estar en el mismo círculo de amigos, pero WooBin había
estado a su lado mucho tiempo, siendo su amigo, cuando todavía no era
inalcanzable y simplemente era un chico demasiado aplicado en sus estudios…
aunque aquello había pasado hacía mucho tiempo. Ahora era extraño para SeRim
verlo, entre sus clases y sus prácticas, sus salidas con la gente de su
facultad, de su residencia, a veces no volvía a casa en semanas o meses y
cuando quedaban juntos en ocasiones cancelaba sus planes porque algo había
surgido a última hora… y SeRim le decía que no pasaba nada, que lo demás era más
importante y que ya podrían verse en cualquier otro momento, a pesar de que lo
único que sentía era cómo su corazón se hacía pedazos cada vez.
A SeRim le dolía demasiado porque
era débil. Era débil a WooBin, era algo que siempre había sabido y que tenía
claro que nunca iba a cambiar porque era casi natural para él; sin embargo, no
sabía hasta cuando iba a dolerle tanto, si el dolor solo se acrecentaría con el
tiempo o al final simplemente se diluiría y no volvería a dolerle… y a SeRim le
daba miedo saber qué sucedería con sus sentimientos, aquellos que no había sido
capaz de mostrarle antes a WooBin y que, después de tanto tiempo, no sabía si
era correcto mostrar. Porque mientras WooBin se hacía un hueco entre la élite,
SeRim iba de un trabajo de medio tiempo a otro en el que lo explotaban
físicamente durante muchas más horas de las que le pagaban. Mientras WooBin estudiaba
para convertirse en uno de los mejores médicos del país, él se arrastraba de un
trabajo a otro hasta que lo despedían porque no le renovaban el contrato en
ningún lugar. Mientras WooBin tenía un futuro brillante por delante, SeRim lo
único que podía ofrecerle era su amor incondicional, pero de amor no se podía
vivir y, su amor, por sincero que fuera, no sabía si tenía una fecha de
caducidad o no, porque de la misma forma que había estado a su lado cerca de
diez años, podía diluirse en cualquier momento en el futuro o durar por el
resto de su vida.
—Lo siento, hyung, lo siento —la
dulce voz de WooBin lo sacó de sus pensamientos y, cuando alzó la cabeza, vio a
su Ruby frente a él, falto de aire, con una clara expresión de preocupación en
su rostro—. Lo siento, lo siento, de verdad, lo siento muchísimo, en el seminario
no nos querían dejar salir y luego el bus no pasaba y cuando llegó los
semáforos estaban todos en rojo —el chico se dejó caer sobre la silla frente a
él, cansado—, parecía que el universo no quería que llegara.
—Quizás el universo te estaba dando
la mejor opción a seguir y no tenías que haber venido… —no pudo evitar murmurar
SeRim.
—Hyung… ¿estás enfadado? —le
preguntó el chico y, la expresión en su rostro pareció demasiado triste, como
si aquello le hubiera dolido demasiado, casi tanto como a SeRim le dolía su
ausencia.
—No, no, no estoy enfadado —le
aseguró—. Sé perfectamente que ahora tienes una vida lejos de mí y que te
supone demasiados problemas venir a verme y muchas veces tus obligaciones te lo
impidan… estoy… acostumbrado, creo.
—Hyung… —murmuró WooBin—. Lo siento…
lo último que quiero es hacerte daño y… se que me he portado mal contigo en los
últimos tiempos y no sabes lo mucho que me arrepiento de todas las veces que te
he hecho esperar por mí y al final no he podido llegar —dijo, siendo
completamente sincero con sus palabras, sus ojos brillando como un millón de
estrellas—. Ojalá… ojalá pudiera estar junto a ti siempre porque es lo único
que quiero… la carrera es demasiado dura y te echo mucho de menos y ojalá cada
vez que siento que no puedo más te tuviera a mi lado… —WooBin suspiró
profundamente y después lo miró fijamente a los ojos—. Hay veces que lo único
que quiero es dejarlo todo y correr a tus brazos, olvidando todas mis
obligaciones porque sé que contigo estaré completamente seguro, pero sigo con
todo porque es el camino que he elegido, el camino que en el fondo me gusta… y
siento que soy muy egoísta porque cada día me aleja más de ti y te hago daño a
ti, hyung, y me hago daño a mí mismo, pero no puedo renunciar a ti… no puedo
renunciar a ti… no puedo dejar de quererte, hyung… porque te quiero mucho, te
quiero demasiado y no te merezco, porque tú te mereces a una persona mejor,
alguien que pueda estar contigo y que no te deje plantado la mayoría de las
veces y…
—WooBin —dijo SeRim, cortándolo,
sintiendo cómo su corazón estallaría en cualquier momento de felicidad
contenida—. Mi Ruby… no hay mejor persona que tú en este mundo.
WooBin lo miró durante unos
momentos, como si estuviera evaluando sus palabras y después una lágrima cayó
por su mejilla, una lágrima que SeRim se apresuró a retirar con su mano,
acariciando el rostro del menor. WooBin cerró los ojos ante el contacto y
volvió a suspirar profundamente.
—Hyung… —murmuró entonces—. No quiero
hacerte daño… pero te quiero demasiado como para dejarte ir…
—Yo tampoco quiero dejarte ir, mi
Ruby —respondió.
WooBin sonrió entonces, una sonrisa
que provocó que la calidez se extendiera por todo su cuerpo y SeRim lo único
que pudo hacer en ese momento fue jurarse a sí mismo que dejaría de ser débil,
trataría de ser lo más fuerte posible para poder aguantar todo el tiempo
posible junto a WooBin, porque, a pesar de todo, a pesar de que le dolía, sabía
que no poder estar junto a él nunca más, le iba a doler muchísimo más y, ahora
que sabía cuáles eran los sentimientos del menor por él, no iba a permitir que
éstos cayeran en vano, porque WooBin, a pesar de que estaba labrándose un
futuro brillante, lo que más quería era estar junto a él.
Notas
finales:
—Muchas gracias
por haberme acompañado en este nuevo viaje de mil y una historias cortas, ha
sido un camino arduo para mí, pero estoy encantada con el magnífico resultado de
esto y espero que os haya gustado leerlas tanto como a mí escribirlas. ¡Nos
vemos en la próxima historia!
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