Capítulo
3
JR
-¿Por
qué quieres hacer creer a todo el mundo que eres una chica?- su
pregunta me dejó descolocado, ¿cómo podía haberme descubierto?
Bueno, lo mejor era hacerse el loco.
-No sé de que me hablas-
contesté y seguí mi camino.
-No me ignores- me agarró del
brazo y me detuvo.
-Es que no sé de qué me hablas, de verdad-
traté de hacerme el inocente.
-Eres un tío, no me lo niegues-
dijo muy convencida.
-¿Por qué dices eso?
-Porque eres
un tío- dijo simplemente.
-Esa no es una razón para que digas
que soy un tío- le contesté soltándome de su agarre haciéndome el
indignado.
-Choi MinKi- dijo- antes estabas estudiando en el
Instituto que tiene el mejor equipo de fútbol.
-¿Cómo sabes
eso?- susurré.
-Ves, lo sabía, no estaba loca eras tú- gritó
en medio de la calle. Le tapé la boca con la mano.
-Cállate-
le ordené con muy mala hostia.
-¿Por qué quieres hacerte
pasar por chica?- volvió a preguntar, no se rendía.
-No es de
tu incumbencia- dije y me alejé.
-¿Quieres que le diga a
todas esas chicas que fueron amables contigo que eres un tío y que
has jugado con ellas?- eso era chantaje.
-No me importa- dije
volviéndome hacia ella. La verdad no me importaba nada qué les
pasara a esas chicas. Eché a andar de nuevo.
-¿Y si se
enterara cierto rubio peligroso?- preguntó. Me paré en seco.
Hablaba de BaekHo. Lo de las chicas no me importaba, pero esto,
extrañamente sí. No dije nada, solo me mantuve parado en el mismo
lugar- claro, que tú y yo podemos llegar a un acuerdo- se puso a mi
altura.
-¿Qué clase de acuerdo?- susurré, ella me miró y
sonrió.
-Cuéntamelo todo y yo prometo guardar tu secreto-
dijo.
-Hecho.
Volvió
a sonreír y me cogió de la mano, tirando de mí hacia algún lugar.
Yo sólo me dejé llevar. Pensaba en cómo decirle a alguien más lo
que ocurrió, sólo se lo había dicho a su vecina fujoshi, y ella no
contaba como persona. La chica se detuvo en la puerta de una
cafetería.
-No-
dije y ella me miró- no pienso hablar de esto y que la gente me
escuche.
-Tranquilo-
susurró- la cafetería es de mis padres, vivo arriba.
-Soy
una chica- contesté.
-Claro,
al igual que tu rubio es natural- dijo ella y tiró de mí.
Era
un local pequeño, pero bonito, tenía su encanto, había que
admitirlo. Una decena de mesas salpicaban el lugar decorado de una
manera simple y sencilla. Una mujer apareció desde la cocina, era
extranjera, se parecía mucho a Rose, así que supuse que sería su
madre.
-Hola,
mamá.
-Bienvenida,
cariño- saludó- oh, ¿traes a una amiga?
-Sí- contestó-
¿nos podrías traer algo luego para merendar?
-Claro
que sí, ¿no me presentas a tu amiga?
-Oh-
me miró.
-Soy
Ren, encantada- dije haciendo una reverencia.
-Eres
una monada- dijo la mujer- ojalá trajeras más chica a esta casa y
no tanto a tu novio.
-Pero
si te encanta MingHyun- protestó ella.
-Claro
que sí, pero quiero que te relaciones con chicas también-si esa
pobre mujer supiera que yo también soy un hombre le da un ataque-
encantada de conocerte Ren, os subiré algo luego.
-Hasta
luego, señora- dije educadamente y subí las escaleras arrastrado
por Rose. Llegamos a su habitación y me hizo sentarme en su cama.
Luego se sentó a mi lado.
-Cuenta,
soy toda oídos- la miré unos momentos, todavía no sabía cómo
había accedido a aquello, bueno, sí lo sabía, pero no quería
admitirlo. Suspiré y comencé a recordar.
-Él
era un chico de mi clase, comenzó a hablar conmigo casi al instante
de conocernos. Era muy amable conmigo, siempre me sonreía y me
ayudaba- relaté, ella me miraba atentamente, yo bajé un poco la
cabeza- comencé a sentir cosas extrañas por él, al principio lo
achaqué a que era porque era mi mejor amigo y lo quería, luego me
di cuenta de que lo quería, pero no por eso, lo quería como algo
más que un amigo- no puede continuar, se me había formado un nudo
en la garganta. Alcé el rostro, sentía mis ojos acuosos.
-No
llores, pequeño- se acercó a mí y me abrazó. Dejé que lo
hiciera, la verdad, su contacto no me era desagradable como el de las
otras chicas. Me quedé un buen rato sollozando en sus brazos hasta
que me calmé. Ella me miró muy seria- lo siento- susurró- no sabía
que fuera tan duro, no quería hacerte pasar por ésto, lo siento
muchísimo. Negué con la cabeza, no había creído a mi vecina
fujoshi cuando me dijo que hablar de ello me haría olvidar, pero
ahora estaba notando cómo mis lágrimas arrastraban el dolor de mi
corazón lejos- no hace falta que continúes si no quieres.
-Quiero-
susurré secándome las lágrimas.
-Pero...
-¿Después
de hacerme chantaje para que te lo cuente no quieres saber toda la
historia?- le pregunté intentando verme bien.
-Pero...
-Pues
ahora te jodes y escuchas mi triste historia- le solté.
-No
seas malhablado- me riñó- ahora eres una señorita, compórtate
como tal- la miré extrañado- vamos, cuenta, ahora me ha salido la
vena cotilla- sonrió, pero de pronto se puso seria- si necesitas que
te abrace para que te sientas cómodo lo haré.
-Necesito
que te calles y que te refieras a mí en femenino, no en masculino-
le dije.
-Ok-
la miré y ella cerró su boca como si fuera una cremallera, luego le
puso un candado y tiró la llave. Me quedé flipando con lo que
hacía, pero me sobrepuse a su excentricidad y comencé a hablar de
nuevo.
-El
año pasado, sin poder contenerme más le dije a mi mejor amiga que
él me gustaba- susurré- ése fue el error más grave que he
cometido en mi vida- Rose me sonrió animándome a seguir- ella le
contó a él todo lo que yo le había dicho... a él y a todo el que
se cruzara en su camino. En unos pocos días todo el Instituto se
enteró, y como él era muy popular, todas las chicas del colegio se
me pusieron en contra- conté- me hicieron el curso un infierno, pero
lo peor de todo fue, que cuando él se enteró de que me hacían la
vida imposible él intentó defenderme.
-¿Por
qué eso fue lo peor?- preguntó ella- ¿No era tu mejor amigo?
-Me
humilló al hacer eso.
-Oh,
es verdad, El Hombre y Su ORGULLO.
-¿No
habías cerrado tu boca con una cremallera, un candado y tirado la
llave?
-Sí,
pero por si no te habías dado cuenta, lo del candado era
parafernalia... no sujetaba nada- contestó sonriendo.
-Eres
un caso...
-Gracias,
por cierto, ¿cuál era el nombre del chico?
-Kim
JongHyun- contestó.
-¿No
jodas? ¿El de SHINee?- dijo emocionada.
-No.
-¿El
tiro a yo no sé qué que salió en los JJOO?
-No.
-Jo,
pues cómo no hay Kim JongHyuns en Corea, especifica, que sino me
pierdo.
-¿No
te estoy diciendo que estaba en el Instituto conmigo?
-El
de SHINee es muy joven...
-Rose-
dije un poquito bastante cabreado.
-Lo
siento, era para relajar el ambiente.
-No
lo relajes, no hace falta.
-Ok,
entonces, ¿quién es ese Kim JongHyun?- me preguntó.
-JR,
el capitán del equipo de fútbol.
-¡De
eso te conocía!- me gritó como loca levantándose de un salto- tú
venías a sus partidos cuando jugabais en nuestro Instituto.
-¿Y
te acuerdas de mi cara?
-Soy
muy buena en eso- contestó.
-¿Se
puede?
-Claro,
mamá- la mujer entró y nos dejó unas pastas y unos refrescos,
después se fue del lugar. Comenzamos a comer sin decirnos una
palabra, pero de repente, Rose habló- espero que tú y yo podamos
ser amigas- no supe como reaccionar a aquello, así que no dije nada,
pero interiormente, también pensé que podríamos ser amigas.