viernes, 7 de marzo de 2014

I'm Breaking My Rules Again

I’m Breaking My Rules Again

            La primera vez que lo vi caminaba junto a su hermano mayor, YongGuk, mi mejor amigo, que lo llevaba a la escuela. Tendría unos diez años y era precioso. Su rostro redondo, sus ojos inocentes y su sonrisa perpetua. Inmediatamente me cautivó y no supe ni cómo lo hizo, era un chico completamente adorable.

            Sin darme cuenta, los años fueron pasando y aquel niño se había convertido ahora en un chico de instituto. Había crecido un poco, pero no mucho y tenía un amigo que le sacaba dos cabezas a pesar de tener la misma edad. Seguí pareciéndome un chico adorable, pero ahora el sentimiento era mucho más fuerte.

            A lo largo de los años nos habíamos ido acercando poco a poco hasta que me había convertido en alguien tan importante para él como su propio hermano y él en alguien de quien llegaba a depender incluso en algunas ocasiones. JongUp era la única persona que me seguía en mis juegos, que se reía de mis bromas y que seguía mis órdenes al pie de la letra.

            Cuando estaba a mi alrededor no podía borrar una estúpida sonrisa de mi cara y cuando se me acercaba demasiado mi corazón latía más rápido de lo que debería hacerlo en circunstancias normales. Llegado mi último año de universidad, me di cuenta de que me había enamorado del hermano pequeño de mi mejor amigo, al que le sacaba cinco años y que seguía siendo menor.

            En ese momento comencé a salir con todo tipo de personas, mujeres, hombres, me daba igual romper mis propias reglas acerca de no salir con una persona a la que no quisiera, solo quería olvidarlo. Sin embargo, esto tuvo el efecto contrario, ya que el chico no quería irse de mi lado al ver el mal estado en el que me encontraba por aquellos rollos sin sentido.

            ―HimChan hyung ―me dijo un día que habíamos quedado en mi casa para ver una película.
            ―Dime ―contesté distraído.
            ―¿Por qué te empeñas en estar con personas que te hacen daño cuando tienes al alcance de tu mano a una que te ama? ―preguntó.

            Sus ojos estaban brillantes, su mano estaba extendida ante mí para que la tomara. Se acababa de declarar, me acababa de decir que él también me amaba y no podía creerme lo que estaba escuchando.

            ―Uppie…
            ―Te amo.


            Cerré mis ojos mientras me debatía internamente. Había muchísimos contras, pero finalmente tomé su mano. Estaba rompiendo mis reglas de nuevo ya que me había prohibido a mí mismo salir con alguien menor de edad, pero JongUp había traspasado todas mis reglas y barreras.

jueves, 6 de marzo de 2014

Kiss

Kiss

            Estábamos grabando aquel mini-drama parodia de Secret Garden para aquellos premios en el que ChangHyun era el protagonista. Debido a que la nueva canción que presentábamos tenía un ligero toque de espías, al menos el vídeo sí, habíamos “recibido una misión”, bueno, él la había recibido y todos teníamos que ayudarlo a cumplirla, todos menos nosotros dos.

            Mientras JongHyun lo enseñaba a bailar, Daniel lo acunaba y arrullaba para que durmiera y MinSoo hyung le preparaba una cena con velas nosotros dos nos dedicábamos a otra cosa.

            Estaba sentado al piano, tocando una canción mientras ChanHee me miraba fijamente sosteniendo dos vasos de café. Estábamos grabando, pero su mirada me estaba poniendo nervioso, muy nervioso. Mi corazón galopaba dentro de mi pecho mientras grabábamos la escena.

            Solo tenía que dejar de tocar el piano, él se acercaría, entablaríamos una mínima conversación, bebería del café que me había llevado y a propósito dejaría que la espuma me manchara el labio superior. En ese momento él tenía que acercarse a mí para limpiarme con su bufanda roja, pareciendo que en realidad quería besarme.

            Tuvimos que grabar esa escena un montón de veces porque cuando llegaba el momento de tener su rostro tan cerca me ponía tan nervioso que lo alejaba de mí antes de tiempo.

            ―¿Qué te pasa, ByungHun? ―me preguntó cuando hicimos un descanso. El director ya estaba de los nervios.
            ―No lo sé ―fue lo que le contesté, sin embargo lo sabía muy bien.

            Nunca había querido más que sus labios rozaran los míos para darnos un beso.



miércoles, 5 de marzo de 2014

WARRIOR

WARRIOR

            Dos chicos rubios corrían por las desiertas calles de la abandonada ciudad de Seúl, tras ellos, avanzaba una horda de máquinas que no los deberían haber visto. Su misión estaba en peligro, por lo que debían salir de allí lo más rápido posible, alejarse de las máquinas, quitarse de su vista.

            YongGuk viró hacia la izquierda y agarró del brazo al comandante HimChan para que lo siguiera. Se adentraban en un callejón sin salida. El comandante se tensó al momento, pero se dejó arrastrar por su segundo al mando hasta que llegaron al muro del final, el que les cortaba el paso. El ruido que hacían las máquinas estaba cada vez más cerca y ponían cada vez más nervioso a HimChan.

            En ese momento, YongGuk empujó el muro y una puerta se abrió de la nada. Empujó al comandante a atravesarlo y luego lo hizo él, cerrando el hueco.

            ―Ahora estamos a salvo ―comentó YongGuk recuperando el aire.
            ―¿Dónde estamos?

            HimChan miraba a su alrededor, pero no podía encontrar nada en su mente que fuera semejante al lugar en el que se encontraban. Desde que había llegado a la Tierra, hacía un par de días, todo lo sorprendía.

            ―Es una casa ―contestó el otro―. Aquí no podrán encontrarnos y podremos hacer una base para así poder llevar a cabo nuestra misión.

            HimChan asintió. Su misión era encontrar al príncipe de Mato, que había viajado a la Tierra sin consentimiento de la familia real, todo para ayudar a un chico al que había visitado anteriormente siempre sin el consentimiento de nadie de su entorno.

            Desde hacía tiempo, la Tierra era un lugar peligroso y los pocos humanos que quedaban se esforzaban por sobrevivir a las máquinas. Por esta razón el príncipe había decidido que tenía que estar aquí en vez de en casa.

            ―En cuanto encontremos a DaeHyun lo voy a matar ―murmuró sombríamente. YongGuk se acercó a él y lo abrazó por la espalda.
            ―Si haces eso, comandante, haber venido aquí no habrá servido de nada.
            ―Lo sé… ―contestó―. Lo sé muy bien.



Nothing Matters

Capítulo 10
Nada Importa


            Después de aquel beso me separé de él y me levanté del suelo rápidamente. Casi tropiezo con mis propios pies, pero mantuve el equilibrio y salí corriendo de la habitación sin siquiera mirar atrás.

            La cabeza me daba vueltas y no podía pensar con claridad. No sabía por qué había correspondido aquel beso y tampoco por qué había comenzado otro. YiFan era mi primo y aquello no podía ser, además, tenía un novio y no podía hacerle aquello a ShiXun.

            Con esto rondándome la cabeza me dispuse a entrar en mi cuarto, tumbarme en la cama y no salir de ella pensando en mis desgracias y en alguna solución a todos los problemas que tenía en aquellos momentos. Sin embargo, no hice más que entrar a mi habitación, cuando sentí unos largos brazos rodear mi cintura.

            Me quedé sin respiración cuando mi espalda entró en contacto con su pecho y sus brazos apretaron el agarre.

            ―Lo siento… lo siento… ―susurró contra mi oído―. Lo siento, no pretendía hacerlo, pero no he podido evitarlo ―posó su rostro en mi hombro y suspiró―. Te dije que no volvería a hacerlo, pero es demasiado para mí verte todos los días y no poder tenerte. Te quiero más que a mi vida, LuHan, te amo y te repito una y otra vez que no importa nada, que no me importa que seamos primos, que lo nuestro esté mal… ―su voz se quebró y comencé a notar una leve humedad en mi hombro―. Te amo y quiero estar contigo aunque sea rompiendo todas las reglas porque he estado cinco años de mi vida sin ti y nunca antes me había sentido tan vacío, tan muerto en vida. Te necesito.
            ―Fan…
            ―Si me vas a rechazar nuevamente no lo hagas ―murmuró con voz ahogada―. Me iré de aquí hoy mismo y no volverás a verme nunca más.
            ―Fan…
            ―Pero si haces caso a tu corazón y me aceptas, nunca me iré de tu lado, no te haré llorar y haré que lo difícil sea un juego de niños para ti.

            Mi corazón bombeaba sangre constantemente a un ritmo casi frenético. Los oídos me pitaban y la cabeza me iba a estallar. Tenía unas inmensas ganas de llorar, pero también quería sonreír hasta el final de mis días. Sabía que aquellas cosas que YiFan me decía no eran pura palabrería, él siempre lo había tenido muy claro y no le importaba absolutamente nada.

            Quería decirle que lo amaba, que mi corazón solo latía desbocado cuando estaba con él, que mi cuerpo se electrizaba cuando entraba en contacto con el suyo, que lo amaba más que a nada… pero en esos momentos venía a mi cabeza la imagen de ShiXun.

            No quería hacerle daño a ese chico porque no se lo merecía, pero tampoco merecía vivir en una mentira. No merecía creer que yo lo amaba como él a mí cuando no era cierto. No lo amaba, no lo amaba como a YiFan.

            ―Déjame pensarlo… ―acabé susurrando―. Déjame pensarlo hasta que ShiXun vuelva de la acampada.
            ―ShiXun ―murmuró―. Siempre él.
            ―Es mi novio ahora… tendré qué pensar qué le voy a decir… ―esbocé una sonrisa que YiFan no vio.

            Había tomado mi decisión, pero no me parecía justo para ninguno de los tres comenzar algo cuando uno de los implicados no estaba. Quería a YiFan más que a nada, pero primero debía dejar las cosas claras con ShiXun.

            ―¿Qué quieres decir con eso? ―preguntó despacio.
            ―Quiero decir que no puedo cortar con él si está a varios kilómetros de aquí.
            ―LuHan… ―me giró entre sus brazos para quedar cara a cara―. ¿Eso quiere decir que…?
            ―Te amo… nada más importa.

            Apenas terminé de decir aquellas palabras cuando ya estaba siendo estrechado fuertemente entre sus brazos. Durante unos momentos nos mantuvo así hasta que comenzó a faltarme el aire. Me separó un poco de sí al notar lo que me pasaba y yo tomé una gran bocanada de aire.

            Lo miré a los ojos con una sonrisa tras recuperarme y él me la devolvió de una manera completamente brillante. Aquella sonrisa me eclipsó, llevaba demasiado tiempo sin verlo sonreír de aquella manera y me hinchó el orgullo saber que solo sonreía así por mí.

            ―Esto… no es una broma… ¿verdad? ―preguntó con miedo y yo negué con la cabeza―. ¿Cómo has cambiado de opinión tan rápido?
            ―Nunca pude olvidarte ―murmuré―. Comencé a salir con ShiXun a tu llegada para intentar alejarte de mi pensamiento, pero con todo lo que hacías me confundías más y más. Con él me siento feliz y calmado, contigo mi interior se convierte en un torbellino.
            ―Yo tampoco he podido olvidarte aunque lo haya intentado un par de veces ―confesó―. Al principio te odié por lo que me dijiste aquel día ―aquellas palabras se clavaron en mi pecho como si fueran agujas afiladas―. Pero me di cuenta de que te amaba y echaba de menos. Tardé todos estos años en decidirme a volver porque no sabía cómo ibas a reaccionar.
            ―Lo siento. Desde ese momento me estoy mortificando porque te hice mucho daño con lo que dije ―susurré.
            ―Pero ya no importa ―tomó mi rostro entre sus manos y me hizo mirarlo a los ojos―. Da igual, el pasado es pasado y ahora solo debemos pensar en nuestro presente ―asentí lentamente y él sonrió―. ¿Puedo dormir contigo hasta que los chicos vuelvan y puedas cortar con ShiXun?
            ―No sé si es lo correcto.
            ―¿De qué tienes miedo? No te voy a atacar en mitad de la noche… ¿o puede que sí? ―comentó con una sonrisa pícara en su rostro.
            ―No es gracioso ―murmuré―. Le voy a hacer mucho daño a alguien que no se lo merece. Ese chico es un encanto.
            ―Te puedo asegurar que no sufrirá mucho.
            ―Lleva años enamorado de mí.
            ―Y ZiTao enamorado de él ―contestó―. Lo dejas en buenas manos.
            ―ZiTao me dará una paliza. Me advirtió que no le hiciera daño.
            ―¿Tienes miedo de ZiTao? ¿Del mismo ZiTao que no mataría ni a una mosca? ―preguntó algo extrañando.
            ―No. La verdad es que recibiría los golpes gustosamente. Me los merezco.
            ―Eres un idiota ―susurró antes de volver a envolverme entre sus brazos.
            ―Lo sé. Soy un idiota por no escuchar a mi corazón.

            Nos quedamos en aquella posición unos minutos. Podía haberme pasado horas así, pero unos golpes en la puerta de mi habitación hizo que nos separáramos rápidamente.

            ―¿Sí? ―pregunté.
            ―Xiao Lu, ¿me habéis cogido eso del armario? ―preguntó la voz de YiXing al otro lado de la puerta.
            ―Sí, claro. Está en tu habitación ―contesté recordando dónde habíamos dejado el objeto.
            ―Genial, dale las gracias a Fan si lo ves. Estaré en casa de MinShuo si alguien pregunta por mí.

            Se escucharon pasos alejarse de la puerta de mi habitación y cuando dejaron de escucharse, nos miramos y sonreímos, sabiendo lo que nuestro primo iba a hacer en aquella casa.

            ―Entonces… ―comenzó llamando mi atención―. ¿Puedo dormir contigo? Solo dormir ―aclaró al ver que yo alzaba una ceja.
            ―Pero solo dormir ―nada más dije esto, sentí sus labios contra los míos y seguí el ritmo suave y lento del beso que él me daba.


            Aquella noche dormimos juntos tras pasar un día jugando con el gato recogido de la calle y cuando desperté a la mañana siguiente, viendo su rostro relajado, durmiendo en paz una sonrisa enorme se instaló en mi cara y no pude borrarla en todo día.


            ―Estás de muy buen humor hoy ―comentó mi amigo MinShuo a media tarde―. Los días anteriores estabas como alma en pena porque ShiXun se había ido.
            ―Ha pasado algo bueno ―contesté―. O malo… según como se mire.
            ―Cuéntame.
            ―Hablé con YiFan ayer ―empecé algo titubeante―. Aclaramos las cosas y tomamos una decisión.
            ―¿Te va a dejar en paz de una vez por todas?
            ―No. Hemos decidido que lo que importa son los sentimientos y no lo que piensen los demás.

            La cara de mi amigo fue un poema en cuanto terminé de hablar. No lo veía bien.

            ―Pero…
            ―Es lo que hemos decidido ―corté―. Llevo mucho tiempo intentando olvidarlo y no he podido hacerlo porque lo amo demasiado.
            ―¿Y ShiXun?
            ―Hablaré con él en cuanto regrese ―contesté.
            ―¿Y qué le vas a decir? ¿Te dejo porque estoy enamorado de mi primo?  ―preguntó.
            ―¿Quién está enamorado de quién? ―la voz de YiXing a mis espaldas hizo que me quedara completamente estático.
            ―Xing… cariño… ―empezó MinShuo, pero mi primo lo cortó.
            ―Ni se os ocurra evitar el tema, ¿qué era eso de lo que hablabais? ―preguntó seriamente.
            ―Yo… ―comencé―. Fan y yo… ―YiXing parpadeó para que siguiera hablando―. Nosotros… estamos… Fan y yo…
            ―Se quieran de una forma que no tiene nada que ver con el cariño que le tienes a la familia ―dijo MinShuo por mí.
            ―Ah. ¿Por fin lo has aceptado? ―comentó con una sonrisa.
            ―¿Cómo dices? ―pregunté extrañado.
            ―He sido el confidente de Fan en las últimas semanas porque os vi besaros una vez ―contestó.
            ―¿Cuando?
            ―Eso no importa ―dijo moviendo una mano―. Lo que importa es que por fin lo habéis arreglado todo y ahora lo aceptáis.
            ―¿Así? ¿Sin más? ¿No te parece mal?
            ―¿Por qué me tendría que parecer mal?
            ―Somos primos.
            ―Eso no lo digas delante de Fan, le sale una vena muy poco atractiva en la frente ―comentó divertido.
            ―Eso es por mi culpa. Se lo he repetido hasta la saciedad ―dije―. Pero… ¿en serio no te parece mal?
            ―No. Me parece estupendo. Si os queréis no voy a ir yo diciendo lo que podéis hacer o no ―contestó―. Lo que me preocupa es ShiXun.
            ―A mí también ―murmuré.
            ―Eso discutíamos ―dijo MinShuo.
            ―Lo mejor que puedes hacer es ser sincero y contárselo todo. No lo digas de forma brusca y reza porque TaoZi no te pegue una paliza ―recomendó.
            ―Gracias, XingXing ―susurré acercándome a él para abrazarlo.


            Los días siguientes pasaron rápidamente y antes de que pudiera darme cuenta, llegó el día en el que ZiTao y ShiXun volvían de su acampada. Ese día me desperté al alba y me levanté de la cama intentando no despertar a YiFan, para luego vestirme y dirigirme a la cocina. No pasé mucho tiempo allí cuando la puerta principal se abrió y por ella entraron dos personas.

            Soltaron algunas cosas en la entrada y luego se dirigieron a la cocina, donde yo los esperaba. Parecieron sorprenderse al verme allí.

            ―LuZi… ―comenzó mi primo―. No te esperábamos aquí ―lo dijo de una forma forzada y yo fruncí el entrecejo.
            ―¿Por qué? Vivo aquí.
            ―Sí. Ya… pero…

            ZiTao comenzó a dar explicaciones, pero yo no lo escuché, estaba pendiente de ShiXun. No se había acercado a mí, no me había mirado a los ojos y no me había sonreído. Esas fueron las pistas que obtuve para saber que algo no andaba bien.

            ―¿Qué ha pasado?

            Mi pregunta los hizo tensarse y confirmé que algo había tenido que pasar. Cuando fui a preguntar de nuevo, ShiXun se adelantó.

            ―Lo siento. Lo siento mucho. No sabes cuánto lo siento ―dijo rápidamente a la vez que las lágrimas caían por su rostro.

            Aquello me dejó completamente impactado y descolocado. ¿Por qué lloraba? ¿Por qué me pedía perdón? Pero si su respuesta me había dejado así de confuso, lo siguiente que hizo ZiTao me dejó aún más. Se acercó al chico y lo rodeó con sus brazos, dándole besos en la cabeza, intentando consolarlo.

            ―¿Qué…?
            ―Durante la acampada… ―comenzó mi primo―. Yo me declaré a ShiXun y lo besé ―abrí mis ojos como platos, sin poder creer lo que escuchaba―. Y también… lo hicimos… ShiXun está muy avergonzado porque pensaba que estaba enamorado de ti, pero durante esta semana…
            ―Lo entiendo ―murmuré y ambos me miraron―. Yo también tengo algo que confesar. Estoy enamorado de otra persona.

            ShiXun salió de entre los brazos de ZiTao y se acercó a mí para darme un abrazo que correspondí.

            ―¿Te gusta ZiZi? ―pregunté y él asintió―. Entonces lo mejor que podemos hacer es dejarlo.
            ―Gracias ―susurró―. No quería que esto pasara, pero ha sucedido. Yo pensaba que te amaba… pero…
            ―Yo tampoco quería que pasara, pero no he podido evitarlo ―nos separamos y nos miramos a los ojos, dedicándonos una pequeña sonrisa.
            ―Espero que seas feliz con esa persona ―deseó.
            ―Yo también espero que seas feliz con ZiTao ―dije―. Y si te hace daño, sabes que me tienes aquí para darle su merecido.

            Después de aclarar aquello y ver que mi decisión de seguir a mi corazón no había perjudicado en nada a ShiXun y que estaba bien junto a ZiTao, me despedí de ellos y salí de la cocina, dirigiéndome a mi habitación, en la que dormitaba YiFan. Entré rápidamente a mi cuarto y, tras cerrar la puerta, me lancé sobre la cama, despertando a mi primo con un beso. Él abrió los ojos sorprendido, pero correspondió mi muestra de cariño.

            ―Estamos muy cariñosos esta mañana ―comentó divertido cuando nos separamos para respirar―. ¿Ha pasado algo bueno?
            ―He hablado con ShiXun y todo ha salido bien ―YiFan esbozó una gran sonrisa.
            ―¿En serio? ―preguntó.
            ―En serio.
            ―Entonces… ¿ya podemos estar juntos sin ninguna restricción? ―asentí.
            ―Sin que nada importe ―murmuré antes de besar sus labios de nuevo.


martes, 4 de marzo de 2014

Noche de Tormenta

Noches de Tormenta

            Llevaba lloviendo en Seúl desde algunas horas, pero ahora había comenzado a apretar y el único sonido que se escuchaba era el de la lluvia golpear de forma incesante contra el asfalto y contra los cristales de las ventanas. Poca gente se aventuraba a salir a la calle con la que estaba cayendo.

            JunMyeon se levantó de la silla de su escritorio y se estiró hasta que algunos de sus huesos crujieron. Llevaba horas estudiando sentado en aquella silla que había sido fabricada por el mismísimo demonio. Se acercó a la ventana y miró a través del cristal. No se veía absolutamente nada, el agua difuminaba la visión. El tifón que los llevaba azotando desde la mañana cada vez era más intenso.

            En ese momento una gran luminosidad surcó el cielo y JunMyeon se apartó de delante de la ventana rápidamente, segundos después se escuchó el trueno tan cerca que el chico tuvo que taparse los oídos por el estruendo. La luz de su flexo se apagó de pronto y la estufa hizo lo mismo. Afuera, las luces del vecindario se iban apagando poco a poco. Parecía que el rayo había ido a parar justo en el transformador que abastecía a toda aquella zona.

            JunMyeon suspiró y se resignó a que no podría seguir estudiando. Fue a tientas hacia la cama y se tumbó en ella dispuesto a dormir un poco. Su espalda no había hecho más que chocar contra el colchón cuando la puerta de su habitación se abrió y la luz procedente de un móvil lo dejó ciego unos instantes.

            ―Hyung… ―escuchó que lo llamaban e inmediatamente supo quién era.

            ZiTao era el hermano pequeño de YiFan, el chico con el que compartía piso. Había ido a visitar a su hermano durante unos días, pero el otro se había ido a la universidad temprano y todavía no había vuelto porque el metro estaba cortado y los autobuses no circulaban debido al tifón. Por eso se había pasado todo el día allí con aquel chico y por eso este, asustado, había ido hacia él.

            ―¿Qué pasa, ZiTao? ―preguntó esbozando una sonrisa tranquilizadora.

            El chico cerró la puerta de la habitación y guiado por la luz del móvil, se dirigió a la cama en la que JunMyeon se había ahora incorporado y se sentó cerca de él.

            ―Estoy asustado. No me gusta la tormenta ―contestó en un coreano macarrónico que al mayor le había parecido encantador desde que lo conoció.
            ―¿Quieres quedarte aquí conmigo? ―preguntó. El chico asintió―. Entonces vamos a aprovechar para conocernos mejor.



lunes, 3 de marzo de 2014

Gentleman

Gentleman

            Cuando la puerta de la gran casa a la que había sido invitado se abrió contuve la respiración. Ante mí se encontraba el mayor vestíbulo que había visto en mi vida, decorado de una forma realmente exquisita y con un gusto que me hacía tener orgasmos silenciosos. Era precioso.

            ―¿Quién es usted, señor? ―preguntó un señor mayor, el mayordomo supuse.
            ―El profesor de protocolo ―contesté con una sonrisa y el hombre me dejó pasar.

            Profesor de protocolo. Esa era mi ocupación. Desde muy pequeño siempre me había gustado enseñarles a otros cómo tenían que comportarse para hacerlo bien y eso había derivado en mi profesión. Ahora me encargaba de enseñar buenos modales en cualquier situación que los requiriese a hijos de ricos que nunca obedecían.

            Debido a eso ya tenía tres canas más que me habían salido antes de tiempo, pero podía vivir con ello porque pagaban bastante bien.

            Sin darme cuenta, el señor mayor me había guiado por toda la casa explicándome algunas cosas a las que había prestado atención a medias y ahora me encontraba frente a la puerta de una habitación.

            ―Esta es la habitación del señorito YiJong ―anunció, justo después, se alejó de allí.

            Suspiré. Había hablado con el padre del chico, el señor Kwon, varias veces para ultimar detalles y me había comentado que lo habían intentado todo, pero que aun así, nada de lo que hacían había funcionado. Sería un gran reto que a lo mejor acababa con él y su infinita paciencia, pero quería ver hasta dónde era capaz de llegar.

            Llamó a la puerta, pero no obtuvo respuesta, por lo que un par de segundos después la abrió, ingresando a la habitación.

            ―Soy Choi SeungHyun, seré tu profesor de…

            No pudo acabar de presentarse porque ante él, sobre la cama, se encontraba el chico al que lo habían mandado a educar, desnudo, masturbándose y con los ojos cargados de placer fijos en él.


domingo, 2 de marzo de 2014

Quien se Pelea, se Desea

Quien se Pelea, se Desea

            ―¿Otra vez? ―preguntó JunMyeon en cuanto entró al salón y vio a LuHan y ZiTao enzarzados en una pelea.
            ―Llevan ya un buen rato ―contestó YiFan―. He intentado separarlos, pero muerden ―se remangó y enseñó la señal que le había quedado del mordisco que LuHan le había dado minutos antes cuando se acercó.
            ―¿Y MinSeok hyung? ―preguntó, ya que él era la única persona capaz de hacer entrar en razón a LuHan la mayoría de las veces.
            ―Está en la radio con JongIn ―respondió JongDae.

            JunMyeon suspiró y avanzó hacia los chicos.

            ―Vamos, separaos ―pidió―. Si viene el mánager será peor.

            Los dos chicos lo miraron durante un segundo, después, volvieron a lo que hacían: rodar uno sobre el otro mirándose con odio mientras intentaban alcanzar al otro para así poder darle una paliza.

            ―Me sabe mal tener que decirlo yo ―murmuró BaekHyun apareciendo de pronto en el salón―, pero quien se pelea se desea.

            Inmediatamente después de escuchar estas palabras, los dos chicos se separaron como si hubieran recibido una descarga eléctrica provocada por el otro y los demás se echaron a reír ante la acción. Tao y LuHan se echaron una mirada de odio y se levantaron del suelo.

            ―A mí jamás me podría gustar alguien como ese niñato malcriado ―murmuró el mayor.
           ―A mí tampoco me podría gustar nunca un tío que es más femenino que una chica ―replicó Tao.

            Volvieron a mirarse con odio infinito y luego cada uno se dirigió a un sitio diferente del apartamento, intentando ocultar el creciente sonrojo que quería extenderse por sus rostros.

            Realmente estaban jugando, porque como bien había dicho BaekHyun, se deseaban, pero no por ello debía saberlo todo el grupo.



Dead Or Alive: The Misconceptions Of Time

Epílogo
Dead or Alive:
The Misconceptions of Time

            El timbre anunció el final del último día de clases antes del verano y los estudiantes que estaban dentro del aula comenzaron a recoger todas sus cosas rápidamente para poder salir de aquel infierno lo más rápido posible. ZiTao sonrió recordando aquellos días en los que él hacía lo mismo para poder encontrarse con SeHun y ver que todo estaba bien.

            Suspiró. Hacía dos meses que él había vuelto a su vida y ZiTao ya no se encontraba en esta, así que se regañó mentalmente por pensar en ello.

            —¡Levanta, Tao! O nos vamos sin ti —amenazó JongIn.
            —Ya voy, ya voy —anunció con una sonrisa.

            Había habido muchos cambios en su vida desde lo de SeHun. Estuvo varios días sin ir al instituto después de su marcha y cuando JongIn fue a buscarlo a casa, lo primero que le dijo fue que se había enamorado de una persona y que no podía corresponder lo que sintiera por él. El otro simplemente le había sonreído y lo había abrazado, dejando que las lágrimas de ZiTao empaparan su camiseta. Después de eso, habían vuelto a lo de antes, a ser solo amigos.

            Esa misma tarde, tras pasar un rato con sus amigos, se despidió de ellos y se dirigió a la cafetería que había frecuentado con SeHun durante el tiempo que pasó con este. Ni una sola tarde había faltado, con la esperanza de que el chico algún día apareciera con su amigo LuHan a tomarse aquel Bubble Tea al que era adicto. Sin embargo, este no había ido al local.

            Así que, tras tantas tardes en el lugar, se había acabado haciendo amigo del camarero alto, Wu YiFan, del que ahora sabía algunas cosas más. Era chino, como ZiTao, estaba en la universidad y para pagarse la matrícula y la estancia en Seúl trabajaba en la cafetería que era de los padres de un compañero suyo.

            ZiTao también había conocido a sus amigos, ChanYeol y BaekHyun. Le parecieron demasiado alocados para alguien tan serio como él, pero tras ver cómo se comportaba junto a ellos, pudo comprobar que eran todos tal para cual y por eso se llevaban tan bien.

            Igual que a JongIn, le dejó claro que él estaba enamorado de alguien y que no podía traicionar a su corazón saliendo con él, así que ahora tenían una gran amistad y aunque ya no le regalara Bubble Teas, el chico estaba muy feliz con esta.

            En cuanto llegó, se sentó en aquella mesa apartada, detrás de la columna y, sin nada qué hacer, comenzó a jugar con su teléfono móvil. Se había descargado un juego de carreras de coches y últimamente estaba todo el día jugando a él. Acabó ganando una de las veinte partidas que jugó y dejó el teléfono a un lado para beberse lo que le quedaba de té y recoger sus cosas para irse a casa.

            En ese momento, escuchó unos pasos apresurados recorriendo el local y estos se detuvieron tras él. Una respiración jadeante rozaba su nuca. Lentamente, se giró hasta quedar cara a la persona que se había detenido junto a él. El corazón le dio un vuelco al reconocer a la persona ante él. Rápidamente se levantó, colocándose a su altura y mirándolo a los ojos.

            Era SeHun. SeHun estaba allí y lo miraba, lo miraba cómo si pudiera recordarlo. ZiTao sentía que estaba a punto de llorar.

            —No sé por qué he hecho esto —murmuró el castaño—. No te conozco, no sé quién eres, pero al verte por el cristal he sentido que eras alguien importante para mí —el moreno sonrió.
            —Mi nombre es ZiTao y si es así cómo te sientes, no me importaría conocerte —contestó indicándole que se sentara junto a él—. “De nuevo” —pensó.



Fin

sábado, 1 de marzo de 2014

90' Line

90’ Line

            Cuando nuestros hobbaes de EXO debutaron me sentí muy orgulloso de todos ellos. Habían trabajado muy duro para poder llegar  a debutar, como todos lo que lo habíamos hecho y por fin todo su esfuerzo y trabajo se veía recompensado.

            Era el primer grupo que la empresa debutaba desde hacía varios años, porque después de F(x) no había debutado gente nueva, así que todo estaba patas arriba. Todo el mundo estaba preocupado, había sido una gran campaña de marketing y los chicos ya tenían bastantes fans, pero no por eso quería decir que el grupo fuera un éxito.

            Sin embargo, lo que más me preocupaba no era nada de eso, sino que uno de aquellos chicos, uno que compartía conmigo el mismo mes y año de nacimiento, se iba.

            ―Sé que la empresa hace esto para daros más alcance y más promoción ―comenté enredando al chico que yacía conmigo en la cama en las sábanas―. Pero… ¿Por qué eres tú quién se tiene que ir a China?
            ―No sé si lo recordarás, Jjong… Pero soy chino ―suspiró.
            ―Claro que lo recuerdo, a veces titubeas al hablar coreano ―contesté―. Pero no quiero que te vayas, LuHan…

            El chico se giró y se deslió de las sábanas en las que yo llevaba rato intentado atraparlo para que no pudiera salir de mi cama hasta el día del juicio final. Me miró a los ojos fijamente y yo no pude evitar caer en su mirada brillante.

            ―Sabes que voy a volver a Corea muchas veces. No es como si me fuera para no volver ―murmuró. Tomó mi mano y comenzó a darle besos a mis dedos, haciéndome cosquillas.
            ―Lo sé… Pero la 90’Line de la empresa se va a quedar muy vacía… Yo me voy a quedar muy vacío… ―repliqué.
            ―¿Acaso crees que yo no? ―preguntó haciendo un puchero―. Pero debemos aguantar.

            Lo miré durante unos momentos más. Su rostro dulce, sus labios pálidos, sus ojos castaños y luego asentí. No es como si no nos fuéramos a ver más en la vida, lo volvería a tener entre mis brazos muchas más veces y los dos nacidos en el noventa volveríamos a ser uno.