One More Time

One More Time

            Si tan solo tuviera la oportunidad de hacer todo de nuevo, si tan solo pudiera hacer que el tiempo volviera atrás, si tan solo tuviera otra oportunidad, si tan solo pudiera tener un poco de más tiempo… Podría haber hecho algo, pero nada de lo que pedía era posible, nada.

Hace catorce años

            Era un maldito conejo escurridizo. ¿Dónde se había metido?

            Comencé a andar por las intrincadas calles de la ciudad, buscándolo. Era un crío, no se lo podía dejar solo o se perdía. Lo divisé a lo lejos, apoyado contra el poste de una farola, con sus cascos morados colgando de su cuello y su cabeza girando en una y otra dirección, buscándome seguramente.

            Suspiré aliviado y me dirigí hacia él, en cuanto me vio, salió corriendo hacia mí y me abrazó fuertemente.

            —¿Dónde estabas, Lu-ge? —preguntó y yo rodé mis ojos. ¿Qué donde estaba yo? ¿Dónde estaba él? iba a regañarlo por desaparecer de mi vista, pero lo siguiente que dijo hizo que me lo callara—. Tenía mucho miedo, Lu-ge… mucho miedo… —sentí humedad en mi cuello y supe que estaba llorando, por lo que lo apreté fuertemente contra mi cuerpo y comencé a acariciarle la cabeza—. No me dejes, Lu-ge, no me dejes nunca.

            —No lo haré.

Hace doce años

            —YiXing… ¿¡quieres ir más despacio!? —le grité mientras él me llevaba de la mano, corriendo calle abajo-. ¡Nos vamos a estampar contra la pared!

            —Lu-ge, miedica —dijo volviendo su rostro hacia mí y sacándome la lengua.

            Aquello me hizo sacar mi orgullo y pasé corriendo delante de él, rápidamente, para luego, ir frenando lentamente, justo antes de toparnos contra la pared, pero aun así, viendo que todavía nos íbamos a chocar contra ella, giré y apoyé mi espalda contra esta, antes de atrapar a YiXing entre mis brazos cuando impactó contra mí.

            —No soy ningún cobarde —murmuré y él sonrió con admiración.

Hace nueve años

            —Lu-ge… —susurró.

            —Hum… —fue lo único que dije.

            Estábamos a la sombra del naranjo del patio de su casa y yo me había tendido sobre el césped mientras que él seguía sentado, apoyado contra el tronco del viejo árbol.

            —Tengo algo que decirte —su voz temblaba cuando dijo aquellas palabras, llamando mi atención.

            —Solo dilo —acabé diciendo con mi corazón latiendo rápidamente contra mi pecho por la ansiedad de no saber.

            —Te amo… —sonreí y abrí mis ojos, descubriéndolo sonrojado a más no poder. Me incorporé lentamente y me apoyé contra el tronco para estar a su altura.

            —Y yo a ti —él esbozó una sonrisa amplia, después se abrazó a mí fuertemente, como cuando éramos pequeños.

            —Te amo, LuHan, te amo —murmuró en mi oído como si fuera una nana.

Hace seis años

            ¿Cómo podía ser tan dulce? ¿Cómo podía ser tan tierno? ¿Cómo podía estar dándome aquellos pequeños besos sobre mi sofá que casi parecían el roce de las alas de una mariposa? ¿Cómo podía tener aquella expresión inocente en su rostro mientras me hacía morir?

            —YiXing… —murmuré roncamente, haciéndolo sonreír contra mis labios.

            —¿Sí, LuHan? —tan tierno, tan dulce.

            —Déjame probarte… —pedí.

            —Cuando quieras.

~.~.~

            Había pasado bastante tiempo desde que me insinuara hasta que se me dio la oportunidad para probarlo. Lo tenía debajo de mi cuerpo, con el suyo completamente expuesto, solo para mí. Estaba sonrojado, hermoso, sudando mientras yo lo saboreaba.

            —¿Estás preparado para hacerlo? —le pregunté con restos de su semen aún en mis labios.

            —Contigo, siempre.

Hace cuatro años

            —Llegué a casa —dije, pero no obtuve respuesta—. ¿YiXing? —me asusté al no recibir respuesta ni tampoco verlo por ningún lado, así que comencé a buscarlo por aquel piso que habíamos alquilado en la gran ciudad para poder ir a la universidad—. ¡YiXing! —grité cuando lo vi tirado en el suelo. Me agaché junto a él y le busqué el pulso en la muñeca, en un primer momento no lo encontré, pero luego pude sentirlo débilmente. Cogí mi móvil y llamé a emergencias, no podía perder más tiempo.

~.~.~

            Estaba en la sala de espera del hospital, no podía estarme quieto y por eso andaba de un lado para otro, mientras que los padres de YiXing miraban fijamente la puerta tras la que se encontraba su hijo. Estaban haciéndole unas pruebas para ver cuál era el motivo por el que le había pasado aquello. Estaba de los nervios y nada que no fuera saber que estaba perfectamente me calmaría.

          —¿Señores Zhang? —dijo un médico entrando en la sala—. ¿Podrían venir conmigo un momento?

            Ellos se levantaron del banco en el que estaban y lo siguieron, dejándome solo en aquella sala y sin saber absolutamente nada de YiXing.

~.~.~

            Tenía una enfermedad rara, una que solo padecían unos cientos de personas en todo el mundo y para la que no habían investigado nada, por lo que no tenía cura.

            —YiXing… —murmuré entrando a la habitación en la que estaba.

            —LuHan… —susurró, abriendo lentamente sus ojos, cansado—. Ven — me llamó con la mano y yo me senté a su lado, tomando sus manos entre las mías, intentando contener mis lágrimas.

            —¿Cómo estás? —le pregunté.

            —Ahora bien… Pero no sé cuánto tiempo durará…

            —Solo espera hasta que acabe Medicina y estudie tu enfermedad —murmuré—. Aguanta un par de años para que pueda curarte… Aguanta, YiXing… Aguanta por mí…

            —Lo haré…

            Si tan solo tuviera la oportunidad de hacer todo de nuevo, si tan solo pudiera hacer que el tiempo volviera atrás, si tan solo tuviera otra oportunidad, si tan solo pudiera tener un poco de más tiempo… Podría haber hecho algo, pero nada de lo que pedía era posible, nada.