Capítulo II
Death is in love with us
Lado izquierdo.
Lado derecho. Algo clavándosele en el costado. Jongdae se levantó de su colchón
de paja y comenzó a ahuecarlo para poder dormir correctamente. La noche era
oscura y sin luna en el exterior, por lo que por la ventana no entraba ninguna
luz que le indicara que estaba dejando su cama en condiciones aceptables y no
podía encender la lámpara de aceite porque despertaría a las demás personas que
dormían con él en aquel lugar. Se tumbó de nuevo, con cuidado de no tirar por
la borda todo el trabajo duro y sonrió al no notar nada que pudiera entorpecer
su sueño. Cerró los ojos, dispuesto a dejarse llevar al mundo de los sueños,
pero en ese momento, notó algo frío y afilado contra su garganta. Se quedó
inmóvil, pensando que si se hacía el dormido evitaría lo que parecía ser
inevitable, pero la hoja de la espada se hundió un poco más en su carne.
Jongdae abrió sus ojos, en un pobre empeño por conocer la cara de su asesino
antes de su muerte, conectándolos con unos de color escarlata.
22
de Septiembre 2013
Jongdae
abrió sus ojos de golpe y se levantó de la cama con el corazón latiéndole rápidamente
en su pecho. Había tenido una pesadilla y aunque no la recordaba con exactitud,
podía asegurar que aún tenía miedo. Cerró sus ojos unos momentos para
tranquilizarse y pasó sus manos por su rostro. Tras sus párpados, pudo ver de
nuevo aquellos ojos rojos como la sangre que lo habían acosado en la pesadilla
y los abrió rápidamente, jadeando. Jamás había creído en lo sobrenatural, los
fantasmas, hombres lobo o vampiros, así que el chico no entendía el porqué de
ese sueño, además, la noche anterior solo había estado en la fiesta que su
madre había preparado por su cumpleaños, no había habido nada extraño en ella
que lo hubiera hecho soñar con aquello.
El
chico se levantó de la cama y caminó hacia el baño para echarse un poco de agua
en la cara y así poder refrescarse un poco, el sudor de la pesadilla se le
pegaba al cuerpo y se sentía asqueroso. Jongdae se miró en el espejo del baño y
su reflejo le devolvió la mirada. Tenía ojeras porque la fiesta se había
alargado hasta la madrugada y por la pesadilla no había podido dormir mucho. Se
dirigió de nuevo a su habitación y miró la hora, no había descansado siquiera
tres horas, pero ya no se atrevía a cerrar los ojos de nuevo.
Se
tumbó en la cama y dejó su mente vagar. Esa noche había conocido a Park Chanyeol,
el joven millonario sobre el que estaba haciendo su trabajo para la universidad
y su padre le había propuesto que lo ayudara con este. Había sido una sorpresa
que aceptara sin más, pero no era eso lo que tenía a Jongdae tan confundido.
Sentía que lo conocía, pero antes de esa noche estaba seguro de que jamás lo
había visto… entonces, ¿por qué?
Las
horas pasaron para Jongdae rápidamente mientras intentaba buscarle una
explicación a aquello mirando al techo blanco de su habitación, tan rápido, que
no notó que la mañana había avanzado tanto que el sol se alzaba fuera en su
cénit hasta que unos golpes en su puerta lo sacaron de su ensimismamiento. Unos
segundos después, entraba por esta su hermano menor y se subía a su cama junto
a él de un salto que casi lo hace caer.
—Pensaba
que estabas dormido, recuperándote de la resaca —comentó el chico—, como no
habías bajado a desayunar.
—Solo
estaba pensando —respondió—. Y anoche no bebí —Jongin enarcó una ceja—, bueno…
quizás un par de vasos de ponche. ¡Pero nada más!
—Entonces…
¿Alguna señorita de la fiesta te dejó tan marcado que no has podido pegar ojo
por su culpa? —inquirió, dándole algunos codazos suaves en las costillas.
—¡Já!
—rio Jongdae—. Si creo que la más joven tenía doscientos años —su hermano también
rio, concordando con su acierto al expresar la edad de los asistentes a su
fiesta de cumpleaños—. Fue más bien una reunión de negocios que una fiesta por
mi vigésimo segundo cumpleaños.
—Lo
sé —respondió el chico—. Por eso Seokkie y yo te hemos organizado una fiesta
para un joven como tú —el mayor enarcó una ceja, tal y como había hecho el otro
unos segundos antes, sin poder creerse lo que estaba escuchando—. ¿Recuerdas
que anoche no solté el móvil en ningún momento? —Jongdae asintió—, Seokkie y yo
estábamos organizando los detalles porque él no pudo llegar a tiempo a la
fiesta.
—Y
yo que creía que os llevabais mal, pero ya veo que no, porque conspiráis a mis
espaldas —comentó.
—No
nos llevamos mal… es solo que Seokkie es muy serio y a veces no sé cuando dice
las cosas de verdad o en broma —el chico había agachado un poco su cabeza—. Me
gusta más pasar el tiempo contigo —Jongdae lo despeinó para que dejara de
pensar en aquello y luego dijo la mayor tontería que se le vino a la mente para
intentar aligerar el ambiente, que se había cargado un poco ante la mención del
mayor.
—Bueno…
¿dónde me vais a llevar? ¿A un club de striptease?
—Eso
sería si te casaras, pero solo cumples veintidós años —rio Jongin, dándole un
tortazo en el hombro—. Nos vamos a un club normal a bailar y a conocer chicas.
—¿Nosotros
tres solos? ¿Habréis invitado a alguno de mis amigos? —preguntó. Salir con sus
hermanos no estaba mal, pero sinceramente, tres personas no se lo pasaban bien,
tenían que ser más.
—Por
suerte o por desgracia solo tú tienes el número de tus amigos de la facultad,
así que Seokkie y yo llevaremos a algunos amigos —respondió—. Prepárate porque
esta noche vamos a triunfar —dijo levantándose de la cama antes de irse de la
habitación dejando a Jongdae con una sonrisa en la cara.
El
chico correspondió a la sonrisa aunque el otro no lo veía ya. No se había
esperado eso de sus hermanos, aunque con tal de no comprarle nada eran capaz de
eso y de más, nunca habían sacado dinero de sus respectivas tarjetas para hacerle
un regalo en condiciones, bueno, ni a él ni a nadie. Se levantó de la cama y
estiró los músculos y huesos de la espalda que se le habían agarrotado por
pasar demasiado tiempo en la misma posición.
Aquella
tenía que ser una gran noche.
Jongdae
se vistió y salió de su habitación, en busca de su hermano mayor. La noche
anterior no había podido llegar para la fiesta, por lo que suponía que, o bien
había llegado temprano por la mañana, o estaba a punto de llegar. Bajó las
escaleras hacia la planta inferior, encontrándose con Kyungsoo intentando que
la casa volviera a tener el aspecto de siempre tras la fiesta yendo de un lado
para otro, limpiando y haciendo que los demás empleados hicieran lo que les
ordenaba. El chico se asomó al salón y vio que su madre y sus hermanos también
habían sido cazados por el mayordomo y estaban ayudando para que todo fuera más
rápido, así que intentó escabullirse hacia su habitación, pero el hombre de
baja estatura lo vio y no tuvo oportunidad de escapar.
—Jongdae
—llamó—. Qué bien que te hayas levantado, ven a ayudar.
Esbozó
una sonrisa incómoda cuando el mayordomo se le acercó y comenzó a dirigirlo al
lugar en el que estaban los demás para comenzar a ayudar también a retirar
cualquier vestigio de que allí se hubiera celebrado una fiesta el día anterior.
—Por
fin bajas —dijo su hermano mayor, dándole una palmada en la espalda—. Feliz
cumpleaños atrasado —le sonrió haciendo que sus mejillas se elevaran y luego
volvió al trabajo.
—¿Cuándo
has llegado? —le preguntó, ayudándolo con una de las mesas para llevarla fuera.
—Hace
un par de horas —respondió—. Kyungsoo me abrió la puerta e inmediatamente
después me ordenó ayudar con todo esto.
—Típico
de Kyungsoo —los chicos rieron y dejaron la mesa en un lugar en el que no
estorbaba y en el que la empresa a la que la habían alquilado no le resultara
difícil recogerla cuando fuera al día siguiente—. Por cierto, ¿qué es eso de
que me vais a llevar a un club para celebrar mi cumpleaños esta noche?
—Jongin
se ha ido de la lengua… no se le puede contar nada… —murmuró por lo bajo, pero
aun así, Jongdae lo escuchó.
—Bueno,
me iba a enterar más pronto que tarde, ¿qué más dan unas horas más que menos?
—el mayor dijo algo así como “era una sorpresa” mientras se alejaba de él,
posiblemente en busca del otro chico, pero Jongdae lo detuvo—. ¿Dónde me vais a
llevar?
—No,
eso sí que no te lo vamos a decir —le respondió, misterioso—. Arreglarte para
salir para medianoche es lo único que debes hacer y saber, Jongin y yo nos
encargamos de todo lo demás.
El
menor hizo un mohín mientras veía a Minseok adentrarse en la casa. Quería saber
qué era lo que le habían preparado porque le hacía bastante ilusión, sus
hermanos nunca habían hecho algo parecido por él, no obstante, entró
simplemente en casa sin volver a preguntarle nada a ninguno de los dos. Si
querían que fuera una sorpresa, él no volvería a hablar más del tema y a
medianoche seguiría a sus hermanos a donde quisieran llevarlo.
23
de Septiembre 2013
La
medianoche llegó y los tres hermanos salieron de casa con destino a Hong-dae.
Sehun se había ofrecido a llevarlos y quedarse con ellos para después poder
llevarlos a casa de nuevo cuando la fiesta se acabara; sin embargo, los tres
hermanos declinaron la oferta y solamente dejaron que los llevara hasta la
ciudad. Se despidieron de Sehun y le aseguraron que no tendría que ir a sacarlos de la cárcel,
que se comportarían y no se meterían en ninguna pelea, después, caminaron por
las bulliciosas calles de Hong-dae, buscando el lugar de encuentro en el que
habían quedado con los otros dos chicos que los acompañarían en la noche. Sus
hermanos no le habían querido decir quiénes eran, alegando que ya los conocería
cuando llegaran.
A
esas horas de la noche, Hong-dae era un hervidero. A pesar de ser domingo y no
viernes, el día en el que toda la población parecía concentrarse en aquella
parte de la ciudad, había bastante gente
y los tres tenían que caminar muy juntos para que Jongdae no los perdiera de
vista porque era el único que no sabía a qué lugar iban a ir.
Después
de andar durante bastante rato, giraron en una esquina y se encontraron con dos
personas que estaban esperando en la puerta de uno de los clubes. Jongdae no
los conocía, a ninguno de los dos, por lo que se sorprendió al saber que eran
los amigos que sus hermanos habían llamado para que la fiesta de su cumpleaños
fuera más emocionante. Ambos eran más o menos de su altura, tenían el rostro
fino y la piel pálida, como porcelana; sus labios eran rojos y sus ojos de
color oscuro. Minseok se acercó a uno de los chicos, al que tenía el rostro más
aniñado y el pelo más claro y lo abrazó; Jongin fue hacia el otro chico e hizo
lo mismo. Después de los abrazos, las palmadas en la espalda, las risas y los "mucho tiempo sin verte, ¿dónde te
habías metido?", sus hermanos se dignaron a girarse hacia él para
presentarle a sus amigos.
—Chicos
—llamó la atención su hermano mayor—. Este es Jongdae, el cumpleañero —lo
señaló y él saludó—. Estos son Baekhyun —apuntó al que seguía abrazado a
Jongin—, y este es Luhan —dijo indicando al otro chico que se encontraba junto
a él.
—Encantado
de conocerte —murmuró el chico llamado Luhan—. Minseok no ha parado de hablar
de ti desde que nos conocemos, pero nunca había organizado un encuentro para
presentarnos.
—Jongin
igual —coincidió el otro—. Mucho hablar pero nada más.
—¿Sí?
Yo nunca he oído hablar de vosotros —comentó Jongdae y los otros dos fulminaron
a sus hermanos con la mirada.
—Bueno…
nunca se dio la ocasión para ello… —comenzó el mayor, pero fue interrumpido.
—¿Por
qué no entramos ya y comenzamos la fiesta? —Jongin empujó un poco a su amigo
para que se pusiera a la cola para acceder al club y luego les indicó a los
demás que lo siguieran.
El
tiempo que estuvieron en la fila lo pasaron hablando sobre lo que iban a hacer
en aquel club, que era uno de los mejores de la ciudad, y lo bien que se lo
iban a pasar. Jongdae por fin sentía que aquello era algo parecido a un
cumpleaños y no lo que sus padres le habían organizado el día anterior. No
estaba con sus amigos de la facultad, pero eso no quería decir que no se lo
pudiera pasar bien con sus hermanos y aquellos dos chicos que acababa de conocer.
Cuando
por fin estaban por entrar al lugar los separaron, dejando entrar solamente a
Jongdae y a Baekhyun. Los chicos miraron atrás y quisieron esperar a los demás,
pero estos les indicaron que podían entrar sin ellos e ir pidiendo las bebidas
para que estas estuvieran listas cuando entraran. Ingresaron al club tras la
invitación sin palabras de uno de los guardas de la entrada y tras traspasar el
umbral Jongdae se sintió un poco abrumado por la cantidad de sensaciones que le
producían aquellos lugares siempre. La música estaba a todo volumen y las luces
danzaban desde el techo, alumbrando a la gente que, en la pista de baile,
movían sus cuerpos a un ritmo frenético y el calor contrastaba con el frío del
exterior. Se quedó paralizado en la entrada unos momentos, dejando que sus
sentidos se embargaran de aquel ambiente.
Después
de eso, fue Baekhyun el que lo guio a partir de aquel momento, con una sonrisa
en sus labios rojos y su mano congelada por el frío de la calle agarrando su
muñeca, tirando de él para moverlo por el club ya que Jongdae no tenía ni idea
de dónde había que ir porque sus hermanos habían preparado algo, pero no se lo
habían dicho. Llegaron a las escaleras y un guardia les cortó el paso, pero el
chico intercambió un par de palabras con él y les dejó pasar, así que subieron
a la segunda planta, donde se encontraban las habitaciones privadas. Caminaron
junto a ellas, Baekhyun había sacado su teléfono móvil y había encendido una
aplicación que lo hacía funcionar como una linterna, para poder leer las
etiquetas que había pegadas sobre estas hasta que encontraron la que ponía
“hermanos Kim”.
—Quédate
aquí y no te preocupes por nada —le dijo, haciendo que entrara al lugar—, yo
iré a por las bebidas.
Antes
de que el chico pudiera protestar siquiera, Baekhyun ya había cerrado la puerta
y lo había dejado allí dentro. Era una habitación cuadrada, tenía las paredes
pintadas de un morado un poco chillón que no era demasiado acertado, también
tenía un sofá enorme de color beige que parecía bastante cómodo y una mesa baja
de cristal y patas de metal. El conjunto no estaba demasiado mal, pero el color
de las paredes seguía haciéndole un poco de daño en los ojos. Sin saber qué
hacer, optó por sentarse en el sofá y probar lo cómodo que era, quedando bastante
satisfecho con este. La estridente música que sonaba en el local quedaba
ahogada tras la puerta y solo se escuchaba levemente, así que se estaba
bastante tranquilo y allí podían hablar sin tener que gritarse los unos a los
otros y si querían bailar un rato solo debían bajar las escaleras y ya estaban
en el centro de la pista.
Jongdae
no tuvo que esperar mucho tiempo solo en la habitación, ya que a los pocos
minutos entraron sus hermanos y Luhan rápidamente. Minseok se acercó a él y le
tapo los ojos con sus manos heladas, el chico intento forcejear, pero el mayor
era mucho más fuerte que él y todo fue en vano. No entendía lo que estaba
pasando en ese momento y solo podía averiguarlo utilizando su oído, ya que la
vista le había sido arrebatada. Escuchaba mucho ajetreo por el lugar, gente
entrando y saliendo, abriendo y cerrando la puerta, haciendo que el sonido de
la música fuera intermitente, subiendo y bajando su volumen dependiendo de cómo
se encontrase esta. Luego, comenzaron los susurros y cuando el chico estaba
hartándose de todo e iba a comenzar a protestar que lo dejaran de una vez saber
qué era lo que tramaban, escuchó una voz que no confundiría por nada del mundo
y se quedó congelado, como las manos de su hermano.
—Feliz
cumpleaños. Espero que te guste mucho tu regalo —escuchó que decía su hermano
mayor en su oído antes de destaparle los ojos para que viera que frente a él se
encontraba la cantante china a la que admiraba con una tarta de cumpleaños en
sus manos, cantando en un torpe coreano el “cumpleaños feliz”.
De
todos sus cumpleaños, aquel era sin duda el mejor de toda su vida.
24
de Septiembre 2013
Aun
dos días —o técnicamente uno—, después, Jongdae no podía creerse lo que sus
hermanos habían hecho por él. Habían hecho que su cantante favorita se
presentara allí y le cantara feliz cumpleaños para después quedarse allí gran
parte de la noche, respondiendo a las preguntas y a los balbuceos sin sentido
del chico.
La
última clase del día había acabado sin que se diera cuenta de ello y Jongdae se
había quedado completamente solo en el lugar. Se había pasado el día
ensimismado, al igual que el anterior y tendría que rogar a sus compañeros por
los apuntes que no había cogido por estar en las nubes. Recogió sus cosas y
luego caminó hacia el quiosco del señor Wu para comprarse alguna golosina y
quitarse un poco el hambre porque su estómago había comenzado a rugir
vergonzosamente por el pasillo. Llegó a lugar y se quedó en la puerta, sin
poder avanzar porque se había quedado petrificado. Tras el mostrador ya no se
encontraba el señor Wu, sino una chica que rondaría los treinta, tenía la piel
blanca y fina y los ojos grandes.
—Perdona...
—comenzó—. ¿Y el señor Wu?
—Le
dieron la jubilación el viernes pasado —contesto la muchacha—. A partir de
ahora yo trabajaré aquí, soy Yoon Bomi, pero puedes llamarme simplemente por mi
nombre —sonrió e hizo que la sonrisa se le contagiara al chico a pesar de haber
recibido aquella noticia.
Jongdae
no tenía una relación demasiado estrecha con el señor Wu, de hecho no tenía una
relación estrecha con nadie en la facultad, pero echaría de menos verlo casi
cada día tras aquel mostrador. Le pidió a la chica lo que quería comprar y,
tras pagar, salió del campus en dirección a casa. Aquella tarde iría Park
Chanyeol para hablar sobre él y así ayudarlo con la información que le faltaba
para su trabajo y Jongdae no sabía si los latidos acelerados de su corazón eran
por la anticipación de poder verlo de nuevo, porque todavía le duraba la
emoción por la fiesta que le habían organizado sus hermanos o simplemente
porque algo estaba mal con él. El chico todavía no podía quitarse del cuerpo
aquella sensación que tenía cada vez que lo veía, como si lo conociera de algo.
No
obstante, por más que buscaba entre sus recuerdos algún encuentro con él, solo
encontraba el de la noche del sábado, no lo había visto antes de aquel día.
Ese
día estaba solo en casa, su padre estaba en un viaje a Busan para apoyar al
candidato de su partido de aquel lugar, su madre estaba en la empresa, Minseok
no sabía dónde podría haberse metido y Jongin le había dicho por la mañana que
estaría todo el día en la biblioteca estudiando, únicamente algunos de los
empleados eran los que se encontraban en la casa de la familia Kim. Así que
cuando llegó, simplemente saludó a Kyungsoo cuando este le abrió la puerta y
luego fue a su habitación, a ordenarla un poco y a coger todas las cosas que
necesitaba para poder seguir con el trabajo.
No
llevaba más de media hora en casa cuando el timbre sonó y su corazón volvió a
palpitar rápidamente, le comenzaron a sudar las manos y se mordió el labio
inferior para tratar de contener el tembleque que su cuerpo había empezado a
sufrir. Un poco después, comenzó a escuchar pasos y un par de voces, una grave
y otra profunda, acercándose a su habitación y se sentó rígidamente en la silla
de su escritorio, mirando a la puerta de madera fijamente hasta que unos golpes
que se esperaba lo hicieron sobresaltarse.
—Señorito
Jongdae —dijo la voz de Kyungsoo al otro lado de la puerta—. Tiene una visita
del señorito Park Chanyeol.
—Adelante
—murmuró tras aclararse la garganta para bajar el nudo que se había instalado
en ella.
La
puerta se abrió y por ella apareció Park Chanyeol, agachándose un poco para no
darse con el dintel de la puerta porque este era demasiado bajo para su altura.
Le dedicó una pequeña sonrisa de dientes muy blancos a Jongdae y murmurando un
“con permiso” apenas audible se adentró en la habitación. El chico observó cómo
se acercaba a él sin poder hacer ningún movimiento hasta que se quedó a un
metro de distancia y solo en aquel momento fue capaz de volver a comportarse
como una persona normal y corriente.
—¿Quieres
sentarte aquí? —le peguntó, levantándose de la silla del escritorio.
—No
hace falta… —respondió el otro—. Tú la necesitas más que yo para hacer tu
trabajo —Jongdae asintió lentamente—. Bien… ¿qué necesitabas saber?
—Primero,
siéntate entonces en la cama —el alto enarcó una ceja—, no puedo tener a un
invitado de pie mientras le hago preguntas sobre su vida —Chanyeol hizo lo que
le había dicho y, en cuanto estuvo cómodo, Jongdae se permitió contestar a la
pregunta que le había sido realizada antes—. Necesito algo sobre tu vida antes
de que te convirtieras en millonario salido de la nada.
La
mirada de Chanyeol se oscureció por unos momentos, pero fue tan breve que el
chico creyó que había sido solo su imaginación.
—Bueno…
mi vida no es muy interesante —comenzó—. Mis padres me dejaron abandonado en la
puerta de una iglesia y viví toda mi vida en un orfanato sin saber que me
convertiría en rico años después por comprar un décimo premiado de la lotería.
Los
dedos de Jongdae se movían con rapidez por el teclado de su portátil,
redactando aquello que le estaba siendo contando sin apartar la vista de la
persona que estaba con él en la habitación. Su voz grave se colaba por sus
oídos y llegaba a su cerebro produciéndole a su cuerpo unas extrañas
sensaciones, como los escalofríos de en su columna vertebral o como aquella
imposibilidad de perderse en sus pensamientos, solo pudiendo concentrarse en
cómo los rojos labios de Chanyeol articulaban sílabas que conformaban palabras
en las que relataba su vida.
—Unas
cuantas buenas inversiones fueron lo que me llevaron a donde estoy ahora y lo
demás creo que lo puedes encontrar en internet —terminó.
—¿Solo
eso? —preguntó Jongdae sin poder retener las palabras en su boca—. Tu vida
tiene que tener algo más interesante, alguna anécdota divertida, algún recuerdo
especial que no puedas olvidar… un amor.
—Bueno,
tampoco quiero aburrirte con detalles.
—Me
encantan los detalles —dijo el chico con una sonrisa brillante—. Además, tengo
que rellenar varios folios —la habitación se quedó en silencio durante unos
segundos, mientras el chico parecía pensarse lo que iba a contar a
continuación.
—Entonces,
comenzaré por lo del amor —contestó finalmente. El semblante de Chanyeol se
volvió serio y un poco duro, aquella historia que estaba a punto de contar
parecía que le causaba sentimientos contradictorios y un profundo dolor. Sus
ojos oscuros estaban perdidos en el horizonte, más allá de la ventana de su
habitación—. Hace tiempo me enamoré de una persona, parece que hayan pasado
siglos de ello —comentó con una leve sonrisa—, éramos felices cuando estábamos
juntos y no nos importaba nada que nuestro entorno estuviera en contra de la
relación que manteníamos, simplemente queríamos estar el uno con el otro para
siempre —hizo una pausa en la que se pasó la lengua por los labios para
humedecerlos—. Pero esa persona me fue arrebatada por alguien a quien yo
consideraba mi mejor amigo.
—¿Qué
pasó? —preguntó Jongdae casi con miedo.
—Lo
asesinó y se dio a la fuga —respondió, esta vez mirándolo a los ojos—. Me quitó
lo que más apreciaba por celos y luego escapó para que nadie pudiera
encontrarlo.
—Lo
siento.
—No
lo sientas —esbozó una pequeña sonrisa—. La vida continúa y uno no puede
quedarse anclado en el pasado, ¿verdad?
—¿Querías
mucho a esa persona?
—Más
que a mi propia vida… —inspiró hondo—, ¿te parece que sigamos con otros temas?
¿Mis aficiones o algo por el estilo? O sino el ambiente se pondrá algo
melancólico y no será muy agradable para ninguno de los dos.
Jongdae
asintió y ambos chicos se pasaron la tarde haciendo preguntas y respondiéndolas
con la banda sonora de fondo de los dedos del chico tecleando sobre su portátil
agradablemente. No obstante, por muy bueno que fuera el ambiente, Jongdae no
pudo quitarse de encima en todo aquel rato una sensación que le había
sobrecogido el cuerpo al escuchar la historia del amor de Chanyeol, como si le
fuera conocida —la misma sensación de reconocimiento que tenía cada vez que lo
veía—, al igual que tampoco pudo reprimir los escalofríos de su cuerpo y los
latidos rápidos de su corazón, ni el temblor de sus manos al escribir el número
de su teléfono en el móvil de Chanyeol y recibir el de este en el propio cuando
se despidieron.
22
de Septiembre 2013
Chanyeol
había esperado pacientemente a que la persona que estaba ante él decidiera que
su encuentro con aquella mujer de mediana edad —probablemente casada con alguno
de los grandes empresarios o políticos que se encontraban hablando de negocios
en el interior—, terminara y esta se adentrara en la casa de los Kim antes de
salir de las sombras en las que estaba oculto y acercarse a él. Supo que el
otro había notado su presencia desde mucho antes de que hubiera salido al
jardín a despejarse pero este no dio ninguna muestra de ello hasta que no
estuvo a un par de metros de distancia de su cuerpo y entonces escuchó su voz
—un poco menos grave que la suya—, dirigiéndose a él.
—Hacía
años que no nos encontrábamos.
—Sesenta
y dos, para ser exactos —respondió Chanyeol, acercándose hasta colocarse a su
lado.
Ambos
estaban de espaldas a la casa y ocultos bajo el manto de la oscura noche, por
lo que nadie que no estuviera a unos pocos pasos de ellos podría escuchar su
conversación y ellos jamás dejarían a alguien acercarse tanto. Los años no
habían pasado para él, como tampoco lo habían hecho para Chanyeol en todos los
siglos que llevaban conociéndose, aunque los motivos de uno y otro para
mantenerse jóvenes diferían, el método aplicado era el mismo. Beber sangre
fresca.
—Un
largo tiempo para los humanos, pero para nosotros solo ha sido un suspiro
—comentó.
—Los
vampiros no respiramos —una sonrisa sarcástica se dejó escuchar en el jardín
delantero de la casa de la familia Kim.
—Tienes
razón, no respiramos —por primera vez en todo el tiempo que llevaban allí de
pie, juntos, se dignó a girar la cabeza y mirarlo con aquellos ojos oscuros que
siempre lo habían cohibido—, pero todos los humanos de esa casa sí lo hacen y
desprenden un aroma bastante delicioso.
—¿Por
qué estás aquí, Wu Yifan? —preguntó sin rodeos Chanyeol.
—¿No
puedo visitar de vez en cuando a mi creación favorita? —llevó una de sus
grandes manos de dedos alargados y finos, rematados por unas afiladas uñas a su
rostro y el otro se apartó antes de que llegara siquiera a rozarlo.
—Siempre
que apareces no ocurre nada bueno.
—Eso
no tiene nada que ver conmigo —el vampiro puso en su rostro una expresión
seria—. Lo sabes perfectamente.
—Lo
único que sé es que siempre estás ahí en el momento en el que pasa —Chanyeol
observó el rostro que tenía delante, alargado, de piel fina, labios rojos como
la sangre, colmillos prominentes y afilados y ojos escarlata.
—Quiero
ayudarte.
—¿Para
que la historia vuelva a repetirse? —cuestionó—. No. Para eso no necesito la
ayuda de nadie —se dio la vuelta y comenzó a alejarse de la persona que tantos
siglos atrás lo había convertido en lo que ahora era.
—Sabes
que sin mi ayuda jamás habrías encontrado, en ninguna de las ocasiones —fue lo
último que escuchó de parte de Yifan antes desaparecer del jardín.
Lo
sabía. Sabía que sin su ayuda nunca lo hubiera encontrado, que ni siquiera
hubiera podido verlo de nuevo antes de que le fuera arrebatado otra vez, pero
no podía evitar seguir teniendo aquellas dudas, seguir guardándole rencor por
no haberlo ayudado la primera vez, por haber dejado que el culpable se escapara
y por no hacer nada para evitar las siguientes. Chanyeol sabía que Wu Yifan era
el que lo había orquestado todo de nuevo, quien le había dado otra oportunidad,
pero no podía evitar desconfiar de sus intenciones.
24
de Septiembre 2013
Pasar
la tarde en la casa de los Kim junto a él no había sido demasiado bueno.
Chanyeol se sentía más sediento que nunca y solo podía pensar en encontrar a
cualquiera para poder calmarla. Salió de aquella casa, forzando una sonrisa en
sus labios, intentando que sus colmillos no lo traicionaran y acabaran
alargándose sin su permiso ahora que ya no se estaba conteniendo tanto. El
aroma de Jongdae siempre había hecho que sus sentidos se agudizasen y que su
parte vampiro pugnara por beber de aquella sangre y estar en aquella habitación
cerrada lo había puesto a prueba.
Se
montó en su coche, en el que había ido para no levantar sospecha alguna, y
condujo hacia el centro de la ciudad. Esta vez tendría que cazar sin el amparo
de la noche y tendría que ocultarse de las miradas indiscretas de los
viandantes y de las cámaras de seguridad que había por todas partes. Era todo
un reto y estaba desesperado, lo que no era muy buena combinación, Chanyeol lo
sabía, al igual que sabía que sus colmillos no podrían aguantar mucho tiempo y
que sus ojos oscuros se estaban volviendo de color escarlata por momentos.
Debía
encontrar una presa de inmediato.
Chanyeol
comenzó a vagar por las calles de la ciudad una vez dejó su coche en el garaje
de su apartamento. No prestaba mucha atención en su camino y simplemente
escrutaba a las personas que desprendían un aroma que le era agradable bajo las
gafas de sol que había tenido que ponerse para ocultar su iris rojo, buscando
la mejor manera de hacer que se dejaran tomar la sangre sin levantar ningún
tipo de sospecha. Sin embargo, las horas pasaban sin que encontrara a nadie y
se estaba desesperando por conseguir sangre fresca.
Casi
había anochecido cuando dio con la presa perfecta. Era un chico bajito, con el
pelo tintado de color fucsia, de ojos rasgados como los de un gato y muy
delgado. Estaba parado en un semáforo, esperando para cruzar y llevaba unos
cascos enormes, casi tan grandes como su propia cabeza. En cualquier otro
momento, Chanyeol hubiera pasado de largo porque con esa delgadez quizás no
podría sobrevivir a la extracción de una gran cantidad de sangre de su cuerpo, pero
estaba desesperado y el aroma que desprendía era demasiado tentador, así que no
lo pensó mucho más cuando se dirigió a él. Al llegar a su lado, le levantó uno
de los auriculares para dejar a la vista su pequeña oreja y comenzó a utilizar
su influencia para que lo siguiera sin
hacer preguntas, como si fuera su perrito faldero, privado de cualquier
sentido que lo avisara del peligro que corría en su compañía. Solo hubo un
segundo de reticencia por parte de su mente, después, estuvo a su completa
merced.
Su
apartamento no estaba demasiado lejos de donde lo había encontrado, así que lo
guio a través de la multitud que a aquellas horas poblaba las calles de la
ciudad hasta que llegaron a su piso. Chanyeol apenas pudo esperar a que la
puerta estuviera cerrada para acorralar al chico contra la pared e inclinarse
sobre su cuello. El vampiro dejó por fin que
sus colmillos crecieran y sonrió al tener a unos pocos centímetros todo lo que
necesitaba. Se inclinó un poco más y lamió la zona del cuello que iba a morder,
provocando un escalofrío en el cuerpo del otro antes de dejarse llevar por sus
sentidos y perforar la carne con aquellas dos agujas.
El
chico pareció salir del trance en el que lo había sumido en aquel preciso
instante y comenzó a retorcerse para librarse de él, pero Chanyeol lo aplastó
contra su cuerpo, utilizando su fuerza sobrehumana para que no se moviera ni un
milímetro y le tapó la boca para que no
pudiera emitir sonido alguno mientras succionaba su deliciosa sangre. El
sabor a hierro en su lengua, deslizándose por su garganta y filtrándose en su
estómago para llegar a todas sus células. Solo se detuvo cuando sintió que el
delgado cuerpo del chico que tenía entre sus brazos dejaba de oponer
resistencia.
27
de Septiembre 2013
Chanyeol
todavía sentía en su organismo que el sol no se había ocultado en la ciudad de
Seúl, lo sentía pero no pudo hacer nada para no desvelarse cuando una
característica musiquita comenzó a sonar procedente de su teléfono móvil, que
se encontraba fuera de su ataúd, en cualquier lugar de su apartamento. Quiso
dejarlo sonando y seguir descansando hasta que la oscuridad se cerniera sobre
la metrópolis, pero algo en su interior se removía solo con aquel pensamiento.
Lentamente,
abrió sus ojos viendo el recubrimiento de terciopelo del ataúd lo primero,
estiró su brazo derecho hasta tocar la suave tela de color rojizo e hizo un
poco de fuerza para levantar la tapa. Segundos después, se encontraba saliendo
del único lugar que le procuraba verdadero descanso y dirigiéndose descalzo
hacia el lugar del que provenía el sonido de su teléfono: el salón. Lo halló en
el sofá, bajo uno de los cojines estampados de flores y miró la pantalla,
sorprendiéndose al leer el nombre de la llamada entrante, al principio y
alarmándose, después.
Rápidamente
descolgó, llevándose el aparato a la oreja.
—¿Jongdae?
—llamó.
—Chanyeol
—respondió la voz al otro lado en un tono apenas audible por el ruido del motor
de los coches. Se notaba un poco alterado, así que el vampiro se alarmó aún
más.
—¿Ha
pasado algo malo? —preguntó, preocupado. Hubo silencio por parte del otro, así
que se puso un poco ansioso por no recibir respuesta—. ¿Jongdae?
—En
mi casa hay mucho revuelo desde hace horas —respondió al fin—. No podía estar
allí, así que salí… pero todavía no puedo volver y no sé dónde ir… yo…
—¿Dónde
estás?
—En
Myeong-dong, cerca de la estación del metro.
—No
te muevas de ahí —dijo rápidamente.
—¿Vas
a venir a por mí? —preguntó el chico con una voz un poco más aguda de lo que se
consideraría normal—. No hace falta que lo hagas… yo… no sé siquiera por qué te
he llamado… no somos cercanos y no tengo derecho a…
—No
te muevas de ahí, iré a recogerte —sentenció.
Un
casi imperceptible “gracias” dicho por Jongdae fue lo último que Chanyeol pudo
escuchar antes de colgar e ir rápidamente a su habitación para ponerse algo de
ropa para ir a buscar al chico sin poder quitarse de la cabeza cuál sería el
motivo de aquella extraña llamada. Salió de su apartamento unos cinco minutos
después y luego bajó al garaje a coger el coche para llegar lo más rápido
posible junto al otro. Podría haber tomado el metro, pero no le gustaban los
riesgos innecesarios. Sin embargo, todo parecía estar en su contra aquel día.
Cogió un atasco porque era hora punta y los coches apenas se movían un metro
sobre el asfalto cada quince minutos. Era desesperante, pero Chanyeol no podía
simplemente aparecerse en pleno Myeong-dong delante del chico y de miles de personas
más. No podía delatar su condición.
Finalmente,
casi una hora después, cuando la noche ya había tomado posesión de la ciudad y
las farolas y las luces de los comercios y las oficinas eran las que la
iluminaban, Chanyeol dejó el coche en un parking cercano y luego caminó a una
velocidad quizás demasiado rápida para lo que era normal en una persona humana,
hacia la dirección en la que Jongdae le había dicho que se encontraba, mas no
le importó. Las personas que se agolpaban a su alrededor no estaban atentos más
que a sus vidas, así que, aunque no le gustaba correr riesgos, este lo tomó.
A
algunos metros todavía de la tienda, lo divisó, jugando con su teléfono móvil y
mirando de vez en cuando en todas las direcciones, buscándolo. No lo hizo
esperar más y se acercó a él, dejándose ver entre medias de la multitud para
que Jongdae lo notara antes de llegar a su lado. En cuanto el chico lo vio, una
sonrisa asomó a su rostro, pero fue borrada rápidamente, cambiando su expresión
a una algo triste y confusa.
—Hola
—le dijo cuando llegó a su lado.
—Siento
haberte hecho esperar.
—No
es nada —murmuró Jongdae, sin mirarlo a los ojos—. Seguro que tenías cosas que
hacer y yo te he molestado llamándote, pero no sabía qué hacer y tu número era
el último que había guardado en mi agenda y… solo pulsé sobre él sin pensar.
—No
es nada, no tenía nada importante que hacer ahora, así que no molestas. ¿Qué es
lo que ha pasado? —el semblante del chico se tornó muy serio de repente y bajó
su cabeza. Aquello le indicó que todavía no había asimilado lo que le había
ocurrido y que necesitaba un poco de tiempo antes de poder hablar con él, casi
un desconocido, de lo que le atormentaba—. No hace falta que me lo cuentes si
no quieres. ¿Vamos a una cafetería? Hace un poco de frío aquí fuera ahora que
el sol se ha ido. Conozco una por aquí cerca… —el chico asintió—. Ven entonces.
Chanyeol
lo agarró de la mano y tiró de él a través de la multitud, para llevarlo a una
cafetería que había a un par de manzanas. Sabía que la temperatura baja de su
piel no iba a hacer entrar en calor al chico, pero no quería que se perdiera
entre todas las personas que caminaban por las calles de Myeong-dong y, además,
llevaba demasiado tiempo sin sentir el tacto de la palma de su mano contra la
suya y lo echaba de menos. Jongdae era tan cálido, siempre lo había sido, en
contraste con él.
Llegaron
en unos minutos a la cafetería y Chanyeol hizo que el chico se sentara en una
de las mesas antes de ir él mismo a pedir las bebidas tras preguntarle qué era
lo que quería tomar. Cuando regresó, lo encontró mirando por la cristalera del
local con la mirada perdida en el mar de personas que había fuera. Dejó el
cappuccino que le había pedido frente a él, llamando así su atención y
recibiendo una cálida sonrisa de agradecimiento por esto.
—Gracias
—murmuró—. Ahora te daré lo que te debo.
—No
te preocupes por el dinero —respondió, quitándole importancia al asunto—. Soy
rico —le arrancó una sonrisa al chico, así que se dio por satisfecho de momento
y comenzó a beber de su café.
La
comida y la bebida no le sabían a nada y su cuerpo simplemente desechaba
cualquier tipo de alimento, lo único que necesitaba para que su organismo
siguiera funcionando con normalidad era beber sangre humana, pero debía guardar
las apariencias en ocasiones como aquellas. Bebieron en silencio y Jongdae
colocó sus manos alrededor de su taza de café para calentarlas mientras parecía
hacer acopio de fuerzas para poder comenzar a hablar de aquello que lo estaba
atormentando.
—Todo
estaba bien en casa —comenzó tras unos momentos—. Mi hermano Minseok y yo
estábamos bromeando sobre lo diferente que era nuestro hermano menor a nosotros
y cómo cada vez se parecía más al guardaespaldas de mi padre. Entonces comenzó
todo lo malo —el chico cogió aire antes de continuar—. Mi madre nos dijo que
dejáramos el tema, que Jongin había salido a un tío suyo por parte de madre que
vivía en Daegu, pero mi padre empezó a hacerle preguntas incómodas y más tarde
comenzaron los gritos —por primera vez desde que ambos estaban allí sentados,
Jongdae lo miró a los ojos y estos demostraban lo perdido que se encontraba—, y
mi madre confesó que Jongin no era hijo de mi padre, sino que lo era de Zitao,
su guardaespaldas —Chanyeol quiso decir algo, pero las palabras se le quedaron
atascadas en la garganta ante la revelación—. Minseok nos llevó fuera a Jongin
y a mí y le dijo a nuestro chófer que nos trajera aquí, pero yo me separé de
ellos en cuanto nos bajamos del coche, a pesar de que mi hermano me llamó una y
otra vez para que me quedara junto a ellos, necesitaba estar solo para pensar.
—Lo
siento.
—¿Por
qué tendrías que sentirlo?
—Porque
es un golpe duro para vuestra familia —aclaró—. Cualquier cosa que necesites,
como ahora, no dudes en llamarme y yo haré todo lo posible para ayudarte con
ello.
—Gracias
—todo se quedó en silencio de nuevo y Jongdae volvió a beber de su taza antes
de hablar—. Desde siempre habíamos notado que Jongin no se parecía a ninguno de
nosotros, pero hay hermanos que son muy diferentes ¿sabes?, de hecho, Minseok y
yo tampoco nos parecemos tanto, pero él era muy distinto. Sin embargo, jamás se
me habría ocurrido que mi madre tenía un amante y que mi hermano era hijo de
este… ¡ahora ya comprendo por qué Jongin siempre había sido el favorito de
Zitao! A los demás nos trataba bien, pero a él siempre lo trataba de una forma
especial, mucho más cariñosa… todo eran pistas y yo no las supe ver y ahora la
familia…
—Jongdae
—llamó Chanyeol, poniendo una de sus manos sobre las del chico—. Déjalo, no
pienses en esto más o te dará dolor de cabeza —el chico lo miró y tras unos
momentos asintió.
—Creo
que esto ha sido demasiado para mí… —murmuró—. Pero no me imagino lo mal que lo
estará pasando Jongin —se mordió el labio inferior, preocupado.
—Necesitas
descansar y mañana, cuando te levantes, lo verás todo de otra forma, mucho más
claro que ahora.
—Es
lo más probable.
—Ven,
te llevaré a mi casa —Chanyeol le había tendido la mano para ayudarlo a
levantarse, pero el chico se había quedado estático a mitad y el vampiro
maldijo por haber sido tan brusco—. Tranquilo, no soy ningún asesino en serio
ni un violador en potencia, en mi casa estarás bien.
Jongdae
seguía dudando sobre qué hacer, por lo que no tuvo más remedio que ejercer su
influencia sobre él para que finalmente aceptara y tomara su mano para salir de
la cafetería, rumbo a su apartamento. El viaje fue silencioso, Chanyeol
mantenía sus manos unidas mientras caminaban por las calles de Myeong-dong en
dirección al coche aunque no hacía falta ya que el chico lo seguiría
perfectamente si no lo sujetara, tal y como hacían todas sus víctimas después
de haber usado su poder en ellas, pero le gustaba cómo se sentía el tacto de su
mano entre la suya.
Al
llegar a su apartamento, lo primero que Chanyeol hizo fue cerrar la puerta de
su habitación con llave para que Jongdae no entrara de ninguna de las formas al
lugar, ya que si lo hacía y veía su ataúd, rodeado por un montón de vasijas
rellenas de tierra de su ciudad natal tendría que contestar una serie de
preguntas demasiado incómodas para las que el chico aún no estaba preparado
para escuchar la respuesta. Más tarde, lo guio por este hasta la habitación de
invitados y le preparó la cama que tenía allí —en momentos como aquel se
alegraba de haberla comprado por si había una emergencia, ya que él no podía
utilizarla—.
Después,
hizo que Jongdae se tumbara en esta y lo tapó bien con las mantas para que no
pasara frío, condicionándolo también para que tuviera una noche de sueño
tranquilo sin nada que pudiera alterarlo y despertarlo. Se alejó un poco del
chico, sentándose en el alfeizar de la ventana de la habitación, dispuesto a
quedarse allí toda la noche si era posible, velando por sus sueños. Cuando la
respiración del chico se hizo profunda y regular, Chanyeol se pudo relajar por
fin y comenzó a observar sus rasgos con detenimiento, queriendo comprobar que era
real, que lo tenía allí, al alcance de su mano y que era él, la persona de la
que se había enamorado tantos siglos atrás.
Era
tal y como lo recordaba, todo era igual que en Zhongda.
Uau. No se, pero es que me encanta tanto todo que no se que ponerte xd.
ResponderEliminarGenial.
Bueno, al menos te gusta ^^
EliminarPero por qué??? Por qué vuelve a matar a JongDae???? Es que lo va a matar en todos los capítulos????? (ok, yo sé que sí, pero déjame meterme en mi personaje (?))
ResponderEliminarOm y JongDae que ha soñado con el pasado O.O Eso sí que no me lo esperaba. JongIn sigue siendo una cosita adorable :3 Y KyungSoo poniendo a todo el mundo a limpiar xDDDD Si es que no sé por qué pero le pega xDDD
LOL cuando describiste a BaekHyun y a LuHan me los imaginé como una muñequitas de porcelana de esas antiguas (?) Sorpresa sorpresita que le han preparado a JongDae y WTF?! YO TAMBIÉN QUIERO QUE ALGUIEN ME ORGANICE UNA FIESTA ASÍ Y QUE ME TRAIGAN A BAEK CON UN LACITO EN EL PELO PARA QUE ME CANTE Q_______________Q (?????????)
Y por fin ChanYeol y JongDae van a poder conocerse más a fondo ^^ Aunque tampoco es que hayan intimado demasiado, pero bueno, sólo se han visto una vez (?) (yo sé que la trágica historia de amor de ChanYeol se refiere a JongDae, yo lo sé, y no porque ya me haya leído este fic aunque esté empeñada en parecer lo contrario (????))
Om YiiiFan. Pero tú qué ase aquí jo mío? (?) Yo no sé porqué ChanYeol no se fía de él, si parece que lo quiere ayudar. Pero como él no se fía de él pues yo tampoco, ale (?) *¬* ChanYeol chupasangre mode, ya estaba tardando *¬*
WTF?!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Que JongIn es hijo de ZiTao?!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Ay mi mae!!!!!!!!!!!!!!!! JongDae, ya sé que es algo impactante (y tanto!!!!!!!! ejem ejem, ya me comporto (?)), pero deberías haberte quedado con JongIn, que lo estará pasando mil veces peor que tú. Ok, te lo perdono porque ha sido a ChanYeol a quien has llamado, pero que no se repita, okis? ^^
Oins, el final es tan tierno... Mi Channie... <3
Me voy corriendo a leer el siguiente porque i don't care i've already read it i need more!!!! (?)
Lo mata porque sino el fic no tiene sentido!!! Mi vida no tiene sentido si no lo mata!! (?) (Yo te dejo meterte en tu papel, te dejo XD)
EliminarBaekHyun y LuHan son unas muñequitas de porcelana preciosísimas ^^ Soñar es gratis cariño, así que sueña con ello todo lo que quieras XD Hay que tener mucha pasta para poder llevar a alguien ultra famoso a tu cumple XD
Bue... a fondo a fondo... lo que se dice a fondo hasta dentro de un rato no XD (jajajajajajaaja XD bueno, creo que daba el cante siendo que JongDae muere al principio de cada cap y ChanYeol lo está buscando para estar con él XD)
Well, ya sabes que si YiFan no aparece en alguno de mis fics de EXO es que probablemente se me haya ido la olla y tendréis que matarme entre terribles sufrimientos para que vuelva a mis sentidos XD
Es que tenía que haber KaiTao por algún lugar porque sino no era yo feliz!!!!!! Bueno, JongDae solo piensa en sí mismo y aunque no lo quiera reconocer quería los mimitos de Yeol LOL