domingo, 9 de noviembre de 2014

One last time

Capítulo II
Death is in love with us

            Lado izquierdo. Lado derecho. Algo clavándosele en el costado. Jongdae se levantó de su colchón de paja y comenzó a ahuecarlo para poder dormir correctamente. La noche era oscura y sin luna en el exterior, por lo que por la ventana no entraba ninguna luz que le indicara que estaba dejando su cama en condiciones aceptables y no podía encender la lámpara de aceite porque despertaría a las demás personas que dormían con él en aquel lugar. Se tumbó de nuevo, con cuidado de no tirar por la borda todo el trabajo duro y sonrió al no notar nada que pudiera entorpecer su sueño. Cerró los ojos, dispuesto a dejarse llevar al mundo de los sueños, pero en ese momento, notó algo frío y afilado contra su garganta. Se quedó inmóvil, pensando que si se hacía el dormido evitaría lo que parecía ser inevitable, pero la hoja de la espada se hundió un poco más en su carne. Jongdae abrió sus ojos, en un pobre empeño por conocer la cara de su asesino antes de su muerte, conectándolos con unos de color escarlata.


22 de Septiembre 2013

            Jongdae abrió sus ojos de golpe y se levantó de la cama con el corazón latiéndole rápidamente en su pecho. Había tenido una pesadilla y aunque no la recordaba con exactitud, podía asegurar que aún tenía miedo. Cerró sus ojos unos momentos para tranquilizarse y pasó sus manos por su rostro. Tras sus párpados, pudo ver de nuevo aquellos ojos rojos como la sangre que lo habían acosado en la pesadilla y los abrió rápidamente, jadeando. Jamás había creído en lo sobrenatural, los fantasmas, hombres lobo o vampiros, así que el chico no entendía el porqué de ese sueño, además, la noche anterior solo había estado en la fiesta que su madre había preparado por su cumpleaños, no había habido nada extraño en ella que lo hubiera hecho soñar con aquello.

            El chico se levantó de la cama y caminó hacia el baño para echarse un poco de agua en la cara y así poder refrescarse un poco, el sudor de la pesadilla se le pegaba al cuerpo y se sentía asqueroso. Jongdae se miró en el espejo del baño y su reflejo le devolvió la mirada. Tenía ojeras porque la fiesta se había alargado hasta la madrugada y por la pesadilla no había podido dormir mucho. Se dirigió de nuevo a su habitación y miró la hora, no había descansado siquiera tres horas, pero ya no se atrevía a cerrar los ojos de nuevo.

            Se tumbó en la cama y dejó su mente vagar. Esa noche había conocido a Park Chanyeol, el joven millonario sobre el que estaba haciendo su trabajo para la universidad y su padre le había propuesto que lo ayudara con este. Había sido una sorpresa que aceptara sin más, pero no era eso lo que tenía a Jongdae tan confundido. Sentía que lo conocía, pero antes de esa noche estaba seguro de que jamás lo había visto… entonces, ¿por qué?

            Las horas pasaron para Jongdae rápidamente mientras intentaba buscarle una explicación a aquello mirando al techo blanco de su habitación, tan rápido, que no notó que la mañana había avanzado tanto que el sol se alzaba fuera en su cénit hasta que unos golpes en su puerta lo sacaron de su ensimismamiento. Unos segundos después, entraba por esta su hermano menor y se subía a su cama junto a él de un salto que casi lo hace caer.

            —Pensaba que estabas dormido, recuperándote de la resaca —comentó el chico—, como no habías bajado a desayunar.
            —Solo estaba pensando —respondió—. Y anoche no bebí —Jongin enarcó una ceja—, bueno… quizás un par de vasos de ponche. ¡Pero nada más!
            —Entonces… ¿Alguna señorita de la fiesta te dejó tan marcado que no has podido pegar ojo por su culpa? —inquirió, dándole algunos codazos suaves en las costillas.
            —¡Já! —rio Jongdae—. Si creo que la más joven tenía doscientos años —su hermano también rio, concordando con su acierto al expresar la edad de los asistentes a su fiesta de cumpleaños—. Fue más bien una reunión de negocios que una fiesta por mi vigésimo segundo cumpleaños.
            —Lo sé —respondió el chico—. Por eso Seokkie y yo te hemos organizado una fiesta para un joven como tú —el mayor enarcó una ceja, tal y como había hecho el otro unos segundos antes, sin poder creerse lo que estaba escuchando—. ¿Recuerdas que anoche no solté el móvil en ningún momento? —Jongdae asintió—, Seokkie y yo estábamos organizando los detalles porque él no pudo llegar a tiempo a la fiesta.
            —Y yo que creía que os llevabais mal, pero ya veo que no, porque conspiráis a mis espaldas —comentó.
            —No nos llevamos mal… es solo que Seokkie es muy serio y a veces no sé cuando dice las cosas de verdad o en broma —el chico había agachado un poco su cabeza—. Me gusta más pasar el tiempo contigo —Jongdae lo despeinó para que dejara de pensar en aquello y luego dijo la mayor tontería que se le vino a la mente para intentar aligerar el ambiente, que se había cargado un poco ante la mención del mayor.
            —Bueno… ¿dónde me vais a llevar? ¿A un club de striptease?
            —Eso sería si te casaras, pero solo cumples veintidós años —rio Jongin, dándole un tortazo en el hombro—. Nos vamos a un club normal a bailar y a conocer chicas.
            —¿Nosotros tres solos? ¿Habréis invitado a alguno de mis amigos? —preguntó. Salir con sus hermanos no estaba mal, pero sinceramente, tres personas no se lo pasaban bien, tenían que ser más.
            —Por suerte o por desgracia solo tú tienes el número de tus amigos de la facultad, así que Seokkie y yo llevaremos a algunos amigos —respondió—. Prepárate porque esta noche vamos a triunfar —dijo levantándose de la cama antes de irse de la habitación dejando a Jongdae con una sonrisa en la cara.

            El chico correspondió a la sonrisa aunque el otro no lo veía ya. No se había esperado eso de sus hermanos, aunque con tal de no comprarle nada eran capaz de eso y de más, nunca habían sacado dinero de sus respectivas tarjetas para hacerle un regalo en condiciones, bueno, ni a él ni a nadie. Se levantó de la cama y estiró los músculos y huesos de la espalda que se le habían agarrotado por pasar demasiado tiempo en la misma posición.

            Aquella tenía que ser una gran noche.

            Jongdae se vistió y salió de su habitación, en busca de su hermano mayor. La noche anterior no había podido llegar para la fiesta, por lo que suponía que, o bien había llegado temprano por la mañana, o estaba a punto de llegar. Bajó las escaleras hacia la planta inferior, encontrándose con Kyungsoo intentando que la casa volviera a tener el aspecto de siempre tras la fiesta yendo de un lado para otro, limpiando y haciendo que los demás empleados hicieran lo que les ordenaba. El chico se asomó al salón y vio que su madre y sus hermanos también habían sido cazados por el mayordomo y estaban ayudando para que todo fuera más rápido, así que intentó escabullirse hacia su habitación, pero el hombre de baja estatura lo vio y no tuvo oportunidad de escapar.

            —Jongdae —llamó—. Qué bien que te hayas levantado, ven a ayudar.

            Esbozó una sonrisa incómoda cuando el mayordomo se le acercó y comenzó a dirigirlo al lugar en el que estaban los demás para comenzar a ayudar también a retirar cualquier vestigio de que allí se hubiera celebrado una fiesta el día anterior.

            —Por fin bajas —dijo su hermano mayor, dándole una palmada en la espalda—. Feliz cumpleaños atrasado —le sonrió haciendo que sus mejillas se elevaran y luego volvió al trabajo.
            —¿Cuándo has llegado? —le preguntó, ayudándolo con una de las mesas para llevarla fuera.
            —Hace un par de horas —respondió—. Kyungsoo me abrió la puerta e inmediatamente después me ordenó ayudar con todo esto.
            —Típico de Kyungsoo —los chicos rieron y dejaron la mesa en un lugar en el que no estorbaba y en el que la empresa a la que la habían alquilado no le resultara difícil recogerla cuando fuera al día siguiente—. Por cierto, ¿qué es eso de que me vais a llevar a un club para celebrar mi cumpleaños esta noche?
            —Jongin se ha ido de la lengua… no se le puede contar nada… —murmuró por lo bajo, pero aun así, Jongdae lo escuchó.
            —Bueno, me iba a enterar más pronto que tarde, ¿qué más dan unas horas más que menos? —el mayor dijo algo así como “era una sorpresa” mientras se alejaba de él, posiblemente en busca del otro chico, pero Jongdae lo detuvo—. ¿Dónde me vais a llevar?
            —No, eso sí que no te lo vamos a decir —le respondió, misterioso—. Arreglarte para salir para medianoche es lo único que debes hacer y saber, Jongin y yo nos encargamos de todo lo demás.

            El menor hizo un mohín mientras veía a Minseok adentrarse en la casa. Quería saber qué era lo que le habían preparado porque le hacía bastante ilusión, sus hermanos nunca habían hecho algo parecido por él, no obstante, entró simplemente en casa sin volver a preguntarle nada a ninguno de los dos. Si querían que fuera una sorpresa, él no volvería a hablar más del tema y a medianoche seguiría a sus hermanos a donde quisieran llevarlo.


23 de Septiembre 2013

            La medianoche llegó y los tres hermanos salieron de casa con destino a Hong-dae. Sehun se había ofrecido a llevarlos y quedarse con ellos para después poder llevarlos a casa de nuevo cuando la fiesta se acabara; sin embargo, los tres hermanos declinaron la oferta y solamente dejaron que los llevara hasta la ciudad. Se despidieron de Sehun y le aseguraron que  no tendría que ir a sacarlos de la cárcel, que se comportarían y no se meterían en ninguna pelea, después, caminaron por las bulliciosas calles de Hong-dae, buscando el lugar de encuentro en el que habían quedado con los otros dos chicos que los acompañarían en la noche. Sus hermanos no le habían querido decir quiénes eran, alegando que ya los conocería cuando llegaran.

            A esas horas de la noche, Hong-dae era un hervidero. A pesar de ser domingo y no viernes, el día en el que toda la población parecía concentrarse en aquella parte de la ciudad,  había bastante gente y los tres tenían que caminar muy juntos para que Jongdae no los perdiera de vista porque era el único que no sabía a qué lugar iban a ir.

            Después de andar durante bastante rato, giraron en una esquina y se encontraron con dos personas que estaban esperando en la puerta de uno de los clubes. Jongdae no los conocía, a ninguno de los dos, por lo que se sorprendió al saber que eran los amigos que sus hermanos habían llamado para que la fiesta de su cumpleaños fuera más emocionante. Ambos eran más o menos de su altura, tenían el rostro fino y la piel pálida, como porcelana; sus labios eran rojos y sus ojos de color oscuro. Minseok se acercó a uno de los chicos, al que tenía el rostro más aniñado y el pelo más claro y lo abrazó; Jongin fue hacia el otro chico e hizo lo mismo. Después de los abrazos, las palmadas en la espalda, las risas y los "mucho tiempo sin verte, ¿dónde te habías metido?", sus hermanos se dignaron a girarse hacia él para presentarle a sus amigos.

            —Chicos —llamó la atención su hermano mayor—. Este es Jongdae, el cumpleañero —lo señaló y él saludó—. Estos son Baekhyun —apuntó al que seguía abrazado a Jongin—, y este es Luhan —dijo indicando al otro chico que se encontraba junto a él.
            —Encantado de conocerte —murmuró el chico llamado Luhan—. Minseok no ha parado de hablar de ti desde que nos conocemos, pero nunca había organizado un encuentro para presentarnos.
            —Jongin igual —coincidió el otro—. Mucho hablar pero nada más.
            —¿Sí? Yo nunca he oído hablar de vosotros —comentó Jongdae y los otros dos fulminaron a sus hermanos con la mirada.
            —Bueno… nunca se dio la ocasión para ello… —comenzó el mayor, pero fue interrumpido.
            —¿Por qué no entramos ya y comenzamos la fiesta? —Jongin empujó un poco a su amigo para que se pusiera a la cola para acceder al club y luego les indicó a los demás que lo siguieran.

            El tiempo que estuvieron en la fila lo pasaron hablando sobre lo que iban a hacer en aquel club, que era uno de los mejores de la ciudad, y lo bien que se lo iban a pasar. Jongdae por fin sentía que aquello era algo parecido a un cumpleaños y no lo que sus padres le habían organizado el día anterior. No estaba con sus amigos de la facultad, pero eso no quería decir que no se lo pudiera pasar bien con sus hermanos y aquellos dos chicos que acababa de conocer.

            Cuando por fin estaban por entrar al lugar los separaron, dejando entrar solamente a Jongdae y a Baekhyun. Los chicos miraron atrás y quisieron esperar a los demás, pero estos les indicaron que podían entrar sin ellos e ir pidiendo las bebidas para que estas estuvieran listas cuando entraran. Ingresaron al club tras la invitación sin palabras de uno de los guardas de la entrada y tras traspasar el umbral Jongdae se sintió un poco abrumado por la cantidad de sensaciones que le producían aquellos lugares siempre. La música estaba a todo volumen y las luces danzaban desde el techo, alumbrando a la gente que, en la pista de baile, movían sus cuerpos a un ritmo frenético y el calor contrastaba con el frío del exterior. Se quedó paralizado en la entrada unos momentos, dejando que sus sentidos se embargaran de aquel ambiente.

            Después de eso, fue Baekhyun el que lo guio a partir de aquel momento, con una sonrisa en sus labios rojos y su mano congelada por el frío de la calle agarrando su muñeca, tirando de él para moverlo por el club ya que Jongdae no tenía ni idea de dónde había que ir porque sus hermanos habían preparado algo, pero no se lo habían dicho. Llegaron a las escaleras y un guardia les cortó el paso, pero el chico intercambió un par de palabras con él y les dejó pasar, así que subieron a la segunda planta, donde se encontraban las habitaciones privadas. Caminaron junto a ellas, Baekhyun había sacado su teléfono móvil y había encendido una aplicación que lo hacía funcionar como una linterna, para poder leer las etiquetas que había pegadas sobre estas hasta que encontraron la que ponía “hermanos Kim”.

           —Quédate aquí y no te preocupes por nada —le dijo, haciendo que entrara al lugar—, yo iré a por las bebidas.

            Antes de que el chico pudiera protestar siquiera, Baekhyun ya había cerrado la puerta y lo había dejado allí dentro. Era una habitación cuadrada, tenía las paredes pintadas de un morado un poco chillón que no era demasiado acertado, también tenía un sofá enorme de color beige que parecía bastante cómodo y una mesa baja de cristal y patas de metal. El conjunto no estaba demasiado mal, pero el color de las paredes seguía haciéndole un poco de daño en los ojos. Sin saber qué hacer, optó por sentarse en el sofá y probar lo cómodo que era, quedando bastante satisfecho con este. La estridente música que sonaba en el local quedaba ahogada tras la puerta y solo se escuchaba levemente, así que se estaba bastante tranquilo y allí podían hablar sin tener que gritarse los unos a los otros y si querían bailar un rato solo debían bajar las escaleras y ya estaban en el centro de la pista.

            Jongdae no tuvo que esperar mucho tiempo solo en la habitación, ya que a los pocos minutos entraron sus hermanos y Luhan rápidamente. Minseok se acercó a él y le tapo los ojos con sus manos heladas, el chico intento forcejear, pero el mayor era mucho más fuerte que él y todo fue en vano. No entendía lo que estaba pasando en ese momento y solo podía averiguarlo utilizando su oído, ya que la vista le había sido arrebatada. Escuchaba mucho ajetreo por el lugar, gente entrando y saliendo, abriendo y cerrando la puerta, haciendo que el sonido de la música fuera intermitente, subiendo y bajando su volumen dependiendo de cómo se encontrase esta. Luego, comenzaron los susurros y cuando el chico estaba hartándose de todo e iba a comenzar a protestar que lo dejaran de una vez saber qué era lo que tramaban, escuchó una voz que no confundiría por nada del mundo y se quedó congelado, como las manos de su hermano.

            —Feliz cumpleaños. Espero que te guste mucho tu regalo —escuchó que decía su hermano mayor en su oído antes de destaparle los ojos para que viera que frente a él se encontraba la cantante china a la que admiraba con una tarta de cumpleaños en sus manos, cantando en un torpe coreano el “cumpleaños feliz”.

            De todos sus cumpleaños, aquel era sin duda el mejor de toda su vida.


24 de Septiembre 2013

            Aun dos días —o técnicamente uno—, después, Jongdae no podía creerse lo que sus hermanos habían hecho por él. Habían hecho que su cantante favorita se presentara allí y le cantara feliz cumpleaños para después quedarse allí gran parte de la noche, respondiendo a las preguntas y a los balbuceos sin sentido del chico.

            La última clase del día había acabado sin que se diera cuenta de ello y Jongdae se había quedado completamente solo en el lugar. Se había pasado el día ensimismado, al igual que el anterior y tendría que rogar a sus compañeros por los apuntes que no había cogido por estar en las nubes. Recogió sus cosas y luego caminó hacia el quiosco del señor Wu para comprarse alguna golosina y quitarse un poco el hambre porque su estómago había comenzado a rugir vergonzosamente por el pasillo. Llegó a lugar y se quedó en la puerta, sin poder avanzar porque se había quedado petrificado. Tras el mostrador ya no se encontraba el señor Wu, sino una chica que rondaría los treinta, tenía la piel blanca y fina y los ojos grandes.

            —Perdona... —comenzó—. ¿Y el señor Wu?
            —Le dieron la jubilación el viernes pasado —contesto la muchacha—. A partir de ahora yo trabajaré aquí, soy Yoon Bomi, pero puedes llamarme simplemente por mi nombre —sonrió e hizo que la sonrisa se le contagiara al chico a pesar de haber recibido aquella noticia.

            Jongdae no tenía una relación demasiado estrecha con el señor Wu, de hecho no tenía una relación estrecha con nadie en la facultad, pero echaría de menos verlo casi cada día tras aquel mostrador. Le pidió a la chica lo que quería comprar y, tras pagar, salió del campus en dirección a casa. Aquella tarde iría Park Chanyeol para hablar sobre él y así ayudarlo con la información que le faltaba para su trabajo y Jongdae no sabía si los latidos acelerados de su corazón eran por la anticipación de poder verlo de nuevo, porque todavía le duraba la emoción por la fiesta que le habían organizado sus hermanos o simplemente porque algo estaba mal con él. El chico todavía no podía quitarse del cuerpo aquella sensación que tenía cada vez que lo veía, como si lo conociera de algo.

            No obstante, por más que buscaba entre sus recuerdos algún encuentro con él, solo encontraba el de la noche del sábado, no lo había visto antes de aquel día.

            Ese día estaba solo en casa, su padre estaba en un viaje a Busan para apoyar al candidato de su partido de aquel lugar, su madre estaba en la empresa, Minseok no sabía dónde podría haberse metido y Jongin le había dicho por la mañana que estaría todo el día en la biblioteca estudiando, únicamente algunos de los empleados eran los que se encontraban en la casa de la familia Kim. Así que cuando llegó, simplemente saludó a Kyungsoo cuando este le abrió la puerta y luego fue a su habitación, a ordenarla un poco y a coger todas las cosas que necesitaba para poder seguir con el trabajo.

            No llevaba más de media hora en casa cuando el timbre sonó y su corazón volvió a palpitar rápidamente, le comenzaron a sudar las manos y se mordió el labio inferior para tratar de contener el tembleque que su cuerpo había empezado a sufrir. Un poco después, comenzó a escuchar pasos y un par de voces, una grave y otra profunda, acercándose a su habitación y se sentó rígidamente en la silla de su escritorio, mirando a la puerta de madera fijamente hasta que unos golpes que se esperaba lo hicieron sobresaltarse.

            —Señorito Jongdae —dijo la voz de Kyungsoo al otro lado de la puerta—. Tiene una visita del señorito Park Chanyeol.
            —Adelante —murmuró tras aclararse la garganta para bajar el nudo que se había instalado en ella.

            La puerta se abrió y por ella apareció Park Chanyeol, agachándose un poco para no darse con el dintel de la puerta porque este era demasiado bajo para su altura. Le dedicó una pequeña sonrisa de dientes muy blancos a Jongdae y murmurando un “con permiso” apenas audible se adentró en la habitación. El chico observó cómo se acercaba a él sin poder hacer ningún movimiento hasta que se quedó a un metro de distancia y solo en aquel momento fue capaz de volver a comportarse como una persona normal y corriente.

            —¿Quieres sentarte aquí? —le peguntó, levantándose de la silla del escritorio.
            —No hace falta… —respondió el otro—. Tú la necesitas más que yo para hacer tu trabajo —Jongdae asintió lentamente—. Bien… ¿qué necesitabas saber?
            —Primero, siéntate entonces en la cama —el alto enarcó una ceja—, no puedo tener a un invitado de pie mientras le hago preguntas sobre su vida —Chanyeol hizo lo que le había dicho y, en cuanto estuvo cómodo, Jongdae se permitió contestar a la pregunta que le había sido realizada antes—. Necesito algo sobre tu vida antes de que te convirtieras en millonario salido de la nada.

            La mirada de Chanyeol se oscureció por unos momentos, pero fue tan breve que el chico creyó que había sido solo su imaginación.

            —Bueno… mi vida no es muy interesante —comenzó—. Mis padres me dejaron abandonado en la puerta de una iglesia y viví toda mi vida en un orfanato sin saber que me convertiría en rico años después por comprar un décimo premiado de la lotería.

            Los dedos de Jongdae se movían con rapidez por el teclado de su portátil, redactando aquello que le estaba siendo contando sin apartar la vista de la persona que estaba con él en la habitación. Su voz grave se colaba por sus oídos y llegaba a su cerebro produciéndole a su cuerpo unas extrañas sensaciones, como los escalofríos de en su columna vertebral o como aquella imposibilidad de perderse en sus pensamientos, solo pudiendo concentrarse en cómo los rojos labios de Chanyeol articulaban sílabas que conformaban palabras en las que relataba su vida.

            —Unas cuantas buenas inversiones fueron lo que me llevaron a donde estoy ahora y lo demás creo que lo puedes encontrar en internet —terminó.
            —¿Solo eso? —preguntó Jongdae sin poder retener las palabras en su boca—. Tu vida tiene que tener algo más interesante, alguna anécdota divertida, algún recuerdo especial que no puedas olvidar… un amor.
            —Bueno, tampoco quiero aburrirte con detalles.
            —Me encantan los detalles —dijo el chico con una sonrisa brillante—. Además, tengo que rellenar varios folios —la habitación se quedó en silencio durante unos segundos, mientras el chico parecía pensarse lo que iba a contar a continuación.
            —Entonces, comenzaré por lo del amor —contestó finalmente. El semblante de Chanyeol se volvió serio y un poco duro, aquella historia que estaba a punto de contar parecía que le causaba sentimientos contradictorios y un profundo dolor. Sus ojos oscuros estaban perdidos en el horizonte, más allá de la ventana de su habitación—. Hace tiempo me enamoré de una persona, parece que hayan pasado siglos de ello —comentó con una leve sonrisa—, éramos felices cuando estábamos juntos y no nos importaba nada que nuestro entorno estuviera en contra de la relación que manteníamos, simplemente queríamos estar el uno con el otro para siempre —hizo una pausa en la que se pasó la lengua por los labios para humedecerlos—. Pero esa persona me fue arrebatada por alguien a quien yo consideraba mi mejor amigo.
            —¿Qué pasó? —preguntó Jongdae casi con miedo.
            —Lo asesinó y se dio a la fuga —respondió, esta vez mirándolo a los ojos—. Me quitó lo que más apreciaba por celos y luego escapó para que nadie pudiera encontrarlo.
            —Lo siento.
            —No lo sientas —esbozó una pequeña sonrisa—. La vida continúa y uno no puede quedarse anclado en el pasado, ¿verdad?
            —¿Querías mucho a esa persona?
            —Más que a mi propia vida… —inspiró hondo—, ¿te parece que sigamos con otros temas? ¿Mis aficiones o algo por el estilo? O sino el ambiente se pondrá algo melancólico y no será muy agradable para ninguno de los dos.

            Jongdae asintió y ambos chicos se pasaron la tarde haciendo preguntas y respondiéndolas con la banda sonora de fondo de los dedos del chico tecleando sobre su portátil agradablemente. No obstante, por muy bueno que fuera el ambiente, Jongdae no pudo quitarse de encima en todo aquel rato una sensación que le había sobrecogido el cuerpo al escuchar la historia del amor de Chanyeol, como si le fuera conocida —la misma sensación de reconocimiento que tenía cada vez que lo veía—, al igual que tampoco pudo reprimir los escalofríos de su cuerpo y los latidos rápidos de su corazón, ni el temblor de sus manos al escribir el número de su teléfono en el móvil de Chanyeol y recibir el de este en el propio cuando se despidieron.


22 de Septiembre 2013

            Chanyeol había esperado pacientemente a que la persona que estaba ante él decidiera que su encuentro con aquella mujer de mediana edad —probablemente casada con alguno de los grandes empresarios o políticos que se encontraban hablando de negocios en el interior—, terminara y esta se adentrara en la casa de los Kim antes de salir de las sombras en las que estaba oculto y acercarse a él. Supo que el otro había notado su presencia desde mucho antes de que hubiera salido al jardín a despejarse pero este no dio ninguna muestra de ello hasta que no estuvo a un par de metros de distancia de su cuerpo y entonces escuchó su voz —un poco menos grave que la suya—, dirigiéndose a él.

            —Hacía años que no nos encontrábamos.
            —Sesenta y dos, para ser exactos —respondió Chanyeol, acercándose hasta colocarse a su lado.

            Ambos estaban de espaldas a la casa y ocultos bajo el manto de la oscura noche, por lo que nadie que no estuviera a unos pocos pasos de ellos podría escuchar su conversación y ellos jamás dejarían a alguien acercarse tanto. Los años no habían pasado para él, como tampoco lo habían hecho para Chanyeol en todos los siglos que llevaban conociéndose, aunque los motivos de uno y otro para mantenerse jóvenes diferían, el método aplicado era el mismo. Beber sangre fresca.

            —Un largo tiempo para los humanos, pero para nosotros solo ha sido un suspiro —comentó.
            —Los vampiros no respiramos —una sonrisa sarcástica se dejó escuchar en el jardín delantero de la casa de la familia Kim.
            —Tienes razón, no respiramos —por primera vez en todo el tiempo que llevaban allí de pie, juntos, se dignó a girar la cabeza y mirarlo con aquellos ojos oscuros que siempre lo habían cohibido—, pero todos los humanos de esa casa sí lo hacen y desprenden un aroma bastante delicioso.
            —¿Por qué estás aquí, Wu Yifan? —preguntó sin rodeos Chanyeol.
            —¿No puedo visitar de vez en cuando a mi creación favorita? —llevó una de sus grandes manos de dedos alargados y finos, rematados por unas afiladas uñas a su rostro y el otro se apartó antes de que llegara siquiera a rozarlo.
            —Siempre que apareces no ocurre nada bueno.
            —Eso no tiene nada que ver conmigo —el vampiro puso en su rostro una expresión seria—. Lo sabes perfectamente.
            —Lo único que sé es que siempre estás ahí en el momento en el que pasa —Chanyeol observó el rostro que tenía delante, alargado, de piel fina, labios rojos como la sangre, colmillos prominentes y afilados y ojos escarlata.
            —Quiero ayudarte.
            —¿Para que la historia vuelva a repetirse? —cuestionó—. No. Para eso no necesito la ayuda de nadie —se dio la vuelta y comenzó a alejarse de la persona que tantos siglos atrás lo había convertido en lo que ahora era.
            —Sabes que sin mi ayuda jamás habrías encontrado, en ninguna de las ocasiones —fue lo último que escuchó de parte de Yifan antes desaparecer del jardín.

            Lo sabía. Sabía que sin su ayuda nunca lo hubiera encontrado, que ni siquiera hubiera podido verlo de nuevo antes de que le fuera arrebatado otra vez, pero no podía evitar seguir teniendo aquellas dudas, seguir guardándole rencor por no haberlo ayudado la primera vez, por haber dejado que el culpable se escapara y por no hacer nada para evitar las siguientes. Chanyeol sabía que Wu Yifan era el que lo había orquestado todo de nuevo, quien le había dado otra oportunidad, pero no podía evitar desconfiar de sus intenciones.


24 de Septiembre 2013

            Pasar la tarde en la casa de los Kim junto a él no había sido demasiado bueno. Chanyeol se sentía más sediento que nunca y solo podía pensar en encontrar a cualquiera para poder calmarla. Salió de aquella casa, forzando una sonrisa en sus labios, intentando que sus colmillos no lo traicionaran y acabaran alargándose sin su permiso ahora que ya no se estaba conteniendo tanto. El aroma de Jongdae siempre había hecho que sus sentidos se agudizasen y que su parte vampiro pugnara por beber de aquella sangre y estar en aquella habitación cerrada lo había puesto a prueba.

            Se montó en su coche, en el que había ido para no levantar sospecha alguna, y condujo hacia el centro de la ciudad. Esta vez tendría que cazar sin el amparo de la noche y tendría que ocultarse de las miradas indiscretas de los viandantes y de las cámaras de seguridad que había por todas partes. Era todo un reto y estaba desesperado, lo que no era muy buena combinación, Chanyeol lo sabía, al igual que sabía que sus colmillos no podrían aguantar mucho tiempo y que sus ojos oscuros se estaban volviendo de color escarlata por momentos.

            Debía encontrar una presa de inmediato.

            Chanyeol comenzó a vagar por las calles de la ciudad una vez dejó su coche en el garaje de su apartamento. No prestaba mucha atención en su camino y simplemente escrutaba a las personas que desprendían un aroma que le era agradable bajo las gafas de sol que había tenido que ponerse para ocultar su iris rojo, buscando la mejor manera de hacer que se dejaran tomar la sangre sin levantar ningún tipo de sospecha. Sin embargo, las horas pasaban sin que encontrara a nadie y se estaba desesperando por conseguir sangre fresca.

            Casi había anochecido cuando dio con la presa perfecta. Era un chico bajito, con el pelo tintado de color fucsia, de ojos rasgados como los de un gato y muy delgado. Estaba parado en un semáforo, esperando para cruzar y llevaba unos cascos enormes, casi tan grandes como su propia cabeza. En cualquier otro momento, Chanyeol hubiera pasado de largo porque con esa delgadez quizás no podría sobrevivir a la extracción de una gran cantidad de sangre de su cuerpo, pero estaba desesperado y el aroma que desprendía era demasiado tentador, así que no lo pensó mucho más cuando se dirigió a él. Al llegar a su lado, le levantó uno de los auriculares para dejar a la vista su pequeña oreja y comenzó a utilizar su influencia para que lo siguiera sin  hacer preguntas, como si fuera su perrito faldero, privado de cualquier sentido que lo avisara del peligro que corría en su compañía. Solo hubo un segundo de reticencia por parte de su mente, después, estuvo a su completa merced.

            Su apartamento no estaba demasiado lejos de donde lo había encontrado, así que lo guio a través de la multitud que a aquellas horas poblaba las calles de la ciudad hasta que llegaron a su piso. Chanyeol apenas pudo esperar a que la puerta estuviera cerrada para acorralar al chico contra la pared e inclinarse sobre su cuello. El vampiro dejó por fin que sus colmillos crecieran y sonrió al tener a unos pocos centímetros todo lo que necesitaba. Se inclinó un poco más y lamió la zona del cuello que iba a morder, provocando un escalofrío en el cuerpo del otro antes de dejarse llevar por sus sentidos y perforar la carne con aquellas dos agujas.

            El chico pareció salir del trance en el que lo había sumido en aquel preciso instante y comenzó a retorcerse para librarse de él, pero Chanyeol lo aplastó contra su cuerpo, utilizando su fuerza sobrehumana para que no se moviera ni un milímetro y le tapó la boca para que no  pudiera emitir sonido alguno mientras succionaba su deliciosa sangre. El sabor a hierro en su lengua, deslizándose por su garganta y filtrándose en su estómago para llegar a todas sus células. Solo se detuvo cuando sintió que el delgado cuerpo del chico que tenía entre sus brazos dejaba de oponer resistencia.


27 de Septiembre 2013

            Chanyeol todavía sentía en su organismo que el sol no se había ocultado en la ciudad de Seúl, lo sentía pero no pudo hacer nada para no desvelarse cuando una característica musiquita comenzó a sonar procedente de su teléfono móvil, que se encontraba fuera de su ataúd, en cualquier lugar de su apartamento. Quiso dejarlo sonando y seguir descansando hasta que la oscuridad se cerniera sobre la metrópolis, pero algo en su interior se removía solo con aquel pensamiento.

            Lentamente, abrió sus ojos viendo el recubrimiento de terciopelo del ataúd lo primero, estiró su brazo derecho hasta tocar la suave tela de color rojizo e hizo un poco de fuerza para levantar la tapa. Segundos después, se encontraba saliendo del único lugar que le procuraba verdadero descanso y dirigiéndose descalzo hacia el lugar del que provenía el sonido de su teléfono: el salón. Lo halló en el sofá, bajo uno de los cojines estampados de flores y miró la pantalla, sorprendiéndose al leer el nombre de la llamada entrante, al principio y alarmándose, después.

            Rápidamente descolgó, llevándose el aparato a la oreja.

            —¿Jongdae? —llamó.
            —Chanyeol —respondió la voz al otro lado en un tono apenas audible por el ruido del motor de los coches. Se notaba un poco alterado, así que el vampiro se alarmó aún más.
            —¿Ha pasado algo malo? —preguntó, preocupado. Hubo silencio por parte del otro, así que se puso un poco ansioso por no recibir respuesta—. ¿Jongdae?
            —En mi casa hay mucho revuelo desde hace horas —respondió al fin—. No podía estar allí, así que salí… pero todavía no puedo volver y no sé dónde ir… yo…
            —¿Dónde estás?
            —En Myeong-dong, cerca de la estación del metro.
            —No te muevas de ahí —dijo rápidamente.
            —¿Vas a venir a por mí? —preguntó el chico con una voz un poco más aguda de lo que se consideraría normal—. No hace falta que lo hagas… yo… no sé siquiera por qué te he llamado… no somos cercanos y no tengo derecho a…
            —No te muevas de ahí, iré a recogerte —sentenció.

            Un casi imperceptible “gracias” dicho por Jongdae fue lo último que Chanyeol pudo escuchar antes de colgar e ir rápidamente a su habitación para ponerse algo de ropa para ir a buscar al chico sin poder quitarse de la cabeza cuál sería el motivo de aquella extraña llamada. Salió de su apartamento unos cinco minutos después y luego bajó al garaje a coger el coche para llegar lo más rápido posible junto al otro. Podría haber tomado el metro, pero no le gustaban los riesgos innecesarios. Sin embargo, todo parecía estar en su contra aquel día. Cogió un atasco porque era hora punta y los coches apenas se movían un metro sobre el asfalto cada quince minutos. Era desesperante, pero Chanyeol no podía simplemente aparecerse en pleno Myeong-dong delante del chico y de miles de personas más. No podía delatar su condición.

            Finalmente, casi una hora después, cuando la noche ya había tomado posesión de la ciudad y las farolas y las luces de los comercios y las oficinas eran las que la iluminaban, Chanyeol dejó el coche en un parking cercano y luego caminó a una velocidad quizás demasiado rápida para lo que era normal en una persona humana, hacia la dirección en la que Jongdae le había dicho que se encontraba, mas no le importó. Las personas que se agolpaban a su alrededor no estaban atentos más que a sus vidas, así que, aunque no le gustaba correr riesgos, este lo tomó.

            A algunos metros todavía de la tienda, lo divisó, jugando con su teléfono móvil y mirando de vez en cuando en todas las direcciones, buscándolo. No lo hizo esperar más y se acercó a él, dejándose ver entre medias de la multitud para que Jongdae lo notara antes de llegar a su lado. En cuanto el chico lo vio, una sonrisa asomó a su rostro, pero fue borrada rápidamente, cambiando su expresión a una algo triste y confusa.

            —Hola —le dijo cuando llegó a su lado.
            —Siento haberte hecho esperar.
            —No es nada —murmuró Jongdae, sin mirarlo a los ojos—. Seguro que tenías cosas que hacer y yo te he molestado llamándote, pero no sabía qué hacer y tu número era el último que había guardado en mi agenda y… solo pulsé sobre él sin pensar.
            —No es nada, no tenía nada importante que hacer ahora, así que no molestas. ¿Qué es lo que ha pasado? —el semblante del chico se tornó muy serio de repente y bajó su cabeza. Aquello le indicó que todavía no había asimilado lo que le había ocurrido y que necesitaba un poco de tiempo antes de poder hablar con él, casi un desconocido, de lo que le atormentaba—. No hace falta que me lo cuentes si no quieres. ¿Vamos a una cafetería? Hace un poco de frío aquí fuera ahora que el sol se ha ido. Conozco una por aquí cerca… —el chico asintió—. Ven entonces.

            Chanyeol lo agarró de la mano y tiró de él a través de la multitud, para llevarlo a una cafetería que había a un par de manzanas. Sabía que la temperatura baja de su piel no iba a hacer entrar en calor al chico, pero no quería que se perdiera entre todas las personas que caminaban por las calles de Myeong-dong y, además, llevaba demasiado tiempo sin sentir el tacto de la palma de su mano contra la suya y lo echaba de menos. Jongdae era tan cálido, siempre lo había sido, en contraste con él.

            Llegaron en unos minutos a la cafetería y Chanyeol hizo que el chico se sentara en una de las mesas antes de ir él mismo a pedir las bebidas tras preguntarle qué era lo que quería tomar. Cuando regresó, lo encontró mirando por la cristalera del local con la mirada perdida en el mar de personas que había fuera. Dejó el cappuccino que le había pedido frente a él, llamando así su atención y recibiendo una cálida sonrisa de agradecimiento por esto.

            —Gracias —murmuró—. Ahora te daré lo que te debo.
            —No te preocupes por el dinero —respondió, quitándole importancia al asunto—. Soy rico —le arrancó una sonrisa al chico, así que se dio por satisfecho de momento y comenzó a beber de su café.

            La comida y la bebida no le sabían a nada y su cuerpo simplemente desechaba cualquier tipo de alimento, lo único que necesitaba para que su organismo siguiera funcionando con normalidad era beber sangre humana, pero debía guardar las apariencias en ocasiones como aquellas. Bebieron en silencio y Jongdae colocó sus manos alrededor de su taza de café para calentarlas mientras parecía hacer acopio de fuerzas para poder comenzar a hablar de aquello que lo estaba atormentando.

            —Todo estaba bien en casa —comenzó tras unos momentos—. Mi hermano Minseok y yo estábamos bromeando sobre lo diferente que era nuestro hermano menor a nosotros y cómo cada vez se parecía más al guardaespaldas de mi padre. Entonces comenzó todo lo malo —el chico cogió aire antes de continuar—. Mi madre nos dijo que dejáramos el tema, que Jongin había salido a un tío suyo por parte de madre que vivía en Daegu, pero mi padre empezó a hacerle preguntas incómodas y más tarde comenzaron los gritos —por primera vez desde que ambos estaban allí sentados, Jongdae lo miró a los ojos y estos demostraban lo perdido que se encontraba—, y mi madre confesó que Jongin no era hijo de mi padre, sino que lo era de Zitao, su guardaespaldas —Chanyeol quiso decir algo, pero las palabras se le quedaron atascadas en la garganta ante la revelación—. Minseok nos llevó fuera a Jongin y a mí y le dijo a nuestro chófer que nos trajera aquí, pero yo me separé de ellos en cuanto nos bajamos del coche, a pesar de que mi hermano me llamó una y otra vez para que me quedara junto a ellos, necesitaba estar solo para pensar.
            —Lo siento.
            —¿Por qué tendrías que sentirlo?
            —Porque es un golpe duro para vuestra familia —aclaró—. Cualquier cosa que necesites, como ahora, no dudes en llamarme y yo haré todo lo posible para ayudarte con ello.
            —Gracias —todo se quedó en silencio de nuevo y Jongdae volvió a beber de su taza antes de hablar—. Desde siempre habíamos notado que Jongin no se parecía a ninguno de nosotros, pero hay hermanos que son muy diferentes ¿sabes?, de hecho, Minseok y yo tampoco nos parecemos tanto, pero él era muy distinto. Sin embargo, jamás se me habría ocurrido que mi madre tenía un amante y que mi hermano era hijo de este… ¡ahora ya comprendo por qué Jongin siempre había sido el favorito de Zitao! A los demás nos trataba bien, pero a él siempre lo trataba de una forma especial, mucho más cariñosa… todo eran pistas y yo no las supe ver y ahora la familia…
            —Jongdae —llamó Chanyeol, poniendo una de sus manos sobre las del chico—. Déjalo, no pienses en esto más o te dará dolor de cabeza —el chico lo miró y tras unos momentos asintió.
            —Creo que esto ha sido demasiado para mí… —murmuró—. Pero no me imagino lo mal que lo estará pasando Jongin —se mordió el labio inferior, preocupado.
           —Necesitas descansar y mañana, cuando te levantes, lo verás todo de otra forma, mucho más claro que ahora.
            —Es lo más probable.
            —Ven, te llevaré a mi casa —Chanyeol le había tendido la mano para ayudarlo a levantarse, pero el chico se había quedado estático a mitad y el vampiro maldijo por haber sido tan brusco—. Tranquilo, no soy ningún asesino en serio ni un violador en potencia, en mi casa estarás bien.

            Jongdae seguía dudando sobre qué hacer, por lo que no tuvo más remedio que ejercer su influencia sobre él para que finalmente aceptara y tomara su mano para salir de la cafetería, rumbo a su apartamento. El viaje fue silencioso, Chanyeol mantenía sus manos unidas mientras caminaban por las calles de Myeong-dong en dirección al coche aunque no hacía falta ya que el chico lo seguiría perfectamente si no lo sujetara, tal y como hacían todas sus víctimas después de haber usado su poder en ellas, pero le gustaba cómo se sentía el tacto de su mano entre la suya.

            Al llegar a su apartamento, lo primero que Chanyeol hizo fue cerrar la puerta de su habitación con llave para que Jongdae no entrara de ninguna de las formas al lugar, ya que si lo hacía y veía su ataúd, rodeado por un montón de vasijas rellenas de tierra de su ciudad natal tendría que contestar una serie de preguntas demasiado incómodas para las que el chico aún no estaba preparado para escuchar la respuesta. Más tarde, lo guio por este hasta la habitación de invitados y le preparó la cama que tenía allí —en momentos como aquel se alegraba de haberla comprado por si había una emergencia, ya que él no podía utilizarla—.

            Después, hizo que Jongdae se tumbara en esta y lo tapó bien con las mantas para que no pasara frío, condicionándolo también para que tuviera una noche de sueño tranquilo sin nada que pudiera alterarlo y despertarlo. Se alejó un poco del chico, sentándose en el alfeizar de la ventana de la habitación, dispuesto a quedarse allí toda la noche si era posible, velando por sus sueños. Cuando la respiración del chico se hizo profunda y regular, Chanyeol se pudo relajar por fin y comenzó a observar sus rasgos con detenimiento, queriendo comprobar que era real, que lo tenía allí, al alcance de su mano y que era él, la persona de la que se había enamorado tantos siglos atrás.

            Era tal y como lo recordaba, todo era igual que en Zhongda.




4 comentarios:

  1. Uau. No se, pero es que me encanta tanto todo que no se que ponerte xd.

    Genial.

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  2. Pero por qué??? Por qué vuelve a matar a JongDae???? Es que lo va a matar en todos los capítulos????? (ok, yo sé que sí, pero déjame meterme en mi personaje (?))

    Om y JongDae que ha soñado con el pasado O.O Eso sí que no me lo esperaba. JongIn sigue siendo una cosita adorable :3 Y KyungSoo poniendo a todo el mundo a limpiar xDDDD Si es que no sé por qué pero le pega xDDD

    LOL cuando describiste a BaekHyun y a LuHan me los imaginé como una muñequitas de porcelana de esas antiguas (?) Sorpresa sorpresita que le han preparado a JongDae y WTF?! YO TAMBIÉN QUIERO QUE ALGUIEN ME ORGANICE UNA FIESTA ASÍ Y QUE ME TRAIGAN A BAEK CON UN LACITO EN EL PELO PARA QUE ME CANTE Q_______________Q (?????????)

    Y por fin ChanYeol y JongDae van a poder conocerse más a fondo ^^ Aunque tampoco es que hayan intimado demasiado, pero bueno, sólo se han visto una vez (?) (yo sé que la trágica historia de amor de ChanYeol se refiere a JongDae, yo lo sé, y no porque ya me haya leído este fic aunque esté empeñada en parecer lo contrario (????))

    Om YiiiFan. Pero tú qué ase aquí jo mío? (?) Yo no sé porqué ChanYeol no se fía de él, si parece que lo quiere ayudar. Pero como él no se fía de él pues yo tampoco, ale (?) *¬* ChanYeol chupasangre mode, ya estaba tardando *¬*

    WTF?!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Que JongIn es hijo de ZiTao?!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Ay mi mae!!!!!!!!!!!!!!!! JongDae, ya sé que es algo impactante (y tanto!!!!!!!! ejem ejem, ya me comporto (?)), pero deberías haberte quedado con JongIn, que lo estará pasando mil veces peor que tú. Ok, te lo perdono porque ha sido a ChanYeol a quien has llamado, pero que no se repita, okis? ^^

    Oins, el final es tan tierno... Mi Channie... <3

    Me voy corriendo a leer el siguiente porque i don't care i've already read it i need more!!!! (?)

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    1. Lo mata porque sino el fic no tiene sentido!!! Mi vida no tiene sentido si no lo mata!! (?) (Yo te dejo meterte en tu papel, te dejo XD)

      BaekHyun y LuHan son unas muñequitas de porcelana preciosísimas ^^ Soñar es gratis cariño, así que sueña con ello todo lo que quieras XD Hay que tener mucha pasta para poder llevar a alguien ultra famoso a tu cumple XD

      Bue... a fondo a fondo... lo que se dice a fondo hasta dentro de un rato no XD (jajajajajajaaja XD bueno, creo que daba el cante siendo que JongDae muere al principio de cada cap y ChanYeol lo está buscando para estar con él XD)

      Well, ya sabes que si YiFan no aparece en alguno de mis fics de EXO es que probablemente se me haya ido la olla y tendréis que matarme entre terribles sufrimientos para que vuelva a mis sentidos XD

      Es que tenía que haber KaiTao por algún lugar porque sino no era yo feliz!!!!!! Bueno, JongDae solo piensa en sí mismo y aunque no lo quiera reconocer quería los mimitos de Yeol LOL

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