viernes, 28 de febrero de 2014

Bodyguard

Bodyguard

            Era el último día de trabajo de Kim MyungSoo con aquel niñato malcriado al que le había tocado hacer de guardaespaldas. Ese era su oficio, proteger a las personas de cualquier peligro que les acechara, pero los últimos meses habían sido un infierno junto a aquel chico.

            No le obedecía, siempre se metía en problemas grandes y cuando MyungSoo le quitaba los ojos de encima durante un par de segundos se las arreglaba para desaparecer. Así que, por estos motivos (y aunque el hombre fuera un profesional) no podía dejar de alegrarse de que por fin su vida se alejaría de la de SungJong.

            Aquella mañana canturreaba alegremente mientras llevaba al chico en limusina a la universidad, como todas las mañanas. Escuchaba al menor suspirar y maldecir por lo bajo, pero lo ignoró, era su último día y no se lo iba a estropear.

            Minutos después llegaban al lugar y SungJong se bajaba del coche sin decir siquiera adiós, como era su costumbre. MyungSoo sacudió la cabeza porque normalmente aquello le molestaba, pero ese día no lo haría. Esbozó una gran sonrisa y se miró en el espejo retrovisor para darse el visto bueno.

            En ese momento se percató de un extraño movimiento y haciendo caso a sus instintos salió rápidamente del coche, en busca del chico al que seguía teniendo que proteger aunque fuera su último día. No le hizo falta mucho para encontrarlo, ya que apenas había traspasado la verja del terreno. El guardaespaldas advirtió otro movimiento y, corriendo, fue hacia SungJong, poniéndose ante él, cubriendo todo su cuerpo con el suyo.

            No pasó ni un segundo cuando sintió el impacto contra la piel de su espalda baja. Su cuerpo dio una sacudida y se aferró al del chico, que estaba confuso con toda la situación hasta que MyungSoo habló.

            ―Ni se te ocurra moverte ni un milímetro ―advirtió―. O el disparo que acabo de recibir habrá sido en vano.

            SungJong abrió los ojos como platos ante la revelación, pero no se movió ni un ápice. El guardaespaldas sentía la sangre caliente brotar de la herida, pero se quedó en la misma posición hasta que notó que su agresor había huido. En ese momento se desplomó sobre el cuerpo del chico al que protegía y este lo recibía entre sus brazos.

            ―Muchas gracias… MyungSoo ―creyó oírlo decir―. Gracias.


            El guardaespaldas sonrió. No iba a obtener más de aquel chico, además, había cumplido con lo prometido, aunque a partir de ese momento tuviera que portar una cicatriz en la zona baja de su espalda que le recordaría a SungJong para siempre.

2 comentarios:

  1. Si SungJong suspira y maldice tanto es precisamente porque es el último día y te vas a ir, MyungSoo. ¿Es que no lo ves?

    Que adorables son los dos :3 Temí que MyungSoo fuera a morir, pero si dice que le va a quedar cicatriz entonces es que sobrevive, qué alivio @.@

    See ya'

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    1. Es que MyungMyung es un poquito lento para estas cosas XD
      Tranquila, no me gusta matar gente, solo le queda cicatriz y listo XD
      Bye <3

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