My Unkown Friend
Las clases de piano eran algo que
Kim MinSeok odiaba con toda su alma y no era porque no le gustase el
instrumento, de hecho, lo amaba. Era porque las clases las impartía un profesor
demasiado exigente con él que intentaba exprimirlo para que acabara siendo todo
lo que aquel hombre jamás fue: un pianista de gran renombre y éxito.
El hombre miró el reloj de cuco que
había en la sala y con un par de palmadas, dio por finalizada la clase,
despidiéndose del chico y comentándole que no lo vería hasta dentro de dos
semanas, ya que tenía que presentar un concurso de talentos en la otra punta
del mundo. MinSeok se despidió de él cortésmente y cuando lo vio salir por la
puerta, suspiró aliviado.
Se iba a librar de las clases durante
dos semanas. Sus padres, de viaje de negocios en Los Ángeles, tampoco estaban
en casa y él tenía vacaciones de verano. Aquellas dos semanas iban a ser las
mejores de su vida.
●●●
—¡Fuera! ¡No queremos volver a verte
por aquí! —dijo un tipo mientras empujaba a un chico menudo del local en el que
había entrado y en el que había acabado peleándose con uno que lo había
confundido con una chica y quería meterle mano.
—¡Vigilad a vuestros clientes! ¡Son
todos unos violadores en potencia! —gritó el chico, escupiendo sangre al suelo—.
Auch… —se quejó, pasándose la mano por la boca, descubriendo así que le habían
partido el labio—. Malditos brutos.
Se levantó del suelo y comenzó a
caminar. No volvería a ir a aquel lugar de fiesta, ya se buscaría cualquier otra
discoteca, en aquella zona había muchas.
—¡Eh! ¡Tú! —gritaron a sus espaldas,
pero él no se volvió, había reconocido la voz como la del tipo que quería
meterle mano—. ¿Estás sorda, muñeca?
“No entres en sus provocaciones,
LuHan” se dijo “Tú eres un tipo muy masculino, que te llamen muñeca no debe
enervarte de esa manera, tranquilízate, ya se cansará”.
Pero el hombre no parecía cansarse y
cada vez lo llamaba de una forma distinta, pero todas ellas atentaban contra su
masculinidad. Finalmente, LuHan no pudo soportarlo más y se dio la vuelta,
apretando los puños para encararlo.
—Al fin te giras, preciosa —dijo el
tipo acercándose—. Me gusta ver tu cara bonita.
—Pues a mí lo que me gusta es
estampar mi puño en tu fea cara —replicó el chico avanzando hacia él hasta
propinarle un puñetazo en esta.
—¡Serás puta!
El tipo se lanzó contra él a
puñetazos, dándole en el estómago una y otra vez, haciendo que LuHan se doblara
por la mitad del dolor. Cuando el otro se hartó, lo tomó por el cabello y le
alzó la cabeza para que lo mirara a los ojos. El chico gritó, le estaba
arrancando pelo.
—Te daré tres segundos —siseó
llevando una navaja al rostro de LuHan—. Corre por tu vida.
Lo soltó y LuHan no lo pensó mucho
antes de echar a correr.
●●●
MinSeok tocaba una melodía suave en
el piano. Todavía era bastante temprano, pero él no podía dormir más, por eso
había bajado a tocar en el piano canciones que había practicado hasta la
saciedad.
Estaba tan metido en su mundo que
casi no escucha el timbre de la verja exterior de la casa cuando sonó. El chico
se levantó de la banqueta y se dirigió hasta el lugar en el que estaba el
telefonillo. Descolgó el auricular y entonces apareció en la pantalla una
imagen que lo dejó helado.
Había un chico en el suelo sangrando
abundantemente.
MinSeok salió corriendo de la casa y
luego abrió torpemente la verja con las manos temblorosas. Fue hacia el chico y
se agachó junto a él.
—¿Qué ha pasado? ¿Estás bien? —preguntó,
pero no obtuvo respuesta—. Llamaré a una ambulancia —MinSeok hizo el gesto de
buscar su teléfono móvil, pero una mano lo detuvo.
—No lo hagas… —susurró el chico con
la voz cascada—. Me llevarán de vuelta… No quiero volver…
MinSeok quiso preguntarle de nuevo,
pero en ese momento el chico se desmayó. Presa del pánico y sin saber qué
hacer, acabó tomando entre sus brazos el delgado cuerpo de aquel chico
desconocido de rostro fino y llevándolo a casa para curarle las heridas.
●●●
LuHan sentía todo su cuerpo
adolorido. Quería despertar, abrir los ojos porque escuchaba ajetreo a su
alrededor, pero los párpados le pesaban como si fueran de plomo y luego volvía
a sumirse en la oscuridad, dejando de oír todo.
●●●
Habían pasado dos días desde que
había recogido al chico de la puerta de su casa y todavía no se había
despertado. MinSeok lo cuidaba, le limpiaba y curaba las heridas y estas ya no
tenían tan mal aspecto como cuando lo encontró, pero no podía evitar
preocuparse al ver que no se despertaba.
Quizás tenía algún órgano interno
dañado y él no podía verlo. Quizás lo mejor que podía hacer era llamar a una
ambulancia. Pero las palabras del chico le rondaban la mente en esos momentos y
finalmente se detenía y le daba una oportunidad más.
No sabía por qué lo hacía, pero el
chico, a pesar de ser un extraño, parecía buena persona y MinSeok no podía
traicionarlo cuando lo único que le había pedido era que no lo llevara a un
hospital.
●●●
LuHan seguía sintiendo los párpados
pesados, pero ya no tanto como las anteriores veces que intentó moverlos. Por
eso, el chico comenzó a abrirlos lentamente. La luz exterior le hizo un poco de
daño, así que los cerró de nuevo fuertemente, pero tras ir abriendo y cerrando
poco a poco sus ojos durante un rato, finalmente pudo hacerlo.
Lo primero que se encontró al
hacerlo, fue el techo de una habitación que no era para nada parecida al de la
suya. Se incorporó, asustado y le dio un mareo, por lo que no pudo enfocar bien
sus ojos y todo se volvió borroso durante unos momentos; no obstante, pudo ver
que había una persona cerca, un chico.
Sintió que alguien lo agarraba y lo
estabilizaba, así que cerró sus ojos hasta que se le pasó el mareo y luego los
volvió a abrir, pudiendo enfocar perfectamente ahora a la persona que lo
ayudaba y reconociéndolo como el chico al que le había dicho que no llamara a
una ambulancia. Parecía que había respetado sus deseos y eso lo hizo sonreír,
aliviado.
—¿Te encuentras bien? —le preguntó y
LuHan asintió—. Menos mal —suspiró el chico—. Me tenías bastante preocupado.
—Lo siento —murmuró él. Su voz sonó
rasposa y tosió. El otro, inmediatamente le tendió un vaso de agua que bebió
con gusto—. Gracias.
—No es nada —el silencio se instauró
entre ellos unos minutos, tiempo que fue aprovechado por LuHan para mirar a su
alrededor y darse cuenta de que estaba en una casa particular y que, además,
esta parecía ser bastante cara—. Perdona… —murmuró el otro—. ¿Cómo te llamas y
por qué estando en este estado no quisiste que llamara a una ambulancia?
—Mi nombre es LuHan… —contestó—. Y
me gustaría, por ahora, no decírtelo. Es una historia muy larga y estoy muy
cansado —el chico asintió con una sonrisa.
—Yo soy MinSeok, por cierto —se
presentó—. Haré una sopa caliente para que comas algo, ahora vuelvo —dijo antes
de levantarse de la silla en la que había estado sentado y salir de la
habitación, dejando solo a LuHan.
●●●
Durante los siguientes días, LuHan
se dedicó a recuperarse, comiendo la deliciosa comida que MinSeok le preparaba
y dejándose cuidar por este, que le curaba todas las heridas y le untaba pomada
en los lugares en los que tenía moretones que le había dejado la paliza
recibida y de la que había escapado de acabar peor por los pelos.
●●●
—MinSeok… —murmuró el día en el que
por fin pudo salir de la cama sin necesitar ayuda de nadie.
—Dime —el chico lo miró, dándole a
entender que le prestaba toda su atención.
—Me gustaría agradecerte todo lo que
has hecho por mí, siendo alguien desconocido.
—No es nada. Todo el mundo necesita
ayuda alguna vez, y ya sea conocido o desconocido, ayudar es una buena obra —LuHan
asintió.
—Me gustaría contarte… Lo que pasó
antes de que me encontraras…
—Si crees que es el momento
adecuado, adelante —MinSeok se sentó y LuHan hizo lo mismo antes de comenzar a
hablar.
—Un tipo me persiguió y me pegó
después de haberlo rechazado en una discoteca porque quería aprovecharse de mí —contó—.
Pude escapar de algo peor porque pasaron un par de personas por la calle y el
tipo huyó. Vagando sin rumbo me detuve frente a tu puerta y realmente pienso
que fue una gran suerte caer aquí.
—Podríamos poner una denuncia —dijo
MinSeok—. Contra ese hombre.
—No quiero tratar con la policía ni
con la sanidad —murmuró.
—¿Por qué?
—Por si no te has dado cuenta por mi
nombre y mi acento, soy chino —confesó.
—Claro que me he dado cuenta, sería
estúpido sino lo hubiera hecho —replicó MinSeok formando un puchero en sus
labios como si estuviera ofendido y enfadado, aunque realmente no lo estaba—.
Pero, ¿qué tiene eso que ver? ¿No serás un preso o algo por el estilo?
—¡NO! ¿Cómo puedes pensar eso?
—No sé, puede ser cualquier cosa.
¿Qué es?
—Simplemente se me acabó el permiso
de residencia, pero no quiero volver a China —contó—. Me escapé de casa de mis
padres y no tengo dónde volver. Desde que se me acabó el permiso nadie me
contrata y he estado viviendo en casa de un amigo, gorroneando. Por eso no
puedo tratar con las autoridades, me llevarían Beijing de nuevo.
—Parece complicado… —murmuró MinSeok—.
Pero podría conseguirte el permiso de residencia de nuevo, mi padre tiene mano
en la administración.
—¿En serio? ¿Harías eso? —preguntó
LuHan sin podérselo creer.
—Claro que sí.
Agradecido, LuHan abrazó a MinSeok
fuertemente, apretándolo contra su cuerpo y susurrando miles de “gracias” uno
detrás de otro, casi encadenándolos. El chico no podía creerse que por un
extraño, pudiera hacerse todo aquello.
Se separó de él y sonrió. El otro le
devolvió la sonrisa.
●●●
Solo quedaban un par de días de las
dos semanas en las que MinSeok iba a estar solo para hacer lo que quisiese en
casa, pero no había hecho nada de lo que tenía planeado porque había estado
ayudando a LuHan a recuperarse de la paliza. No obstante, el chico no se sentía
mal por eso, es más, se sentía muchísimo mejor al haberlo ayudado.
LuHan ya había podido marcharse al
lugar en el que vivía, pero habían quedado en mantenerse en contacto, y esa
tarde, habían quedado para hablar y para conocerse mejor. Para forjar una amistad
que sería más duradera y resistente con el paso de los años, porque nuestros
mejores amigos, una vez fueron unos extraños.
Primero de todo y antes de que se me olvide: me encanta la última frase. No sé cómo lo haces pero tienes un don para eso.
ResponderEliminarY vámonos ya al fic: ¡fue hermoso! *w* Pobre Luhan, vales que es monísimo y tiene una cara muy dulce, pero de ahí a que le confundan con una chica... xD El pobre es un imán para los pervertidos, y con el carácter que se gasta... xD Y minSeok todo tierno cuidando de él :3 (no sé por qué, pero me hizo gracia lo del profesor, me imaginé al típico amargado que descarga su frustración de no haber podido triunfar machacando a los alumnos xD)
Creo que eso era todo :) Hasta la vista! ^^
PD: La portada encaja de maravilla *w* ¿La hiciste tú?
¿Te gustó? Me puse un poco filosófica cuando estaba terminando de escribirlo, no sabía siquiera si estaba bien.
EliminarAw~ ¿En serio? *o* Bueno, es que el pobre es demasiado guapo y claro XD
Besos <3
PD; Annio, la cogí de Tumblr
Awww Luhan y Xiumin se ven hermosos juntos, y este fic definitivamente encaja mucho con ellos. Me encanta que siempre a pesar de que se trata del fic, siempre me sacas un sonrisa y/o mini risa, en éste, por ejemplo, ya sabes "...pero todas ellas atentaban contra su masculinidad" hahahaha pobre Luhan, yo si creo que eres muy masculino xd. Sigue así :)
ResponderEliminarSon muy cucos XD
EliminarMe alegra mucho que así sea y sí, LuLu es muy masculino XD
TAN BONITO ;_____________________; Luhan es todo un macho eso de ir diciendole esas cosas no eh no (????)
ResponderEliminarJO en serio ha sido muy bonito y cuqui el fic
y debo señalar esto "porque nuestros mejores amigos, una vez fueron unos extraños" me ha encantado en serio, esa frase me ha llegado a la patata ;_;
Me alegra que te pareciera bonito ^^ Sí, LuHan es un macho muy macho, nada de decirle esas cosas que se cabrea y le sale el ciervo que lleva dentro (?)
EliminarAw~ really? >_< *lloro*