Título: angel
Autora:
Riz Aino
Pareja:
JunRie (Rie + JunJi) (OnlyOneOf)
Clasificación:
NC–17
Géneros:
AU, fantasy, romance, fluff pwp, smut
Número de palabras:
1.329 palabras
Resumen:
los ángeles, en ocasiones, también acaban cediendo a los deseos más terrenales.
Advertencias:
relaciones sexuales explícitas.
Notas: la historia
se corresponde con el “day 27: angel” del OOOctober.
Comentario de autora:
tenía esta idea apuntada desde que salió el comeback de angel, pero ya veis lo
muchísimo que tardo en darle una salida a las ideas que tengo. Espero que os
guste.
angel
Entre los ángeles del cielo,
JunHyung era uno de los más correctos, uno de los que mejor hacían su trabajo y
uno de los favoritos de Dios, por ese mismo motivo, ninguno de sus congéneres
se habría imaginado jamás que cuando el ángel descendía a veces a la tierra,
junto al humano al que guardaba, no lo hacía solamente para protegerlo y
ayudarlo en su día a día, sino que pasaba el tiempo con él, cediendo a sus
deseos más terrenales, a los placeres más carnales, sin ningún tapujo, a pesar
de que éstos estaban prohibidos a los ángeles bajo expulsión del Cielo. Nadie
se lo podría imaginar porque nadie sabía que el chico había descubierto a
JunHyung a pesar de que se suponía que no debía saber que tenía un ángel de la
guarda. Nadie se lo podría imaginar porque JunHyung jamás se había comportado
de una forma incorrecta en el Cielo y nunca había dado muestras de que se
hubiera vuelto adicto al éxtasis del sexo, mucho más placentero que cualquier
otra cosa que hubiera hecho durante sus muchos siglos como ángel. Si se
enteraban, sería castigado, le cortarían las alas y lo dejarían caer a la tierra,
sin nada, pero había ocasiones en las que a JunHyung aquel castigo le merecía
la pena si con eso podía vivir una vida mortal, mundana, junto a SungHo.
—¿En qué piensas? —la voz de SungHo
lo sacó de sus pensamientos y JunHyung miró al chico que se encontraba en la
cama junto a él, desnudo, y que se había alzado levemente, apoyándose en su
brazo derecho mientras lo miraba fijamente—. Hoy estás distraído, distante.
—Pienso en lo que dirían los demás
ángeles de mí si supieran lo que hago contigo cuando bajo a la tierra
—respondió, sincero—. Me he dejado llevar por mis pensamientos y no he prestado
atención a nada a mi alrededor, lo siento.
—No tienes que disculparte —dijo el
chico, negando con su cabeza y llevando su mano izquierda hasta el rostro de JunHyung
para retirarle el pelo de la cara—. Es un tema delicado, es normal que a veces
te preocupes por ello.
SungHo le dedico una sonrisa y
JunHyung la correspondió al instante. El chico era demasiado dulce, demasiado
comprensivo, demasiado amable para que fuera de verdad. A lo largo de todos sus
años como ángel de la guarda, JunHyung había sido asignado a cientos de buenas
personas que necesitaban que alguien las protegiera de los males del mundo y
del resto de la humanidad, pero ninguna de ellas había sido como SungHo. El
chico lo había intrigado y se había acabado descuidando casi inconscientemente,
dejándose ver por él sin poder ni querer hacer nada por evitarlo porque en el
fondo de su ser, lo único que quería era poder interactuar con él y que su presencia
no fuera solo un sentimiento cálido de protección y compañía. JunHyung se había
enamorado de aquel humano al que guardaba y estaba completamente feliz pudiendo
estar a su lado de aquella forma, pudiendo besarlo, tocarlo, pudiendo compartir
juntos algunos momentos como aquel, estando desnudos, en la cama, post orgasmo,
simplemente el uno al lado del otro, hablando.
—Si se descubriera, me cortarían las
alas —le contó a SungHo, hablando por primera vez del castigo que tendría si la
relación que mantenían llegaba a saberse en el cielo—, pero por estar a tu
lado, merecería la pena.
El ceño de SungHo se frunció y su
boca se abrió, probablemente para replicarle que él no era tan importante como
sus alas, pero JunHyung se alzó sobre sus codos y atrapó sus labios con los
suyos para no escuchar aquellas palabras. Cuando fue visto por primera vez por
el muchacho e interactuaron, lo pensó detenidamente y supo que pasara lo que
pasase, cualquier cosa que el Cielo le ofreciera, no iba a ser mejor que estar
junto a SungHo. El beso fue corto, un simple roce de labios, pero cuando se
separaron, el chico simplemente dejó escapar un suspiro, pero no dijo nada más.
—Te quiero —le dijo JunHyung y una
sonrisa tímida apareció en los labios que acababa de besar—. Te quiero y eso es
lo que más me importa.
—Yo también te quiero, JunHyung
—susurró SungHo en respuesta, para después inclinarse sobre él y atrapar sus
labios otra vez.
El beso comenzó suave, como un
simple roce de labios, pero rápidamente se tornó mucho más intenso, sus bocas
moviéndose la una contra la otra con ansia, con ganas, sus lenguas
encontrándose, danzando, humedeciendo el beso. La postura de SungHo debió de
ser incómoda, porque el chico, sin separarse de su boca, acabó moviéndose sobre
la cama para acabar sentándose sobre JunHyung, colocando sus rodillas a cada
lado de sus caderas, su trasero contra su entrepierna, su miembro rozándose
contra su abdomen. JunHyung casi dejó escapar un jadeo dentro del beso, pero la
lengua de SungHo lo detuvo y ambos siguieron besándose, besándose una y otra
vez hasta que sus cuerpos se empezaron a calentar y SungHo comenzó a moverse
sobre él, a frotarse contra él, excitado. JunHyung también estaba excitado,
mucho más excitado de lo que lo había estado en los últimos tiempos y todo se
debía a que el chico no paraba de rozar su trasero contra su miembro,
despertándolo, provocando que toda la sangre se le acumulara allí, tardando muy
poco en volver a ponerse totalmente erecto. Sus besos no se detuvieron en
ningún momento, ni siquiera cuando decidió que ya era suficiente roce y que
necesitaba internarse dentro del cuerpo de SungHo, llevando sus manos hasta las
caderas del chico, deteniendo todos sus movimientos y guiando su miembro hacia
su ano, internándose en él. Éste gimió dentro del beso a la vez que descendía
sus caderas, envolviendo y apretando su miembro en su interior. Aquella era una
sensación deliciosa y JunHyung no podía evitar querer más y más. A la vez que
SungHo se movía sobre él, él lo ayudaba con el movimiento de sus caderas, no
pudiendo dejarlas quietas, necesitando más y más de aquello, queriendo estallar
en el exquisito placer del orgasmo por segunda vez en esa tarde. Sus
movimientos se acabaron volviendo frenéticos, descoordinados, lo mismo que sus
besos, en los que ya no se encontraban sus labios porque estaban mucho más
enfocados en sus mitades inferiores y en gemir una y otra vez porque aquello
era demasiado. No tardaron mucho en acabar encontrando el máximo placer, SungHo
corriéndose sobre su estómago y JunHyung en su interior.
JunHyung se dejó caer sobre la cama,
arrastrando a SungHo sobre él para que el chico acabara sobre su pecho, todavía
unidos, ambos respirando con dificultad. JunHyung había sentido el orgasmo en
todo su cuerpo, incluso en las puntas de las plumas de sus alas que hasta había
guardado para que no le estorbaran en la cama, todavía sin acostumbrarse a esa
sensación de languidez y felicidad absoluta que el orgasmo le producía. Se
podría llegar a acostumbrar a ella si seguía deleitándose en aquel placer
terrenal con SungHo, aunque nunca dejaría de ser tan increíble como lo había
sido la primera vez. JunHyung le pasó los brazos por la cintura a SungHo y lo
abrazó fuertemente, cerrando sus ojos y abandonándose al sueño que le poco a
poco lo iba vendiendo, sintiéndose el ángel más afortunado de todo el universo
por poder estar de aquella forma con el chico.
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