miércoles, 13 de octubre de 2021

[One Shot] OOOctober: 기도 (pray) {WookRie}

Título: 기도 (pray)

Autora: Riz Aino

Pareja: WookRie (Rie + Nine) (OnlyOneOf)

Clasificación: NC–17

Géneros: AU, vampire, drama, action, smut, pwp

Número de palabras: 1.285 palabras

Resumen: SungHo tiene la misión de acabar con las criaturas demoniacas que viven sobre la faz de la tierra y amenazan a los humanos… y, entre ellas, a WookJin…

Advertencias: suceden cosas profanas de forma bastante explícita en una iglesia, si eso hiere vuestra sensibilidad, no paséis de aquí.

Notas: la historia se corresponde con el “day 13: pray” del OOOctober.

Comentario de autora: tenía muchísimas ganas de escribir algo como esto y no me podía aguantar. Espero que os guste.

 

기도 (pray)

 

—SungHo… —su nombre dicho por aquella voz sensual, contra su oreja, le puso el vello de punta—. Sabes que no quieres matarme.

—No quiero… —dijo en respuesta, inspirando profundamente, tratando de calmarse—, pero debo…

 

            SungHo se giró sobre sí mismo, dio varios pasos hacia atrás y se alejó del cuerpo del otro, del influjo de su sensual voz en su oído, poniendo unos metros de distancia entre ambos. Ante él, con una sonrisa pícara en la que se podían apreciar perfectamente los prominentes colmillos del vampiro, se encontraba WookJin, un mal que se cernía sobre la humanidad, una criatura demoníaca que él, como sacerdote entrenado para ello, debía de eliminar. Aquella era su misión. Acabar con las criaturas demoniacas que vivían sobre la faz de la tierra y amenazaban a los humanos. No obstante, a pesar de que habían sido muchos los vampiros que habían caído en sus garras desde que había comenzado a cazar, no podía hacer nada contra WookJin. SungHo odiaba aquella debilidad, la debilidad de su carne, manifiesta cada vez que el vampiro lo buscaba, lo tentaba, lo provocaba y lo arrastraba con él al infierno. Odiaba no poder hacer nada en su contra a pesar de que era lo que debía de hacer. WookJin era una mancha en su impecable trabajo en la lucha contra las sombras, una mancha que debía de ser borrada antes de que siguiera extendiéndose.

 

            SungHo sacó su pistola de entre sus ropajes, una bala de plata en su cañón, un par más que llevaba escondidas, sujetas a su pierna derecha, por si las cosas se ponían feas y las necesitaba. Era mucho mejor en la lucha cuerpo a cuerpo, era rápido, era hábil, pero sabía que, si dejaba que WookJin se acercara a su cuerpo de nuevo, si dejaba que éste lo siguiera provocando, nunca sería capaz de cumplir con la tarea que se le había encomendado: acabar con él de una vez por todas.

 

            —Parece que hoy no tienes muchas ganas de jugar —murmuró WookJin, su sonrisa pícara abandonando su rostro—. Lástima, porque yo sí que tenía muchas ganas de comerte entero.

 

            SungHo apretó sus dientes y apuntó directamente al corazón de WookJin, disparando antes de que el vampiro se lo esperase. No obstante, a pesar de que éste no se había esperado el disparo, se movió rápido, esquivó la bala, que acabó estrellándose contra uno de los pilares de piedra de la iglesia, provocando un arañazo en éste. SungHo llevó su mano hacia su daga, en su cinturón, sabiendo que WookJin se acercaría a él y la sacó, justo en el momento en el que el vampiro aparecía a su lado, después de haber esquivado la bala, rápido como el rayo. SungHo blandió su arma y le hizo un pequeño corte en la mejilla, rasgando aquella piel blanca y dura como el alabastro, provocando que una expresión de sorpresa apareciera en el rostro del vampiro durante un segundo, solo durante un segundo, porque al instante, la sonrisa pícara apareció en su rostro y sus ojos se tornaron rojos, brillando salvajemente.

 

            SungHo trató de alejarse de nuevo de él, pero su espalda dio contra el altar de la iglesia y, antes de que pudiera moverse, WookJin ya se encontraba ante él, acorralándolo contra la mesa del altar. SungHo volvió a alzar su daga para intentar alcanzarlo de nuevo; sin embargo, su mano izquierda fue detenida por la mano derecha de WookJin antes de que pudiera hacer nada y aplicó la suficiente presión en su muñeca para que acabara soltando el arma, esta cayendo al suelo y resonando en la iglesia. SungHo trató de alcanzar algún arma más con su mano derecha, a pesar de que no manejaba ésta cómo su mano dominante, pero el cuerpo de WookJin se pegó mucho más a él, metiéndose entre sus piernas, inclinándose hacia delante, hasta que sus bocas estuvieron a tan solo unos pocos centímetros de distancia. SungHo pudo sentir su respiración contra sus labios, aquel leve cosquilleo rozándolos, a pesar de que, WookJin, como vampiro, no necesitaba respirar, aquello lo hacía simplemente para volverlo loco.

 

            —No…

 

            SungHo quiso decir más. Quiso decir que no se acercara más, que no lo besara, que no hiciera nada, que se alejara por donde había venido y que no volviera a aparecer ante él. No obstante, no pudo decir nada. No pudo decir nada porque los labios de WookJin se estrellaron contra los suyos y su lengua se introdujo inmediatamente en su boca, aprovechando que SungHo la había abierto para hablar. El sacerdote trató de resistirse, trató de alejarse, forcejeó un poco, pero la lengua de WookJin y sus brazos fuertes lo mantuvieron en su sitio y, al final, acabo abandonándose al beso, bebiendo de él, sintiéndose excitado inmediatamente. Odiaba que WookJin fuera su debilidad. Su única debilidad. Y que cuando lo tocara no pudiera evitar entregarse a él. Casi sin darse cuenta, acabó abriendo más sus piernas para que WookJin pudiera pegarse aún más a su cuerpo y se subió al altar. SungHo sintió la sonrisa del vampiro contra sus labios y supo, antes de que moviera su mano y la metiera entre sus cuerpos, lo que iba a hacer, por lo que se separó rápidamente de sus labios para hablar.

 

—No… —jadeó—, aquí no… no mancillemos la casa del señor.

 

Pero WookJin simplemente le dedicó una de sus sonrisas pícaras, sus colmillos asomando por sus labios, antes de meterle la mano por dentro de la ropa y tocar su miembro. SungHo reprimió un gemido que ascendió por su garganta a duras penas, mordiéndose el labio inferior, pero no pudo evitar echar su cabeza hacia atrás, sintiendo cómo todas sus terminaciones nerviosas se morían de placer. La mano fría, helada, de WookJin, contra su piel, caliente, candente, era un contraste demasiado increíble y cómo se cernían sus largos dedos alrededor de su miembro, moviendo su mano arriba y abajo una y otra vez, era demasiado para que SungHo lo pudiera suportar. WookJin ni siquiera tuvo que tocarlo durante mucho tiempo, a los pocos minutos, SungHo se acabó corriendo en su mano, derritiéndose de placer, sintiendo como todas las fuerzas abandonaban su cuerpo, apretándose contra el cuerpo del vampiro para que éste soportara su peso mientras se recuperaba.

 

—No sabes lo mucho que tengo que contenerme cada vez que te toco para no morderte… —murmuró WookJin contra su oreja, sensual, como siempre—, algún día no podré contenerme más y te haré definitivamente mío…

 

El cuerpo de SungHo se tensó inmediatamente y WookJin se separó de él porque el sacerdote ya había sacado otra de sus armas, un cuchillo de plata, pequeño, pero peligroso. No obstante, antes de que pudiera blandirlo en su contra, WookJin echó a correr y desapareció, dejando a SungHo todavía subido a la mesa del altar, con los labios rojos e hinchados, la ropa desarreglada y una mancha de su semen en sus ropas. En la siguiente ocasión se aseguraría de acabar con él, rezaría incluso por ello, pero esa noche, lo dejaría ir.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario