Título: Golden eyes
Autora:
Riz Aino
Pareja:
JungRie (Rie + YooJung) (OnlyOneOf)
Clasificación:
NC–17
Géneros:
AU, fantasy, vampire, smut, pwp
Número de palabras:
1.432 palabras
Resumen:
SungHo nunca había sido muy partidario de discotecas, ni de irse a la cama con
el primer tío que se le cruzase… pero algo en los ojos de aquel chico, había
provocado que SungHo hiciera algo que nunca había hecho.
Advertencias:
relaciones sexuales explícitas, “hipnosis” en la que se restringe la verdadera
voluntad y sangre.
Notas: la historia
se corresponde con el “day 1: eyes” del OOOctober.
Comentario de autora:
nunca había probado a escribir sobre Rie y YooJung juntos, pero la experiencia
me ha encantado y no descarto volver a escribir algo de ellos. Espero que os
guste.
Golden
eyes
SungHo nunca había sido muy
partidario de discotecas. Solía irse muy temprano a dormir y le gustaba mucho
más el silencio o la música suave que el ruido que había en aquel tipo de
lugares siempre tenía. Tampoco le gustaba que hubiera tantísima gente a su
alrededor que apenas pudiera moverse o que cada vez que lo intentara, le dieran
codazos. No era para nada lo suyo… pero aquel día era el cumpleaños de uno de
sus amigos y habían salido a celebrarlo con una cena que había acabado en la
discoteca. SungHo se había querido ir, pero a aquellas horas no había ya ni
metro ni buses y no se podía permitir un taxi solo hasta casa porque vivía en
la otra punta de la ciudad… así que se había tenido que quedar allí, rodeado de
gente que no conocía, que se rozaba contra él, con la música tan alta que
prácticamente le estaba rompiendo los tímpanos y sin querer estar allí. Por
esos motivos, a pesar de que SungHo tampoco solía irse con ningún tío a la cama
nada más se lo pidieran, acabó aceptando en la primera oportunidad que tuvo
para poder salir de aquel lugar.
Era un chico un poco más alto que
él, delgadito, muy guapo, tan guapo que a SungHo casi le quitó el sentido y con
unos ojos de color dorado que parecían brillar en la oscuridad y que lo
atrapaban y envolvían, como si a través de sus ojos le estuviera viendo el
alma. SungHo nunca había hecho aquello, nunca se había ido con un tío que
acababa de conocer, pero aquellos ojos tenían algo que lo hizo cambiar de
parecer, algo que provocó que quisiera irse con él. Ni siquiera avisó a sus
amigos o se despidió de ellos, simplemente tomó la mano que el otro chico le
había tendido después de susurrarle al oído con una voz sensual que había
provocado que un escalofrío de placer recorriera su columna vertebral de arriba
abajo que fuera con él si quería pasar una noche inolvidable.
Casi embriagado, casi perdido en la
inmensidad de la noche, a pesar de que apenas había bebido alcohol, SungHo
simplemente caminó con aquel chico, aquel chico de belleza extraordinaria, de
piel blanca y tersa y labios rojos, que lo llevó de la mano hasta llegar al que
debía de ser su apartamento. Una vez dentro, no perdieron el tiempo. De repente
SungHo se encontró con el cuerpo de aquel chico pegado a él, tan increíblemente
cerca que parecía que quisiera fusionarse con su cuerpo, su espalda pegada
contra una de las paredes de la entrada y su lengua lamiendo su cuello de abajo
a arriba. SungHo no pudo evitar el jadeo que escapó de sus labios porque había
sido inesperado, pero le gustaba y lo estaba calentando; sin embargo, aquellos
lametones en su cuello no fueron nada comparados con sus labios contra los
suyos. El otro trazó un camino de besos ascendentes por su cuello, su mandíbula
recta, su mentón, para acabar sobre sus labios, moviéndolos contra estos,
buscando una respuesta similar a la intensidad con la que los movía y SungHo
respondió abriendo su boca, sacando su lengua e internándola en la boca ajena.
Sus candentes besos en la entrada no
fueron más que el preámbulo de todo lo que le siguió después. Besos
desesperados, húmedos, ropa que iba siendo retirada a medida que avanzaban por
el piso, separándose lo mínimo posible, jadeando y gimiendo contra la boca del
otro, sus cuerpos calentándose, a pesar de que al principio el del otro había
estado frío contra su piel. SungHo ni siquiera fue consciente de que habían
llegado a la habitación hasta que no acabó sentado sobre un duro colchón y con
el otro chico sentado sobre sus muslos, con sus rodillas a cada lado de sus
caderas, pegándose al máximo a él, sus entrepiernas rozándose la una con la
otra, sus miembros completamente duros. SungHo se sentía demasiado excitado y
apenas podía pensar con claridad en otra cosa que no fuera internarse en el
cuerpo del otro… y parecía que éste pensaba exactamente lo mismo porque no dejó
de mover sus caderas para que el roce de sus miembros fuera constante.
A pesar de que prácticamente estaban
desnudos, todavía les faltaba por quitarse los calzoncillos, aunque no tardaron
demasiado tiempo en hacerlo y quedarse completamente desnudos. El otro chico
sacó lubricante de algún lugar de su habitación y después comenzó a penetrarse
a sí mismo con sus dedos, gimiendo alto, frente a SungHo que no sabía qué hacer
aparte de mirarlo embelesado, la forma en la que sus dedos desaparecían en su
interior, cómo su miembro erecto se movía, cómo su boca estaba entreabierta y
sus ojos dorados entrecerrados, una expresión de placer absoluto pintada en su
rostro. Aquello no duró demasiado, pero duró lo suficiente como para que SungHo
se sintiera a punto de estallar y necesitara ya estar entre sus piernas. Cuando
finalmente el otro chico sacó sus dedos de su interior, lo miró con deseo
absoluto, una mirada tan ardiente que sus ojos parecieron brillar en la
penumbra de la habitación y que volvió a provocar que un escalofrío recorriera
su columna vertebral de arriba abajo.
El chico volvió a sentarse a
horcajadas sobre él y SungHo se quedó embelesado mirando aquellos ojos dorados
que lo hacían perder el sentido y la noción del espacio y el tiempo, por lo que
cuando éste comenzó a bajar sobre su miembro, SungHo no se lo había esperado y
no pudo evitar que de sus labios saliera un gemido de puro placer mientras las
apretadas paredes del recto del otro lo apretaban deliciosamente en su
interior. Casi perdió la cabeza cuando éste comenzó a moverse y no pudo evitar
buscar aquellos labios rojos para besarlos precipitadamente, ahogándose en todo
el placer que estaba sintiendo porque era demasiado.
SungHo no tardó en llegar al
orgasmo, corriéndose dentro del cuerpo del otro chico mientras éste se corría
sobre sus estómagos, sintiendo cómo su cuerpo no le pertenecía, totalmente
relajado, el placer todavía recorriendo todas sus terminaciones nerviosas,
jadeando, respirando de forma entrecortada, sus ojos cerrados y su cabeza
echada levemente hacia atrás, disfrutando del placer, sin ser consciente de
nada más.
Fue por aquello que SungHo no se dio
cuenta de cómo los ojos dorados del chico con el que acababa de tener el mejor
sexo de su vida se habían tornado rojos, fue por eso mismo que no se percató de
que en su boca entreabierta por el placer crecían sus colmillos superiores, fue
por eso mismo que ni siquiera se le ocurrió pensar que había sido llevado hasta
allí como una presa… no al menos hasta que los dientes del otro no se clavaron
en su cuello y la sangre brotó a borbotones de la herida. Pero SungHo no sintió
miedo, solo placer mientras el otro chupaba la sangre de su herida, un placer
mucho mayor al que había sentido con el reciente orgasmo, un placer que lo hizo
gemir tan alto como nunca lo había hecho y deshacerse entre los brazos ajenos
que lo sujetaban con fuerza hasta que todo se volvió negro.
SungHo no recordaría nada de aquella
noche después del orgasmo y cuando se despertó, en los brazos de su
acompañante, casi al rozar el alba, lo único que sintió fue cómo su cuerpo todavía
sentía ecos del placer nocturno y por eso, simplemente le diría al otro chico
que quería repetirlo en alguna otra ocasión, causando que una sonrisa con
colmillos prominentes apareciera en el hermoso rostro del otro.
Notas
finales:
—Aunque no lo haya
mencionado por su nombre, obviamente el vampiro es YooJung, espero que haya
quedado lo suficientemente claro para que al leer esta aclaración no dijerais
“ay, pues yo pensaba que era fulanito”.
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