Título: The Nine Tailed
Autora:
Riz Aino
Pareja:
WookSung (Love + Nine) (OnlyOneOf)
Clasificación:
R
Géneros:
AU, fantasy, historical, romance, smut, pwp
Número de palabras:
1.357 palabras
Resumen:
los zorros que viven durante miles de años se convierten en gumihos, gumihos
que transforman su aspecto para seducir a humanos incautos… y WookJin es uno de
esos seres en busca de su próxima presa.
Advertencias:
mención a relaciones sexuales, aunque no son muy explícitas.
Notas: la historia
se corresponde con el “day 15: tail” del OOOctober.
Comentario de autora:
Nine siempre ha dicho que es un zorro y además su nombre artístico significa
nueve… estaba cantado que debía escribir algo sobre él siendo gumiho, de hecho,
esta idea la tenía apuntada desde el albor de los tiempos. Espero que os guste.
The
Nine Tailed
Hacía muy poco tiempo que WookJin
había aprendido a controlar sus poderes como gumiho. La fortaleza de su
espíritu, su sabiduría y la energía natural habían hecho que él, un zorro
corriente, acabara viviendo durante miles de años hasta alcanzar aquel estatus.
Había tardado un poco en aprender a transformarse en humano para poder caminar
entre ellos y, sobre todo, había tardado mucho en poder eliminar sus nueve
colas para no levantar ninguna sospecha entre éstos hasta que no fuera
demasiado tarde. Había pasado cientos de años entendiendo su nuevo cuerpo como
humano y perfeccionando sus transformaciones cada vez más hasta que su
apariencia solo recordaba a la de un zorro levemente, solo en los rasgos de su
rostro, sus oscuros ojos sabios o su nariz alargada. WookJin había tardado
mucho tiempo en dominarlo del todo y, desde que lo había hecho, no había dejado
de convivir con los humanos, aprendiendo de ellos las cosas que no había podido
cuando solo había podido estar entre ellos el escaso tiempo que le tomaba
encontrar a algún incauto que tomaba como su presa. A WookJin le encantaba
escuchar las historias que éstos contaban, sobre todo las que contaban sobre
los gumihos, porque no tenían nada que ver con la realidad. Para los humanos,
los seres como WookJin se transformaban en hermosas jóvenes que atraían a los
hombres para poder comerse sus hígados y dejarlos en el camino… mientras que,
en la realidad, simplemente era seres a los que les gustaba el mayor de los
placeres, el sexo, y se adentraban en las aldeas para encontrar humanos que les
gustaran para poder practicarlo con ellos. Nunca mataban, solo disfrutaban de
una velada increíble antes de devolver a los humanos a sus casas, sin
recuerdos, para que no pudieran señalarlos como gumihos y ponerlos en peligro.
O al menos eso era lo que siempre sucedía, ninguno de los humanos que WookJin
había seducido en el tiempo que había sido gumiho había recordado nada de lo
que había hecho, nada de lo que había sucedido en la noche de pasión que
hubieran compartido… hasta aquel momento.
—¡Oh! ¡Tú eres…!
WookJin se había adentrado en uno de
los pueblos circundantes a la montaña en la que habitaba en busca de algún
humano incauto con el que irse a la cama aquella noche cuando un joven con el
que había tenido un encuentro varios meses atrás se había plantado ante él y lo
había señalado mientras lo reconocía. WookJin nunca había estado en una
situación como aquella y lo único que se le ocurrió hacer fue acercarse a él y
taparle la boca con la mano para que no pudiera decir absolutamente nada más.
Nadie podía enterarse de lo que era. Después, simplemente se llevó al joven de
la calle principal, hasta una pequeña callejuela, el escaso espacio entre dos
casas, para que nadie pudiera escuchar lo que allí hablaran.
—Tú —dijo el humano en el momento en
el que WookJin le apartó la mano de la boca—. Pasamos una noche increíble y
después desapareciste sin más, te he estado buscando por todas partes, pero no
podía decir que buscaba a alguien con quien me había acostado y menos podía
decir que era un chico y ahora apareces sin más.
WookJin se quedó sumamente confuso.
Primero porque no se había esperado encontrarse en aquella situación nunca,
siempre se aseguraba de borrar la memoria de todos aquellos con quienes pasaba
la noche para evitarse problemas, y segundo porque lo que menos se imaginaba
era que alguien que recordase lo que había sucedido, no hubiera dicho
absolutamente nada de su encuentro a nadie y lo que le reprochase al verlo
fuera que no se había puesto en contacto con él después de la noche que habían
pasado juntos. Aquel humano había estado en la cama con él, había visto sus
nueve colas cuando había alcanzado el orgasmo, incapaz de contenerlas y
esconderlas más después de que el más absoluto de los placeres recorriera su
cuerpo, sabía perfectamente que WookJin era un gumiho y, aun así, se
encontraban en aquella situación. A WookJin siempre le habían intrigado los
humanos porque eran muy diferentes a los zorros, a los gumihos, pero nunca se
había imaginado que hubiera humanos como aquel que tenía delante.
—¿Hay algo que tengas que decir en
tu defensa? —preguntó el humano, haciendo que WookJin saliera de sus
pensamientos inmediatamente.
—¿No? —contestó con una pregunta—.
Ni siquiera entiendo cómo tienes recuerdos, no deberías recordar nada —dijo más
para sí mismo que para que el humano lo escuchara, pero éste lo escuchó y le
dedicó una sonrisa amplia.
—Porque no soy un humano normal y
corriente —le respondió—. Park JiSung —se presentó—. Tengo poderes espirituales
y desde el primer momento pude verte las colas, aunque las tuvieras escondidas
—le dijo—, me dejé llevar por ti para ver si era verdad lo que las leyendas
contaban sobre los gumihos y estaba preparado por si intentabas matarme, pero
lo único que hiciste fue darme la mejor noche de mi vida y después desaparecer.
WookJin parpadeó rápidamente,
todavía confuso, su cabeza trabajando a toda velocidad para encajar todo
aquello que acababa de escuchar. Si el humano tenía poderes espirituales era
natural que hubiera podido ver bajo su disfraz en el que ocultaba sus colas,
pero lo que no terminaba de entender era por qué lo había seguido buscando tras
lo sucedido.
—¿Y por qué me buscabas? —no pudo
evitar preguntarle.
—¿No es obvio? —cuestionó el
humano—. Quería volver a repetirlo.
WookJin se sorprendió tanto por
aquella respuesta que le dio un pequeño ataque de tos porque no se había
imaginado que ese fuera el motivo por el cual el otro lo había estado buscando.
No obstante, en el momento en el que se le pasó la tos, miró fijamente al
humano que tenía ante él, dándose cuenta de que era increíblemente atractivo y
que, en su rostro, podía ver que éste lo único que deseaba era volver a pasar
la noche con él. WookJin había hecho algunas excepciones antes, humanos con los
que lo había pasado bien habían caído en sus redes varias veces sin haberlo
sabido en ninguna de esas ocasiones, aquella sería la primera vez que yaciera
con alguien dos veces que recordara lo que había sucedido la vez anterior y
que, encima, deseara con ansias volver a pasar una noche similar, pero WookJin
nunca podía negarse ante una nueva noche de placer con alguien con quien lo
había pasado realmente bien.
—Me parece perfecto —le replicó,
provocando que una sonrisa se extendiera por el rostro del humano.
Y, aquella noche, a excepción de
como había sido siempre, WookJin se dejó llevar hasta la casa del humano y
ambos unieron sus cuerpos una y otra vez hasta el alba, disfrutando del inmenso
placer del sexo, sintiendo que, quizás, podía acostumbrarse a hacerlo una y
otra vez con aquel humano.
Notas
finales:
—Esto
está ambientado en algún periodo histórico sin determinar, pero al menos
imaginaos que hace un par de siglos, no me quise poner específica porque no era
el tema a tratar.
—He
hecho una especie de mezcla de lo que es la leyenda original de lo que es un
gumiho y lo que hace con lo que realmente me apetecía, así que, no le busquéis
mucho sentido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario