Título: I only have you (in the darkness)
Autora:
Riz Aino
Pareja:
LoveJung (Love + YooJung) (OnlyOneOf)
Clasificación:
NC–17
Géneros:
AU, “romance”, drama, smut, pwp
Número de palabras:
1.675 palabras
Resumen:
el camino del mal es solitario… nadie comprende los actos de un agente del mal
y todo le mundo se aleja… solo entre iguales, aunque estos sean su peor
enemigo, JiSung se siente como en casa.
Advertencias:
relaciones sexuales explícitas, muchos tacos y pensamientos de dominar el mundo
(???).
Notas: la historia
se corresponde con el “day 9: darkness” del OOOctober.
Comentario de autora:
como Love y YooJung siempre dan la vibra de ser un enemies to lovers de la vida
real, pensé hace meses que debía de hacer algo y aquí está el resultado. Espero
que os guste.
i
only have you
(in
the darkness)
A pesar de tenerlo casi todo, a
pesar de que sus deseos eran los de dominar el mundo y, poco a poco, estaba
consiguiéndolo, había ocasiones en las que JiSung se sentía solo, completamente
solo, sin nadie que comprendiera lo que hacía, cómo se sentía, lo que quería y
deseaba. El camino del mal era un camino bastante solitario y desagradecido.
Apenas tenía gente a su lado en la que pudiera confiar plenamente para
revelarle sus miedos, sus anhelos, sus deseos más profundos, porque hacerlo con
alguien que no fuera de plena confianza podía significar cometer un error
enorme que le costara el desarrollo de su plan maestro de dominar el mundo. JiSung
no tenía a nadie con quien pudiera compartir momentos como podían hacerlo los
héroes que trataban de salvar al mundo de sus ambiciones, gente que los quería,
gente que los apoyaba plenamente y que no buscaban destruirlos desde el
interior buscando sus puntos débiles. Tenía seguidores, claro que los tenía,
pero no confiaba en ellos como para dejarse ver tal y como era ante ellos y,
JiSung, solo podía acabar recurriendo a otro grande del mal… aunque éste fuera
su más acérrimo enemigo, porque ambos compartían el mismo anhelo.
JiSung solo podía comportarse como
era ante TaeYeob. Caliente, sexual, desesperado por notar el cuerpo de otra
persona contra el suyo… y lo mismo le pasaba al otro. Por eso, a pesar de que
siempre habían sido enemigos jurados porque ambos competían por dominar el
mundo con sus propias fórmulas, solían encontrarse en las noches más
solitarias, lejos de las miradas indiscretas tanto de la gente que luchaba por
el bien como de sus seguidores, para unir sus cuerpos en el fuego del deseo,
convirtiéndose durante tan solo unas horas en uno solo y sintiendo el mayor
placer creado en el universo, el sexo.
—Joder, JiSung, como se te ocurra dejar una
marca te arranco la cabeza.
Fue lo que TaeYeob dijo, amenazándolo, justo
después de que JiSung hubiera hundido su cara en su cuello y hubiera comenzado
a besarlo con ganas, sabiendo a la perfección que en aquel lugar el genio del
mal que se encontraba en sus brazos se volvía completamente loco. No obstante,
el genio del mal, a veces tenía también muy mal genio y JiSung acabó
separándose de él para mirarlo a la cara, confuso e interrogante.
—Nunca has tenido problemas con los
chupetones —comentó.
—Bueno, pues ahora los tengo —le
replicó—, así que, como me dejes alguno, de esta habitación no sales vivo.
—Te quedarías sin nadie que te diera
buen sexo entonces —rio JiSung, sin darle tampoco demasiada importancia,
volviendo a besar su cuello, esta vez teniendo cuidado de no hacerlo demasiado
intenso para no dejar ninguna marca. No le convenía enfadarlo y quedarse con
una erección pulsante entre sus piernas.
—Me quedaría sin muchas más cosas si
lo hicieras —murmuró TaeYeob, su voz sonando triste, provocando que JiSung se
extrañase y dejara de besarlo de nuevo para observarlo—. ¿Qué miras, Park
JiSung?
—A ti —le respondió—, porque lo que
has dicho ha sonado raro.
—Olvida lo que he dicho y cómeme la
polla ya —replicó TaeYeob—. No tengo mucho tiempo.
JiSung puso los ojos en blanco y
después se dejó caer sobre sus rodillas, desabrochándole inmediatamente los
pantalones a TaeYeob. En su mente no paraba de repetirse lo que éste acababa de
decir, pero trató de mandar aquellos pensamientos al fondo de su mente para
poder hacer aquello y disfrutar de lo que pudiera aquella noche. El miembro de
TaeYeob estaba prácticamente duro cuando se lo sacó de sus pantalones, por lo
que, JiSung simplemente lo lamió directamente, provocando que TaeYeob tuviera
que plantar sus pies bien en el suelo y se agarrase a sus hombros para
sujetarse. JiSung no pudo evitar esbozar una sonrisa encantado con la reacción
de TaeYeob, siempre tan sensible, e inmediatamente después se lo metió entero
en la boca, escuchando un gemido grave salir de los labios del otro.
Simplemente siguió con aquello, jugando con su miembro, comiéndoselo entero una
y otra vez hasta que finalmente las uñas de TaeYeob se clavaron en sus hombros
y sintió el sabor de su semen en el fondo de su garganta. JiSung se sacó su
miembro de la boca, levantándose del suelo y luego sacando un pañuelo para
poder escupir, tirándolo a la papelera. Cuando se volvió hacia TaeYeob, éste se
había resbalado por la pared hasta acabar sentado en el suelo, jadeando,
todavía perdido en el placer del orgasmo.
—¿Ha estado bien? —le preguntó,
aunque sabía perfectamente que el otro no le respondería.
—Ha… estado… increíble… —respondió,
sorprendiéndolo—. Fóllame ahora…
JiSung volvió hasta él rápidamente,
sentándose en el suelo frente a él, mirándolo preocupado. No podía haber oído
lo que acababa de oír. Algo no era como siempre, algo había cambiado en
TaeYeob, algo le había pasado y tenía que averiguar qué era porque lo asustaba
su cambio de actitud.
—¿Qué es? —le preguntó.
—Joder, JiSung, he venido a ti
porque lo único que quería era olvidarme de todo y que me follaras —replicó el
otro, todavía jadeando—. No para que me hicieras un interrogatorio.
—No voy a follar contigo —contestó—.
No lo haré hasta que no dejes de ser un cobarde de mierda y me cuentes qué es
lo que pasa.
—Me sorprende que no lo sepas
—respondió TaeYeob—, con la de espías que tienes entre mis filas.
—Tú también tienes espías entre mis
seguidores —dijo JiSung en respuesta—. Incluso esos autodenominados héroes de
pacotilla tienen espías que tratan de sabotear nuestros planes.
—Cada vez tienen más fuerza, JiSung
—replicó y después se mordió el labio inferior, parando de hablar, pero
queriendo decir algo más, era obvio.
—Si te follo como nunca antes… ¿me
lo contarás? —le preguntó. No las tenía todas consigo, pero su mente no lo iba
a dejar tranquilo hasta que no supiera qué era lo que estaba pasando con
TaeYeob. JiSung se dijo que era porque necesitaba información, porque la
información era el poder… pero sabía perfectamente que había algo más allá—.
Siempre estoy dispuesto a acabar con alguna facción del bien que esté especialmente
tocapelotas.
TaeYeob lo miró a los ojos durante
unos momentos, como si se lo estuviera pensando y finalmente asintió. JiSung le
dedicó una sonrisa pícara y después se levantó del suelo, ayudándolo a
levantarse después, llevándolo hasta la cama, quitándole los pantalones y
dejando la parte inferior del cuerpo de su enemigo acérrimo desnuda. Él mismo
se desnudó también de cintura para abajo rápidamente, no había tiempo que
perder. TaeYeob quería que lo follara y él estaba completamente duro, así que,
simplemente se subió sobre la cama, toqueteó el ano de TaeYeob un poco con sus
dedos, internándolos en su cuerpo una y otra vez hasta que éste comenzó a mover
sus caderas, pidiendo más. JiSung no tardó en internarse en su cuerpo y darle
todo lo que éste le pedía, metiéndosela profundamente, tocando su próstata una
y otra vez, buscando darle el mayor placer, fuerte, duro, como a ambos les
gustaba, provocando que se sintieran en el paraíso con cada embestida… hasta
que ambos acabaron sucumbiendo al máximo placer. JiSung se dejó caer en la cama
junto a TaeYeob, los dos jadeando, respirando entrecortado, con el orgasmo
todavía recorriendo sus sistemas nerviosos y no pudo evitar observarlo
intensamente hasta llamar la atención del otro.
—¿Qué? —le preguntó TaeYeob.
—Ha sido un polvo increíble —le
respondió—. Me lo debes.
TaeYeob lo miró fijamente, como si
con su mirada tratara de hacerlo cambiar de opinión, pero JiSung se mantuvo
firme hasta que éste finalmente suspiró profundamente y comenzó a hablar,
contándole cómo la gente del bien, que siempre trataban de truncar sus planes
había descubierto uno de sus mayores secretos y no podía permitirse ningún
error. Le contó que aquella noche sería la última en la que podrían estar
juntos si no querían estar ambos en peligro y que los encontraran en esos
momentos vulnerables en los que solo existían para complacer al otro en sus
mayores deseos. JiSung atendió atentamente a todas sus explicaciones y, cuando
acabó, simplemente soltó algo sin pensar, algo que no sabía que hubiera pensado
o deseado en ningún momento, pero que, en cuanto lo dijo, sonó como la mejor
decisión de su vida.
—¿Y por qué no nos unimos para
combatirlos?
—¿Tú y yo? —preguntó TaeYeob,
sorprendido.
—Somos enemigos, pero tenemos un
enemigo en común —contestó, tratando de exponer aquello de la forma más
objetiva posible—. En cuanto lo derrotemos podemos volver a tirarnos los
trastos a la cabeza durante el día y a acostarnos por la noche.
TaeYeob volvió a mirarlo, incrédulo,
pero después de unos momentos, simplemente asintió a su propuesta, girándose
hacia él y escondiendo su rostro en su pecho, abrazándose a su cuerpo. JiSung
no pudo evitar esbozar una sonrisa triunfante en su rostro porque una nueva era
de maldad nunca conocida iba a asolar el mundo ahora que ambos estaban unidos
en su lucha contra el bien, además de estar unidos por sus anhelos de compañía
en el solitario camino de la oscuridad en el que solo se tenían el uno al otro.
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