Título: Mischievous ghost
Autora:
Riz Aino
Pareja:
YooNine (YooJung + Nine) (OnlyOneOf)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, fantasy, high school, “romance”, drama, humor
Número de palabras:
1.323 palabras
Resumen:
en la familia de TaeYeob tenían el don de ver fantasmas y éste había heredado
ese don.
Notas: la historia
se corresponde con el “day 25: ghost” del OOOctober.
Advertencias:
Nine es un fantasma, por lo que, está muerto en esta historia.
Comentario de autora:
hace muchísimos años que no escribo nada sobre fantasmas y quería volver a
hacerlo porque es algo que he explorado muy poco. Espero que os guste.
Mischievous
ghost
—¡AHHHH! ¡JODER, JUNG WOOKJIN!
—chilló TaeYeob, sobresaltado porque había aparecido ante él repentinamente—.
Cualquier día me vas a matar de un susto.
—Míralo por el lado bueno —comentó
WookJin con una amplia sonrisa—. Estarías junto a mí por el resto de la
eternidad.
—Eso sería mi peor pesadilla
—replicó, poniendo los ojos en blanco, lo que provocó una carcajada en el otro.
TaeYeob se dio la vuelta y se tiró
en su cama en plancha. Acababa de llegar del instituto, cansado de un día
horroroso de clases, exámenes y muchos problemas y lo último que necesitaba era
que WookJin le diera la lata. Ya se había acostumbrado a tener al fantasma
pululando por su lado, pero nunca terminaría de acostumbrarse a su personalidad
traviesa, siempre intentando asustarlo, pillándolo desprevenido, siempre
intentando meterlo en problemas porque él era el único que lo podía ver y
escuchar, siempre apareciendo en los momentos menos oportunos, como aquel día
que se metió con él en la ducha. Porque TaeYeob, como prácticamente todos en su
familia, tenía el don de ver fantasmas, los espíritus de las personas que
morían y que se quedaban en este mundo porque tenían asuntos pendientes. Él
siempre había estado encantado de usar su don para ayudar a aquellos que lo
necesitaban y se presentaban ante él, pero nunca antes se había encontrado con
un fantasma como el de WookJin. Había encontrado fantasmas que no querían
abandonar aquel mundo, aquellos que se habían vuelto maliciosos con el paso del
tiempo y que hacían daño a las personas, de la misma forma que había encontrado
fantasmas bondadosos que, en el momento en el que todos sus asuntos pendientes
eran solucionados, se iban sin molestar demasiado. Había encontrado algún que
otro fantasma al que le encantaba hacer bromas también, pero habían sido un
grano en el culo solo durante unos días como mucho, WookJin no se despegaba de
él desde que había muerto, dos meses atrás, y a veces le hacía la vida
demasiado imposible.
—¿Me vas a decir cuál es tu asunto
pendiente algún día, WookJin? —le preguntó, cerrando los ojos y suspirando
profundamente.
—Depende —respondió WookJin. TaeYeob
sintió un poco de frío en su mano izquierda y supo sin tener que abrir los ojos
que el chico había comenzado a acariciarle la mano.
—Si no me lo dices pronto, no voy a
poder ayudarte y estoy seguro de que no querrás quedarte aquí para siempre —le
dijo—. Sabes lo que pasa cuando estás aquí durante mucho tiempo.
—Lo sé —contestó el fantasma, pero
no dijo nada más.
TaeYeob volvió a suspiró profundamente de
nuevo. Ya habían pasado dos meses de la muerte de WookJin, pero TaeYeob lo
recordaba como si no hubieran pasado más que unos minutos, el recuerdo todavía
muy vívido en su mente. Antes de su muerte, ellos dos apenas habían coincido a
pesar de estar en el mismo instituto, TaeYeob era mayor y solo se habían visto
por los pasillos o cuando en el club estudiantil habían necesitado hablar con
algunas clases para poder organizar algo y TaeYeob había tenido que hablar con
el chico porque era el delegado de su curso. Ni siquiera recordaba su nombre
correctamente en ese entonces porque siempre lo llamaba WooJin en lugar de WookJin.
Pero, a pesar de que nunca habían sido amigos, ni siquiera conocidos, TaeYeob
fue quien presenció su muerte y quién estuvo junto a él en sus últimos momentos
tras el atropello. El chico imaginaba que el fantasma de WookJin no solo se
había quedado junto a él por su habilidad para verlo, sino porque se había
apegado a él cuando murió y realmente no sabía cómo podía ayudarlo para que
encontrase la paz y pudiera ir hasta el mundo de los muertos porque el chico no
le decía qué era lo que lo seguía teniendo atado allí aparte de su apego por
él.
—TaeYeob hyung… —murmuró WookJin,
haciendo que el chico abriera sus ojos para mirarlo—. Si te contara qué es lo
que tengo pendiente… ¿me ayudarías? —le preguntó—, aunque no quiero irme de
aquí…
—Nadie quiere irse de aquí, es normal
—respondió TaeYeob—. Dime qué es lo que te ronda la cabeza y prometo que haré
todo lo posible por ayudarte con ello.
WookJin asintió y TaeYeob aprovechó para
sentarse sobre la cama. Aquello podía ser un buen paso. Si WookJin le contaba
lo que lo mantenía atado allí, TaeYeob probablemente podría ayudarlo y así el
chico finalmente podría descansar en paz y él también de sus constantes ataques
personales.
—No te rías, por favor —le dijo el fantasma—.
Solo si me prometes que no te vas a reír, te lo contaré.
—No me reiré, te lo prometo —respondió TaeYeob.
—Yo… —comenzó, titubeando—. Nunca… he besado a
nadie… en mi toda mi vida… —admitió, agachando su cabeza, avergonzado. Si
hubiera estado vivo, TaeYeob habría apostado porque se le habría puesto toda la
cara roja de la vergüenza—. No te vayas a reír, hyung, no te rías
—añadió, rápidamente, casi con pánico.
—No me voy a reír —contestó TaeYeob
y era la verdad. Nunca se había reído de aquello que los fantasmas que ayudaba
tenían pendiente y nunca lo haría, por muy ridículo que fuera, aquello, de
todas formas, no fuera ridículo—. Tienes diecisiete años, WookJin, es lo más
normal.
—¿Me ayudarías entonces? —le
preguntó.
—A ver, no sé cómo podría ayudarte,
pero lo puedo intentar —respondió. Nunca se había visto en una tesitura como
aquella, pero estaba seguro de que, si lo hablaba con su madre, igual ella le
daba alguna idea sobre cómo podía solucionarlo—. Imagino que deberíamos
encontrar a una persona que te guste para intentarlo, no sé si funcionaría o no
porque, aunque yo siento cuando los fantasmas me toquen, el resto de personas
creo que no lo hacen y podría ser complicado… —TaeYeob se quedó callado porque
se había dado cuenta de que WookJin lo miraba fijamente, acercándose cada vez
más a él—. ¿WookJin? —lo llamó, pero no tuvo respuesta alguna.
WookJin terminó de acercarse a él y
posó sus labios sobre los suyos, provocando que un frío espectral se
introdujera en el cuerpo de TaeYeob y el chico no pudiera reprimir un
escalofrío intenso por el contacto. El “beso” no duró más que unos segundos y
cuando WookJin se separó de él, a TaeYeob le recorrió la espalda otro
escalofrío. Nunca había sido besado por un fantasma, pero la experiencia
tampoco había sido muy encantadora… al menos, esperaba que aquello le sirviera
a WookJin para que su asunto pendiente se resolviera.
—Vale… eso no me lo esperaba… —no
pudo evitar comentar y WookJin rio, pareciendo encantado con su reacción.
—Gracias por el beso, hyung
—le respondió—. Ahora me pensaré mi próximo asunto pendiente para que me ayudes
con ello.
Y tras decir aquello, WookJin
desapareció, dejando a TaeYeob con la palabra en la boca porque lo único que
quería en aquel momento era asesinarlo muy lentamente. Ojalá hubiera alguna
forma de poder revivirlo para volver a matar a aquel maldito niñato de nuevo.
TaeYeob se volvió a echar sobre su cama, frustrado y enfadado porque además de
reírse de él, WookJin le acababa de robar su primer beso. Si tan solo tuviera la
oportunidad, lo volvería a matar, sin dudarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario