Título: Water dragon
Autora:
Riz Aino
Pareja:
YongSung (Love + Mill) (OnlyOneOf)
Clasificación:
R
Géneros:
AU, fantasy, historical, drama
Número de palabras:
1.472 palabras
Resumen:
en su forma humana, YongSoo no tiene la capacidad de enfrentarse a la maldad de
los hombres, pero en aquel mundo también existen personas bondadosas capaces de
arriesgarlo todo por hacer lo correcto.
Advertencias:
intento de violación, si sois sensibles a este tipo de contenido, os ruego que
no sigáis leyendo.
Notas: la historia
se corresponde con el “day 11: dragon” del OOOctober.
Comentario de autora:
llevaba demasiado tiempo con esta idea en la recámara y cuando finalmente pude
ponerme a escribirla, salió rápidamente y sin apenas problemas. Espero que os
guste.
Water
dragon
Eran pocas las ocasiones en las que YongSoo
abandonaba su forma real y se convertía en humano para poder caminar entre
ellos. Como divinidad protectora de las aguas de aquel reino, no podía
descuidar su labor, ya que esto ocasionaría graves problemas a los seres que
habitaban aquellas tierras. No obstante, había unos pocos días al año en los
que YongSoo dejaba atrás su forma original como dragón para convertirse en un
joven muchacho de ojos grandes que lo miraban todo con la curiosidad de un
niño. El mundo de los humanos avanzaba rápido y cada vez que se internaba en
él, descubría cosas nuevas que lo intrigaban y emocionaban a partes iguales. Le
gustaba adentrarse en el mundo de los humanos por ello, a pesar de que, cuando
lo hacía, sus poderes como dragón quedaban completamente inutilizables. Aquel
era el pequeño precio que tenía que pagar por poder caminar entre los humanos
unas horas y a YongSoo no le importaba pagarlo.
Ese día que YongSoo había descendido
al mundo de los humanos, se celebraba un festival en la ciudad costera en la
que se había aparecido. El lugar vibraba lleno de color, puestos en las calles
con comida que olía muy bien o diversos artículos, gente por todas partes,
haciendo las delicias de YongSoo, que adoraba estar rodeado de personas. Le
encantaba dejarse llevar por la multitud, perderse por las calles, descubrir
lugares que no habría visto nunca de no ser de esa forma y le gustaba sentirse
igual de vivo que las personas que lo rodeaban, sintiendo sus corazones, su
bondad llenarlo por completo. No obstante, de la misma forma que había bondad
en sus corazones, también había maldad, una maldad tan viciosa que YongSoo
sentía ganas de llorar por aquello en lo que esos humanos se habían convertido.
YongSoo nunca se había cruzado con muchos corazones malvados, normalmente eran
pequeños destellos dentro de la bondad que lo rodeaba… pero, en aquella
ocasión, fue completamente diferente.
En algún momento de su paseo por el
mundo de los humanos, acabó llegando a una zona en la que había muchas menos
personas, encontrándose de frente con varios de aquellos humanos con el corazón
corrompido. YongSoo sintió la maldad antes de ver a los hombres ante él, pero
para cuando trató de escapar, ya era demasiado tarde. Varios se cernieron sobre
él y lo atacaron, dándole varios golpes que lo dejaron sin fuerzas al instante,
sin poder defenderse. Su forma humana era la de un chico joven, delgadito y no
muy alto, no tenía la fuerza suficiente como para hacer nada y, hasta que no
pasase aquel día, no podría volver a su forma original, por lo que YongSoo
acabó siendo rodeado y golpeado, arrastrado hasta una zona todavía menos
transitada, donde nadie pudiera encontrarlos. Quiso gritar y pedir ayuda, pero
su boca fue tapada con un jirón de tela que le hicieron al rasgarle su hanbok
al desgarrarle sus vestiduras. YongSoo forcejeó para tratar de quitárselos de
encima, pero eran demasiados y tenían mucha más fuerza que él, así que, no pudo
evitar que lo acabaran desnudando entre risas cuando acabó en el suelo, la
maldad de sus corazones siendo tan dolorosa para YongSoo que las lágrimas
comenzaron a derramarse por sus mejillas sin que pudiera evitarlo.
Cuando creyó que aquellos humanos
iban a acabar mancillando su cuerpo, que ya no habría vuelta atrás,
repentinamente oyó cómo había un tumulto cerca de allí que captó la atención de
sus agresores, que se detuvieron inmediatamente. YongSoo no pudo ver de qué se
trataba, no supo qué era lo que estaba sucediendo, pero lo que sí que pudo
sentir fue cómo una persona con un corazón rebosante de bondad había acudido
hasta él. Aquellos que lo retenían poco a poco fueron abandonando su lado para
luchar contra aquella persona y uno a uno fueron derrotados, golpes fuertes y
certeros que los dejaban tirados en la estrecha calle entre la muralla donde lo
habían llevado. Una vez todos habían acabado retorciéndose de dolor y sin poder
moverse para volver levantarse y pelear, el humano que había ido hasta allí
para ayudarlo se acercó a YongSoo, le tendió su jeogori para que pudiera
cubrirse y lo ayudó a levantarse del suelo. Todavía sintiendo cómo todo su
cuerpo temblaba por la maldad de los corazones de aquellos que lo habían
asaltado, YongSoo se dejó llevar por quien había acudido a ayudarlo,
aferrándose a él al caminar y tratando de llenarse de aquel sentimiento cálido
y bondadoso que éste le transmitía para olvidar lo que acababa de suceder.
—¿Estás bien? —le preguntó el
humano, una vez se habían alejado lo suficiente, deteniéndose, inclinándose
para ponerse a su altura y observarlo detenidamente. YongSoo asintió, aparte de
sentir su cuerpo humano magullado y aquel malestar en su corazón, no se sentía
mal—. Siento no haber llegado antes de que te pegaran —murmuró, con la voz
rota, alzando su mano derecha para rozar con cuidado su pómulo izquierdo, donde
debía de tener un moretón enorme porque con el contacto, su cuerpo reaccionó,
dando un pequeño salto—. Lo siento… tengo ungüento en casa para las heridas, te
curaré, ven —le tendió la mano para que YongSoo la tomara, pero titubeó un poco
antes de hacerlo y el joven humano esbozó una sonrisa triste—. Imagino que
tampoco te fiarás de mí después de lo que esos indeseables te han hecho, pero
te prometo de corazón que jamás te haría daño —le dijo, sus palabras sonando
como una especie de promesa. YongSoo lo observó fijamente durante unos segundos
y después asintió a aquello.
—Lo sé —le dijo, tomando su mano.
El humano le dedicó una pequeña
sonrisa y después comenzó a andar de nuevo, guiándolo por aquella ciudad
costera hasta la que debía de ser su casa, una entre tantas de las que había en
el lugar. Lo hizo pasar al interior y después le pidió que lo esperara sentado
mientras buscaba y seleccionaba de entre todos sus ungüentos los que servirían
mejor para sus heridas y su piel. Su cuerpo humano se curaría rápido, YongSoo
era un dragón, de hecho, probablemente muchas de sus heridas ya hubieran
comenzado a cerrarse, además, a aquellas horas al día siguiente, aquel cuerpo
ya haría tiempo que habría desaparecido, dejando paso en su lugar a la verdadera
forma de YongSoo, un dragón de escamas plateadas que vivía en las aguas del
inmenso mar del este. No obstante, no dijo nada sobre aquello, primero porque
no podía desvelar su identidad de aquella forma y, segundo, porque aquel humano
que lo había salvado estaba teniendo además la bondad de querer tratar sus
heridas.
—Te va a doler un poco cuando te
aplique el ungüento —comentó el humano cuando apareció ante él, sentándose
frente a YongSoo, dedicándole una sonrisa—, pero que duela un poco significa
que comienza a hacer su trabajo rápido.
YongSoo asintió y dejó que el humano
comenzara a curar todas sus heridas, desinfectándolas primero con un poco de
agua y un paño limpio y después aplicándole diferentes ungüentos sobre las
heridas y los moratones hasta que este acabó.
—Muchas gracias —le dijo—. Te debo
mi vida… ¿cuál es tu nombre? —le preguntó—, para así poder saldar la deuda que
he contraído asegurándome de que nunca se cruce en tu camino ninguna dificultad
—el humano lo observó fijamente durante unos segundos, como si no se creyera lo
que acababa de escuchar, pero al final simplemente le dijo su nombre.
—JiSung… Park JiSung…
Y YongSoo tomó nota mentalmente de
aquel nombre. Nunca le faltaría la buena fortuna a aquel humano de buen corazón
que había acudido en su ayuda porque debía de saldar aquella deuda que había
contraído con él, era su deber como dragón.
Notas
finales:
—Supongo
que os habréis dado cuenta… pero, por si acaso, Mill es un dragón como los que
se representan en varias culturas asiáticas, el dragón sin alas y cuerpo de
serpiente, que nada tiene que ver con el dragón típico occidental.
—El
jeogori es una de las partes de las que se compone un hanbok
tradicional masculino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario