Título: Demonic music
Autora: Riz Aino
Pareja: YongWook (Mill + Nine) (OnlyOneOf)
Clasificación: NC–17
Géneros: AU, fantasy, smut, pwp
Número
de palabras:
1.417 palabras
Resumen: cada demonio tiene un método diferente
para atraer a los humanos hasta el infierno… WookJin tiene su flauta y su
música.
Advertencias: relaciones sexuales bajo el influjo de
la hipnosis.
Notas: la historia se corresponde con el “day
19: music” del OOOctober.
Comentario
de autora:
no estaba reviendo cosas de MDZS cuando decidí que Nine debía de ser un demonio
y tocar una flauta para controlar a los humanos y así poder acostarse con
ellos, para nada. Espero que os guste.
Demonic
music
Cada demonio tenía un método
diferente para atraer a los humanos hasta el infierno, aquel era su cometido,
atraerlos hasta allí para que pecaran, para que cayeran en las diferentes
tentaciones que les pusieran por delante para al final pertenecer en cuerpo y
alma al infierno. Ninguno de los métodos era siquiera similar y había tantos
como demonios en el infierno había… muchísimos y WookJin tenía su flauta y su
música. Una flauta llena de energía demoniaca con la que tocaba una música
salida desde lo más profundo del infierno que provocaba que los humanos que
elegía fueran hipnotizados por ella y así podía hacer su voluntad con ellos,
corrompiéndolos, haciendo que pecaran de la manera más absoluta, para que tanto
sus almas como sus cuerpos acabasen perteneciendo al infierno. Aquella flauta
jamás le había fallado a WookJin y jamás le fallaría porque había sido creada
para aquel cometido, aquella flauta con la que había encandilado a demasiados
humanos como para contarlos a lo largo de los siglos y que esa misma noche
volvería a utilizar hasta que la nueva presa que había elegido cayera en sus
redes.
~
YongSoo se sentía completamente
intoxicado. Había bebido más de lo que debería haberlo hecho y apenas se tenía
en pie. Nunca se le había dado bien aquello de beber, pero sus amigos siempre
bebían como cosacos y él acababa bebiendo hasta que ya no podía con su cuerpo
ni con su alma… como aquella noche. Sus amigos lo habían metido en un taxi y le
habían dado al taxista su dirección y dinero suficiente para que lo llevara a
casa, YongSoo se acordaba de aquello perfectamente, pero no sabía si se había
quedado dormido en el taxi o lo había hecho al salir de éste, agarrado a la
farola, porque no recordaba absolutamente nada más y en aquellos momentos se
encontraba frente a su edificio, apoyándose en la farola que había en la
puerta, queriendo avanzar para poder llegar hasta su casa pero sin saber cómo
volver a andar correctamente sin que el mundo se le viniera encima y se cayera
redondo al suelo, mareado. Le dolía la cabeza horrores y sentía cómo si alguien
se la estuviera martilleando con un objeto bastante contundente… probablemente
al día siguiente no se podría ni levantar de la cama, algo que le vendría bien
porque necesitaba descansar mucho, la universidad le tenía el estrés en niveles
demasiados altos, lo que no le hacía demasiada ilusión era la enorme resaca que
le esperaba.
YongSoo parpadeó varias veces,
tratando de que su vista se le enfocara para comenzar a moverse hacia el
edificio, al menos tenía ascensor y se ahorraría tener que subir las escaleras
hasta el piso de su familia, lo cual era un alivio. No obstante, cuando dio el
primer paso, alejándose de la farola que lo sostenía, se quedó completamente
paralizado. De la nada, había comenzado a sonar una flauta. YongSoo no sabía si
la flauta solo sonaba en su cabeza o sonaba de verdad, pero la melodía que escuchaba
era algo que nunca en su vida había escuchado antes. Era dulce, era suave, pero
a la vez tenía toques de sensualidad y de promesas hechas a la luz de la luna y
YongSoo se sintió completamente atrapado por aquella melodía. Antes de darse
cuenta de lo que hacía, comenzó a caminar de nuevo, sin ninguna dificultad,
como si la borrachera se le hubiera pasado de repente, guiándose por el sonido
de aquella flauta, alejándose del bloque de pisos en el que se encontraba el
pequeño piso familiar, adentrándose en un pequeño parque cercano, andando casi
sin darse cuenta de lo que hacía hasta que se encontró frente a un chico, un
chico que debía de tener más o menos su edad, con el cabello moreno tan oscuro
como la noche y rasgos afilados, peligrosos y sensuales, sus ojos como dos
pozos negros, tan profundos que si YongSoo se caía en ellos sabía perfectamente
que no podría salir. El chico era quien había estado haciendo tocar aquella
melodía porque tenía una flauta negra y roja en sus labios que retiró de ellos
en cuanto vio a YongSoo ante él.
—Te estaba esperando —le dijo,
sensualmente, provocando que un escalofrío recorriera la columna vertebral de
YongSoo, un escalofrío que el chico no supo si fue de placer o de terror, pero
algo dentro de él decidió que no le importaba lo más mínimo—. Esta noche lo
vamos a pasar muy bien tú y yo.
~
WookJin estaba completamente
encantado con su presa de aquella noche. Lo había estado observando unos días y
lo había encontrado sumamente interesante. Un pobre humano demasiado estresado
que necesitaba inhibirse y tener un buen rato de diversión, un chico joven que
apenas había tenido tiempo de relacionarse con mucha gente y que nunca había
estado en la cama con nadie, haciéndolo completamente perfecto para corromperlo
de los pies a la cabeza, manchándolo completamente para que acabara
perteneciéndole. Había pasado demasiado tiempo desde que había encontrado a un
humano tan puro con el que poder jugar de aquella forma y WookJin estaba
completamente excitado ante la imagen que tenía ante él: el muchacho, con su
mente totalmente intoxicada por la melodía que había tocado con su flauta para
atraerlo hasta él, desnudo sobre su cama, con sus piernas abiertas, su miembro
completamente duro y suplicándole que se internara en él. Aquello era el
verdadero paraíso y no lo que vendían desde el cielo.
Sin perder el tiempo ni un solo
segundo más, WookJin se volvió a inclinar sobre él, metiéndose entre sus
piernas, guiando su miembro hasta su ano e internándose en su cuerpo de una
vez, rápido, certero, rozando el lugar que hizo que aquel joven humano gimiera
muchísimo más alto de lo que lo había hecho en toda la noche, las paredes de su
recto apretando deliciosamente a WookJin. Era una sensación increíble, el sexo
con humanos, pero, sobre todo, con aquellos que eran tan puros e inocentes como
aquel que había conseguido esa noche, por lo que, el demonio no pudo parar de
moverse, una y otra vez, dentro y fuera de su cuerpo, completamente
enloquecido, queriendo llevarlos a ambos hasta el abismo para acabar con su
cometido y, además, para disfrutar de aquello como llevaba bastante tiempo sin
poder disfrutar. Rápido, más rápido, más fuerte, más intenso, hasta que
finalmente todo acabó y ambos estallaron en el placer más exquisito de todos,
el orgasmo.
~
YongSoo se despertó con una resaca
increíble, tan increíble que la cabeza le dolía como nunca antes le había
dolido y sentía nauseas cada vez que se movía mínimamente, así que, simplemente
se había quedado tumbado en su cama, con las sábanas echadas por la cabeza para
que ni un solo rayo de luz se colara y le hiciera daño en los ojos. No
recordaba mucho de la noche anterior, prácticamente nada después de haberse
quedado abrazado a la farola que había frente al edificio, pero suponía que de
alguna forma había acabado subiendo a casa y metiéndose en la cama sin
despertar a su familia en el proceso. Su cabeza le dolía horrores, pero, al
contrario, su cuerpo se sentía bastante ligero, a pesar de que sentía una leve
molestia en su trasero, como si se hubiera caído, lo que no le extrañaría
tampoco porque había estado demasiado borracho como para tenerse en pie y como
para recordar si algo así le había pasado.
YongSoo nunca recordaría la noche
que había pasado en el infierno, en la cama de un demonio, acostándose con él
durante horas hasta que su cuerpo había quedado completamente mancillado y
perteneciéndole a dicho demonio, un demonio que no dudaría en ir a reclamarlo
muchas más veces para disfrutar de él antes de que llegara su hora de
adentrarse finalmente en el infierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario