Título: Storm God
Autora:
Riz Aino
Pareja:
KyuMill (KB + Mill) (OnlyOneOf)
Clasificación:
R
Géneros:
AU, fantasy, romance, light smut
Número de palabras:
1.220 palabras
Resumen:
el ser humano siempre ha temido las tormentas… pero YongSoo ha dejado de
temerlas porque cuando los rayos cruzan el cielo, el chico sabe que su amado
está en camino.
Advertencias:
mención a relaciones sexuales, nada demasiado explícito.
Notas: la historia
se corresponde con el “day 17: storm” del OOOctober.
Comentario de autora:
tenía muchas ganas de escribir sobre dioses, mitología y cosas similares y lo
único que pude asociar a la tormenta fue a Zeus picha brava acostándose con todo
el mundo y decidí reinventarme escribiendo esto. Espero que os guste.
Storm
God
Su abuela siempre le había dicho que
no saliera a la calle cuando había tormenta porque la tormenta era peligrosa.
Los rayos podían caer en cualquier parte y en el pueblo, cuando ella era joven,
le había caído uno encima a uno de sus vecinos y lo había chamuscado en el
acto. Desde entonces, la pobre mujer le había tenido pánico a la tormenta y
había transmitido aquella historia a toda su familia y, con ella, el respeto por
la tormenta. YongSoo había pasado mucho tiempo temiendo la tormenta, pero
cuando tenía que salir sí o sí, al colegio, a la facultad, a sus trabajos de
medio tiempo, no había tenido más remedio que ir perdiéndole el miedo a aquel
fenómeno meteorológico, porque no era más que eso, un fenómeno natural que de
vez en cuando azotaba la ciudad y amenazaba los corazones de aquellos que le
temían… o eso era lo que YongSoo siempre había estudiado, porque la teoría de
su abuela de que aquel vecino que había sido chamuscado por un rayo por haber
enfadado a los dioses con sus conductas reprobables era algo que YongSoo nunca
había creído.
No obstante, su abuela siempre había
tenido razón… y YongSoo lo descubrió una noche, saliendo de uno de sus trabajos
a medio tiempo de camarero en una cafetería en el polígono. Esa noche llovía a
mares, los buses pasaban en un intervalo demasiado grande de tiempo y él se
encontraba bajo la marquesina, resguardándose del temporal, esperando que el
primer autobús que debía coger para poder llegar a casa apareciera. La fuerte
lluvia fue acompañada pronto de la tormenta, rayos cayendo cerca, su luz
iluminando la noche, el estruendo que provocaban cortando su silencio. YongSoo
había aprendido a convivir con la tormenta, aun así, se replegó contra la
marquesina para resguardarse aún más de ella. Y todo podría haber quedado allí,
todo podría haber sido simplemente una anécdota que contar a sus amigos porque
se había pasado bastante rato esperando al bus, solo en el desolado polígono y
bajo un tormentón increíble… pero aquello no quedó allí porque, entre la
lluvia, entre los rayos de la tormenta, apareció repentinamente tras la caída
de un rayo en la carretera, caminando hacia él, impasible, un tío
increíblemente guapo, con un cuerpo de escándalo y un aura regia que dejó a
YongSoo sin respiración desde el primer instante, primero, por el susto del
rayo cayendo a tan solo unos cuantos metros de distancia, segundo, por la
belleza tan exquisita y sensual que desprendía aquel tío… y tercero, por lo que
aquel tío le dijo cuando llegó a su lado.
—Joven mortal, te he elegido como mi
compañero.
De aquello habían pasado ya tres
años. Tres años en los que demasiadas cosas habían cambiado en la vida de
YongSoo, una de ellas, quizás la más importante, su percepción sobre el mundo
en el que vivía, que siempre había creído que se regía por las leyes naturales
que había estudiado en la escuela, pero que realmente se regía por unos dioses
que actuaban por capricho y que se inmiscuían en el mundo humano de la forma
que querían, cambiándolo todo a placer. También había cambiado su percepción
sobre la tormenta, porque cuando YongSoo veía los relámpagos caer y escuchaba
el estruendo de la tormenta, lo único que sentía era excitación y alegría
porque su amado bajaba a la tierra, junto a él. Porque aquel tío que había
aparecido con la tormenta tres años atrás ante YongSoo y le había dicho que lo
había elegido como a su compañero, no era otro más que el dios del trueno,
KyuBin. KyuBin, que había aparecido ante él de aquella forma tan extravagante y
que no había tenido que hacer mucho esfuerzo para conquistarlo porque YongSoo
se habría tirado a sus brazos fuera un dios o no. KyuBin era guapo, con un
cuerpo increíble —a pesar de que ese era solo el aspecto que había elegido para
presentarse ante él— su personalidad era encantadora y se había comportado
genial con él en todo momento, por lo que, YongSoo no había podido evitarlo. No
obstante, quizás una de las cosas que más había inclinado la balanza para que
el chico acabara dejándose engatusar totalmente por aquel dios, había sido lo
bueno que éste era en la cama. Había tenido millones de años para practicar
aquel antiguo arte, así que, era normal que no pudiera compararse con los pocos
tíos con los que YongSoo se había acostado en su vida, pero el placer que le
proporcionaba cuando estaban juntos era completamente increíble, tanto, que el
chico se deshacía de placer en sus brazos con cada roce, con cada caricia, con
cada beso y no tardaba en alcanzar el clímax cuando él lo tocaba… como en
aquellos momentos.
YongSoo respiraba entrecortadamente
después de haber tenido uno de los orgasmos más increíbles de su vida, tumbado
sobre la cama, de espaldas, completamente agotado a pesar de que prácticamente
no había hecho nada en aquella ocasión. Su mirada estaba perdida en el techo de
su habitación mientras la tormenta resonaba fuera, en la noche, y el dios que
la provocaba estaba con él, en su cama, tumbado a su lado. YongSoo sentía su
mirada fija en él, así que, cuando dejó de sentir el orgasmo en todas las
terminaciones nerviosas de su cuerpo, acabó tumbándose de lado, girándose hacia
KyuBin y mirándolo también, preguntándole algo que no se había atrevido a
preguntarle nunca antes, pero que siempre tenía en la punta de la lengua, sobre
todo, en ocasiones como aquella, cuando el dios lo observaba de aquella manera,
como si YongSoo fuera el ser más hermoso de todo el universo.
—¿Por qué me elegiste a mí? —la
pregunta pareció sorprender a KyuBin, pero ya que se había animado a hacerlo,
YongSoo continuó—. Quiero decir… hay millones de personas solo en Seúl… miles
de millones en todo el mundo… ¿por qué yo cuando podías haber elegido a
cualquier otro? Seguro que hay tíos muchísimo más guapos que yo.
KyuBin rio ante aquello, gravemente,
sensual, y luego se acercó a su cuerpo, abrazándolo fuertemente, apretándolo
contra su pecho antes de contestarle:
—Porque tú eres único y solo te
buscaba a ti.
YongSoo no pudo evitar sonreír
porque había sentido la sinceridad en su respuesta, aunque no entendiera por
qué para el dios fuera alguien único cuando él era simplemente un chico normal
y corriente. En alguna otra ocasión, volvería a preguntarle sobre aquello, pero
aquella noche solo se quedaría allí, entre sus brazos, escuchando la tormenta
caer sobre la ciudad sin sentir ningún miedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario